Sé que entre el grupo de mis seguidores más fieles hay diferentes formas
de pensar y distintas ideologías y no quisiera herir ninguna sensibilidad. Pero
ayer dejó su cargo un hombre que ha puesto a nuestro país en la mejor posición
en Europa, que ha mantenido a raya a los catalanes y ha hecho que todos los que
pensamos como él fuéramos felices. Qué menos que este pequeño homenaje en la
hora del adiós. Gracias por todo, Zidane, y hasta siempre.
Bueno, este chiste, con distintas
variantes, ha circulado por los whatsapps en estos días frenéticos, pero he
querido traerlo aquí por si alguno de ustedes no lo conocía, para darle un
susto y hacerle pensar que había perdido el oremus. La verdad, no creo que haya nadie en su sano juicio que no se alegre de la marcha de cierto señor barbudo y quemado y eso es independiente de la opinión que nos merezca a
algunos el señor Pedro Sánchez, que lo va a tener también bastante crudo. No creo,
sin embargo, que este atildado caballero haya pactado nada con nadie. Los catalanes le han
apoyado porque, para su demostrado objetivo genérico de dar por culo, es mucho mejor que haya un gobierno débil en Madrid. Se avecinan tiempos difíciles e inciertos.
Pero yo tenía reservado el día de hoy para hablarles de otra cosa y tengo que empezar por proclamar que NO HAY DERECHO. No, señor. Hace casi un mes que anuncié que me iba de viaje y llevo todo ese tiempo jugando al escondite con ustedes, sin revelarles el destino de mi viaje (estoy ya a menos de 12 horas de partir). Me había yo montado esta película, para mantener el interés de mis lectores y hoy era el día que tenía preparado para revelarles a dónde me voy. Y resulta que antes que yo se van, no sólo Rajoy, sino también Zidane. Joder, eso no se hace, eso es contraprogramación. Pero, bueno, vamos a ello. En el post en el que les propuse el acertijo, di una pista bastante fácil para un rockero y he de decir que el gran Paco Couto no tardó ni un día en dar con la solución. Efectivamente: me voy a San Francisco. If you’re going to San Francisco, be shure to wear some flowers in your hair. Pero también tengo planeado visitar Los Ángeles, San Diego y Tijuana y es momento ya de que les cuente la génesis de este viaje fascinante, algo que enlaza con lo que les conté en el post anterior.
Pero yo tenía reservado el día de hoy para hablarles de otra cosa y tengo que empezar por proclamar que NO HAY DERECHO. No, señor. Hace casi un mes que anuncié que me iba de viaje y llevo todo ese tiempo jugando al escondite con ustedes, sin revelarles el destino de mi viaje (estoy ya a menos de 12 horas de partir). Me había yo montado esta película, para mantener el interés de mis lectores y hoy era el día que tenía preparado para revelarles a dónde me voy. Y resulta que antes que yo se van, no sólo Rajoy, sino también Zidane. Joder, eso no se hace, eso es contraprogramación. Pero, bueno, vamos a ello. En el post en el que les propuse el acertijo, di una pista bastante fácil para un rockero y he de decir que el gran Paco Couto no tardó ni un día en dar con la solución. Efectivamente: me voy a San Francisco. If you’re going to San Francisco, be shure to wear some flowers in your hair. Pero también tengo planeado visitar Los Ángeles, San Diego y Tijuana y es momento ya de que les cuente la génesis de este viaje fascinante, algo que enlaza con lo que les conté en el post anterior.
Ya les he contado que tengo dos
amigos, uno en San Diego y otro en Tijuana. Mi amigo de Tijuana se llama Diego
Moreno, es arquitecto jubilado, escritor, dibujante, inventor y muchas cosas
más. Merece la pena contar cómo nos conocimos. Corría el mes de septiembre de
2004 y yo era por entonces Vicegerente de Urbanismo, lo que no me impedía
ocuparme de recibir a las delegaciones
extranjeras que venían a visitar Madrid, como he venido haciendo los últimos 25
años. Un día me llamaron de la embajada de México. Querían que recibiera a una
delegación de la municipalidad de Playas de Rosarito (sic). Parece de broma
pero ese ayuntamiento existe. Me especificaron que la delegación estaba
compuesta por tres personas: el señor Alcalde, otro electo y el asesor
urbanístico doctor arquitecto.
El día de la cita, me avisaron de
que ya llegaban y salí como tenía por costumbre al pasillo a recibirlos. Allá
por el fondo vi venir a un hombre mayor que yo, con gran bigote blanco, lentes,
un cierto aire de Pancho Villa y una prestancia especial, que le hacía comerse
todo el plano. A unos pasos tras él venían dos jóvenes de aire intimidado. Ante esa imagen, yo me
tiré a saludar al bigotón, le extendí la mano y le dije: –Señor Alcalde, me
siento muy honrado de recibirle, y estoy a su disposición para platicar todo lo
que quieran sobre la ciudad de Madrid. El tipo se echó a reír con grandes
carcajadas: –Nooooo –me dijo– yo no soy el alcalde, el alcalde es este de acá,
yo nomás soy el arquitecto. Estuvimos más de una hora hablando y, al final,
cuando uno suele intercambiarse las tarjetas, Diego no me dio una tarjeta suya,
sino una novela que acababa de publicar.
