Bueno, qué cosa tan maravillosa
la que me ha tocado vivir este fin de semana, qué privilegio ser testigo de uno
de esos momentos en que cambia el signo de la historia, en que las previsiones
más negras de los agoreros se revelan infundadas y llegan los vientos del
cambio. Qué gusto aplaudir al hombre que con su fe y su valentía ha sabido aglutinar
los esfuerzos de toda una colectividad que las ha pasado canutas, que ha
aguantado carros y carretas, hasta que ha llegado él, con su pequeño equipo de
colaboradores, para dar un paso al frente y mostrarnos el camino por donde
ahora marcharemos todos al unísono, guiados por su bandera enhiesta, hasta
cumplir los objetivos que nos propusimos hace más o menos un año.
¿Cómo? ¿Qué dicen? ¿La marcha de
Podemos? ¿Los cientos de miles en la Puerta del Sol? No, no. Yo hablaba de la
victoria del Dépor el viernes en Vallecas. ¡Por favor! Eso es mucho más
trascendental, inesperado y hasta milagroso. Ahora ya podemos empezar a soñar.
¿Que si estoy de broma? ¿Que soy un cachondo? No, hombre. Hablo completamente
en serio. Bueno, la verdad es que, un poco de coña sí que estoy, no se lo tomen
a mal. Y, ya que les he vacilado, hablaremos de las dos cosas. El viernes vi
entero el partido del milagro en un bar de Vallecas. Y, aunque no se lo crean,
el Depor ganó por 1-2 al Rayo Vallecano. Puede que esto sea flor de un día. Que
haya sonado la flauta por casualidad, como en la fábula del burro. Pero, de
momento, déjennos disfrutar del instante de gloria. Por cierto, en Galicia hay
una versión local de la fábula citada: unha
mosca colleu meu can, non colle outra en todo o verán.
Hasta ahora, el equipo sólo había
marcado cuatro goles fuera de casa. El último, en octubre. No ganaban fuera
desde septiembre. La última vez que metieron dos goles fuera de casa fue el 4
de mayo, en Segunda División, contra el Lugo. Así que lo del otro día fue un verdadero
acontecimiento. Bien es cierto que metieron un gol de churro y otro de penalti,
y que, si los del Rayo no llegan a jugar tan mal, nos podían haber caído
cuatro. Pero el resultado es lo que vale. Nuestro objetivo para este año es dejar
al final tres equipos detrás de nosotros. Pues en este momento, por primera vez
en la temporada, tenemos detrás a seis. El fútbol patrio es hoy un erial con
dos gallos (Madrí y Barça), un aspirante (el Aleti) y tres equipos decentes
(Valencia, Sevilla y Villarreal). Los demás son todos muy malos y pelean por
huir de los tres puestos que condenan a bajar a Segunda División, categoría
donde militan Betis, Osasuna, Valladolid, Mallorca y otros equipos de ilustre
pasado y mejor plantilla que muchos de Primera. Dicen en Coruña que, si no bajamos
este año ni el que viene, habrá pasado lo peor, el equipo empezará a
recapitalizarse y podrá fichar mejores jugadores. Por ahora, hay que tirar con
lo que hay.
En el bar de Vallecas me mostré
comedido y no celebré mucho los goles, no fueran a sacarme a la acera a
bofetadas. Los parroquianos se desesperaban con la impotencia de sus jugadores,
incapaces de superar a un equipo tan malo como el Dépor. –A ver, hombre–, se
enervaba un tipo de nariz colorada y tinto en mano: –el Tito ese, si no sabe
centrar, para qué sube a la línea de fondo. Que haga otra jugada, coño. Si
llega al fondo y rifa el centro, no sirve para nada. Era público mayor,
educado, obrero. En ningún momento fueron irrespetuosos con el contrario, ni se
cagaron en la madre del árbitro, ni nada. Gente como yo, que bajamos al bar
porque somos objetores del fútbol de pago en la tele, después de toda una vida
viéndolo gratis en casa.
Vale, ya voy con la marcha del
sábado. He de confesar que estaba apuntado a una excursión senderista por la
sierra de Madrid que, a última hora, se canceló por la amenaza de nieve y
viento. Ante eso, me quedé sin plan y decidí darme una vuelta por la Puerta del
Sol, para pulsar el ambiente. Como ya he dicho en alguna ocasión, me gusta la
masa y el mogollón, me siento bien en medio de una multitud que avanza cantando
lemas, celebra un gol en un estadio o saluda la salida al escenario de su
estrella favorita de rock. Además, creo que ya va siendo hora de que la gente
deje de agachar la testuz, como mansos bueyes, y embistan un poco como toros. Al
pueblo se le están calzando unas medidas que son difíciles de soportar, hay
gente pasándolo muy mal, nuestros hijos tienen que emigrar y, con esta línea
política, no vamos a ninguna parte. El sistema está agotado y hay que
renovarlo.
