En ascuas me tienen entre el Dépor
y las municipales. Se supone que hoy arranca la última semana del pasado y
estamos aquí expectantes ante el nuevo presente que puede alumbrarse el próximo
fin de semana. Lo del Dépor definitivamente está en manos de San Benitiño de Lérez,
porque yo, la verdad, no veo que por mecanismos relacionados con la lógica
tengamos alguna posibilidad de salvarnos de la segunda división. Queda un solo
partido, el sábado por la tarde y en fútbol puede pasar de todo. Pero lo cierto
es que lo tenemos bastante crudo.
Lo de que haya un cambio, al
menos en el Ayuntamiento de Madrid, pues qué quieren que les diga, yo tampoco
lo veo muy factible. A mí me sigue pareciendo bastante improbable que la señora
Esperanza no resulte al final la lista más votada. Curiosa la frase que me
acaba de salir. Presupone que estamos en una competición entre varias listas, con
algún que otro listo. Que el listo sea Carmona, les da una idea del nivel de la
contienda. El domingo salió un sondeo en El País que pronosticaba un empate técnico entre Aguirre y Carmena,
pero esto de los sondeos está bastante desprestigiado últimamente. Hace cuatro
días, los sondeos hablaban también de empate técnico en el Reino Unido y ya
vieron el resultado: mayoría absoluta, absolutamente inesperada, a cargo del Cameron de la Isla. Veremos.
Que sí, que ya sé que me estoy haciendo
el loco sobre el hecho imposible de ocultar de que la semana pasada me salté
uno de mis tres posts de costumbre. Llevo cultivando ese hábito con bastante
puntualidad prácticamente desde primeros de año. En ese tiempo he dejado pocas
veces lapsus como este de 5 días en silencio. Es algo bastante insólito. Supongo
que saben que insólito es lo
contrario de sólito, palabra que
recoge el DRAE, aunque su uso corriente en castellano se está perdiendo. No
ocurre lo mismo en el italiano, donde cuenta con acepciones múltiples. En
Italia, los chavales se despiden en la calle diciendo: ci vediamo sólito. Es decir: nos
vemos en el sitio de costumbre. Y si usted regresa a la misma hora al bar en
el que ayer tuvo una larga conversación con el camarero al que pidió por
ejemplo un Campari, tal vez dicho camarero le aborde con una pregunta: ¿Sólito? Quiere decir: ¿Lo mismo de ayer?
Explicaciones. En Madrid fue
festivo el viernes y ya saben que las semanas de puente se me trastocan un poco
los planes pero, aun así, es extraño que, a lo largo de un fin de semana tan
extenso, no haya encontrado un ratito para compensarles de esa sequía momentánea.
La verdad es que ha sido un fin de semana un tanto atípico para mí. Normalmente
yo tengo una actividad un tanto frenética a lo largo de los días lectivos de la semana, y desaparezco de
la circulación en el wekend, cuando
me retiro a descansar y a cuidar mi vida privada, esa de la que no les cuento
nada en este foro. Este fin de semana, sin embargo, mis actividades de vendedor
de motos urbanísticas a extranjeros se han extendido fuera de su espacio sólito y han invadido mis habituales
horas de relax.
El jueves, al terminar mi horario
laboral normal, no cogí el coche para meterme en un atasco hacia las playas
de levante, como hizo la mayoría de mis compañeros. Por el contrario, me fui a
casa, comí algo ligero y descansé un ratito para ir fresco a mi actividad
vespertina. A las 5, con mi traje de verano y mi mejor corbata, bajé a la
parada del autobús 27, que recorre toda la Castellana hasta el
intercambiador de Plaza de Castilla. Desde allí caminé hacia el norte entre
rascacielos más o menos torcidos, bloques de oficinas y hoteles. Hacía tiempo
que no caminaba por ese neoyorkino e impersonal paraje de Madrid. Me esperaban
en el piso 18 de Torre Espacio, la torre más al norte de Las Cuatro de Florentino, posiblemente el mayor pelotazo urbanístico
de la historia en Europa.
Mi appointment era con un grupo de 38 arquitectos y constructores
austriacos, que participaban en un viaje organizado por el Ziviltechniker Forum, que es como se llama el Colegio de Arquitectos y Constructores
de Austria, con sede en Graz. Lo he dicho con precisión: arquitectos y
constructores. En Austria, para dedicarse a la construcción o a la obra civil,
hace falta un permiso que se concede a todo aquel que acredite la capacidad y
los conocimientos suficientes. Entre lo que se pide no está el título de
arquitecto, si bien el 80 o 90% de los miembros de este colegio son arquitectos.
En el grupo había sólo tres o cuatro que no lo eran. La logística del viaje se la
proporciona mi amigo suizo Werner, que me pidió ayuda para darles una
conferencia de una hora.
