Bueno, llevo varios días sin
colgar nada en el blog y ya me han llamado algunos amigos a ver si me pasa algo y que qué me dijo el médico y todo lo demás. Hay que ver cómo se preocupan
ustedes por mi salud. Hasta los de la empresa Car2go me han mandado un correo
diciéndome que hace mucho tiempo que no uso los cochecitos Smart del sistema,
que antes pillaba todo el rato. Para animarme, me han enviado un vale con 30 minutos
gratis. Lo cierto es que he estado bastante ocupado por diferentes motivos que
les voy contando en orden cronológico.
El viernes fui a la consulta del
doctor Gárate y me dijo que hemos avanzado bastante (me enseñó la nueva
radiografía), pero concluyó que tengo que seguir mi período de rehabilitación.
Aquí hay que ir paso a paso –fue la frase que más repitió. Es decir, cholismo
en estado puro: partido a partido. Hay que entender que llamarse José Eulogio Gárate no
es lo mismo que llamarse Emilio Martínez, por ejemplo. Por eso este hombre
cose las heridas con puntos colchoneros y gestiona a sus pacientes partido a
partido. Si a esto le añadimos el miedo que tienen todos los médicos a hablar más de la cuenta
por si alguien les denuncia, el resultado es lo que yo percibí como una especie
de oscurantismo informativo que me molestaba. Ahora que ya lo he entendido
todo, les voy a resumir lo que ha pasado en el proceso de formación de la
señora Ashton. Para quien no leyera el Post # 476
“La fractura", en donde colgué la radiografía correspondiente, les diré que tras mi accidente, el húmero izquierdo se me quedó tal que así:
Tras la intervención quirúrgica, en la que yo
creía que estábamos en el siglo XXI y unas maravillosas máquinas que ni Julio
Verne pudiera imaginar permitían operar con visión tridimensional y unir perfectamente los dos trozos de hueso, pues resultó
que todo eso eran imaginaciones calenturientas de un aficionado a la ciencia ficción como yo; que los fragmentos de un hueso roto se siguen recolocando a ciegas y se sitúan a como queden. Ello
deja un cierto margen a la suerte y parece que yo no tuve mucha, porque me
dejaron a la señora Ashton en la posición que ya les mostré, pero no tengo
inconveniente en repetirles:
Lo que el doctor Gárate no me
contó (o tal vez yo no supe entender), es que la imagen anterior era exactamente la
misma que aparecía en las radiografías que se me hicieron el 8 de marzo, el 22 de
marzo, el 10 de abril y el 10 de mayo. Que la cosa no avanzaba. En la última de
esas consultas, fue cuando se decidió quitarme el tornillo que aseguraba al
general De Gaulle a mi hombro. Resultados de esta segunda intervención: UNO, el
General se reencarnó en Konrad Adenauer, DOS, empecé a tener dolores en la zona
de fractura (donde nunca los había tenido y donde no se me han quitado desde
entonces) y TRES, veinte días después de esta segunda operación, la imagen que mostraba la nueva radiografía que me hicieron
el 10 de junio era más o menos esta:
O sea, que vamos bien, pero
despacio. Que falta que el hueso se termine de pegar. Que hay que seguir partido a partido (partido es como sigue mi brazo). En este punto, el
viernes me dijeron que debo continuar con la rehab.
Para eso, se me ofrecían dos opciones: A, darme el alta y B, no dármela. La
primera me supondría tener que ir cada día a Legazpi a las 8.00 (para lo que me
tendría que levantar a las 6.00) y, desde allí, ir todos los días hasta la otra
punta de Madrid, a cumplir con mi horario de oficina. El desplazamiento debería
hacerlo en bus, tren y Metro, porque ya les anuncio que en el nuevo sorteo de
plazas del parking del edificio de mi trabajo, finalmente celebrado el otro día, no he resultado agraciado. Sí
tendré plaza a partir del 1 de diciembre, porque ya no habrá más sorteos y yo
podré aparcar en el edificio desde dicha fecha hasta el 1 de junio de 2017, en que tendré que
volver al transporte público. Así es el sistema que se ha organizado.
