saca la red,
hermano, saca
la red,
que ya ha salido la luna,
no la vayas a coger
Valgan estos versos como homenaje
al guitarrista y cantaor Manuel Molina, que murió ayer en Sevilla. Con su
pareja Lole Montoya, formó una pareja innovadora que trajo aire fresco al flamenco, allá por los setenta, hace ya cuarenta años, que tiene cojones
cómo pasa el tiempo. Aquí les dejo un video bastante más reciente de la pareja,
para que vean la hondura y el sentimiento de su música.
Descanse en paz, como suele
decirse en estas ocasiones. Lo cierto es que este buen hombre tenía 67 años y
estaba bien hasta que, hace unos meses, le detectaron un cáncer. Y decidió que
no se trataba, que no quería que le mareasen los médicos, total para morirse
igual. Una decisión respetable. No quiero dar la murga ni herir sensibilidades,
pero ¿han pensado seriamente en la posibilidad de que exista un Dios que ande por
ahí arriba distribuyendo la suerte de las personas? Tú, un cáncer. Tú, un
infarto. Tú, te quedas en coma 40 años, como esa mujer de la India que ha
salido en la prensa. Convendrán conmigo en que, si ese es el caso, se trata de
un Dios ciertamente cruel. Pero cada uno es libre de creer lo que quiera. Ya
saben que yo no soy un gran convencido de la existencia de Dios, aunque sí de
la de San Benitiño de Lérez en quien tengo todas mis esperanzas depositadas
para que salve al Dépor. Uno tiene sus contradicciones.
La muerte de Manuel Molina me ha
salido al paso en este texto que yo quería dedicar en exclusiva a formular una
petición: VOTEN, COÑO. Hagan el favor. Dicen algunas encuestas que hay empate
técnico entre Carmena y Aguirre, pero yo no me las creo mucho. Aunque, ¿mira
que si son ciertas? Hace unas semanas, Carmena estaba muy lejos, pero parece
que va disminuyendo la desventaja. ¡Y viene de atrás! Ya saben que el que viene
de atrás tiene un factor anímico poderoso. Sólo necesita un pequeño impulso y
ustedes pueden dárselo. Y si les da miedo, pues voten a cualquiera que pueda
ayudar a renovar el Ayuntamiento. Por lo menos, no se abstengan, cualquier voto
puede sumar. Porque el Ayuntamiento de Madrid necesita también aire fresco, y con urgencia.
Que han pasado muchos años desde
que estos señores se hicieron con el poder municipal. Y ya va siendo hora de
que venga alguien nuevo y cambie determinadas líneas políticas, además de
auditar las cuentas y sacar a la luz lo que ahora se oculta. Y, si todo está
bien y es correcto, pues les felicitaremos y les daremos las gracias por sus 26
años de desvelos. Y si el resultado es, digamos, mezclado, pues les felicitamos
por lo bueno (como Madrid Río) y les regañamos por lo malo. Y Santas Pascuas. La Historia es
siempre imparcial, nunca sesgada, si no, no es Historia. Yo he trabajado para
Tierno Galván, Barranco, Rodríguez Sahagún, Álvarez del Manzano. Y con todos he
estado a gusto y me he sentido bien tratado. Hasta con Gallardón he podido desarrollar
un trabajo interesante y útil. Así que no crean que soy antiPP. Estos tres años
últimos han sido otra cosa, y me faltan cuatro días para poder hablar de ello,
aunque ya les adelanto que no voy a ser muy drástico, como algunos esperan, con una
alcaldesa de la que ya he dicho que sólo tengo una cosa que reprocharle. Que
desvelaré cuando toque.
En realidad, a mí me da un poco
igual, para un año que me va a quedar después. Si yo mandase en el urbanismo de
Madrid, tengo claras las cosas que haría, y no he visto ninguna de ellas en los
programas electorales de los partidos y agrupaciones concurrentes. Básicamente,
yo haría dos cosas. UNO. Hablar con la Comunidad de Madrid, para establecer
unas líneas estratégicas consensuadas para los próximos 20 años (por eso es
importante votar también en las autonómicas, a Gabilondo, García Montero o quien
más les guste). Esas líneas deberían basarse en crear una cultura del
planeamiento y un hábito de cumplimiento del planeamiento por los promotores.
