Mira que venía bonito el año, con
la posibilidad de una revolución modesta que al menos se lleve por delante al
PP del Ayuntamiento de Madrid, joder, que llevan ahí apalancados desde 1989 y
ya es hora de que se vayan con viento fresco. Pues nada, han tenido que venir
los fanáticos islamistas a joder la marrana y aquí me tienen dedicando no uno,
sino dos posts a un tema del que no quiero hablar, porque yo lo que quiero es escribir
sobre literatura y cine y rock’n roll. No pude evitar dar mi opinión al
respecto, tan a la carrera como de costumbre, y colgarla en el blog en la tarde
del jueves. Y aunque he encontrado bastante comprensión entre mis lectores y
amigos, al final ha entrado un tipo a comentar mi texto y ha aportado una
valoración que me parece injusta: que siempre me pongo en contra de las
víctimas y eso me convierte en justificador de los victimarios.
Como le digo en mi respuesta,
estuve a punto de borrar ese desafortunado comentario, pero creo que, si hay
alguien que piensa eso, es que yo no me expliqué bien y que la cosa merece una
puntualización, a ver si nos aclaramos. No hace falta insistir en mi condena de
los hechos. Los tipos mataron a sangre fría, no sólo a los dibujantes, sino a
un policía que pasaba por allí en bicicleta, por cierto, musulmán y de nombre
Ahmed, al que remataron en el suelo. En cuanto al otro sujeto, el que entró en
el supermercado kosher, pues se cargó
a tres personas nada más entrar, para que los demás vieran que la cosa iba en
serio. Frente a conductas como estas, creo que sobran los comentarios. Y, en
cuanto al resto de las víctimas, los dibujantes y periodistas de Charlie Hebdo,
pues mi opinión es que es igual de injusto y terrible que los acribillaran a
balazos. Así queda certificado y sellado en este blog. Nadie se merece ese
final. Dicho esto, no creo que, porque los hayan matado, haya que aplaudir todo
lo que hacían. Eso es lo que quiero precisar y lo haré en párrafos numerados.
1.- El humor y la práctica
habitual de revistas como Charlie Hebdo, o El Jueves, no me hace especial
gracia. Creo que alimentan más odios que entendimientos entre las culturas. Es
cierto que se meten aparentemente con todo el mundo. En una de las últimas
portadas navideñas de Charlie H. se ve a la virgen María caída por los suelos
con la ropa destrozada, gritando: me han violado, eran tres tipos, venían en
camellos, uno de ellos era negro. Ja, ja, qué risa, ¿verdad, ustedes? Lo que
hacen estos señores es, más que humor, provocación. ¿Y debe tolerarse la
provocación gratuita en nuestra sociedad? He ahí el quid de la cuestión.
2.- Los dibujantes de estas
revistas afirman no casarse con nadie y se ufanan de dibujar en completa
libertad. Pero no es cierto. Sin ser exhaustivo, parece claro que se cuidan de
incluir chistes machistas, homófobos, racistas o antisemitas, como ya dije. Entonces,
¿por qué la presión social que les impide insultar a determinados colectivos no
hace lo mismo con los musulmanes? Aquí, lo siento, pero no dejo de ver una
voluntad de hacer la machada, de armar la gorda, de hacer un tour de force, a
ver quién es el que se pasa más. Por no hablar del tema comercial: esta revista
estuvo cerrada más de diez años por falta de rentabilidad y fue a partir de
su reapertura, en 1992, cuando empezó a sacar caricaturas de Mahoma.
3.- La libertad de prensa y de
opinión en nuestras sociedades es un derecho indiscutible. Pero quizá este
principio es una Ley. Y, como toda Ley, debe disponer de reglamentos, que
detallen cómo ha de aplicarse y cumplirse. Esos reglamentos serían los que
establecerían los límites, que, para mí, se reducen a uno: el del respeto. El
respeto a las comunidades raciales, religiosas o de cualquier tipo. En
realidad, yo añadiría un segundo límite: el del buen gusto, aunque reconozco
que éste sería mucho más difícil de regular. Y, para el caso de publicaciones
que excedan de esos límites, que actúen los tribunales. Así es como entiendo yo la
libertad de prensa.
