sábado, 14 de mayo de 2016

506. Carmena se llama el sastre

Si alguien ha entrado en este blog con la esperanza (Aguirre) de encontrar alguna crítica a mi adorada Alcaldesa y jefa, pues ya puede girar el dial y buscar otra emisora. Digo lo del dial porque, en realidad, de lo que aquí se va a hablar es de la radio, en concreto de la radio en los años 40 y 50, cuando este medio de difusión alcanzó su mayor desarrollo. Era entonces cuando en las emisoras madrileñas se emitía el anuncio del que forma parte el título de este post, que empezaba con un ripio de postín: Carmena se llama el sastre/que viste a la gente bien/hace trajes y hace abrigos/como muy pocos se ven. Entonces aparecía la voz exagerada de un negro, tal como los que salían en la versión doblada de Lo que el viento se llevó, que decía algo así como: akatula malatula. ¿Qué dice el negro? –terciaba una nueva voz extrañada. Respuesta: que Carmena se llama el sastre que viste a la gente bien. Entonces el otro concluía –¡Ah! Hasta los negros lo saben.

La sastrería Carmena estaba en la calle Duque de Alba, cerca del Rastro. Busca que te busca, he encontrado hasta una vieja entrevista a mi querida Alcaldesa, de cuando ejercía como juez, en la que le preguntaban por su relación con el sastre y el viejo adagio del anuncio de la radio. Y ella contestaba que no tenían nada que ver, que su familia había regentado una pañería por la zona de Fuencarral y Hortaleza, pero que, de niña, sus compañeras de colegio intentaban martirizarla cantándole el ripio del sastre Carmena, algo que le molestaba al principio, aunque pronto aprendió a mostrarse inmune a estos ataques, tal vez empezando a forjar ese carácter tranquilo y ponderado que hoy en día conserva. Por lo que respecta al anuncio de marras, hoy sería tachado de racista, pero no hace más que mostrar la ingenuidad de los mensajes que se difundían en esa época, bajo la férrea supervisión de la censura franquista.

Eran tiempos de racionamiento y estraperlo, en un país devastado por la guerra y regido por la política de autarquía, mientras se dirimía la Guerra Mundial, en la que, al menos formalmente, España era neutral y pretendía reconstruirse a partir de sus propios recursos naturales. Después vendría la paz mundial, el plan Marshall y la visita de Eisenhower a quien recibimos agitando banderitas. El racionamiento fue sustituido por la leche en polvo y el queso de lata que se repartía en los colegios. La radio de esos tiempos incluía muchos anuncios locales, para los que se contrataba a cantantes de zarzuela que grababan en el propio estudio con métodos rudimentarios. Se trabajaba mucho el ripio: Pa’l otoño madrileño/gabardinas Butragueño. Aféitese la barbilla/con máquinas de Padilla. Esta tienda de Padilla, cerca de la Puerta del Sol, vendía unas brochas de afeitar excelentes y yo creo que existe todavía. Por esa zona se movía, al parecer, un precursor de los actuales hombres-sandwich que compran oro: el gigante con zancos que anunciaba a otro sastre de prestigio: Flómar, que era una contracción de Florentino Martínez, que nada tiene que ver tampoco con el que están ustedes pensando.

Yo sé todo esto de referencias porque, como sabrán, nací en el 51. En La Coruña, creo recordar que sólo había dos emisoras por entonces: Radio Nacional y Radio Coruña. En mi casa se oía principalmente la segunda, que mi tía Lola llamaba la Radio Pancho. Había sido fundada antes de la guerra por el ilustre don Pancho Hervada. Se anunciaba como Radio Coruña EAJ-41. Nunca supe lo que significaban esas siglas. Leo que las primeras emisoras que empezaron a emitir en España lo hicieron en los años 20, durante la dictadura de Primo de Rivera, y que la primera de todas fue Radio Barcelona, EAJ-1. Tal vez las siglas eran un simple numeral correlativo. Mi tía Lola seguía los seriales más populares, como Dos hombres buenos o Ama Rosa, que solían emitirse por la tarde. A veces, se despistaba o se perdía un capítulo y de pronto ya no entendía nada. Cuando eso le sucedía con el capítulo final, llamaba por teléfono a la radio y les echaba una bronca: –¡Pero qué se han creído ustedes! ¿Que pueden hacer borrón y cuenta nueva y dejarnos así, a dos velas? En la emisora se debían de reír las tripas.

