Asisto a la presentación del nº
29 de la revista EcoSostenible, con 15 años de existencia, que dirige mi amigo
Antonio Lucio, trabajador infatigable siempre atento a la innovación en todos
los terrenos. El número es un monográfico sobre Latinoamérica, una tierra ahora
mismo en plena expansión, en donde surgen innumerables iniciativas ciudadanas,
a espaldas de las administraciones, que utilizan las redes sociales como base
de su trabajo y también como plataforma para intercambiar y enriquecer sus
conocimientos y sus propuestas. Eso propicia la aparición de nuevos sectores de
actividad, con oportunidades laborales y soluciones imaginativas a los nuevos
problemas del mundo globalizado. Abajo les pondré algunos ejemplos concretos,
para que entiendan lo que quiero decir con estas frases tan genéricas.
Como la cosa iba de
Latinoamérica, encontraron el apoyo de la Casa de América, que les ha ofrecido su bonito
salón de actos para la presentación, en la que participa una serie de oradores que explican sus plataformas y su modo de trabajo, algunos presentes y
otros mediante vídeos grabados. Prestigia la jornada la intervención de dos
conferenciantes especiales: Antonio Garrigues Walker, que abre el acto, y Julián
Salas, que lo cierra. Este Julián Salas, menos conocido, es un veterano
investigador del CSIC, ingeniero industrial de formación y experto en temas de
construcción y vivienda. Entre todos ellos dibujan un panorama mundial
preocupante y a la vez esperanzador. El mundo que resultó de la Segunda Guerra
Mundial ha entrado en crisis, está en un momento de completa transformación y
ello comporta enormes riesgos y, a la vez, grandes retos y oportunidades.
Como, supongo, saben, en el mundo
hay en torno a 7.500 millones de habitantes. Lo que quizá no sepan (aunque no
creo que les sorprenda), es que, de ellos, 2.000 millones carecen de un
alojamiento estable. No estamos hablando aquí de okupas, gente que se instala
ilegalmente en terrenos y se construye su chabola, núcleos de favelas y
similares. No, no. Los 2.000 millones de los que hablamos, están en
campamentos, cuevas, asentamientos provisionales de refugiados, o viviendo en
la calle. Por aclararlo, en inglés hay dos denominaciones diferentes para la
infravivienda, el slum y el shanty. El slum es un asentamiento
ilegal, pero construido con ladrillos, con luz y agua (aunque sean a partir de
tomas ilegales) y con unas mínimas condiciones de habitabilidad y confort. El
shanty es algo más cutre, medio levantado con cartones o tetrabriks y más
próximo a una tienda de campaña que a una vivienda estándar.
Es decir, que los shantys sí
estarían incluidos en los 2.000 millones citados. Aun así, es una cifra
terrorífica, pero créansela: la dijo Garrigues y este señor siempre ofrece
datos contrastados. Otra diferencia básica entre slums y shantys es que los
primeros suelen formar núcleos muy numerosos, barriadas enteras en las afueras
de las grandes ciudades. Ya que he citado la denominación inglesa, les doy
otras que conozco: bidonvilles en
áreas francófonas, chabolas en
España, favelas en Brasil, tugurios en Colombia. Los shantys, en
cambio, surgen donde pueden, en pequeños grupos y suelen ser muy inestables.
Normalmente acaban rápidamente arrasados por cualquier viento o excavadora. La
población que los habita es nómada, por cultura o a la fuerza, y enseguida
encuentran otro lugar para levantar sus tenderetes.
Salas aportó otro dato. Hoy,
ahora, mientras ustedes leen este texto, la mitad de la población de
Latinoamérica vive en viviendas construidas dentro del sector de la economía
informal. Aquí la clasificación es otra: hablamos de gente que simplemente no
tiene título de propiedad, ni licencia de edificación. Es decir, aquí sí incluimos edificios de autoconstrucción sobre terrenos ocupados de forma
clandestina, y surtiéndose de enganches piratas a la luz y a la red de agua. El
porcentaje es acojonante, sobre todo teniendo en cuenta que, en algunos países
como Chile, Uruguay o Costa Rica, la incidencia porcentual es muy inferior a la
media. La autoconstrucción se basa en equipos de familiares y amigos que conocen
los diferentes oficios y son capaces de levantar una vivienda digna para un
primo o un colega. A veces trabajan sólo los sábados y domingos, los días en que
pueden reunirse todos. Así se provee de vivienda gente que no tiene dinero para
adquirir un terreno, pero sí para comprar los diferentes materiales. La ayuda
del clan hace el resto. En este momento, por ejemplo, la industria del cemento
factura más por las ventas a este tipo de obras que por las legales. Además,
éste es su sector de negocio más seguro: el tipo que viene a por dos sacos de
cemento, se los lleva sólo si trae el dinero en mano. La industria oficial es
mucho más informal, como sabemos todos.
Esta es la situación y está claro
que tiene que cambiar: mientras esta desigualdad perviva, el mundo será un
lugar en conflicto. Porque, a la vez, la gente que vive en barrios de chabolas,
está bien provista de smartphones, o
tiene antenas parabólicas, por lo que saben lo que está pasando en el mundo y
cómo se vive en otros lugares. La red es un arma para la democracia. Por ella
fluye información que permite establecer iniciativas ciudadanas y mecanismos de
solidaridad. La gente se organiza desde abajo, porque ya nadie confía en las
administraciones ni en los políticos. La sociedad civil se pone en marcha y
empieza a ocupar espacios que hasta ahora cubría Papá Estado. Surgen
nuevas instituciones y formas de actuar. Algunos estamentos se han puesto al día.
A veces es cosa de una persona, como en el caso de la Iglesia : el Papa Curro
está renovando el discurso oficial de forma radical. En otros casos, es un tema
de pura supervivencia: en el mundo de la economía, el que no está al día, se lo
comen.