4.- Las manifestaciones que se
han producido en toda Francia han sido grandiosas, como se merecía la fechoría
perpetrada por estos fanáticos. El grito de Je
suis Charlie ha sido unánime en la gran mayoría de la prensa mundial, hasta
el punto de que es difícil encontrar opiniones que maticen el tema, aunque sea
de forma mínima. Incluso la ínclita Esperanza Aguirre ha debutado como
columnista de El inMundo, con una larga reflexión al respecto en la que no dedica
ni medio renglón a matizar su apoyo al sentimiento unánime. Bueno, en su caso,
tal vez se deba a que tiene un hermano dramaturgo que hace unos años armó un
escándalo morrocotudo cuando intentó estrenar una obra que se llamaba Me cago en Dios.
5.- Sin embargo, podemos
encontrar algunos textos discrepantes, como el mío del otro día. Les traigo
algunos ejemplos. El primero se llama Yo
no soy Charlie y lo publicó El País. AQUÍ
lo tienen. Estoy bastante de acuerdo con muchas de las cosas que dice, aunque
el artículo no me gusta. La traducción es detestable, debe de haberla perpetrado
un becario al que le han pagado cuatro duros, como suele hacer este periódico
desde que Cebrián ha arrinconado a la familia Polanco, y vendido la mayor parte
de las acciones al fondo buitre Liberty, eso sí, reservándose un sueldo mensual
de 13 millones de euros. Además, la inclusión de este artículo en El País me
huele a otra de sus prácticas habituales: la de poner una vela a Dios y otra al
diablo, la famosa equidistancia que enmascara su ausencia de unos valores
ideológicos definitivamente perdidos.
6.- Mucho más me gusta la
aportación de Lorenzo Silva (todo lo que escribe este señor me parece estupendo
y le pondría debajo mi firma). Se llama Yo
soy Ahmed y AQUÍ
pueden leerlo. Sin desmarcarse de la línea mayoritaria de opinión, centra su
texto en el policía abatido y rematado por los matones, este sí, un verdadero héroe,
que no se escondió y no dudó en salir en defensa de unos dibujantes cuya
revista seguramente no le gustaba. Por cerrar estas referencias, les añado otra:
se llama No sé si soy Charlie y me
parece muy acertada, en la línea de lo que yo proponía en el punto 2. Véanla
AQUÍ
7. La presencia en la cabecera de
la manifestación del rey de Jordania, y los presidentes de Mali y de Palestina,
entre otros, me parece muy meritoria. Sin embargo, quiero contarles algo que
apenas se ha sabido. El embajador de Marruecos acudió a ver a Hollande, le
transmitió sus condolencias y su solidaridad en nombre de su país y le informó
que, no obstante, no pensaba participar en la manifestación, porque Charlie
Hebdo es una revista prohibida y repudiada en su país, que insulta a sus
compatriotas y, en consecuencia, él no podía marchar bajo el lema Yo soy
Charlie. Una sabia y diplomática decisión.
8. Los terroristas finalmente abatidos
eran franceses nacidos en Francia. Les recuerdo que el origen de la gran
inmigración desde los países del norte y centro de África está en las décadas
de prosperidad de Francia hasta los años 80, en las que el PIB dio un salto
decisivo. Los franceses ya no querían hacer ciertos trabajos y se pensó en
abrir la mano a trabajadores extranjeros, que venían solos, sin familia, a
trabajar en las obras públicas, como la extensión del Metro de París. El
resultado de esta primera oleada fue un aumento notorio de las violaciones de
francesas. Los tipos estaban solos, trabajaban como mulas y no tenían muchas
otras oportunidades de arrimar cebolleta.
