Quiero decir que, con su permiso,
voy a hacer una entrada del Blog hablando del Blog. El otoño se nos está yendo
casi sin enterarnos y, dos meses después de abrir esta tribuna, creo que puede
ser un buen momento para hacer un pequeño balance de su funcionamiento. Mi
impresión es, en general, positiva. Lo que yo pretendía era mantener la pluma
en uso y bien engrasada, y lo he conseguido. No tengo muchos más objetivos.
Escribir correctamente mis entradas. Ser variado y no enclaustrarme en un solo
sector temático. Divertir a la gente durante tres minutos y hacer que piensen
un poco sobre el tema que les propongo cada día.
En total, llevo más de dos mil
visitas, que no está mal, y me veo con ganas de seguir adelante. Siento que la
situación general sea tan deprimente y tenga que seguir hablando de Merkel y
Rajoy. A mí me gustaría hablar más de literatura y de cine y de rock’n roll,
como era mi propósito inicial, pero es lo que hay. Las entradas más visitadas han
sido, por este orden: Yayoflauta en el interrail, Aquí está pasando
algo muy raro, Gangnam Style y el loro de Boiro y Pedos de Draghi.
Respecto a esto, he observado que
el título de la entrada es un elemento crucial. Por ejemplo, Las ventajas de
vivir en el centro no suscitó demasiado interés, cuando para mí no
desmerece de las cuatro citadas. Si la hubiera titulado Tres culos brillando
en la noche, todo el mundo habría entrado a leerla. En esto, como en todo,
se aprende practicando y yo he aprendido que los títulos hay que trabajárselos.
Tengo bastantes seguidores en los
Estados Unidos (mi sobrina Eva en Seattle, Gonzalo López en San Diego, Javier
Luna en algún lugar de Arizona, Laura Santín y quizá Nancy Bruning en NY).
También tengo identificados a los que me siguen desde Francia (Tangi Saout en
Nantes, Philippe Billot en París), Holanda (mi hijo Kike y sus amigos), Bélgica
(António Trinidad), México (Diego Moreno) y Colombia (Patricia Pardo). Mis
saludos para todos. Sin embargo, no tengo ni idea de quiénes son los que me
siguen con asiduidad desde Alemania. Según la página de estadísticas, es el país donde tengo más visitantes, después de los USA (y de España, por
supuesto). Al principio hubo también unos rusos, pero ya han dejado de entrar.
A mis seguidores de Alemania
les pido que me hagan algún comentario, para saber a qué atenerme, aunque
supongo que serán españoles emigrados. El interés de estos seguidores se
acrecienta cuanto más me meto con la señora Merkel y sus políticas de ajuste
que nos están ahogando. No hace falta que diga que no tengo nada contra el
pueblo alemán. Incluso tengo parientes alemanes, a los que quiero mucho. Además
de mi amigo Jurgen, el propietario de La Pelu, adonde voy más o menos una vez
al mes a que me corte el pelo mientras sostenemos profundos debates filosóficos
y sociopolíticos.
La entrada nº 42, escrita a partir del dato de
la deuda de Berlín, ha generado una auténtica avalancha de visitas desde
Alemania. Y provocó incluso un comentario bastante borde y ofensivo, que respondí
adecuadamente, para que no queden dudas sobre mis sentimientos hacia el pueblo alemán. Las buenas gentes de las diferentes naciones
nos entendemos a las mil maravillas. Son los políticos los que envenenan a
veces esa buena relación, fomentando sentimientos xenófobos, basados en la
exaltación de las diferencias culturales o religiosas. Que no cuenten conmigo
para ese tipo de fanatismos excluyentes, estúpidos y peligrosos.
Volviendo al Blog, muy pocos se
aventuran a publicar comentarios, aunque muchos me los hacen llegar
privadamente, por correo electrónico o en directo. Algunas críticas: hay un
exceso de ego en algunas entradas en las que me tiro un poco el rollo. Lo
acepto, aunque mi intención no ha sido nunca aprovechar este foro para sacar
pecho y, en general, procuro no tomarme demasiado en serio a mí mismo. Pero es
cierto que presumo y lo voy a seguir haciendo. Sobre todo de dos cosas de las
que estoy orgulloso: tener amigos en muchos lugares del mundo, y no arredrarme
ante las dificultades que me salen al camino.