Empezando por adaptar la Ley Regional a la Ley Estatal. Es vergonzoso que
seamos la única comunidad autónoma que no ha adaptado su Ley del Suelo al Real
Decreto-Ley 2/2008, un intento del señor Zapatero de dulcificar un poco el
marco legislativo. Ese que llevó a la burbuja inmobiliaria que nos está
dificultando la salida de la crisis.
No es que ese texto fuera una
maravilla, y además llegaba tarde. Pero es obligatorio adaptar las leyes de
todas las comunidades a sus directrices. Y todas lo han hecho menos la nuestra
¿Por qué? Pues porque a su frente estaba esa misma señora que ahora proclama que, si gana Carmena,
vamos a entrar en un régimen soviético y chavista. Y decidió que la
Ley de Madrid no se adaptaba a la estatal. Así de chula. Ella, en cambio, aprovechaba cada año para
colarnos en las Leyes de Acompañamiento de los Presupuestos, sucesivas
modificaciones a la carta, como la llamada Ley Virus, que autoriza a
construir en las zonas protegidas (una norma hecha a la medida de la familia
Oriol y su pinar de Pozuelo), o esa otra que limita a cuatro las alturas de la
edificación en toda la región, incluida la capital (una simple muestra de
paletismo e incultura urbanística).
Así que lo primero sería adaptar
la Ley del Suelo a la Ley nacional. Y, a partir de eso, promover y redactar unas
directrices regionales de Planeamiento. En esas directrices se establecería si
es necesario revisar los planeamientos de las ciudades, cuándo y en qué condiciones. Sin ese marco
y esa cultura de cumplir la Ley, seguiremos como hasta ahora: el Plan
General aprobado en 1997, ha superado ya las mil modificaciones puntuales a la carta,
todas a instancia de intereses privados, destacando la que permitió las Cuatro
Torres de Florentino, la Operación Canalejas o la del Edificio España. Así
hasta mil. Me han contado (no sé si es cierto) que Alicia Koplovitz se presentó
en el Ayuntamiento de Barcelona con un cerro de millones, que estaba dispuesta
a invertir en una operación del tipo Canalejas, y le contestaron que, o cumplía lo
planificado, o se podía ir con sus millones por donde había venido. Aquí no
pasa eso. Esto es Jauja. Y así nos va.
Pero he dicho que haría dos
cosas. Voy con la otra. DOS. Cambiar completamente la política de movilidad, a
favor de peatones y ciclistas. Para ello, tengo en la cabeza una idea-fuerza
que brindo a quien gane y que, en este caso, creo que hasta Esperanza podría
llevarla a cabo: cambiar el diseño de La Castellana entre Atocha y Plaza de
Castilla. La Castellana es la espina dorsal de la ciudad. Es el eje norte-sur.
Y su sección está diseñada en los años 70, los años de la política de todo para el coche (repasen mi Post #254).
También es la calle de mayor anchura de la ciudad (100 metros entre
alineaciones), por lo que sería fácil adaptar su sección. Ahora mismo, entre
Cibeles y Atocha hay cinco carriles rodados por sentido, además de un
carril-bus. Y unas aceras enanas, agobiadas por el tráfico. Hay mucho margen
para dulcificar esa sección, eliminando carriles, de forma que convivan
automóviles, bus, ciclistas y peatones. Con un carril-bici debidamente separado
a lo largo de toda esta espina dorsal, la ciudad empezaría de verdad a cambiar
su funcionalidad y a acercarse en este tema a las grandes ciudades europeas.
