Esta
es la fórmula con que los rusos brindan levantando su copa de vodka, o de lo
que sea. Suena algo así como nash dorovia,
y de esta forma lo escribí yo en varios de mis textos sobre el viaje a Piter. Dado que me siguen entrando
visitas de Rusia, de manera torrencial y siempre en números múltiplo de 21,
pues he decidido relajarme y gozar, empezando por saludar a mis insistentes
visitantes con el brindis que se usa en su tierra. Lo cierto es que he
consultado con un experto en blogs, que me ha dado las explicaciones que más
abajo les detallo, y he dejado de estar preocupado por el asunto. Incluso puede
que deje de mirar la página de estadísticas del blog, algo bastante sano.
Esta mañana a primera hora he hecho mi consulta y, una vez tranquilo, he
procedido a desplegar mi blog completo, que luce ahora radiante y esplendoroso,
como el sol cuando levanta la niebla.
Por
partes. Me fui a Jaén después de pasar todos mis textos a modo borrador menos
el último. Luego, algunos de mis lectores me pidieron que rescatara al menos
los últimos, que no habían tenido tiempo de leer. Así lo hice. De regreso de mi primera marcha
senderista, me encontré otra vez el ataque de los rusos, encarnizadamente
centrados en los pocos textos operativos, así que volví a clausurar todo el
blog. El domingo escribí mi post sobre Jaén y liberé unos 50 textos a ver que
pasaba. Pues pasó que esta mañana tenía 42 entradas de Rusia en dos bloques de 21, a
diferentes horas de la noche. Todo esto es lo que le he contado al experto. Respuestas.
Los rusos están todo el rato haciendo eso de manera compulsiva con textos de todo tipo, de los que se cuelgan en las redes sociales. No se sabe con que objeto, tal vez
es algo que se les ha escapado de control, lo que me sucede a mí le está
pasando a todo el mundo.
El
resultado es que algunos de mis posts, elegidos al azar, han sido
redireccionados a otras páginas, de modo que los usuarios de dichas páginas,
cuando se mueven por ellas, encuentran esos textos. Los que no sepan español,
las obviarán, supongo. Y los que entiendan algo, pues a lo mejor empiezan a leer y les
gusta, lo cual no es malo sino todo lo contrario. El único problema es la
eventualidad de que por el canal de salida se produzcan movimientos de entrada,
que puedan conectar mi blog con otras páginas, por ejemplo porno o de apología
del terrorismo. Si eso sucediera, les ruego que me avisen. En cualquier caso,
dice mi amigo que esto es bastante improbable (aunque conoce a algún bloguero al que le ha sucedido). Es improbable porque, tanto el entorno Blogger, como el Wordpress (los dos más comunes), tienen herramientas de
seguridad que evitan estos incómodos episodios. Dado que mis textos son educados, tranquilos y ligeramente humorísticos, no me preocupa el que se difundan todo lo que se pueda. No creo que nadie pueda sentirse ofendido por lo que escribo.
Así
que a relajarse y gozar. Mi amigo me ha dado además algunos consejos y trucos de
seguridad, que no les voy a desvelar aquí, pero que constituyen recursos a los
que acudir si la cosa se recrudece demasiado. También me ha dado una serie de datos muy interesantes. Parece que está demostrado estadísticamente que hay un tamaño
óptimo para los textos de blog, que es el comprendido entre las 300 y las 1.000
palabras. Hay una teoría al respecto que se da por admitida en todo el mundo. Para
empezar, el lector de blogs es alguien que busca algo más que un mensaje de
Twitter o de Facebook, entornos que recogen básicamente flashes informativos. El
lector de blogs busca un tema que le interese y aprecia el que se desarrolle
en profundidad, con razonamientos y argumentaciones sesudas, divertidas u
originales.
Si
ese lector potencial de blogs se encuentra con un texto de menos de 300 palabras, puede que le sepa a poco y busque completar su información en otros lugares.
300 palabras son más o menos dos párrafos no muy largos, un tamaño insuficiente
para desarrollar a fondo cualquier tema de interés. Es curioso este
matiz, que revela que el lector en Internet no es igual que el lector en papel.