Les conté más o menos la historia reciente del urbanismo madrileño y las circunstancias en que se redactaron los últimos
planes generales de la ciudad. Se interesaron mucho en el tema y me hicieron un
montón de preguntas. La verdad es que conectamos muy bien. Entre colegas y
gente de similar generación es fácil empatizar, a pesar de las diferencias de
lengua (entre ellos hablaban en alemán, pero se entendían conmigo en inglés). Anochecía
ya cuando me subí en el bus que les esperaba a la puerta de la torre,
para llevarlos a su hotel, cercano a mi casa. Esa noche cenaban por su cuenta,
pero al día siguiente tenían la cena oficial del viaje, a la que insistieron en
invitarme (y ya saben que no me hace falta que me insistan mucho para este tipo de cosas).
Así que el viernes, día de San
Isidro, disfruté de una agradable velada en la taberna La Castela , un lugar de referencia,
en el 22 de Doctor Castelo, con barra de estaño, grifos de vermú y unas
raciones excelentes. Tienen detrás varios comedores y llenamos el más grande. A la una de la madrugada me despedí de ellos y
eché a andar hacia mi casa, rechazando compartir alguno de los taxis que me
ofrecían. Es un verdadero placer caminar en las noches de primavera por el
centro de la ciudad. Necesitaba bajar el alcohol y ordenar mentalmente las informaciones que
me habían contado. Los austriacos, como todos los centroeuropeos, beben en
serio.
Pero no se acababan ahí mis
actividades a favor de la marca Madrid. Porque el domingo por la mañana hube de
ponerme de nuevo el traje para estar a las once en punto en la sede de la
empresa Madrid-Calle 30 y recibir al gobernador del estado chino de Zhejiang. Como
ya les he contado, el 80% de los chinos que viven en España, provienen de esta
región, un territorio donde viven 70 millones de personas. Y el gobernador
estaba de visita en Madrid y quería que le explicaran el proyecto del río. Como
al concejal de urbanismo de Tel Aviv hace unos meses, le atendimos entre un
colega de la empresa y yo. Este bolo
me llegó a través de la Fundación Orient
de amistad hispano-china, que contactaron directamente conmigo.
El gobernador se presentó con un
séquito de unos 17 ingenieros y gestores, además de varios fotógrafos y un
cameraman que lo filmaba todo. Teníamos dos horas, incluyendo una breve visita
a un punto del parque, y tengo que decir que se fueron encantados. Los chinos, por lo que yo he
podido observar, se comportan de una manera un poco caótica, con mucho
apresuramiento, hablando todos a la vez e interrumpiéndose entre ellos. Les
hablábamos en español y la intérprete que traían se las veía y se las deseaba
para controlar el cotarro. El punto que visitamos fue la pasarela de Perrault,
que les dejó boquiabiertos. Desde el centro se podía ver un acto del PP que se
desarrollaba a unos 200
metros y cuyas ovaciones intermitentes nos llegaban con
nitidez. Luego me enteré por la prensa de que estaban Botella, Aguirre,
Cifuentes y creo que Aznar. Tal vez crean que exagero, pero me pareció que no
había mucho más público que el que desplazaba yo con el grupo de chinos. El
personal debe de estar harto de la campaña.
En fin, estas fueron mis
actividades de fin de semana. Unas actividades que me busco por fuera de mi
desempeño municipal y por las que nadie me paga ni me compensa el horario. Las
voy anotando en mi currículum por si a los nuevos rectores del urbanismo les
interesa el asunto y me apoyan un poquito. Porque a los que hay ahora les
importa un rábano. Sólo les preocupa que cumpla mi horario por las mañanas. Pero
ya queda poco para que se vayan. Si no hay impugnaciones ni recursos, parece
que la nueva corporación se constituirá el sábado 13 de junio, día de San
Antonio. Y, el lunes 15, el nuevo responsable del urbanismo madrileño vendrá
por aquí y tocará con los nudillos en la puerta.
Yo creo que para la ciudad sería
bueno un cambio. A lo mejor me equivoco. Pero, como Joss Stone, yo también
tengo el derecho a equivocarme. I got a right to be wrong. Como ya les puse la
versión de estudio, con un bonito vídeo que homenajea a los antiguos montadores
de películas de celuloide, pues aquí tienen una versión en directo. Brasil, verano de 2010. Disfrútenla. Pórtense
bien. Y tengan cuidado con el caloret, no sea que se les aparezca Rita Barberá en una
esquina. Menudo susto.
Cómo te gusta la Joss Stone...
ResponderEliminar...y eso que nos fastidias un poco el placer de escucharla y contemplarla, cruzando por medio a la Rita Barberá. Eso no se hace, hombre.
ResponderEliminarLa Barberá es la anti-líbido. Lo he hecho adrede para resaltar el contraste. Parece que a ti también te gusta Joss. Es como una fuerza de la naturaleza, guapa, elegante, me encanta como mueve las manos para apoyar la letra de sus canciones, es superexpresiva. Estaría bien que viniera por aquí a cantar.
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