miércoles, 22 de junio de 2016

521. Y, ahora, a quién cojones votamos

Qué hartura, otra vez con las elecciones, ¿verdad usted, señora? ¿Pero no habíamos elegido ya en diciembre? Como dicen en tierras valencianas: ¿Otra volta, Manolico? Pues sí, señor. Aunque a muchos se les haya olvidado, en diciembre pasado, hace ya seis meses, el pueblo español fue llamado a las urnas y dio su veredicto: se acabó el bipartidismo, ahora en vez de dos partidos hegemónicos va a haber cuatro. Eso es lo que queremos. Y, ahora, señores políticos, hagan su trabajo, pacten, establezcan alianzas o hagan lo que resulte oportuno, ustedes son los profesionales de la política, estrújense el cerebro, negocien, hablen, ofrezcan, cedan. Hace unos años, el resultado de las elecciones alemanas fue también bastante complejo. La señora Merkel necesitó, creo recordar, más de tres meses de negociaciones. Pero consiguió formar gobierno. Lo mismo ha sucedido hace poco en Irlanda.

Pero en España no. En España tenemos unos políticos tan malos, que no han sido capaces ni de empezar a hablar. Por el contrario, se han dedicado a averiguar qué temas resultarían más inasumibles por los demás, para luego proclamarlos como líneas rojas, unas líneas rojas planteadas como condiciones sine qua non para empezar a hablar. Llevamos seis meses perdidos en esa imbecilidad. Y ahora nos convocan a votar otra vez. Como si los españoles no tuviéramos mejores cosas que hacer, que venga votar y venga votar. Ya saben que yo apoyé con mi voto a Podemos, un poco al rebufo de la alegría que me dio que ganaran la alcaldía de Madrid, nos libraran de la Esperanza desencadenada y nos pusieran al frente a la señora Carmena que es un encanto de mujer y que está reconstruyendo la ilusión y el orgullo de ser madrileños, a partir del erial ideológico y moral que se encontró al llegar.

Sin embargo, ahora tengo fuertes dudas en votar a Podemos. En realidad, estoy muy cabreado con Pablo Iglesias, por su actitud en estos meses, en los que creo que ha sido el principal culpable de que estemos como estamos. Trataré de explicarlo, aunque, repito, no estoy seguro de a quién voy a votar. Tampoco me siento obligado a revelar mi voto en este foro; tal vez lo haga y tal vez no. Al fin y al cabo, el voto es un asunto muy personal, que puede entenderse parte de esa intimidad a preservar en una tribuna pública como esta, en la que parece que se cuenta todo, pero no es así. El caso es que creo que Pablo Iglesias es el responsable principal, que no el único, de que llevemos seis meses sin gobierno y tengamos ahora el riesgo de que Rajoy aumente el número de escaños lo suficiente como para seguir cuatro años más.

Porque, no nos olvidemos, el objetivo prioritario de las elecciones de diciembre pasado era echar del sillón al señor Rajoy, responsable del desmantelamiento sistemático y minucioso del estado del bienestar en el que habíamos vivido en los últimos cuarenta años, jefe de un gobierno de ineptos (Wert, Mato, Gallardón, Bañez), dirigente de un partido con una corrupción estructural que lo infecta de arriba a abajo y él mismo presunto corrupto en jefe, si hemos de creer lo que nuestros ojos nos dicen examinando los renglones amarillos de los famosos papeles de Bárcenas, en los que se detallan las cantidades que cobró este señor (cuyo nombre es de los que más veces aparece) a lo largo de muchos años. Un tipo, además, que ganó con un programa que empezó a incumplir desde el minuto cero de su mandato. Que presume ahora de creación de empleo, cuando en su gran mayoría se trata de empleos basura.

Por no hablar de su pasotismo, rayano en el absentismo, su leyenda de que su lectura más enjundiosa es la de los diarios deportivos y su política de información consistente en no decir nada, alimentando la duda de si es que no tiene nada que decir, o lo que nos diría es tan vergonzoso que mejor se lo calla. Lo que pasa es que esa forma de actuar, a algunos les parece bien, y no me extrañaría que, seis meses después aumente su número de votantes. La actitud de Rajoy es como la del gato del vídeo que les pongo aquí abajo. Lo que pasa es que la comida que le roban es la nuestra.


Podríamos habernos desecho de este señor en enero. Yo creo que la crisis económica no está ni mucho menos resuelta, ni a nivel mundial, ni local. Es una crisis similar a la que desató el crash del 29, del que se logró salir gracias al llamado New Deal del señor Roosevelt. Este señor mezcló sabiamente medidas neoliberales con disposiciones de corte socialdemócrata, sobre la base de una regulación estricta de los mercados financieros, para evitar los excesos del pasado. Así empezó a crecer la economía norteamericana a unos niveles nunca conocidos, prosperidad que le permitió asumir los gastos de la Guerra Mundial. Yo no soy de los que creen que la economía mundial se reactivó gracias a la guerra. La guerra es algo que conlleva unos gastos monstruosos. Yo creo que se salió de la crisis gracias al New Deal.