Dos veces al día, todas las cadenas debían conectar con Radio Nacional, para emitir conjuntamente el Diario Hablado, que la gente seguía llamando El Parte, reminiscencia inequívoca de la guerra. El de mediodía empezaba a las dos de la tarde y el otro a las diez de la noche. Cuando empezaba el Parte, mi padre pegaba un puñetazo en la mesa y chistaba enérgicamente: –A callar todo el mundo, que vienen las noticias. Busca que te busca, he encontrado también la sintonía que daba paso al Parte, la famosa Generala (otra reminiscencia guerrera), al parecer adaptada por un cura castrense a partir de un antiguo toque militar de ordenanza. Pues aquí mismo la tienen.


Por la noche, las emisiones se cerraban a las doce, también de manera unificada, con la transmisión de un himno que me ha costado encontrar y que les pongo más abajo. Yo era un niño bastante pijotero y repipi (no creo que les extrañe), pero ya tenía un punto más noctámbulo que madrugador. Mi madre se esforzaba en que me fuera pronto a la cama y yo le pedía que se quedara a mi lado y me contara cuentos o cualquier cosa, pero no conseguía que me durmiera. Al final, le rogaba: –déjame que oiga el himno del final, después te prometo que ya me duermo. Así que he escuchado muchas veces ese himno, cuyas notas están firmemente ancladas en lo más profundo de mi memoria. Me ha costado, como digo, encontrarlo y, a mis años, he sabido que se trataba del llamado Triple Himno, en el que se sucedían un fragmento del Oriamendi, himno de los requetés (por cierto, carlistas y precursores de los nacionalistas actuales), el Cara al Sol, por la parte de los falangistas y, por último, la Marcha Real que aun conservamos como himno nacional. Escúchenlo. 


Eran los tiempos de algunos nombres míticos: Bobby Deglané, José Luis Pecker, Matías Prats, Enrique Mariñas, que era de La Coruña. Y Pepe Iglesias “El Zorro”. Los viejos aparatos de mesa fueron poco a poco sustituidos por los llamados transistores, primero bastante grandes y luego más reducidos, lo que permitía llevarlos en el bolsillo de la americana y, con unos pequeños auriculares, acompañar a la señora al parque siguiendo discretamente el Carrusel Deportivo. Por entonces, la Liga de Fútbol era lo único que se seguía en directo, porque las demás noticias llegaban convenientemente filtradas por la censura y no interesaban a casi nadie. Mi padre escuchaba por las noches Radio París, que tenía algunos noticiarios en castellano en los que uno se podía enterar de algo más.

Comprendo que a algunos de mis lectores más jóvenes, que han nacido en la era digital, todo esto les parezca antediluviano, pero está ahí a la vuelta de la esquina. Yo no conocí el racionamiento por los pelos, pero recuerdo que vivíamos en una sociedad muy pobre. Cuando yo nací, España era el segundo país más pobre de Europa después del Portugal de Oliveira Salazar. La política económica del régimen nos estaba llevando a la ruina, hasta que Franco dio un volantazo, echó del gobierno a los falangistas más casposos y dio entrada a los tecnócratas del Opus Dei. Ellos diseñaron la política de creación de Polos de Desarrollo que indujo la ola de inmigración masiva que llevó a la gente del campo a la ciudad (Madrid, Barcelona y, un poco, Bilbao), atraídos por las nuevas ofertas de empleo en la industria y en la construcción. La gente dejaba masivamente su tierra huyendo del hambre y la miseria, algo que antes sólo se habían atrevido a hacer unos pocos, en un país aterrorizado por la guerra.

Llegaron entonces los turistas, las suecas y el bikini. Y la Televisión en blanco y negro. Por entonces apareció una segunda generación de famosos de la radio, como el inefable Pepe Domingo Castaño, que empezó en Radio Santiago, donde era conocido como Pepito Costilleta, antes de emigrar también a Madrid en busca de más amplios horizontes. Hemos prosperado mucho desde entonces. Pero la radio sigue cumpliendo un papel que no le ha conseguido arrebatar ningún otro medio de difusión. En las mañanas de fin de semana, como hoy, yo suelo poner el programa de la SER, que es muy divertido. Y en el cual se aprenden cosas muy interesantes.