El más crítico: como siempre,
Lisardo, el que más me aprecia. Hay amores que matan. Dice mi querido ordenanza
digitalizado que con este formato no voy a pasar nunca de cuarenta o cincuenta
visitantes. Que si quiero dar el salto tengo que abrir una cuenta de Twitter.
Que en cuanto la abriera pasaría a mil o dos mil visitas. El problema es que no
sé si quiero que haya dos mil personas leyendo lo que escribo. Tengo que
pensarlo. Tendría algunas ventajas, podría darle una mayor difusión a datos
como el de la deuda de Berlín, que todo el mundo debería conocer. Y hasta
podría salir en la portada del Huffington Post, mi sueño secreto (aunque me
temo que no soy lo bastante cool).
Mi equipo de colaboradores más
estrechos son los que más me hacen la pelota. Por ejemplo, África, mi agregada
cultural, dice que lo que más le gusta de mi Blog es que siempre explico las
palabras o conceptos poco frecuentes, y además lo recalco: “¿no saben lo que es
el XX? pues se lo aclaro”. Eso me sitúa, según ella, en la posición antagónica
del pedante, que es el que nunca explica ese tipo de cosas. Como el Gran Pope
del Urbanismo, que gustaba de acabar las discusiones con frases como:
“Dejémoslo estar, no vayamos a entrar en los terrenos de la mayéutica”. Ninguno
de sus extasiados seguidores sabíamos lo que era la mayéutica, pero nadie se
atrevía a preguntarlo para no quedar de inculto.
Sagrario Pérez, mi asesora
económica, dice que le gusta la candidez con la que cuento cosas como “subí a
lavarme las manos y luego me sequé con una toalla”, como si este tipo de minucias
le pudiera interesar a alguien. Eso le da al blog una cercanía que acaba por
atraer muchas visitas. La gente entra a ver qué más chorradas le cuento. Javier
Villegas, experto en temas históricos y sociopolíticos se maravilla de que sea
capaz de escribir tanto. A mí, en cambio, me maravilla lo que sabe él de
Historia y de Política. Si yo tuviera toda esa información en la cabeza, tendría
para escribir diez o doce entradas diarias.
Vienen tiempos duros y hay que
mantener el ánimo alto. Yo creo que saldremos de la crisis, aunque nos vamos a
dejar muchos pelos en la gatera. Ya saben además que NO ES UNA CRISIS, ES UNA
ESTAFA. Todavía no tengo una explicación elaborada sobre el dato de la deuda de
Berlín, tal vez alguno de los que entran en mi Blog desde Alemania me podría aportar
su opinión al respecto. En la antesala del invierno, termino con la frase del
primer visitante que se aventuró a escribirme un comentario y publicarlo:
seguiremos aguantando, seguiremos corriendo.
me llamo julian, trabajo y vivo en madrid y voy para los cincuenta. me gusta como escribes sobre todo lo de "subí a lavarme las manos y luego me sequé con una toalla". entro en el blog de vez en cuando y leo lo último. a veces corro por el retiro, lo mismo nos hemos cruzado. si se puede hacer peticiones yo pediría una entrada costumbrista, tipo Larra, sobre madrid claro.
ResponderEliminarHola Julián, muchas gracias por tu comentario, me hace mucha ilusión que mi forma de escribir guste a gente que no me conoce. Yo corro (en días de diario) por la tarde y seguro que nos hemos cruzado, porque todo el mundo va por la misma ruta. Mis entradas más costumbristas son las nº 3 y 7, y un poco la 37. Procuraré profundizar en esa veta narrativa, siguiendo tu indicación. Al hilo de tu comentario he decidido también hacer un texto sobre cómo era Madrid en tiempos de Larra, que es muy interesante y tengo material para ello. Mucha gente no se puede imaginar que hace apenas 200 años fuéramos tan bárbaros. Un abrazo virtual, a la espera de; quizá, conocerte y darte uno analógico.
EliminarVeo que vas aprendiendo lo que es la mercadotecnia
ResponderEliminarAun me queda mucho que aprender en este terreno, pero hago lo que puedo.
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