Pero esta medida no debe
adoptarse de forma aislada. Por el contrario, ha de insertarse en un Plan de
Movilidad, en donde se dé una solución alternativa al tráfico que hoy abarrota la
Castellana y que tendría que irse por otro lado. Un Plan que contemplara el
establecimiento de una corona de aparcamientos disuasorios, ligados a las
estaciones e intercambiadores de transportes, por ejemplo en edificios en altura
(¿por qué no?), planteados como negocios privados, como hay en todas las
ciudades norteamericanas y europeas un poco al día. Y una campaña de opinión
que meta en la mente de los ciudadanos la idea de que el automóvil en la ciudad
es malo. Que ya no mola. El automóvil mata, como el tabaco. Si se ha conseguido
que ya no fume ni Dios, por qué no imaginar que puede limitarse el tráfico en
las ciudades. Además, tenemos la ventaja de tener un sistema de transporte
público cojonudo, tal vez gracias a los años de gobierno del PP. Pues adelante:
Plan de Movilidad, campañas de opinión, parkings disuasorios y, como
idea-fuerza del programa, cambio del diseño de La Castellana.
En fin. Soñar no cuesta dinero. Ya saben
que suelo ser optimista. Sin embargo, me temo que nada de esto suceda. Me temo
que los sondeos son mierda, como en el Reino Unido. Que hay muchos que dicen que van a
votar a otros, para no quedar de antiguos, pero luego votarán al PP. Que ganará
Esperanza sin mayoría y gobernará en solitario. Que, para establecer una
política urbanística sólida, ese es el peor de los escenarios: el urbanismo
requiere consensos amplios. No la bronca continua que podemos esperar en tal
situación. Que mis ideas son como la mariposa de la que habla Lole Montoya. Y,
como ella, acabarán pinchadas con alfileres sobre cartulina negra. Pero no nos
adelantemos. En cualquier caso, el partido hay que jugarlo, como el del Dépor. Y por ahí anda San
Benitiño de Lérez.
Este post tenía pensado colgarlo el viernes, pero ese día lo reservo para celebrar un cumpleaños que se merece un
post exclusivo. Así que háganme caso: VOTEN, COÑO. Ya sé que ninguno de los
candidatos es demasiado atractivo, que este país se merecería unos
políticos mejores. Pero tápense la nariz y sigan el consejo de la viñeta del
otro día de El Roto, que tienen a la izquierda. El futuro está a la vuelta
de la esquina. Sólo les pido un pequeño empujoncito. Con un último
esfuerzo, podemos recuperar el poder, ese que nos arrebataron hace ya tanto
tiempo. Tenemos que recuperar el poder, como gritaba el grupo Rage Against
the Machine, en su primer disco, del año 90: WE GOTTA TAKE THE POWER BACK. Un grito que sigue vigente, 25 años después. Han de pinchar AQUÍ. Súbanle
el volumen y anímense: el futuro está a la vuelta de la esquina. Sólo tienen que votar.
Amigo mío, excelente artículo este y muy variado por cierto. En cuanto a Manuel Molina también sufro su pérdida, se acuerda usted cuando cantábamos aquello de..."El Sol joven y fuerte ha vencido a la Luna que se muestra impotente en el campo de batalla..." ya hace unos pocos de años, sí. Y en cuanto al urbanismo, de sobra sabe usted que está íntimamente ligado a la política. Es política en si, diría yo, o una manera de hacer política. También sabe muy bien que no hay nada que les guste mas a los alcaldes que un juego de rotuladores de colorines, un plano 1/1000 y un escalímetro. Lo sé por experiencia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo amigo. Ah! y San Benitiño en todo caso salvaría al Pontevedra, hay que buscar uno mas cercano.
Gracias por tus elogios. El urbanismo es política pero, cuando un partido lleva más de 25 años en el poder, se convierte en podredumbre, como pasa en México con el PRI. Y, aquí en Madrid, si no pierden de esta, ya no perderán jamás, o al menos puede que algunos no lo veamos.
EliminarLo del Dépor está más difícil, pero hay que confiar. El fútbol no es como las matemáticas. Aquí a veces dos y dos son cinco.
Fuerte abrazo, amigo.