El lector de libros que quiera encontrar más información sobre lo que está
leyendo, ha de ir a una biblioteca, buscar, etc. El internauta tiene todo a su
disposición con un simple click. En cuanto a los textos que superan las mil
palabras, parece que suelen producir el efecto contrario: el lector echa un
vistazo a la extensión y le da una pereza enorme seguir. A menos que el tema
sea muy interesante. Que finalmente es el punto crucial del asunto: escribir cosas
interesantes, temas que enganchen al lector de forma que no pueda parar de leer
hasta el final.
Tras
enterarme de esto, he contado algunos de mis últimos posts. Escapada a Jaén,
tiene poco más de 1.300 palabras. La post-verdad tiene 1.790. La llegada, 1.500.
Es decir, que mis textos son en general largos, pero no tanto como yo me creía. Con
un pequeño esfuerzo, podría acercarme a los tamaños ideales. He buscado en
Internet algo al respecto y, entre otros muchos textos, me he topado con ESTE,
por si quieren echarle un vistazo. Aquí, el tamaño mínimo lo suben a 400
palabras. Y dan una serie de trucos para los textos que se pasan de largos, que
yo ya estaba utilizando de manera intuitiva, como buen autodidacta. Uno de ellos, intercalar fotos y vídeos, que dan un descanso al lector y diversifican el lenguaje. Lo que pasa es que yo tengo tanta confianza en la potencia de mi prosa, que publico muchos posts sólo de texto. A partir de ahora procuraré no hacerlo y poner siempre algún vídeo o
foto.
Otro
truco es partir el texto en dos partes, tres o las que sean. El lector de
Internet disfruta de los textos por entregas, se queda con la duda y espera la
continuación. En cambio, si ve un ladrillo interminable, se echa para atrás. Yo
he tenido bastante éxito con las series sobre Ceaucescu (5 posts), la lucha
contra el chabolismo en Madrid (4 posts) y muchos divididos en dos partes. Esto de las series de textos relacionados o
suministrados en dosis calibradas, contribuye también a fidelizar al lector. Como
ven, todo esto es un mundo nuevo, que hace dos días sería considerado
ciencia-ficción, pero que ahora constituye una herramienta para comunicarte con
una serie de gente que te sigue, porque te conoce y te aprecia, o porque se
engancha a consultar tu blog, por encontrarlo interesante o divertido. Por
ejemplo, yo tengo algunos seguidores fieles a los que no tengo el gusto de
conocer en persona, como Susana la santiaguesa, Gustavo do Brasil, o Julián,
corredor esporádico por el Retiro. Hace tiempo tuve hasta un proyecto de troll
independentista catalán, que un día dejó de entrar en el blog, no sé si por
aburrimiento o porque se lo prohíbe su religión.
En
este mundo nuevo que orbita alrededor de Internet, es posible diseñar cosas muy
divertidas. Por ejemplo, acompasar músicas e imágenes, con resultado
sorprendente. Es lo que sucede en el vídeo que les dejo de cierre (para cumplir
así con mis nuevas reglas). La película Laurel y Hardy en el Oeste es de 1937. El
extraordinario baile de ambos cómicos hace creer que están siguiendo la música
que suena. Pero en 1937, el gran Chubby Checker, creador del Let’s Twist again,
ni siquiera había nacido. Disfrútenlo. El contador de palabras me marca 1250.
Nos vamos acercando al óptimo.
Genial el Gordo y el Flaco.
ResponderEliminarEstá bien la recomendación para escribir en el blog, pero se olvidan de la estructura clásica: Planteamiento, nudo y desenlace. Igual los griegos son viejunos para internet.
Laurel y Hardy eran cojonudos. Bueno, estas recomendaciones tampoco ponen en cuestión la estructura clásica. Son compatibles. Sólo dan una serie de pautas para que los que tenemos la pluma generosa no asustemos a los lectores potenciales.
EliminarPor si te sirve de algo, para Internet cuando pedía tribunas, se consideraba que 700 es la extensión ideal; ni corta, ni larga.
ResponderEliminar!!!El vídeo genial!!!
te mando por correo un pie de foto que te va a divertir.
Yo creía que mis textos tenían un tamaño monstruoso y se me ha quitado ese complejo. Son un poco más largos de lo recomendable, pero sin exagerar.
EliminarEl vídeo es sorprendente por su sincronización imagen-sonido. Muy bueno el cachondeo con el pingüino que me has mandado. Un abrazo, amiga.
Aquí Julián, que se sigue asomando de vez en cuando a ver que te cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo, amigo, y felices fiestas.
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