La aclaración habitual. Si algún
despistado ha entrado aquí al olor del supuesto insulto al pueblo de México,
pues nomás puede ir agarrando la puerta, antes de que le rompa la madre por
huevón y maleducado. México es la tierra de Joe, mi hermano de Nogales (Sonora).
Y de Diego Moreno, mi colega de Tijuana (Baja California). Y de mi amigo el Ché, eminente
doctor en medicina de Culiacán (Sinaloa). Cualquiera que siga este blog, sabe
que acá se quiere mucho a ese pueblo hermano, incluso con textos que emulan su
peculiar prosa, como el que se perpetró en el Post #93 “Colirium tremens”, y algunas otras crónicas en donde se ensalzaba la figura de algunos escritores actuales prometedores, como Yuri Herrera o el más conocido Élmer Mendoza, por cierto,
también natural de Culiacán.
Los que sigan las noticias del
fútbol ya saben de qué se va a hablar acá. La FIFA, está estudiando sancionar
severamente a la federación mexicana de fútbol, incluso con posible clausura
del Estadio Azteca, por la forma en que sus aficionados corean el saque de
portería de los equipos contrarios, el famoso grito de eeeeEEEEEH ¡PUTO! Ya el
tema se consideró durante el Mundial de Brasil, pero al final no hubo
sanción. Ahora vuelven a la carga. Veamos un vídeo, para saber de qué se trata.
Bueno, para empezar, hay que
aclarar que la palabra puto no tiene el mismo significado en México que en
España (o en Portugal, donde significa crío: –¿con quién dejaste hoy a los
putos? –puede ser la pregunta que reciba una madre cuando acude a una cita con
unas amigas). En España, literalmente, sería un tipo que practica la
prostitución, ya sea gay, hetero, o mixto (conocidos estos últimos como
galleteros). Pero habitualmente se
usa más como adjetivo antepuesto, similar al fucking inglés: el puto inspector, o el puto carpintero (o el puto
gordo). O qué mal me salió el puto examen de matemáticas. A veces puede llegar a tener un componente admirativo: el puto amo. En
México, ese papel lo cumple normalmente el adjetivo chingao, mientras que la acepción más extendida de puto es la que
asigna este calificativo a los homosexuales, si bien este colectivo no se
siente especialmente insultado por un adjetivo del que incluso hacen bandera,
como sucede con queer, en los países anglosajones o maricón, entre los hispano
hablantes.
Existe un conocido y
veterano grupo de rap mexicano llamado Molotof, al que ya me tocó ir a escuchar
en alguna de sus giras españolas, que se hizo famoso precisamente por la canción
Puto que, por si a alguien le quedaban dudas sobre su carácter homófobo, remataba
con el estribillo: ¡Matarile al maricón! Se la voy a poner abajo, aunque para la
gente que frecuentaba las discotecas españolas hace unos quince años no será
ninguna sorpresa. Por cierto, si no la soportan, córtenla en cuanto quieran, es una canción que entiendo que puede resultar muy desagradable de escuchar. Les he puesto el vídeo con la letra, porque con imágenes de los raperos era todavía peor.
Hay que decir que Molotof era un
grupo que buscaba la provocación (otra de sus canciones más celebradas se
titulaba Chinga a tu madre) un poco al estilo de los vigueses Siniestro Total,
autores de letras tremendas, como Las
tetas de mi novia, Me pica un huevo
o Cuánta puta y yo qué viejo, que ya son historia. Sin salir de Vigo, hay
otro grupo todavía más tóxico, que se llama Def-Con-Dos. Hace muchos años,
cuando casi nadie los conocía, el Ayuntamiento de Madrid del PP los contrató
para un concierto al aire libre en el parque Tierno Galván, en el que acabaron
puño en alto, al grito de LIBERTAD PARA EL DUQUE DE FERIA. Como esa vez no había
ningún padre de familia indignado que llamara a la policía, pues la cosa no
trascendió a la prensa. Tampoco había entonces redes sociales ni nadie se
imaginaba que un día llegaran a atraparnos entre sus hilos. El Duque de Feria, para
quien no lo recuerde, era un aristócrata, en esos momentos encarcelado por
pedófilo.
