Cuando, hace unos cuantos posts,
expliqué mi pelea con la burocracia municipal para que mi petición de
reenganche no se cerrara en falso y de forma chapucera, algunos amigos de los
que hacen observaciones al blog por teléfono, me tacharon de exagerado y
desconfiado, me dijeron que me había pasado de purista y que, de una u otra
forma, les resultaba muy increíble que a alguien como yo, que soy una
institución, le dejaran fuera por un simple tema de forma, cuando no había
dudas sobre el fondo, que es el hecho incontestable de que he presentado un
papel donde una autoridad dice que sigo siendo necesario y pone debajo su
rúbrica.
Bien, les voy a contar cómo ha
seguido la cosa, para ver si siguen pensando que exageraba. Tal como acordé con
la jefa de Recursos Humanos que por fin me propuso una solución razonable, se
han intercambiado escritos con Madrid Salud y eso ha generado una providencia,
que me han enviado a mi domicilio, con acuse de recibo cual vulgar multa. En ella
se explica todo el proceso, se propone que se me conceda el reenganche
condicionado al examen médico que se me haga cuando, un siglo de estos, me den
el alta médica y se concluye con el párrafo que les transcribo a continuación:
Por todo cuanto antecede, le comunicamos que
durante un plazo de diez días naturales a contar desde el siguiente a aquel en
que reciba la presente notificación, se pone el expediente a su disposición, a
fin de que tome vista del mismo y, si lo estima oportuno, formule cuantas alegaciones
estime convenientes. Si antes del vencimiento del citado plazo manifiesta su
decisión de no efectuar alegaciones, se tendrá por realizado el trámite. Y si
transcurrido el plazo indicado no se hubieran formulado alegaciones, se le
declarará decaído en su derecho al trámite, continuándose con la tramitación
ordinaria del expediente.
Tal cual. O sea, en cristiano:
que lo mismo me da que me da lo mismo, ir o no ir a tomar vista del expediente, que continuará adelante de una manera o
de otra. Finalmente, creo que me daré una vuelta por el Departamento de
Personal, más que nada para saludar en persona a la mujer que me solucionó la
papeleta, que parecía bastante agradable. Al fin y al cabo, se trata de tomar vista del asunto. Peor sería que
me ofrecieran tomar otras cosas. Por ejemplo, tomar por culo, o tomar vientos. Incluso
puede que la señora esté de buen ver y pueda tomar un café con ella. Además, lo que no me hace ninguna gracia es
eso de que me declaren decaído.
Porque lo cierto es que, el
pasado viernes, después de la intervención en la que me quitaron un tornillo,
pasé el día bastante decaído. Mi estado general había empeorado, ese día me
dolían lugares que nunca me habían dolido, como la propia zona de fractura y no
podía hacer sin dolor algunos de los ejercicios que antes hacía sin mayores
dificultades. El problema es que mi húmero, después de tres meses no ha consolidado. Es algo que sucede a
veces. Lo que pasa es que hasta ahora no me lo habían explicado bien. No había tenido
la oportunidad de tomar vista de mi
expediente médico hasta la consulta preoperatoria en que le apreté las tuercas
a Gárate y me enseñó la última radiografía. Les juro que, cuando la vi, le pregunté
si se trataba de una imagen tomada inmediatamente después de la operación. No
señor. Era de ahora. Y mostraba a la señora Ashton, tal como se veía en la foto
que les puse en el blog.
Desde el viernes he empezado a
hacer una serie de maniobras, como flexiones contra la pared, o recargarme
sobre el codo cada vez que paso un rato sentado. También he empezado a tomar
cápsulas de calcio con vitamina K, que ayuda a fijarlo. Y mucha leche Pascual
Calcio. Ya saben que soy un poco obsesivo y bastante sistemático. Así que,
ahora que estoy escribiendo, tengo el codo izquierdo apoyado y haciendo
presión. Cuando voy a un bar, me apoyo también en el codo izquierdo. Hasta para
cagar, apoyo el codo en la rodilla y hago fuerza. Me duele esa presión
omnipresente, pero no me queda otra. Los músculos, tendones y articulaciones
los tengo a punto, pero el hueso no suelda y he de concentrarme en ello.
También me han dicho que es bueno andar a gatas, pero eso si que no, hasta ahí
podíamos llegar, no he andado a gatas en mi vida y no voy a hacerlo ahora.