Y, ya que hemos empezado hablando de la señora Carmena, no puedo dejar de decir unas cuantas cosas. En primer lugar, si no me falla la memoria, creo que es la primera vez en mi vida que gana alguien a quien yo he votado. Y, por otro lado, ya saben que yo estaba bastante decidido a jubilarme, incluso contaba en este blog los días útiles que me quedaban y, sin embargo, el cambio de signo del gobierno municipal me ha llevado a mi situación actual, en la que estoy luchando a brazo partido por conseguir el reenganche en condiciones. La señora Carmena no tiene nada que ver con el sastre de la calle Duque de Alba, pero en su tarea diaria ha de dedicarse muchas veces a coser y zurcir los rotos que se producen en el delicado tejido político que la sostiene. Y puedo asegurarles que lo hace con mimo extremo. Sus zurcidos son perfectos, no como esos chapuceros que mi madre llamaba culos de pollo. Sean felices y, si están en Madrid, disfruten del puente.


13 comentarios:

  1. Comprendo que se centra usted en los años cincuenta y anteriores, pero, al final comenta alguna cosa de épocas más recientes. A mí me parece que, por delante de Pepe Domingo Castaño, hubo un personaje que se convirtió en el rey de la noche: José María García, con sus diatribas a Pablo Porta (Pablo, Pablito, Pablete)

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    1. Sí señor, el Butanito, todo un clásico, al que debemos una serie de muletillas que todo el mundo usa: una hora menos en Canarias, ojo al dato, en breves instantes, un profesional como la copa de un pino y otras. Lo recuerdo en sus comienzos en TV, micrófono en mano tratando de obtener declaraciones en riguroso directo. Una vez consiguió llegar, seguido del cámara hasta el pobre Urtain recién derrotado y con la nariz como un pimiento morrón. ¿Cómo se encuentra, Urtain? -preguntó el Butanito. Respuesta: jodido, jodido. Sólo se pudo oír la primera de las dos repeticiones. La otra la cerró el censor que supervisaba estas emisiones. Estaba prohibido que sonaran tacos en la TV. La primera se le coló al censor. Al tipo a lo mejor le buscaron un empleo en Radio Melilla. Por mi parte, fue el primer taco escuchado en un medio de difusión, algo que fue muy comentado

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  2. Buenos,
    He leído en la referencia a la publicidad de la Sastrería Carmena (septiembre 2011 Algo de mi estancia en RDC, tambien referenciado por Manuela Carmena en su blog), pues bien, a pesar de no ser muy mayor puedo recordar aquella publicidad.
    Se trataba de la Sastrería de mi abuelo, Pedro Carmena, y luego de mi padre, Sigfredo Carmena, ambos excelentes personas.
    En mi entorno del colegio, los anuncios de Carmena nunca fueron objeto de burla, ninguna de mis compañeras me hacía rabiar, muy al contrario yo me sentía llena de orgullo de oír mi apellido en la radio. Fue una de las primeras empresas en publicitarse en los medios, radio y cine, guiada por personas de prestigio de esa época en el mundo de la publicidad.
    Hablas de racismo, pero no lo veo así. Los países del África negra por esa época eran lejanos y muy desconocidos para una España que “casi” acababa de salir de su guerra civil.
    Nombrar aquellas tierras era un signo de lejanía, otro continente era consciente de la existencia de una “gran” sastrería con su “akatula malatula”.
    Este no fue el único anuncio de Carmena, hubo varios y también de gran repercusión y que todavía hoy se conocen por ser pioneros. La Cámara de Comercio en una recopilación de anuncios de la época, incluyó los de la sastrería Carmena en un disco con de toda aquella publicidad.
    Creo que nos une un parentesco lejano, casi todos los Carmenas procedemos de Añover de Tajo (Toledo).
    Con estas líneas espero que se ayude a “hacer justicia” respecto de la publicidad de la época y así te puedas sentir orgullosa de tu apellido tanto como yo.
    Ahora sólo nos queda trabajar como chinos en 2016, para ayudar a este país a salir adelante, sin que sirva la expresión de comentario racista, simplemente tomándolo como ejemplo del esfuerzo de esta raza, que como de otras tantas, tenemos mucho que aprender.