No les sorprenderá saber que
elegí la opción B. Seguimos como estábamos. Para qué cambiar, si estoy como Dios. Los inconvenientes son no poder
conducir, ni salir de vacaciones. La próxima consulta está fijada para el 15 de julio. Si en
ese momento seguimos igual, tal vez reconsidere mi decisión, para poder irme
una semanita a la playa. Pero, por ahora, cero cambios. Llega el verano y en mi
barrio, llamado de Las Letras, se ha celebrado este fin de semana el evento
llamado Decor-Acción, en el que todas las tiendas y comercios se ponen guapos y
sacan sus productos a la calle, en plan mercadillo de Camden Town, con mucho
producto vintage (no se preocupen si no saben que significa esta palabreja: yo
tampoco). El caso es que me dí una vuelta e hice unas fotos, de las que les
selecciono unas cuantas.
El domingo por la noche me di mi
última vuelta por la Feria del Libro, a punto de cerrar. Quería pasar por la
caseta de la editorial Automática, para saludar a mi amigo Darío Ochoa, que es
el director de dicha editorial, responsable de la publicación en España de
libros como El sueño de la aldea Ding, tan alabado en este blog. La última vez
que pasó por el club Billar de Letras, nos habló de un libro llamado Éxodo y
firmado bajo el seudónimo DJ Stalingrad, que hablaba de los jóvenes anti-sistema
en la Rusia post-soviética. Un relato de rock post-punk, violencia extrema, anarquía y no future. Lo había buscado sin éxito en librerías y quería
hacerme con él (este libro y su autor enmascarado se merecen un post en
exclusiva). Darío me lo vendió y me dio otro de sus libros de regalo, con la excusa de que
era el último día de la Feria. Un detalle muy de agradecer.
Ayer lunes me fue imposible
encontrar un rato para escribir en el blog. Por la mañana, me levanté a las 6,
para poder ir a la rehab de forma excepcional a las 8. El motivo es que tenía
una cita a las 10.00 en la gran bandera europea de Príncipe Pío, con un grupo de norteamericanos,
encabezado por mi amigo Avrum Shriar, geógrafo y profesor de urbanismo de la VCU, una universidad de
Richmond (Virginia). Él ya vino con un colega el año pasado y ahora traían a
todo el curso, para que les contara a ellos lo que tanto les había gustado en la anterior visita. Recorrimos el Madrid Río, de norte a sur, hasta terminar
en el Matadero, donde me despedí de ellos para coger el Metro de Legazpi. He de decir que, en esta
ocasión, acabaron todos agotados, aunque felices de la visita. Al contrario que
el peruano del otro día, esta vez los cansé yo a ellos. Luego tuve apenas
tiempo de comer, antes de ver el España-República Checa, en el que nos salvó Piqué
cuando ya nos estábamos yendo a pique.
Bueno, y por la tarde tras
descansar un poco salí de nuevo para hacer una compra macro, porque ya saben
que mi hijo no compra nunca. Eso sí, con lo que haya en la nevera, se las
ingenia para preparar cualquier cosa para la cena de ambos, con bastante buena
mano. Llevaba bastante tiempo sin hacer una compra como Dios manda y hasta me
faltaba papel pa'l bul. ¿Cómo que no
saben lo que es? ¡Pero bueno! Tranquilos que ya se lo explico. Como saben, en
estos nuevos tiempos de la señora Carmena, el Ayuntamiento ha decidido ocuparse
de los barrios más vulnerables. Entre ellos está el conocido como Pan Bendito,
allá por los Carabancheles. El músico
más conocido de Pan Bendito es el rapero que responde al nombre de El Langui.
Pero, dentro del barrio hay muchos otros, algunos claramente
aflamencados. Y, entre estos, el más querido es El Josete, el auténtico rey del Pan Bendito, cuyo éxito de mayor
renombre es precisamente este: Papel pa'l bul. No dejen de escucharlo. Es cojonudo. Puro arte del suburbio. Para ello han de pinchar AQUÍ.
En fin, que luego quería ver el
debate a cuatro que empezaba a las diez, así que no me quedó tiempo de escribir
nada. ¡Qué estrés, Andrés! Por cierto, en un día como hoy, no puedo dejar de
referirme a la terrible matanza de Orlando. Con esto de los islamistas
radicales nadie está libre de que le pille en el centro de una de estas
carnicerías. Yo lo iba pensando todo el rato, tanto en la Feria del Libro, como
en el Decor-Acción. Qué fácil sería hacerse explotar en medio de un gentío como
los que se congregan en cualquier evento del mundo occidental (como el
concierto de Bruce Springsteen). Encima, en este caso está el componente
homofóbico, que sigue presente en la sociedad y al que, precisamente, no ayudan
mucho a erradicar estribillos como ese de Matarile
al Maricón, que les puse el otro día. Espero que el asesino de Orlando no
llevara esa melodía en su cabeza mientras disparaba (ya saben que Charles Manson, mientras cometía sus tropelías, llevaba en la mente el Helter Skelter de los Beatles). Sean felices
mientras puedan.