La verdad es que la provocación
forma parte esencial de la idiosincrasia del rap, un movimiento surgido en los
USA, al que un día de estos dedicaré un post, porque es un tema interesante (en
España ya lo había inventado muchos años atrás Lola Flores, como ya se ha
dicho). Si a ello unimos la violencia que consume a la sociedad mexicana como
consecuencia del narcotráfico y otras lacras, pues no es de extrañar que salgan
de allí barbaridades como esta que les pongo aquí abajo. Es un grupo de
raperos que responde al nombre de Colectivo Machete. La canción: Me comprendes, Mendes. Por aquello de los derechos de
autor, han de pinchar AQUÍ.
En ese contexto tan violento, que en los estadios se le grite al portero de la selección contraria eeeh PUTO, no deja de ser una broma bastante inocente. Así lo han entendido, por ejemplo, estas guapas japonesas.
Pero, ¿considera la comunidad gay
este grito como homófobo y ofensivo para ellos? Veamos el reportaje que hace el
periodista mexicano Jorge Correa entre los variopintos integrantes de la
cabalgata del Orgullo Gay en el DF. El desfile de personajes no tiene
desperdicio y las opiniones son en general a favor del famoso grito, aunque hay
algunos discrepantes. Esta vez han de pinchar AQUÍ.
Lo más curioso es que la amenaza de la FIFA ha desatado el sentimiento nacional mexicano. En muchas televisiones se ha escuchado a sesudos analistas diciendo que ese organismo es uno de los más corruptos sobre la tierra, junto con el Comité Olímpico. Que es muy escandaloso que hayan previsto el siguiente Mundial en Quatar, donde casi no hay ni Liga, y donde los estadios están siendo construidos en condiciones de semiesclavitud por trabajadores del sureste asiático a los que llevan allí engañados, unos estadios que serán después abandonados por falta de uso e invadidos por el desierto. Esa FIFA es la que se opone ahora a los cánticos de la torcida mexicana. Unos cánticos cuyo origen se explica en este vídeo.
Tengo en mi memoria un partido de ese tiempo, porque en 1992 empezó la época dorada de mi equipo del alma, el Deportivo de La Coruña, que hasta se ganó el apelativo de Súper-Dépor. En el año 1993, el Dépor llegó al Bernabeu con posibilidades de pelear por la Liga. He buscado en las hemerotecas digitales, en donde me dicen que ese partido del que voy a hablar se celebró el 27 de febrero de 1993. Mi hermano Viti (siempre presente en mi memoria cuando escribo en el blog) y yo, éramos conscientes de la importancia del partido, de que allí se jugaba casi el campeonato. Así que sacamos entradas para unos diez o doce amigos suyos y míos. Incluso logramos arrastrar a mi hermano mayor, Antonio, que es bastante refractario al mundo del fútbol y nunca había estado en el Bernabeu. Recuerdo que al entrar le previne a Antonio de que a nuestro portero le iban a gritar todo el rato eso de eeeeEEEEHHH CABRÓN, para que no le pillara de sorpresa. Recuerdo que le tenía a mi derecha y que a mi izquierda se sentaba mi amigo Joe, al que he nombrado más arriba.
Empezó el partido y el Dépor jugaba como los ángeles. Dominaba el juego y pudo marcar varias veces. Toda nuestra fila estábamos callados, reteniendo las emociones, para que no descubrieran que eramos del equipo visitante, porque estábamos rodeados de forofos madridistas furiosos de ver a su equipo dominado por un aspirante de la periferia. Pero cerca del descanso, el Dépor marcó por medio de Claudio. Y uno de los amigos de Viti, que responde al mote de Lapu (el amigo Alfred sabe de quién se trata), no se pudo contener y dio un grito seco: GOL. Entonces todo el mundo nos descubrió y empezaron a mirarnos mal y hacer algunos comentarios ofensivos. En el segundo tiempo, el Real salió a arrasar y remontó. Primero con un cabezazo del chileno Iván Zamorano, que se elevó por encima de toda la defensa. Y luego con una jugada ensayada. Alguien sacó un corner hacia atrás, donde apareció Michel para dar un zapatazo imparable. Entonces todo el mundo se volvió hacia nosotros, empezó a darnos cortes de mangas y a decir que qué teníamos que decir ahora, con lo chulos que habíamos venido. Grumos de la memoria que no se disuelven nunca.