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    1. Estimada señora Carmena, ante todo muchas gracias por entrar en mi modesto blog y dignarse escribir un comentario tan largo. Por si hay alguna duda al respecto, le aclararé que todo mi texto está escrito desde el respeto y el cariño que me merece el negocio fundado por su abuelo, junto a la nostalgia de una época que no pude vivir, porque yo llegué a Madrid en 1968. No obstante, si alguno de mis comentarios le ha molestado o le ha parecido fuera de lugar, le pido encarecidamente disculpas.
      Respecto a lo del racismo, lo que quiero decir es que, actualmente, en esta época de tontuna lingüística que lleva los políticos a decir todo el rato "los españoles y las españolas", el anuncio podría ser tachado de racista, no que a mí me lo parezca. Eran mensajes ingénuos, como aquel de "yo soy aquel negrito del África tropical, etc.".
      Le diré también que tengo el disco editado por la Cámara de Comercio, pero mi ignorancia en temas digitales me ha impedido subir al blog algunos de los anuncios que en él se contienen, aunque lo he intentado por todos los medios: sólo soy capaz de incorporar vídeos que estén en Youtube.
      No he tenido el gusto de charlar un rato con su pariente lejana la Alcaldesa, pero no quisiera que se interpretase mi texto en el sentido de que esta señora no está orgullosa de su apellido. Estoy sguro de que no es así. Como funcionario veterano del Ayuntamiento, mi sentimiento hacia ella es de absoluto agradecimiento.
      En cuanto a usted, pues solamente decirle que me gustaría que continuara entrando en mi blog. Esta es una tribuna humorística y ligera. Soy consciente de que los tiempos que corren son difíciles y los que vienen pintan aun peor, no hemos de perder el ánimo y aquí encontrará usted siempre mensajes positivos, desde el respeto, la educación y la naturalidad.
      Gracias otra vez por su comentario.
      P.D. Desconozco a qué se refieren las siglas RDC.

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    2. Le agradezco muchísimo sus comentarios a mi respuesta.
      Estos mismos comentarios que realiza usted en este blog sobre cómo se sentía la alcaldesa en el colegio, los hace “muy similares” la actual alcaldesa (no le llamaré Carmena por no molestar y no recordarle viejos tiempos de su infancia) en su blog que se llama “Reinventemos la Justicia” en su publicación del 11 de septiembre con título “Algo de mi estancia en República Democrática del Congo RDC”. Por cierto, intenté comentar en el blog de la alcaldesa lo mismo que he hecho en el suyo y ella nunca lo publicó.
      Lo que me parece muy manipulador, es traer a la época actual determinadas acciones de épocas pasadas muy distintas a las actuales, que además no tenían intención de marginar ni hacer daño a nadie, y juzgar “hoy” para ponerles un calificativo y así ser mucho mejor que otros a los que considera “racistas”.
      Si, si me molesta y mucho que se manipule con el anuncio y que recaiga en que el “sastre” era racista, sobre todo cuando se trata de mi padre y de mi abuelo. Parece mentira que siendo tan “justa” como debiera por su formación, no sea capaz de hace justicia con unos anuncios pasados.
      Insisto en que ambos dos, padre y abuelo, fueron personas muy íntegras, queridas y conocidas en la zona centro de Madrid. Le puedo asegurar que velaron por las tradiciones madrileñas y por su querida ciudad de acogida “Madrid”. Todavía estoy por ver si la actual alcaldesa nos demuestra lo mismo. A decir verdad, como madrileña que ama su ciudad, y de la que soy ciudadana desde que nací, después de más de un año todavía no lo percibo.
      Le agradezco sus disculpas y las acepto, y espero que estos comentarios sirvan para no relacionar a la alcaldesa con el sastre, más que como un pariente “lejano” de los que te tocan porque en la vida tiene que haber de todo.
      La alcaldesa si ha aceptado en la cadena Ser ser pariente del sastre. No sé por qué extraño motivo en ese momento previo a las elecciones municipales si le interesó ser “pariente de”. Quizá porque se trataba de una profesión más cercana al mundo normal que en el que se encuentran los arquitectos o jueces a los que ella pertenece.
      De nuevo gracias por publicar mis comentarios y no sólo eso, sino por responder a los mismos.

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    3. Le agradezco su nuevo comentario y le reitero mi respeto y consideración tanto a su padre como a su abuelo. Yo también amo mucho a esta mi ciudad de adopción, para la que trabajo desde hace más de 30 años.
      Saludos.

