jueves, 10 de enero de 2013

74. No es una crisis, es una estafa

Se lo vengo diciendo, estoy totalmente de acuerdo con este eslogan, que se proclama a voz en grito en las manifestaciones a las que suelo acudir en los últimos tiempos. Y, como es una crisis ficticia, la forma de cerrarla será que el Poder se ponga a decir muy alto que todo empieza ya a ir mejor. Lo demás vendrá después. El optimismo en economía es un fenómeno que se realimenta solo. Zapatero lo intentó con aquello de los “brotes verdes” y lo pusieron ídem, porque aún no tocaba cerrar la crisis. Ahora parece que sí que toca. 

Si ustedes se cogen las noticias, por ejemplo, de El País de hoy en la sección económica, todas son del mismo tenor: Economía espera volver a crecer en la segunda mitad de 2013, el sector industrial muestra signos de recuperación en octubre, el BBVA, el Bankinter y Caixabank venden muy provechosamente los bonos que han sacado al mercado, etcétera. Un poco sospechoso ¿no creen? Por todas partes se escuchan declaraciones que dicen que lo peor ha pasado, que ya no estamos al borde del abismo, que el euro no se va a la mierda, que hasta vamos a salvar a Grecia (las agencias de calificación le acaban de subir la nota a “mierda más”).

Así que todo lo que, hasta hace dos días, era una porquería, ahora empieza a mejorar. Nadie lo nota, pero eso da igual: se empieza por decirlo, que ya se volverá cierto. Todo es una enorme burbuja mediática orquestada por los grandes poderes para camuflar los tejemanejes de la economía de casino que nos explota y nos domina. Para empezar, el propio dinero del que se habla es virtual. No existe. Si todos los ciudadanos del mundo nos pusiéramos de acuerdo para sacar nuestros ahorros de los Bancos, no habría bastante dinero real. El dinero es una convención aceptada por todos, como el calendario (#68). Pero con ese dinero virtual se trafica y se hacen grandes negocios. Ahora el mayor negocio son las apuestas en el casino universal.

Es fácil explicar cómo empezó esta crisis. Nadie tiene dinero, excepto esos cuatro ahorrillos de los que hablamos. Si alguien quiere hacer algo nuevo, construir un edificio, poner en marcha una empresa o abrir un negocio, debe pedir dinero a un Banco, por supuesto a crédito. Y hace unos años a los Bancos les dieron la instrucción de que restringieran el crédito. ¿Por qué? Pues porque entre la gente se había generalizado la mala costumbre de no devolver los préstamos y esto era un cachondeo. Si se da por hecho que las deudas no hace falta pagarlas, el sistema se cae. Como eso era lo que, de forma masiva, estaba sucediendo, se restringió el crédito y llegó la crisis.

Ahora estamos reduciendo gastos hasta lograr que nuestra deuda deje de crecer. Lo que se debe de antes, ya se verá cómo se paga, pero de momento estamos todos inmersos en el empeño de que la deuda no aumente. Otro asunto es elegir en qué se recorta. Los diversos gobernantes del PP han aprovechado que el Pisuerga pasa por Valladolid, para colarnos con calzador su modelo social y político. Con esa idea, están tocando cosas como la Sanidad, la Enseñanza y la Investigación, que nunca debían haberse recortado. La Historia los juzgará.

Entre tanto, veamos más ejemplos de cómo empiezan a invadirnos con la campaña de que ahora todo va a ir bien, para camuflar sus apuestas de casino. En primer lugar, Estados Unidos ha logrado salvarse in extremis del precipicio fiscal. En el último segundo, como les gusta a los yanquis. Eso ha hecho que vuelvan a subir las Bolsas, etcétera. Entre los indicadores que muestran el alivio mundial, no podía faltar la famosa Prima de Riesgo, cada vez más baja. Pero resulta que la prima, que mide el diferencial entre la rentabilidad de nuestros bonos y la de los alemanes, no se está reduciendo porque estemos nosotros mejor, sino porque el interés de los bonos alemanes está subiendo. 

En ese sentido, les pido que lean atentamente el siguiente párrafo del artículo en que El País informaba sobre los efectos de la buena noticia americana en el devenir de la prima de riesgo (2.01.2013): El regreso del apetito por el riesgo entre los inversores, ha animado su salida de los bonos alemanes, con el consecuente aumento de su interés.

No me digan que no estamos en una economía de casino: como USA ya no se va al abismo, a los inversores se les quita el miedo, dejan de tener su dinero en bonos alemanes y se dedican a comprar títulos españoles, italianos, irlandeses y griegos. Ya saben que, en tiempos de bonanza, las inversiones “de riesgo” son mucho más lucrativas. ¡Hala! Como ya no nos caemos al abismo, esto es Hollywood otra vez.

Otro tema de estos días. Resulta que el famoso aeropuerto de Castellón, del que no ha llegado a despegar un solo avión, está en venta. Y usted, querido lector, con su sentido común habitual, pensará: ¿Quién va a comprar un aeropuerto que no es operativo? ¿Quién va a invertir en una cosa cara que no sirve para nada? Pues mira por dónde, resulta que hay un comprador potencial. ¿Saben quién es? Pues nada menos que “un fondo libio de inversión/riesgo”. Tócate los huevos. Porque no tengo bastante dinero, que si no, ahora mismo me montaba yo “un fondo gallego de inversión/riesgo” y me compraba el aeropuerto de Ciudad Real.

Más datos. Hoy mismo, el Tesoro Español ha sacado nuevos bonos y los ha vendido todos a intereses muy bajos. La Bolsa sube que te cagas. Gas Natural se anima también y saca bonos a diez años. Y lo más grande de todo: nuestro amigo Arias Cañete, el gourmet de las tostadas con manteca colorá, también se apunta al carro y, esta mañana, después de declararse consumidor compulsivo de yogures caducados, ha dejado caer que ve “algunas señales esperanzadoras” y se ha mostrado convencido de que “a lo largo de este año la economía española nos puede dar alguna alegría” (El Mundo, 10.01.2013). Esto sí que ya es definitivo. 

Así que todo apunta a que se inicia la recuperación ¿Cómo harán para convencer a los ciudadanos recortados, estafados y apaleados de que empezamos a estar mejor? Pues ya lo veremos. El poder de la información es inmenso, como sabía Goebbels. Si han logrado que dejemos de fumar, por qué no iban a intentar que comulguemos con rueda de molino. A lo largo de 2012 hemos comprobado que los camellos pasan perfectamente por el ojo de una aguja.

Permanezcan atentos a la pantalla. Vienen grandes prodigios de camino. Si no, al tiempo.



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