Hoy vamos a cambiar de registro y
serenar el cotarro con un poquito de música, que ya estoy harto de tanto
yihadismo, economía, elecciones, deriva catalana y otras sandeces. No quiero
que este sea un blog dedicado en exclusiva a hacer análisis políticos de la
actualidad, un tema sobre el que hay cientos de cronistas más preparados y con
opiniones mejor fundadas que las mías. Así que hoy vamos a descansar de La Situación y vamos a escuchar algunos
temas más o menos conocidos, algo que siempre es de agradecer. Lo siento por ustedes pero este
post, no lo van a poder seguir adecuadamente en el trabajo, ni con sus viejos
Ipads no compatibles para reproducir los archivos de youtube. Tendrán que
utilizar el ordenador.
Como siempre, me gusta
proponerles algún argumento que enhebre las distintas canciones, un leit motiv
que las unifique. Esta vez vamos a escuchar sucesivamente tres temas que en su
día fueron grandes éxitos en los instrumentos y voces de sus autores y veremos cómo,
un tiempo después, caen en manos de otros artistas, que hacen versiones muy
personales, diferentes, incluso cambiando de género musical, pero a la vez
fieles en cierta forma al espíritu de las canciones originales. Por buscar un símil
en el mundo de la pintura, hablamos de cuando Picasso hizo diferentes variaciones
sobre Las Meninas de Velázquez. Hay que echarle valor para atreverse a hacer una
interpretación de una obra de arte consagrada y tener talento para convertirla
en otra cosa diferente, también valiosa.
Vayan escuchando este tema
mientras siguen leyendo, que es largo. Herbie Hancock, uno de los pianistas de
jazz de registro más amplio de la historia, está todavía en activo a punto de
cumplir 75 años. A comienzos de los 60 era un joven músico de Chicago, recién
llegado a New York, en donde fue rápidamente fichado por el prestigioso sello
Blue Note. El gran Miles Davies también se dio cuenta de su categoría y lo
integró en su grupo, en donde tocó cinco años y terminó su aprendizaje. Pero,
en paralelo, montó un cuarteto en el que desarrollar su talento sin jefes. Con Ron
Carter al bajo y Tony Williams a la batería, reservó el papel estelar para Freddy
Hubbard, un trompeta también muy bueno. El tema que escuchan se llama Cantaloup
Island, es de 1964 y rápidamente se convirtió en un standar, que todos los grupos amateurs tocaban por los bares.
Casi 30 años después, en 1993, se
graba la versión de este tema que tienen abajo. En ese momento, la música ha
cambiado un montón. La electrónica ha multiplicado las posibilidades de
componer y grabar, y se han generalizado nuevas tendencias, como el rap y las versiones sampler en las que, sobre grabaciones existentes de artistas a los
que se pide permiso, un d’jey hace remezclas y se contrata a buenos músicos
para que, sobre esa base rítmica enlatada, superpongan su música real. Aquí la
figura es, obviamente, el productor. Ese año, el mismo sello Blue Note de New
York de toda la vida ve la necesidad de modernizarse y adaptarse a los tiempos, y abre sus
producciones a estas novedades.
El llamado grupo US3 que firma esta estupenda grabación, es en
realidad la reunión eventual de un rapero de calidad contrastada, con un buen
trompeta de jazz. La producción es excelente y el tema vuelve a ser un bombazo.
Es curioso cómo, con toda la parafernalia de las innovaciones, la composición
de Hancock no sólo se mantiene y sobrevive, sino que gana en brillantez, algo
que el mismo autor reconoció y homenajeó, incorporando a sus conciertos un arreglo
basado en la versión de US3. El tema supuso la puesta de largo del rap como
estilo de música admitido en sociedad, creó una nueva línea que podemos llamar jazz-rap, fue reproducido masivamente en
radios y televisiones y hasta aparecía en la primera película de Super Mario
Bross (la que no era de dibujos, sino de señores, como decían mis hijos de pequeños).
Hancock hace bien en reconocer su acierto. La nueva versión multiplicó por mil
los royalties que había obtenido de la canción hasta entonces.
Cambiamos ahora de registro y nos
vamos a un caso bastante más conocido. Hablamos ahora del gran Bob Dylan, el
genio de Minessota, el autor de las mejores letras de la historia del rock que
ha llegado a ser propuesto para el Nobel de literatura. En 1967, Dylan, incluye
en su nuevo álbum una canción llamada All
along the watchtower, un tema muy poético y lleno de misterio, en el que
parece que alguien observa la gran llanura americana desde una loma que todo lo
domina. La música es muy sugerente y rememora los ambientes de los clásicos
films del oeste. Se dice que esta es la canción que Dylan ha cantado más veces
en sus conciertos, ha aparecido en muchas películas y mantiene vigente su
calidad.
