domingo, 18 de noviembre de 2012

39. Gangnam Style y el loro de Boiro

Si una cosa he comprobado en mi reciente viaje es que no tenemos nada que envidiar a ningún país de nuestro entorno, en aspectos fundamentales. Leo hoy en Cinco Días que España tiene dos grandes hándicaps para salir de esta crisis. Uno la elevada tasa de paro. Cierto. La otra, la mala imagen exterior que tenemos. Muy bien, pues esa mala imagen es un invento de los usureros que nos están esquilmando, después de arruinar a Grecia y otros países de la Unión Europea, en donde aterrizaron tras hacer lo mismo con Lehman Brothers y otras grandes empresas norteamericanas.

Mi impresión es que no somos muy diferentes de los demás países del mundo occidental. París está entera levantada en obras, Rotterdam está construyendo una estación de ferrocarril faraónica cuyas obras ya estaban empezadas hace casi cuatro años la última vez que estuve allí. Ya han visto el dato de la deuda de Berlín (ver entrada nº 36). Así que déjense de complejos. No somos peores que nadie, el sistema es el mismo en todo el mundo occidental, inversiones monstruosas en obra pública, deudas que no se pagan y todo lo demás. Cierto que tenemos una tasa de paro históricamente más alta que otros, que la construcción tiene un peso excesivo en la economía y que hasta ahora no había otras alternativas de inversión para el ciudadano que reúne cuatro duros. Pero las burbujas existen en todas partes como ya les he dicho en anteriores entradas. Y se pincharán. Si no, al tiempo.

Hoy quiero desmontarles otro mito y otro complejo patrio. Ese de que somos unos horteras, que estamos todo el rato bailando HEY MACARENA (AAAAAOM), mientras que en los países de Centroeuropa se pasan el día escuchando a Chopin y leyendo a Goethe, mientras toman el té levantando el dedo meñique en jardines llenos de flores. Cierto que aquí teníamos a Georgie Dann que cada año ganaba el premio de la canción del verano con temas como El Casatchock, El Bimbó, La Barbacoa, Máma qué será lo que tiene el negro y otras de similar corte. Pero hace tiempo que este hombre se retiró. De hecho tiene hasta unos hijos mayores que también viven de la música. Tienen un grupo llamado Café París, que hace un pop blandito mucho más digno que los temas con que nos castigaba su señor padre.

Sin embargo, aquí les traigo algunos ejemplos de lo que gusta en la civilizada Europa. En 2010, la canción del verano en Bélgica, Holanda y buena parte de Alemania, fue esta que tienen en el siguiente link. Se llama “Dos cervezas, por favor”, así en español, y se la traigo por un doble motivo, por revelar el grado de horterismo de la civilizada Europa, y por su contribución a la mala imagen de España, de la que antes les hablaba. Pocos en España han oído esta mierda. Ya se encargaron los belgas de focalizar su venta hacia el norte. https://www.youtube.com/watch?v=Y5NOw2l-zVo

Increíble, ¿verdad? Bueno, pues la de este año es todavía peor. Les hablo del boom musical de este verano: la coreana Gangnam Style, que les pongo a continuación. No se había visto una cosa igual desde nuestra Macarena. Gangnam es el barrio pijo de Seúl, y el cantante local PSY (es un tío, no una empresa de trabajo temporal) ha querido reírse del pijerío de los adinerados habitantes del lugar que, entre otras cosas, se deben de pasar el día montando a caballo. Hay que reconocer que el vídeo que aquí les traigo, está bien producido y es impactante, pero la música es malísima, la letra debe de ser como se la imaginan, el bailecito es horroroso, y yo no veo justificado el éxito de esta horterada. La canción se publicó a mediados de julio y ya es el vídeo musical más visto de todos los tiempos. Juzguen ustedes por sí mismos.

Bueno, pues el tal PSY se está haciendo de oro, a base de ir por el mundo grabando versiones acompañado de famosos. En la red están sus bailecitos en compañía de Madonna, Britney Spears, y hasta de Ban-Ki-Moon, secretario general de la OTAN. Uno de los vídeos más vistos es el que grabó en el patio del penal filipino de Cebú, en compañía de más de mil presos vestidos de rojo, lo que le permitió batir un record Guiness. De todas las versiones que se han hecho, me quedo con la que han perpetrado dos chavales de Vimianzo (La Coruña), vestidos de Doña Rogelia y en escenarios de su pueblo. Se llama Gañán Style y aquí la tienen.

Como ven, en el mundo globalizado, los fenómenos mediáticos llegan a todas partes, incluso a los rincones más recónditos de mi querida Galicia, y esto me recuerda la historia del loro de Boiro, que supongo tampoco conocen y que les cuento a continuación. La cosa sucedió el pasado mes de marzo y tuvo bastante repercusión a nivel local, aunque apenas se conoció fuera de Galicia. Resulta que una familia de Boiro tenía un loro de diez años, llamado Yako, que cantaba y bailaba todo tipo de temas para deleite de visitantes y amigos de la familia. Estaba al tanto de los últimos éxitos a nivel mundial, aunque también conocía los temas tradicionales, como la Rianxeira, que bailaba con especial donaire.
 
Lo solían sacar a la calle colgando la jaula en un clavo junto a la puerta del garaje, para que tomara el sol, algo que le gustaba mucho, porque no hay que olvidar que se trata de Galicia y no de Andalucía, en donde se hubiera achicharrado. El animal saludaba a los viandantes y se enrrollaba mucho con los que le silbaban alguna canción de moda. Hasta que un día, cuando fueron a meterlo para dentro, no estaba. Unos ladrones lo habían robado con jaula y todo. Lo buscaron por todo el pueblo, pero no apareció.

Se organizó una campaña en el pueblo, editaron unos carteles con los que empapelaron todos los muros, lo buscaron por los demás pueblos de la comarca, el asunto trascendió y, durante unos días, fue el primer tema de conversación en toda Galicia. Vinieron las radios y las televisiones, y el Alcalde, entrevistado por una emisora local, declarou que había que ser  muy mal nacido para cometer la fechoría de robar un animal tan simpático y tan familiar; que no pararía hasta detener a esos cabrones, algo que antes o después sucedería, porque un loro no es fácil de ocultar, y que, como se los pusieran delante, les arreaba semejante galoucazo que los mandaba pallá pal Cabo da Cruz ¡¡Arre carallo!!

Atemorizados quizá por la presión mediática, los ladrones se decidieron a devolver el loro cuatro días más tarde. Lo dejaron de madrugada con su jaula en una caja a las puertas del bar Fornos. Cuando el propietario del local empezó a sacar las sillas para disponer la terraza, lo encontró y avisó a los dueños, que viven cerca. Lo que pasa es que el pobre loro estaba muy triste, se arrimaba todo el tiempo a un costado de la jaula, no quería comer y no respondía a los silbidos de la gente. Todavía estaba acojonado después del mal trago pasado. No sabían qué hacer con él y llegaron a temer que se muriera de pena. 

Hasta que la hija adolescente de la familia encontró la solución al problema. Trajo un tocadiscos y le puso el disco de Ay, si eu chi pego, otra canción de inexplicable éxito universal. En cuanto le pusieron esa canción, el loro empezó a bailar, primero tímidamente, y muy pronto dando los saltos y medias vueltas que sabe. Todo el pueblo pudo ver el prodigio.

No tengo ninguna duda de que el loro Yako ha aprendido ya a bailar el Gagnam Style.

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