Por lo demás, la operación fue
sencilla, me la pasé bromeando con los médicos y les propuse que me regalaran
el tornillo extraído. Me dijeron que estaba prohibido por una nueva Ley de
Sanidad (siempre tiene que haber alguna norma que joda las cosas), que antes
era frecuente que la gente se llevara las placas, para hacerse un colgante; no
los tornillos, que son bastante feos, al parecer. En cuanto al clavo, ahora
tengo clara la diferencia entre los dos nombres con los que lo bauticé. Hasta
ahora era el general De Gaulle, siempre estirado, rígido, soberbio y con ese punto
de grandeur tan irritante. Una vez
liberado el tornillo superior, el clavo ha pasado a ser Konrad Adenauer, un
personaje más flexible y humilde. Entre esa nueva condición y mi
continua presión sobre el codo, a ver si conseguimos por fin una señora Ashton como
Dios manda. Y ahora ya puedo decir con propiedad que me faltan dos tornillos (supongo que ya
se habían dado cuenta hace tiempo de que me faltaba uno).
El viernes estaba, como digo, un
poco malhumorado y decaído, pero todo eso se desvaneció con el concierto de
Bruce Springsteen del sábado. Tres horas y media de escuchar al Boss, le
levantan el ánimo a cualquiera. Lo de este hombre es algo fuera de lo común.
Lleva 40 años haciendo unos conciertos tres veces más largos que los de
cualquier otro músico, no se cansa, se le ve feliz y además, todas las
canciones van seguidas, sin descansos. El martes había tocado en Anoeta y,
dentro de unos días seguirá en Glasgow. A estos conciertos asiste gente
mezclada, se ve mucha cana y mucha calva, hay familias enteras que levantan en
alto a sus niños, hay gente que viaja desde todos los rincones de España para
ver en directo a este portento. Mi amigo X y yo nos lo pasamos en grande y tomamos vista del evento, tal como puede
verse en las fotos que les pongo más abajo. Como quizá algunos recuerden, a las
antiguas cámaras de vídeo se las solía llamar tomavistas.
Ayer también tome vista por la
tele de la final de la Copa del Rey, con los pitos al himno habituales, frente
a los que el señor Puigdemont se mantuvo serio, como debe ser. A mí el año
pasado no me molestaron los pitos, sino la sonrisa de conejo de Artur Mas, un tipejo
que ya está en el lugar que le corresponde. Por lo demás, el Barça ganó con
justicia, aunque yo iba naturalmente con el Sevilla, porque, como saben, el
Barça es un club que se ha decantado claramente por los catalonios, esos que proclaman que Catalonia is not Spain. En cambio Sevilla sí que lo es, así que yo,
como español, gallego, coruñés y madrileño de adopción, pues iba con el
Sevilla. Los catalonios no me gustan
nada y espero que, el día que ejerzan ese derecho a decidir por el que tanto
han peleado, pierdan el envite frente a los catalanes. Durante el día me crucé
con muchos grupos de seguidores barcelonistas y me entraron ganas de abordar a alguno, para explicarles mi idea
de que, ellos y nosotros, hemos de luchar juntos, e incluso intentar incorporar a nuestra lucha común a Portugal, pero me contuve, porque
con el brazo como lo tengo no es como para andarme metiendo en actividades de
riesgo.
Esta mañana he pasado consulta en
el ASEPEYO de Legazpi, para que me revisaran la nueva cicatriz. Allí me han
aclarado que ese nuevo corte me lo han cosido con puntos de los llamados colchoneros, lo cual no es de extrañar habiendo
sido su autor el doctor Gárate. Me han dicho que la cosa va lenta pero bien y
me han animado mucho. La verdad es que, una vez extraído el tornillo superior,
el clavo está únicamente sujeto por dos tornillos junto al codo y el brazo no
se me ha caído al suelo, lo que indica que algo de superglue óseo se ha formado. No todavía al gusto de Gárate, pero
tiempo al tiempo. Después he pasado al gimnasio, donde le he explicado la nueva
situación a mi querida recuperadora. También le he contado que mi estado
general mejoró notablemente con el concierto del Boss. Su respuesta: –Ah, yo
también estuve. Ya sabía yo que esta chica era de los míos. Les dejo con las
fotos.
Los prismáticos que usas quedan un poco ridículos al lado de los de tu amigo. De todas formas, esa foto es magnífica, la mejor de todas.
ResponderEliminarLa verdad es que con semejantes prismáticos, no parece que le resultara muy fácil "tomar vista" del Boss
EliminarQueridos amigos anónimos, menos coñas, que esos prismáticos son heredados de mi madre, que los usaba para ir a ver zarzuelas (y en sus últimos años, casi para todo), y encima son "Made in the USSR", o sea, de fabricación soviética, así que: un respeto. Y además, con ellos se ve de puta madre, aunque reconozco que los de mi amigo acercaban más.
EliminarUn abrazo para ambos, tíos gansos.