Con esto de mi viaje he estado out of office dos semanas y a mi vuelta
me encuentro que se nos ha caído encima el otoño, con su pincel difuminante matizando
los colores a tonalidades del gris, subrayado por el cambio de horario y las
noches que empiezan a las seis de la tarde. Me apunta África, mi agregada
cultural, que Napoleón III cambió el nombre de noviembre para llamarlo Brumario,
todo un acierto onomástico.
Tampoco cesa el otoño ético de
nuestro pobre país, endeudado hasta las cejas, atacado por los prestamistas que
quieren recuperar su dinero y reducido a un erial ideológico, entre un gobierno
que continúa implacable con su política de recortes sobre lo ya recortado y una
oposición dando vueltas como una gallina ciega en busca de su identidad
perdida. No parece que hayamos tocado fondo y, desde luego, estamos demostrando
ser un país de gente muy bien educada. A estas alturas de la película, los
griegos ya andaban a palos por las calles. Aquí las manifestaciones están
siendo un ejemplo de dignidad cívica.
Me cuenta Sagrario Pérez, mi asesora
para asuntos económicos, que durante mi ausencia se han producido algunas
noticias alentadoras. Ford ha anunciado que va a cerrar la planta de Genk en
Bélgica para trasladar toda su producción a Valencia. Y también hay no se qué línea de producción que Peugeot-Citroen
se trae de Argentina para que a partir de ahora se haga en la planta de Vigo. Y
digo yo: ¿será esa la estrategia del Gobierno? ¿Rebajar los costes sociales de
nuestro país hasta niveles mínimos para que las grandes multinacionales nos
elijan por delante de otros países con mayores derechos laborales?
Quizá sea ese el plan oculto de
Rajoy. No sé. Como no dice nada… Si los chinos, con su política laboral a base
de cero derechos, se están llevando el pastel, a lo mejor nuestra única oportunidad
pasa por convertirnos en chinos. Quizá pronto seamos los
chinos de Europa. Algo así venía a
anunciar este video satírico que circuló por nuestros correos hace unos meses y
que les traigo aquí, porque es urgente mantener el sentido del humor y no
venirse abajo.
Ya han visto que he aprendido a
subir vídeos yo solito, como el de Los Ramones sobre Nueva York que les adjunté
al final de la entrada 16. Hablando de mi querida New York, una semana después
del huracán, continúan sin luz desde la calle 34 hasta el sur. Mi amigo Peter
Macky que vive en la 28 se debe estar congelando. Y nosotros aquí quejándonos
de que nos quitan los moscosos. La ciudad se ha levantado de catástrofes más
traumáticas, como la del 11-S y saldrá de esta. Cuando pintan bastos no queda
otra que atarse los machos, como decimos aquí. En inglés hay una expresión para
esto: to keep stiff upper lip,
literalmente seguir con el labio superior rígido.
Es una expresión que tiene varios
sentidos: poner al mal tiempo buena cara, no inmutarse, poner cara de póker, encajar
una desgracia sin pestañear, disimular los sentimientos, o incluso ser el más
duro de la película. Humphey Bogart era un auténtico stiff upper lip, por ejemplo. El grupo AC/DC tiene una canción que empieza
jugando con esos significados (nos quedamos atrapados en un atasco pero no nos desanimamos,
somos los más duros del barrio, etc…), aunque termina con un doble sentido que
no les voy a desvelar, porque en este Blog entran niños y ya saben. Les dejo el
vídeo para que lo adivinen por sí mismos.
Lo que pasa es que si nos vamos a
la traducción literal de la expresión (labio superior rígido), pues en nuestro
país tenemos al campeón mundial, el labio superior más rígido del planeta. ¡Ah!
¿Qué no lo adivinan? Pues aquí se lo adjunto.
El caso del increíble bigote menguante del señor Aznar es un fenómeno natural único. No habíamos visto nada igual desde que Michael Jackson se empeñó en perder el color negro y consiguió tener la tez de un irlandés albino. Yo tengo una teoría sobre el bigote de Aznar. Pienso que se le empezó a poner así cuando era presidente, pero nos lo ocultó a base de pintárselo con loción Grecian, porque debía mantener la imagen de los carteles, con el mostacho negro zaino. Quizá por eso llevaba siempre paraguas, para que no le pasara como a Dirk Bogarde al final de Muerte en Venecia. Los políticos son muy tramposos, ya recuerdan que Pilar Miró le pintaba de blanco las patillas a Felipe González para que diera menos miedo.
Lo malo del bigote de Aznar es
que debe de ser contagioso, porque a Gallardón le está pasando lo mismo en las
cejas. Vean si tengo razón o no.
Mañana más.
Creo que al Señor Aznar se le aplicó una dosis de fhotoshop, ya que lo más característico de él no es el labio, es la nariz. Una nariz como la de Pinocho, grande, sobresaliente, fea, y conseguida por méritos propios.
ResponderEliminar¡¡Qué familia!!.
Gracias por tu comentario. No me había fijado en lo fea que tiene la nariz este señor. Es que los ojos se me van al bigote, no lo puedo evitar. Creo que, si un día me encontrara con él, alargaría un dedito, como hacen los niños, para tocárselo, a ver si averiguo qué le pasa. De la familia no puedo hablar, como imaginas. Si pudiera firmar como "Anónimo", tal vez...
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