lunes, 23 de mayo de 2016

510. Tomando vista

Cuando, hace unos cuantos posts, expliqué mi pelea con la burocracia municipal para que mi petición de reenganche no se cerrara en falso y de forma chapucera, algunos amigos de los que hacen observaciones al blog por teléfono, me tacharon de exagerado y desconfiado, me dijeron que me había pasado de purista y que, de una u otra forma, les resultaba muy increíble que a alguien como yo, que soy una institución, le dejaran fuera por un simple tema de forma, cuando no había dudas sobre el fondo, que es el hecho incontestable de que he presentado un papel donde una autoridad dice que sigo siendo necesario y pone debajo su rúbrica.

Bien, les voy a contar cómo ha seguido la cosa, para ver si siguen pensando que exageraba. Tal como acordé con la jefa de Recursos Humanos que por fin me propuso una solución razonable, se han intercambiado escritos con Madrid Salud y eso ha generado una providencia, que me han enviado a mi domicilio, con acuse de recibo cual vulgar multa. En ella se explica todo el proceso, se propone que se me conceda el reenganche condicionado al examen médico que se me haga cuando, un siglo de estos, me den el alta médica y se concluye con el párrafo que les transcribo a continuación:

Por todo cuanto antecede, le comunicamos que durante un plazo de diez días naturales a contar desde el siguiente a aquel en que reciba la presente notificación, se pone el expediente a su disposición, a fin de que tome vista del mismo y, si lo estima oportuno, formule cuantas alegaciones estime convenientes. Si antes del vencimiento del citado plazo manifiesta su decisión de no efectuar alegaciones, se tendrá por realizado el trámite. Y si transcurrido el plazo indicado no se hubieran formulado alegaciones, se le declarará decaído en su derecho al trámite, continuándose con la tramitación ordinaria del expediente.

Tal cual. O sea, en cristiano: que lo mismo me da que me da lo mismo, ir o no ir a tomar vista del expediente, que continuará adelante de una manera o de otra. Finalmente, creo que me daré una vuelta por el Departamento de Personal, más que nada para saludar en persona a la mujer que me solucionó la papeleta, que parecía bastante agradable. Al fin y al cabo, se trata de tomar vista del asunto. Peor sería que me ofrecieran tomar otras cosas. Por ejemplo, tomar por culo, o tomar vientos. Incluso puede que la señora esté de buen ver y pueda tomar un café con ella. Además, lo que no me hace ninguna gracia es eso de que me declaren decaído.

Porque lo cierto es que, el pasado viernes, después de la intervención en la que me quitaron un tornillo, pasé el día bastante decaído. Mi estado general había empeorado, ese día me dolían lugares que nunca me habían dolido, como la propia zona de fractura y no podía hacer sin dolor algunos de los ejercicios que antes hacía sin mayores dificultades. El problema es que mi húmero, después de tres meses no ha consolidado. Es algo que sucede a veces. Lo que pasa es que hasta ahora no me lo habían explicado bien. No había tenido la oportunidad de tomar vista de mi expediente médico hasta la consulta preoperatoria en que le apreté las tuercas a Gárate y me enseñó la última radiografía. Les juro que, cuando la vi, le pregunté si se trataba de una imagen tomada inmediatamente después de la operación. No señor. Era de ahora. Y mostraba a la señora Ashton, tal como se veía en la foto que les puse en el blog.

Desde el viernes he empezado a hacer una serie de maniobras, como flexiones contra la pared, o recargarme sobre el codo cada vez que paso un rato sentado. También he empezado a tomar cápsulas de calcio con vitamina K, que ayuda a fijarlo. Y mucha leche Pascual Calcio. Ya saben que soy un poco obsesivo y bastante sistemático. Así que, ahora que estoy escribiendo, tengo el codo izquierdo apoyado y haciendo presión. Cuando voy a un bar, me apoyo también en el codo izquierdo. Hasta para cagar, apoyo el codo en la rodilla y hago fuerza. Me duele esa presión omnipresente, pero no me queda otra. Los músculos, tendones y articulaciones los tengo a punto, pero el hueso no suelda y he de concentrarme en ello. También me han dicho que es bueno andar a gatas, pero eso si que no, hasta ahí podíamos llegar, no he andado a gatas en mi vida y no voy a hacerlo ahora.