La novela se llamaba El hombre que vino del Sur y estaba
escrita en un slang mexicano fronterizo endiablado. Al poco tiempo le escribí y
le dije que su novela debía de ser cojonuda, porque apenas había logrado
entender nada. Me respondió que la mía era la mejor crítica que había recibido.
Desde entonces hemos mantenido el contacto, nos hemos intercambiado textos y
reflexiones, él ha venido una vez más a Madrid con toda su familia y hasta los
llevamos a un tablao flamenco. Y yo he estado ya en Tijuana alojado en su casa
en un viaje también inolvidable. Allí conocí a Gonzalo López y a su mujer Judy,
mis amigos de San Diego, de los que ya he hablado en el blog, con foto
incluida. Precisamente Gonzalo y Judy andan ahora por aquí, el otro día quedé con ellos
para tomar unos vinos en La Vinícola Mentridana. Ya ven, ellos vienen cuando yo
voy. Pero volvamos al viaje.
Hace como mes y medio, Diego
anunció a través de su mailing que le iban a publicar una novela gráfica (yo he
visto sus comics, muy al estilo de Corto Maltés). Y que la presentación sería
en Tijuana el 14 de junio. La novela se llama La lancha de dos proas y tras el
correo colectivo a todos sus amigos, Diego me hizo llegar las pruebas, en el
convencimiento de que no iría a la presentación. Pero ahí me empezó a picar el
gusanillo y le contesté enseguida: si encontraba algún vuelo barato, me iría
para allí. Lo encontré, tras unos días de intentarlo, cuando ya empezaba a
desesperar: Madrid-LA ida y vuelta, por 601€. Pero, a partir de mi cita en
Tijuana, pensé que, ya que me voy tan lejos, qué menos que dos semanas. ¿Y qué
es lo que más ganas tengo de conocer en esa zona? Pues San Francisco.
En Los Ángeles, así de entrada, no
pensé que se me hubiera perdido nada y hasta me hice un primer plan de no salir
ni del aeropuerto y tomar allí mismo un vuelo a Frisco. Pero entonces me acordé
de mi amiga Shannon Ryan, a la que conocí el año pasado en Portland. Le escribí
un correo y me contestó enseguida: ¿cómo es que pensaba pasar por LA sin ir
a verla? Así que al final me he cogido un hotel en Los Ángeles para tres
noches. Esta parte de mi plan la he diseñado ya en colaboración con Shannon. De
acuerdo con sus consejos, me alojaré en Santa Mónica uno de los núcleos más
urbanos y divertidos de la gran aglomeración que forma Los Ángeles, en realidad
una ciudad de ciudades. A la derecha tienen la foto que me hice el año pasado
con mi amiga y otras compañeras que esta vez he recortado.
El martes volaré a San Francisco,
en donde planeo parar una semana entera. Allí tengo también dos citas de
trabajo. La primera con Eden Bruckman, la directora de Reinventing San
Francisco. Y la segunda, con Flavio Coppola, el coordinador de la red Land Use
de C40, con quien estoy en tratos para ver si me cambio a su red, una vez que
la red que me invitó al taller de Portland se está centrando últimamente en el
tema de la movilidad ciclista, que no es exactamente mi especialidad. A media
negociación, le conté que pensaba viajar a San Francisco y quedamos en que allí
tomaríamos una decisión. Así que ya les iré contando. En estos últimos días, el
trabajo ha sido tan frenético y acelerado como la situación del país entero.
Ayer era el último día para presentar las propuestas para la primera fase de Reinventing
Madrid. Al final recibimos 19 propuestas, un resultado muy bueno (yo había
dicho que si pasábamos de 20 invitaba a champán). Y un día antes, mi jefa y yo
recalamos en la emisora Capital Radio, para un programa de media hora sobre el
concurso. Aquí pueden ver qué guapos hemos salido.
Este es mi mundo últimamente y
tengo pendiente continuar con la novela en que les explico cómo he llegado
hasta aquí. Tendrán que esperar para el siguiente capítulo, porque ahora el viaje
pasa a primer plano. Por cierto, esta noche voy a abolir temporalmente el toque
de queda, porque con motivo de mi próximo ingreso en un huso horario con nueve
horas de diferencia con el madrileño, no veo la forma de seguir bloqueando a
los mascalzoni que me entran en el
blog de sesenta en sesenta. Veremos qué pasa. No es un problema que me preocupe
mucho. Piensen que, en unos cuantos días, voy a estar sentado en el muelle de
la bahía, watching the ships roll’in.
Sean buenos y deséenme buen viaje.
¡¡Menudo susto nos has dado con la entradilla!! Eres un cabrito.
ResponderEliminarDe eso se trataba.
EliminarNo deje usted de visitar en Frisco la archifamosa zona de "Haight-Ashbury", cuna de mis queridos y admirados Grateful Dead. Quédese allí un rato meditando y vendrán a su cerebro las voces de Ron "Pig Pen", Jerry García y demás "deadheads" fallecidos en acto de servicio a la psicodelia.
ResponderEliminarEnfin querido amigo, páselo usted bien y disfrute de California, tierra de promisión y cuando regrese nos cuente sus hazañas.
Forte aperta.
Seguiré sus sabios consejos, amigo mío. Gran abrazo.
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