Sin embargo, en otros sectores
hay una resistencia al cambio, que puede terminar por dejar a sus integrantes
fuera de juego. Sucede eso en el mundo del derecho y la justicia. Lo mismo pasa
en el urbanismo. Y, desde luego, los que no se están enterando de nada son los
políticos. Podemos no es un fenómeno en sí mismo; es un síntoma. Yo
creo, como Garrigues, que la gente es sabia. El resultado de las sucesivas
elecciones venideras, será lo que la gente quiere o reclama o necesita en este
momento. Y los partidos de toda la vida no reaccionarán hasta que se vean con
el agua al cuello. Creo que ya les he contado la estampa que narraba John Reed,
periodista norteamericano que fue testigo de la revolución rusa. En San
Petersburgo, las turbas que se dirigían a tomar el Palacio de Invierno, pasaban
al lado de la cola de los aristócratas que esperaban para entrar a ver el
Bolshoi. Los de esta cola, bien protegidos con sus abrigos de pieles y sus gorros, miraban pasar a la gente impertérritos, sin inmutarse, convencidos de que aquella revuelta no afectaría a su mundo feliz.
Pues así están ahora algunos
estamentos de la sociedad, como los partidos tradicionales. ¿Y qué está
haciendo la gente, además de acudir a algaradas callejeras? Pues en el acto que
estoy comentando, se contaron muchas nuevas ideas en marcha. Les cuento algunas. La Fundación COPADE
se dedica a poner en contacto iniciativas ciudadanas con empresas que las
patrocinen, para impulsar proyectos que promocionen la sostenibilidad o el
comercio justo. Un ejemplo: el proyecto Madera
Justa. En este proyecto, COPADE ha conectado un gremio de más de 300
madereros brasileños con la empresa Leroy Merlín. Los primeros encuentran una
salida a sus prácticas respetuosas y no destructivas del bosque amazónico, y la
empresa vende los productos fabricados con esa madera, con una certificación de
sostenibilidad, lo que le sirve para captar al sector más sensibilizado de la
demanda. COPADE facilita apoyo y gestiona ayudas y subvenciones. AQUÍ
la información del proyecto.
Otro. Un tipo en Madrid ha creado
una página informando de por dónde se puede ir en bicicleta sin que te achuchen
los coches. Con la información que recopila y la que le completan los usuarios,
ha creado un mapa interactivo de recorridos tranquilos. ACÁ pueden consultarlo. Hay cientos de iniciativas ciudadanas similares. Sin salir
de Madrid encontramos una red que intercambia semillas y conocimientos técnicos
para montar huertos urbanos, otras de comercio sin dinero, sistemas que
ponen en contacto a parados con ofertas de trabajo, organización y convocatoria de
actividades culturales, viajes en coche compartido y muchas otras cosas.
Incluso, este tipo de organizaciones alternativas han sido bautizadas con un
nombre altamente explícito y significativo: extituciones.
ACULLÁ
les pongo el enlace a un estudio teórico de las extituciones como nuevo modelo
heurístico, ligado a los sistemas cartográficos. Pueden echarle un vistazo en
diagonal, si no están especialmente interesados. No se preocupen, yo tampoco sé
qué significa heurístico, pero esto es irrelevante para lo que estamos
contando. El mundo está cambiando, los políticos, los urbanistas y los abogados
(con lógicas excepciones) no se están enterando de nada y puede que la ola los
arrase, como a la clase social que esperaba en la cola del Bolshoi en 1917. Si
ustedes pertenecen a alguno de esos gremios y no están aun en lo nuevo, pues
pónganse al tajo, que todavía pueden crear alguna extitución y ser útiles a la
sociedad, a la vez que se lo pasan de cojones. Bueno, y si quieren seguir en su mundo de toda la
vida, háganlo: están en su derecho. Además, leyendo mi blog, se mantendrán al
día. Buen finde.
No me creo que no sepas lo que significa heurístico.
ResponderEliminarDeduzco que tú sí lo sabes. Enhorabuena. Si esperas que te aclare si lo sabía o no, es que no has entendido el espíritu de este blog. Amigo, yo soy gallego y supongo que ya sabes que el hombre del tiempo de la telegaita (como llama mi amigo Paco Couto a la televisión gallega), suele acabar sus predicciones con las siguientes palabras: "En difinitiva, que lo mismo llueve, y lo mismo no llueve.
EliminarUn abrazo, amigo.
Heurisko es el presente de un verbo griego; significa "encontrar"; su pretérito perfecto es "Heureka", que os sonará a los dos porque fue la exultante proclamación de Arquímedes cuando descubrió su famoso principio al meterse en el baño, según la leyenda. Aclarada la etimología, vuestras privilegiadas mentes darán con el significado de "heurístico" sin dificultad. Los griegos somos nosotros, que dijo Splenger.
EliminarBueno, fuera coñas, tengo una idea de lo que quiere decir "Heurístico". Un adjetivo ligado a procedimientos empíricos, en los que se va progresando a base de prueba y error. Pero, para que yo diga que sé lo que es un concepto, tengo que entenderlo completamente, sin que se me escape ningún matiz o aspecto parcial. No es el caso de heurístico. Y yo no puedo escribir sobre algo que no domino al cien por cien, porque, además, suelo esforzarme por explicar las cosas que entiendo con un lenguaje sencillo, de forma que le lleguen a todo el mundo, no sólo a los expertos en el tema. Algunos me dicen que cuento las cosas como para tontos. Pues, exactamente: yo cuento las cosas como me gustaría que me las contaran a mí. Y no domino los modelos heurísticos tanto como para explicarlos de esa forma. Perdón por la bronca. Un abrazo.
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