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  3. Con respecto a este tema de los Carmena, mi tataratatarabuelo Hermenegildo Carmena vino a Madrid procedente de Añover de Tajo en los primeros años del siglo XIX y tuvo un comercio de paños en la calle Mayor.
    Es curioso que los Carmena de varias ramas trabajaran todos en temas textiles... aparte de nombres raros (Ceferino se llamaba el abuelo de la Alcaldesa)
    Por cierto que mi abuelo y bisabuelo Carmena así como algunos tíos hicieron todos la carrera de Derecho.
    La Alcaldesa (a quien comenté y enseñé esto) sabe que sus amtepasados vinieron de Añover de Tajo pero no controla tanto como yo los nombres de lejanos antepasados, dice que visto lo visto seguramente tenemos antepasados comunes.

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    1. Le agradezco mucho su información y sus datos. Este texto se escribió hace más de un año, pero me complace ver que la gente sigue entrando a verlo, aunque, como digo al principio, trata más de la radio y la España de hace unas décadas, que de la propia figura de Manuela Carmena, sobre la que paso de puntillas.
      Le invito a entrar en mi blog cuando quiera, aunque su temática es bastante variable y no a todo el mundo le interesan las cosas de las que aquí se habla.
      Un saludo cordial.

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  4. Yo también soy del año 51, y tengo unos recuerdos muy similares. La radio era indispensable en aquellos tiempos. Me acuerdo de otro pareado publicitario: "su tipo como ninguno en Espoz y Mina 1". He buscado sin fruto dos anuncios de cafés La Estrella que mi madre nos cantaba (debían ser anteriores a los años 50) uno trataba de "Las broncas de Don Facundo" y el otro de "La colegiata de Don Bruno" Eran larguísimos y muy divertidos. Me ha encantado escuchar las musicas del "parte" y del cierre. Estupendo todo el post. Un saludo

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    1. Querida Josefina, te doy la bienvenida a este blog. Y te agradezco que entres aquí con comentarios. No tengo otros medios para hacerte llegar mis respuestas, así que, si quieres conocerlas, tienes que entrar otra vez en el blog, y buscarlas. Verás que ésta es una página en la que se privilegia la cantidad sobre la calidad. Escribo mucho, sobre temas variados y, a veces, me salen cosas mejores y otras no tanto. Procuro que casi todos los posts tengan alguna información o algún detalle que haga que haya merecido la pena leerlo. Y también que en algún momento al lector se le suscite una sonrisa.
      No tengo más pretensiones que entretener al lector y mantener la pluma activa. Mi visión procura no verse condicionada por prejuicios de ningún tipo y mi manera de redactar es libre, suelta y sin un control de calidad exhaustivo.
      Me encanta que se asomen por aquí personas de mi generación. Tenemos una larga experiencia y seguramente visiones concordantes.
      Un abrazo.

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  5. Muchas gracias por tu amable bienvenida. Seguro que volveré por aquí. Tengo un blog, pero me acuso de tenerlo muy abandonado últimamente. Con la jubilación no da tiempo a nada! Te invito a conocerlo, es mas de imágenes que de opiniones. Mi nombre de guerra es Cigarra y la dirección es http://cigarrales-cigarra.blogspot.com/?m=1

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    1. Gracias a tí por leerme. Yo todavía no me he jubilado, así que tengo mucho tiempo para escribir😂😂😂😂
      He entrado en tu blog y he visto que realmente lo tienes un poco abandonado. Pero puedes retomarlo en cualquier momento. Tengo pendiente entrar más a fondo a leer algunos de tus posts, seguro que son interesantes y llenos de esas referencias compartidas de las que hablas.
      Saludos cordiales.

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  6. Es maravilloso poder compartir tiempos que hemos vivido comúnmente, conociendo las mismas cosas desde distintos lugares. Es como cuando se divisa la luna desde Londres y, al mismo tiempo desde Viena. Pues yo he entrado aquí por la publicidad antigua que buscaba. Y aquí la he encontrado. Del mismo modo, supongo que algunos de ustedes recordarán la publicidad del detergente "El borreguito", o los sketches de Pepe Iglesias El Zorro. Siempre empezaba su programa conuna sintonía que decía: "Yo soy el zorro zorrito, para mayores y pequeñitos. Señores, señoras, señores, de mil amores voy a empezar" Y proseguía con una canción tarareada.

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