Tío, lo del papel pal bul es lo más grande que he oído en mucho tiempo. Ahí está todo. Esa es la estructura que nos permite sobrevivir a la crisis. En casi todos tus textos hay alguna sorpresa y esta es de las buenas.
ResponderEliminarTienes razón y te agradezco los elogios. El vídeo del papel pal bul está hecho con mucho cariño y muestra como es la vida en estos barrios marginales. Es una pena que la canción (que ya tiene unos siete años) no triunfara más allá del barrio. El Josete no ha vuelto a grabar un disco que yo sepa, pero ya antes se ganaba la vida de albañil y de vendedor.
EliminarUn abrazo.
Bueno, no nos ha contado nada sobre sus impresiones tras el debate a cuatro. Supongo que lo deja para posteriores entradas.
ResponderEliminarAquí por el noroeste no me suena nada eso del bul y el tipo que vendía el papel casa por casa. Debe de ser una tradición más sureña.
ResponderEliminarYo tampoco recuerdo que nadie vendiera papel higiénico por la calle en La Coruña. Según cuenta el propio Josete, en su barrio era un señor mayor, conocido como el Ezequiel, el que había ideado ese negocio, similar al de los que ahora venden kleenex.
EliminarEn cuanto a la venta casa por casa, es una tradición bastante generalizada. En Madrid yo recuerdo a los mieleros de la Alcarria que venían con su traje tradicional y te rellenaban los tarros con una miel buenísima. Y en Alemania, pasaba una señora con un tanque de chucrut sobre ruedas y te echaba con un cazo. El chucrut era algo muy coñazo de elaborar para una sola familia y era mejor comprarle un cuartillo a la señora, a la que imagino fornida como las de la fiesta de la cerveza de Munich.
El Pelu no sabía lo que era el papel pal bul. Le pinché en el enlace y comenzó a reír, vamos que se descojonó.
ResponderEliminarBueno, bul es como se dice culo en calorro. Imaginarás que un payo no podría nunca cantar como lo hace el Josete. Me alegro que os haya gustado. Un abrazo.
EliminarHola Emilio....me ha encantado tu texto, me ha parecido cercano, pero lo que más me ha gustado es lo bien que llevas lo de tu brazo dentro de lo que cabe, espero que esté infierno se pase pronto...yo tmbn estuve mal del tobillo una temporada pero nada k ver con lo tuyo...pero he visto k t has fijado en lo de k van a ciegas con los huesos, algo k tendría que cambiar.
ResponderEliminarEspero recibir más avisos de tus reflexiones y ya nos veremos!!!!
Querido Carlos, bienvenido al blog, me hace mucha ilusión que entres por aquí y aportes tus comentarios y tus propias reflexiones. Este es un foro libre, donde cada uno puede decir lo que quiera y precisamente se echa de menos gente joven como tú. Un abrazo y hasta pronto.
EliminarDiscúlpeme, yo soy una de las nuevas incorporaciones y no pillo lo de la señora Ashton, el general de Gaulle y todo eso. Supongo que es algún chiste que viene de los posts anteriores y me he puesto a rebuscar un poco, pero es que escribe usted tanto que da pereza leérselo todo. Agradecería una explicación, si no es mucha molestia.
ResponderEliminarCon mucho gusto. Tengo en el brazo un clavo de titanio de 25 cm, que ha ayudado a que se vaya solucionando mi fractura de húmero, de la que ya han pasado cuatro meses. Como creo que ese clavo será mi compañero de por vida, me pareció oportuno ponerle un nombre. Pensé primero en Federico, que es un buen nombre de clavo, pero luego decidí que lo llamaría alternativamente Konrad Adenauer y el general De Gaulle, puesto que fueron estos dos señores los que solucionaron la fractura europea dándose un abrazo y proclamando que ya se habían acabado las guerras en estas tierras.
EliminarLuego, el clavo pasó de ser una ayuda a convertirse en un obstáculo para la soldadura definitiva del hueso, por lo que me extrajeron el tornillo superior, que lo sujetaba al hombro. Entonces supe que hasta ese momento el clavo había sido De Gaulle, siempre más estirado y envarado, y desde entonces sería Adenauer. El objetivo de esta segunda intervención era facilitar la formación del llamado "callo de fractura". Y no he encontrado mejor imagen de esto que la de la señora Ashton, un auténtico callo de fractura.
Espero habérselo aclarado.