Por lo demás, la operación fue sencilla, me la pasé bromeando con los médicos y les propuse que me regalaran el tornillo extraído. Me dijeron que estaba prohibido por una nueva Ley de Sanidad (siempre tiene que haber alguna norma que joda las cosas), que antes era frecuente que la gente se llevara las placas, para hacerse un colgante; no los tornillos, que son bastante feos, al parecer. En cuanto al clavo, ahora tengo clara la diferencia entre los dos nombres con los que lo bauticé. Hasta ahora era el general De Gaulle, siempre estirado, rígido, soberbio y con ese punto de grandeur tan irritante. Una vez liberado el tornillo superior, el clavo ha pasado a ser Konrad Adenauer, un personaje más flexible y humilde. Entre esa nueva condición y mi continua presión sobre el codo, a ver si conseguimos por fin una señora Ashton como Dios manda. Y ahora ya puedo decir con propiedad que me faltan dos tornillos (supongo que ya se habían dado cuenta hace tiempo de que me faltaba uno).

El viernes estaba, como digo, un poco malhumorado y decaído, pero todo eso se desvaneció con el concierto de Bruce Springsteen del sábado. Tres horas y media de escuchar al Boss, le levantan el ánimo a cualquiera. Lo de este hombre es algo fuera de lo común. Lleva 40 años haciendo unos conciertos tres veces más largos que los de cualquier otro músico, no se cansa, se le ve feliz y además, todas las canciones van seguidas, sin descansos. El martes había tocado en Anoeta y, dentro de unos días seguirá en Glasgow. A estos conciertos asiste gente mezclada, se ve mucha cana y mucha calva, hay familias enteras que levantan en alto a sus niños, hay gente que viaja desde todos los rincones de España para ver en directo a este portento. Mi amigo X y yo nos lo pasamos en grande y tomamos vista del evento, tal como puede verse en las fotos que les pongo más abajo. Como quizá algunos recuerden, a las antiguas cámaras de vídeo se las solía llamar tomavistas.

Ayer también tome vista por la tele de la final de la Copa del Rey, con los pitos al himno habituales, frente a los que el señor Puigdemont se mantuvo serio, como debe ser. A mí el año pasado no me molestaron los pitos, sino la sonrisa de conejo de Artur Mas, un tipejo que ya está en el lugar que le corresponde. Por lo demás, el Barça ganó con justicia, aunque yo iba naturalmente con el Sevilla, porque, como saben, el Barça es un club que se ha decantado claramente por los catalonios, esos que proclaman que Catalonia is not Spain. En cambio Sevilla sí que lo es, así que yo, como español, gallego, coruñés y madrileño de adopción, pues iba con el Sevilla. Los catalonios no me gustan nada y espero que, el día que ejerzan ese derecho a decidir por el que tanto han peleado, pierdan el envite frente a los catalanes. Durante el día me crucé con muchos grupos de seguidores barcelonistas y me entraron ganas de abordar a alguno, para explicarles mi idea de que, ellos y nosotros, hemos de luchar juntos, e incluso intentar incorporar a nuestra lucha común a Portugal, pero me contuve, porque con el brazo como lo tengo no es como para andarme metiendo en actividades de riesgo.

Esta mañana he pasado consulta en el ASEPEYO de Legazpi, para que me revisaran la nueva cicatriz. Allí me han aclarado que ese nuevo corte me lo han cosido con puntos de los llamados colchoneros, lo cual no es de extrañar habiendo sido su autor el doctor Gárate. Me han dicho que la cosa va lenta pero bien y me han animado mucho. La verdad es que, una vez extraído el tornillo superior, el clavo está únicamente sujeto por dos tornillos junto al codo y el brazo no se me ha caído al suelo, lo que indica que algo de superglue óseo se ha formado. No todavía al gusto de Gárate, pero tiempo al tiempo. Después he pasado al gimnasio, donde le he explicado la nueva situación a mi querida recuperadora. También le he contado que mi estado general mejoró notablemente con el concierto del Boss. Su respuesta: –Ah, yo también estuve. Ya sabía yo que esta chica era de los míos. Les dejo con las fotos.
















3 comentarios:

  1. Los prismáticos que usas quedan un poco ridículos al lado de los de tu amigo. De todas formas, esa foto es magnífica, la mejor de todas.

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    1. La verdad es que con semejantes prismáticos, no parece que le resultara muy fácil "tomar vista" del Boss

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    2. Queridos amigos anónimos, menos coñas, que esos prismáticos son heredados de mi madre, que los usaba para ir a ver zarzuelas (y en sus últimos años, casi para todo), y encima son "Made in the USSR", o sea, de fabricación soviética, así que: un respeto. Y además, con ellos se ve de puta madre, aunque reconozco que los de mi amigo acercaban más.
      Un abrazo para ambos, tíos gansos.

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