Entonces se decidió abrir la mano al llamado reagrupamiento familiar, que fue
el origen de la entrada masiva de inmigrantes. El artífice de esta idea fue
Giscard d’Estaing, que pensó que con sus mujeres en casa no asaltarían a las
francesas. Aquí entraron primos, cuñaaaos, amigos y de todo. Las familias de
estos lugares son muy extensas.
9.- Sin embargo, esta gran oleada
es pacífica, ha vivido el hambre y las guerras en sus propias carnes y están, en general
agradecidos a la nación de acogida, donde se esfuerzan en integrarse. El
problema surge con los hijos y nietos de esta oleada. Estos, por el contrario, son gente
inadaptada, siempre marginados frente a los nativos, situación agravada en
tiempos de crisis. Los más listos son captados por las universidades, se
benefician de becas y prosperan, a pesar de la discriminación. Pero el resto acaban en el paro, la exclusión y la desesperación. En 2005 hubo quemas masivas de
automóviles en todas las ciudades. Ahora, lo que hacen es radicalizarse. El
discurso de los fanáticos islamistas no prendería en tipos más listos y con
mejores oportunidades.
10.- La forma de combatir a los fanáticos es aislarlos de sus pueblos. Así se hizo con el IRA y con ETA. Las gentes del pueblo no pueden aprobar la crueldad de asesinos que dicen representarles. Pero en paralelo hay que tratar de integrar a estos pueblos, de no escandalizarlos, de no ofenderlos, para que ellos mismos le quiten sus argumentos y su sustento ideológico a los violentos. Publicar caricaturas de Mahoma no ayuda en esta difícil tarea. Al contrario: lo que hace es joder.
10.- La forma de combatir a los fanáticos es aislarlos de sus pueblos. Así se hizo con el IRA y con ETA. Las gentes del pueblo no pueden aprobar la crueldad de asesinos que dicen representarles. Pero en paralelo hay que tratar de integrar a estos pueblos, de no escandalizarlos, de no ofenderlos, para que ellos mismos le quiten sus argumentos y su sustento ideológico a los violentos. Publicar caricaturas de Mahoma no ayuda en esta difícil tarea. Al contrario: lo que hace es joder.
11.- Queda el tema del riesgo. No
hay mucho que añadir a lo escrito el otro día. Quien se pone frente a un toro
sabe que lo puede empitonar. Y estos dibujantes lo sabían. Charb, el director,
lo dejo dicho de manera muy clara: no tengo mujer, no tengo hijos, me la bufa
lo que puedan hacerme, prefiero morir peleando que vivir arrodillado. Un
discurso concordante con el de muchos generales que no tienen problema para llevar
a sus soldados a una muerte segura. Lo sorprendente es que en esa dinámica
hubiera personas de 70 y 80 años. E insisto en que esta gente no debería haber
tenido su redacción enfrente de una guardería.
12.- Un último tema: aquí hubo
fallos de seguridad importantes. Los hermanos Kouachi estaban vigilados e
incluso uno de ellos había sido condenado varias veces por actividades
terroristas. Es increíble que hubieran abandonado su vigilancia hace unos meses.
También había desaparecido el retén policial de la puerta. De esto se hablará
en los próximos días, porque es un tema que no se puede dejar de lado. Digo se
hablará. Lo harán otros. Porque yo no quiero dedicar más espacio a este
desgraciado episodio. Yo quiero escribir sobre la reunión del BCE del día 22,
las elecciones griegas del 25, las perspectivas electorales, la actualidad de
la cultura y la vida en la ciudad. Que duerman.