¿Que Pablo Iglesias y su gente no
están capacitados para ello y nos llevan a la ruina? Puede, pero habrá que
verlo. Yo creo que, en esto, hay que ir también partido a partido. Primero, observemos
con atención lo que hace SYRYZA. De momento, han dicho que no reconocen como interlocutor
a la Troika, y en Bruselas ya se están planteando si no tendrán razón. En mayo,
para nuestras elecciones locales, ya tendremos una referencia. Ya he dicho que
yo estaría encantado de que, al menos, ganaran en Madrid ciudad, por la cuenta
que me trae. Y luego, a trabajar. Si se constata que nos hemos equivocado, pues
en las generales ya no les votamos. Así de sencillo. ¿No era esto una
democracia? Pues habrá que votar y contar los votos, para ver quién debe
gobernar en cada administración.
En la marcha del sábado había
mucha gente que no tiene todavía decidido su voto y tampoco creen que Pablo
Iglesias vaya a ser como los Reyes Magos y lo arregle todo. Estaban allí sólo para mostrar su descontento con el Gobierno de
Rajoy, la nulidad del PSOE, el empeño de Izquierda Unida por seguir el consejo de Bart Simpson de multiplicarse por cero, la vergüenza de
las tarjetas black, los desahucios de viviendas de la EMV malvendidas a fondos
buitres, la estafa de las preferentes vendidas a ciudadanos que firmaban con la
huella de su dedo, los papeles de Bárcenas, los EREs de Andalucía y todo lo
demás. La gente venía de toda España, se habían organizado y financiado sus
autobuses, habían dormido en casas que pusieron a su disposición otros
ciudadanos de a pié como ellos y allí estaban, pasando un frío de pelotas y
gritando sus lemas.
Algunos de estos lemas ya los
conocía: Rajoy y Cospedal/a Soto del Real, no hay pan/pa' tanto chorizo,
Mariano, cariño/colócame a mi niño, luego diréis/que somos cinco o seis, o el
que se gritaba al piloto del helicóptero que nos vigilaba: no nos mires/tiraté.
Pero había otros nuevos, improvisados para la ocasión: Rajoy te has jodido/no nos
ha llovido, Montoro, Mariano/os queda un verano. Y alguno más imaginativo:
Rajoy, mamón, deja la tijera/que en vez de presidente, pareces peluquera.
También había pancartas artesanales con lemas poéticos: ladran, luego
caminamos. La que más me gustó era una que solamente decía CORRUPTOS LADRONES.
No hacía falta decir quiénes eran ni por qué se les tildaba de tales. Puro
conceptualismo.
Para los que no hayan estado
presentes, abajo les pongo una serie de fotos que tomó una amiga mía. Para que
vean la pinta del personal. Yo no veo en esa multitud gente radical o
antisistema. Veo paisanos tranquilos, educados, esperanzados. Como los que
vieron el partido del Rayo conmigo. Mucha gente rural, con sus zamarras bien
forradas de borrego para el frío. Familias completas, niños, abuelos, bebés en
carritos, chicas muy monas con el inevitable arete en una aleta de la nariz. Mucha
orquestilla, mucha batucada, algún gaiteiro gallego. Fui un rato detrás del
típico trío de charamita, tambor y bombo. Todo el rato tocaban la murga más
conocida, a la que a veces ponían el proverbial estribillo: que se vayan, se vayan, se vayan/que se
vayan de una puta vez/que se vayan, se vayan, se vayan/que se vayan para no
volver. Pues ese es el mensaje principal de la marcha. Que se vayan los del
PPSOIU, que ya sabemos que no nos gustan. Y, si los que vengan después no lo
hacen bien, dentro de un tiempo saldremos a la calle a cantarles lo mismo.
El mundo requiere un cambio más
amplio y los de Podemos habrán de demostrar que están a la altura del reto. Les
recomiendo que lean la última entrega del blog de Federico Mayor Zaragoza, ex
director de la UNESCO, que pueden consultar AQUÍ.
Toda una declaración de principios. No me irán a decir ahora que este señor es
un coletudo antisistema. En la misma línea escuché el otro día a Antonio
Garrigues Walker, en un acto que ya les cuento en otro post. Les dejo con las
fotos. Duerman bien, si es que les deja su conciencia.
Te facilito otra versión para tu archivo: "Meu can cazou unha mosca e pra unha mosca que cazou chámanlle cazamoscas". Era lo que decía mi padre, muy sarcástico él, cuando hacía yo algo de mérito que, efectivamente, ocurría en muy pocas ocasiones.
ResponderEliminarEn el recuerdo, un abrazo, Alfred
Querido Alfred, en esta fechas señaladas me gusta seguir conectado contigo. El refrán que tú dices es de diferente significado y tiene equivalente castellano: por un perro que maté, mataperros me llamaron. Ya sabes que los castellanos son más brutos que nosotros.
EliminarPor otro lado, el tuyo es un refrán contrastado, mientras que lo que yo cuento es más una ocurrencia de alguien, escuchada por ahí y rápidamente celebrada por la concurrencia con risotadas y exclamaciones de arre carallo.