Ahora es un momento similar. Y la fórmula que sellaron Sánchez y Rivera era un intento de algo parecido: un acuerdo de mínimos para ir tirando y poco a poco enderezar el rumbo. Entiendo que Podemos no se sumara a ese pacto. Pero es que no tenía que sumarse. Sólo tenía que abstenerse. Si lo hubiera hecho, ahora llevaríamos ya seis meses con un gobierno en minoría, pero actuando. El PP hubiera aprovechado estos cuatro años para regenerarse, echar a todos los vejestorios que lo controlan y limpiarse de corrupción. Y Podemos también se hubiera fortalecido haciendo una oposición dura, aprendiendo y bregándose para ganar dentro de cuatro años. Pero Podemos no hizo eso. Votó en contra de la alianza Sánchez-Rivera, sumando sus votos a los del PP. ¿Por qué? Pues porque el señor Pablo Iglesias tiene prisa por asaltar los cielos. Porque lo quiero todo y ahora.

Se le vio el plumero cuando definió el tema de la consulta catalana como línea roja. Entiendo que desde Podemos se apoye esta consulta, incluso estoy dispuesto a admitir que eso permitiría finalmente resolver el conflicto catalán. Pero: ¿ha de ser esa una de las líneas rojas? ¡Por Dios! Iglesias ha actuado por puro tacticismo y ya saben que la táctica no tiene nada que ver con la estrategia. La estrategia es algo a más largo plazo y yo estoy convencido que la abstención de Podemos en la sesión de investidura de Sánchez, hubiera sido una mejor estrategia. Su voto en contra ha propiciado estas nuevas elecciones, que pillan al personal cansado y aburrido, más interesado en la Eurocopa y preparando las vacaciones de verano. Yo creo que es una apuesta arriesgada, en la que corremos el riesgo de una alta abstención que aumente el número de votantes del PP, que ya han demostrado hace tiempo que el tema de la corrupción les importa un rábano.

Y hay también un riesgo de que los resultados sean prácticamente idénticos a los de diciembre en cuanto a número de votos a los diferentes grupos. Podemos tendrá algunos más, al sumar los obtenidos por Izquierda Unida. Pero entonces qué. Seis meses perdidos para nada y la perspectiva de otros seis iguales, o de que se decida dejar gobernar a la lista más votada, que será sin lugar a dudas la del gato Rajoy. Mientras tanto, las gaviotas y otras aves carroñeras de la economía transnacional se nos seguirán comiendo la comida del plato. Este es el motivo de mi gran cabreo con el señor Pablo Iglesias, a quien no sé si votar o no. Porque, si las encuestas son ciertas y el llamado sorpasso es un hecho, la forma de hacer más daño a Rajoy sería el voto a Podemos.

A un día de la decisión sobre el Brexit, mi amigo Ian me escribe desde Londres y me dice que las cosas no son tan sencillas como yo las pinto. Que detrás de la idea de salirse de la Unión Europea hay gente con motivos bien fundamentados, no sólo ignorantes y fascistas. Supongo que tiene razón. Es obvio que yo no soy un experto en el tema y que veo el problema desde fuera y sin demasiados datos. Pero no soy el único que tiene esa valoración. Les dejo de despedida el link al artículo de hoy del gran John Carlin, que es bastante claro en ese sentido. Por cierto, hace unos días, este señor decía que, si Gran Bretaña se va finalmente de Europa, él iniciará inmediatamente un movimiento a favor de que Londres se independice del Reino Unido. Sean felices si pueden. AQUÍ el link.

6 comentarios:

  1. Quizá cuando Unidos Podemos quede segundo o incluso primero en las elecciones y sea Pedro Sánchez quien le niegue el apoyo, entonces es posible que te replantees la presente reflexión.
    Un saludo, campeón!!!!

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    1. Querido Boni, si tus predicciones de que Podemos queden por delante de todos se cumplen, rectificaré con muchísima alegría, porque finalmente supongo que acabaré por votarles otra vez. Lo que pasa es que necesitaba desahogarme, porque me cabrean más los errores de "los míos" que los de los demás. Con los de los demás, ya cuento. Un abrazo.

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  2. Yo también tengo muy clarito a quién votar.

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    1. Inquietante redacción. Quiere decir que no te crees que tenga dudas de a quién votar. Pero qué lista eres, querida mía.

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  3. ¡Tronchante el gato güevón! Mi amigo Recaredo, leonés, dice que en su casa de campo dejan un día sin comer a los gatos, porque si no pasan un poco de hambre, no "muran". A este tan generoso se le ve sobrealimentado.

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    1. Lo de "murar" supongo que viene del mus/muris, ratón que se zampan. Lo que pasa es que el que sale huevón, ni con hambre se moviliza. Y el que tiene más nervio, aun saciado, persigue y tortura al ratón aunque no se lo coma.
      Gracias por descubrirme esa palabra tan bonita, del vocabulario leonés.

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