En fin, no diré que me parezca totalmente correcto eso de llamarle puto al portero visitante, pero es un juego inocente. Aunque, si hay unas reglas, la FIFA ha de hacerlas cumplir, por muy corrupta que sea. Es el mismo caso del Barça, al que todo el rato multan por exhibir sus esteladas independentistas. Es decir, que la UEFA, en este caso, entiende que esas banderas son una forma de llamarnos PUTOS a los demás españoles. En la final de la Copa del Rey, los catalonios estos, habitantes de ese territorio irreal llamado Catalonia-is-not-Spain, nos llamaron también putos silbando el himno. Y nos tuvimos que aguantar. Al menos el unurabla Puigdemont no se rió, como hacía su antecesor Artur el astuto. Tan astuto era que se presentó en el número 4 de la lista por Barcelona, a ver si colaba. Luego, como le dijeron que no colaba, a última hora decidió dar el cambiazo y nombrar sucesor al número 5 de la lista por Girona. Estas son cosas que pasan en ese país de las mil maravillas. Yo estoy deseando que hagan la consulta, a ver si los nuevos iluminados son mayoritarios, como creen. En cuanto se independizasen, empezaría a ir a los estadios a cantarle al portero del Barça eso de eeeEEEHHH ¡PUTO!
A tí, que te gusta la gramática y cosas de esas como los palíndromos y más, de las que hace mucho no nos cuentas nada y, a través de las cuales distingues fácilmente un comentarista masculino de una comentarista femenina, aclararé que más que un mote es un apócope de Lapuente.
ResponderEliminarTe comento, por otra parte, que de mi asunto humeral estoy afortunadamente casi restablecido del todo, al menos funcionalmente y, como no estoy de baja sino de eternas vacaciones, pues conduzco sin temor al seguro y que le den...Te deseo lo mejor y un buen callo.
Un abrazo.
El origen del mote o lo que sea "Lapu" ya lo conocía, hombre. Era un guiño dirigido a ti en exclusiva, para que identificaras al que gritó GOL, con la pasión que caracteriza a este buen amigo común, tan deportivista al menos como tú y yo. Ya sabes que no me gusta poner los nombres completos de nadie sin su autorización y he perdido todo contacto con este hombre. Si tú sigues viéndolo de vez en cuando, puedes preguntarle por la historia, a ver si se acuerda. Yo tengo en mi memoria su rostro, colorado como un tomate, tanto por la emoción del gol de Claudio Barragán, como por la vergüenza de convertir a nuestro grupo en el blanco de todas las miradas y comentarios del "irrespetable" colectivo de madridistas que nos rodeaba.
EliminarMe alegro de que tu húmero vaya bien. El mío mejora, pero despacio, lo cual, a efectos laborales, es lo mejor que me puede pasar. Sólo echo de menos lo de conducir y, cualquier dia me lío la manta a la cabeza, me cuelgo una imagen de San Benitiño de Lerez en el Toyota Auris y me voy por ahí carretera adelante.
Un abrazo y siempre adelante. Aun nos habrá de tocar ver al Depor otra vez en empresas de mayor altura.
También Aquí hay variadas acepciones de la palabrita: De puta madre, mola; de puta pena, no mola. Para Celestina era un elogio; aunque, en general, a nadie le gusta que le hagan una putada.
ResponderEliminarEstás en lo cierto, amiga. Y añado otra cosa, como arquitecto (aunque atípico), te aseguro que las putas y los edificios son las únicas entidades que adquieren respetabilidad y estatus, sólo por el paso del tiempo.
EliminarEs la primera vez que oigo que la insolencia fuera un delito. Si ahora se aplicara, estarían en el trullo la mitad de los tertulianos televisivos.
ResponderEliminarPara ser exactos, no era un delito, sino una falta. A mí me pillaron una vez los grises, me tuvieron 48 horas en los calabozos de la DGS, mientras escarbaban en toda mi historia en busca de algún antecedente de activista político que no encontraron. El gris que me había trincado, mantuvo su denuncia y el instructor del caso resolvió el asunto imponiéndome una multa de 500 pesetas por insolencia, aclarándome que, si en dos años no me metía en ningún otro lío, mi expediente de antecedentes penales quedaría inmaculado.
EliminarGuardé el ticket de esa pintoresca multa muchos años, junto con otra que me pusieron por tocar insistentemente el claxon ante un policía que mantenía el tráfico cortado para que pasara algún ministro, que no llegaba nunca. Toda la cola tocamos nuestros claxons a coro, pero el tipo me identificó a mí como lider de la protesta. Por cierto, no llegaron a cobrarme esa multa. Finalmente, todos estos papeles acabaron perdiéndose en alguno de mis cambios de casa, vida y circunstancias. A lo mejor me da por contarlo en algún futuro post. Mi vida ya era literatura antes de empezar a confeccionar este blog.