Pero no es ajena a este éxito la
versión que grabó sólo un año más tarde Jimmy Hendrix, otro genio del rock, el
mejor guitarrista eléctrico de todos los tiempos, un zurdo que tocaba con
guitarra de diestros, logrando unos sonidos que nadie ha igualado. Hendrix coge
el tema de Dylan, lo adapta a su sonoridad y lo enriquece con su voz, más potente que la del autor, convirtiéndolo en un hito del rock
psicodélico. Como en el caso anterior, Dylan reconoció la calidad de esta
versión e incorporó a sus conciertos arreglos que no podrían entenderse sin
ella. Aquí la tienen.
Vamos con la tercera. Otro tema
histórico. Steppenwof era un grupo canadiense formado por jóvenes de origen
alemán, que se trasladó a California en la marea hippy de los 60, en donde se
dedicaba a cantar folk más o menos tradicional. Su manager les dijo un día que
por qué no endurecían su sonido para aprovechar mejor la poderosa voz del
cantante. Ese es el origen de la canción Born
to be wild, grabada en 1968. Un tema histórico por doble motivo. Es la
canción que suena durante los títulos de la película Easy Rider, el icono de toda una cultura de moteros trashumantes.
Pero también inicia una línea musical que llega a nuestros días: el heavy metal, que toma su nombre de una
estrofa de la canción.
Para hacer hoy día una versión
imaginativa de este tema hay que echarle valor y eso es lo que no le falta al
grupo Fanfare Ciocarlia, la mejor banda de música cíngara de Rumanía. Forman
este grupo doce músicos, todos ellos originarios de Zeca Prajini, una aldea del
noreste de Rumanía en la que viven 400 habitantes con sus huertos y sus
animales. Uno de cada cuatro vecinos es músico y se dice que a los niños les
regalan un trombón en cuanto pueden sostenerlo sin que se les caiga. Curtidos
en bodas y bautizos, los excelentes músicos de Fanfare Ciocarlia se atreven con
todo y han creado también una línea musical propia, que suele denominarse balcanic funk. Sus versiones
enloquecidas de toda clase de temas los han llevado a actuar por todo el mundo.
Si entran ustedes en su Web, verán que ahora mismo están preparando una gira
por Australia. Les dejo con su versión del Born
to be wild. Aunque no la reconozcan al principio, es la misma de
Steppenwolf. Que duerman ustedes bien.
Creo que tus comentarios se ajustan perfectamente a los casos 1 y 3: temas que fueron grandes éxitos y que, una eternidad después (30 años el 1 y casi 50 el 3) son sacados del congelador y revisados de forma brillante. El caso 2 es diferente. La canción fue conocida universalmente gracias a la interpretación de Hendrix y eso hizo que mucha gente a posteriori quisiera conocer la versión de su autor. Algo parecido sucedió con el "Me and Bobby McGee", difundido en todo el mundo en la estupenda voz de Janis Joplin, lo que hizo que el personal buscara la versión original y descubriera a un por entonces desconocido Kris Kristofferson.
ResponderEliminarTienes razón y supongo que habrá muchos más casos de los dos tipos. La reflexión que puede hacerse es que, según las épocas y las circunstancias geográficas, la técnica musical es muy variada, pero la esencia de la buena música es inmutable. Trataré de profundizar en ello. Gracias por tu comentario.
EliminarTío, el grupo ese rumano es cojonudo, todo un descubrimiento. No sé de dónde sacas información sobre este tipo de cosas.
ResponderEliminarPor lo demás, no entiendo lo que quieres decir en el primer párrafo. Yo siempre te sigo en el ordenador.
EliminarFanfare Ciocarlia tocan por todo el mundo, como digo. En Madrid dieron su último concierto en abril, en la Sala Caracol. Lo que pasa es que yo supe de su existencia después, cuando visité Rumanía en agosto. Habrá que estar al tanto, porque seguro que vuelven. Se les considera una de las dos mejores bandas actuales de música gitana de los Balcanes, en dura competencia con el grupo que dirige Goran Bregovic, un genio, quizá un poquito menos gamberro que los rumanos (no mucho). Por si no lo conoces, es de Sarajevo, es decir, paisano de Emir Kusturica, a cuyas películas suele poner la música. Además, es de padre croata y madre serbia (como el futbolista Prosinecky). Aún ahora, cuando se le pregunta por su nacionalidad, proclama sin dudarlo: "yo soy yugoslavo". O sea, que es de los míos.
Eliminar¡Ah!, el otro tema. Tengo seguidores que leen mis textos en el curre, en donde mucha gente tiene "capao" el youtube. Y otros que los leen en la cama, con el Ipad, y tampoco pueden abrir los archivos de música. El comentario iba dirigido a ellos.
Un abrazo.
El heavy metal no tiene nada que ver con Steppenwolf creo yo, pero si tú lo dices...
ResponderEliminarNo me lo he inventado. Busca la letra de Born to be wild. Segunda estrofa detrás del estribillo: I like smoke and lightning / Heavy metal thunder. Los seguidores del heavy metal se inspiran en la filosofía de esta canción y toman el nombre de su movimiento de la letra.
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