Soy el comentarista de ayer. Si te molestó el tono un poco borde, te pido disculpas. Si sigo tu blog es porque creo que vuelcas en él lo que está en tu cabeza, sin preocuparte de que resulte correcto, moderno o en la onda. Sobre esa convicción, me pareció oportuno advertirte de que tu texto, como el dedicado al seguidor del Dépor, puede entenderse de la forma que te digo. Resaltar los defectos y las miserias de alguien muerto de forma violenta, puede ayudar a justificar a los que lo han matado. No quería molestarte, sólo que vieras la cosa desde ese lado. Te reitero mis disculpas.
ResponderEliminarDisculpas aceptadas y nada más que añadir. Gracias por sus aportaciones.
Eliminar¿Eso de que el reagrupamiento familiar surge como modo de evitar las violaciones de las mozas locales es de fiar, o es una de tus fabulaciones? Es que nunca había oído nada semejante. Otra cuestión. Estos emigrantes de segunda o tercera generación, que nunca han vivido en su tierra de origen, cómo puede ser que tengan nostalgia de unas raíces que no han podido disfrutar o vivir en directo. Es algo difícil de entender.
ResponderEliminarPunto uno. La información es de primera mano. Me la han proporcionado amigos franceses veteranos. Supongo que habrá cosas escritas al respecto, pero yo no las conozco.
EliminarPunto dos. Esto es más complejo. Los que nacen en Francia de padre magrebí o africano, se sienten de entrada muy bien: tienen para comer, no pasan frío y están tranquilos y felices. A lo mejor hasta hacen amigos blanquitos en la calle. Los problemas empiezan a surgir en el colegio, porque los niños pueden ser muy cabrones y, muchas veces, estos chavales se dan de bruces con la realidad de que se les considere niños de segunda clase, sólo por su color de piel, su nombre o su acento. Según se van haciendo mayores, la cosa empeora y tienen grandes posibilidades de desembocar en situaciones de exclusión social. Muchos de ellos sienten en algún momento la curiosidad de visitar la tierra de sus ancestros. Las familias acomodadas y estructuradas suelen volver todos los veranos con el coche cargado de colchones y otros pertrechos voluminosos. El contacto con esos ancestros puede desembocar en el descubrimiento de la verdadera patria (en el buen sentido del término), pero también en un rechazo. En estos casos, el tipo no se siente de ninguna parte, se ve como un extranjero en todos los lados. Y, frecuentemente, ese sentimiento le lleva a la violencia, la droga o la marginalidad. El yihadismo encuentra en esos ambientes sus caladeros más productivos.
Es una simplificación, pero vale. También hay criaturas perfectamente integradas en la sociedad que acogió a sus padres o abuelos que se apuntan a la yihad porque sí. Por debilidad, por rebeldía, por... ¡qué se yo! Hasta en las mejores familias se han dado en un tiempo no lejano muchachos bien educados que se han deslizado al mundo oscuro de la heroína y han muerto con una jeringuilla clavada en el brazo... El yihadismo es el caballo de los ochenta.
EliminarSupongo que estás en lo cierto y que hay gente que no proviene del escenario que yo he descrito. También hay prostitutas que han caído en ese mundo por tontería o por vicio, no empujadas por unas circunstancias socioeconómicas. Y gente de dinero que es captada por sectas. Pero yo creo que en cada uno de estos fracasos vitales hay un estereotipo mayoritario. En las sectas captan a gente inestable, en la prostitución a mujeres y hombres que no encuentran otro modo de ganarse el sustento y en los grupos terroristas a jóvenes desclasados o desarraigados, que creen hacerse unos hombres perpetrando sus salvajadas.
EliminarYa no hace falta que se siga disculpando por sostener unas opiniones tan razonables como las suyas. Han brotado por todos lados voces en el mismo sentido y hasta el Papa le da la razón.
ResponderEliminarEl Papa Curro es un porteño admirable, que viene de abajo y sabe cómo son las leyes de la calle. Por eso dice lo mismo que yo: que no hay que andarle tocando los cojones al personal, porque la ira es algo difícil de controlar.
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