O, como dicen los vascos: ahí te jodas, cacho cabrón. Como algunos de mis lectores se han quejado de la omnipresencia en el blog del caldo concentrado Trump, pues aquí tienen dos tazas. Creo que la mayoría de mis seguidores comparte el sentimiento de alivio, el poder pasar página de una vez de esa pesadilla que han supuesto para el mundo los cuatro años de la presidencia de Trump en los USA. Les confieso que, hasta anteayer, yo estaba preocupado de que este energúmeno lograra de alguna manera revertir la situación y forzar el resultado de las elecciones de noviembre, con los trucos que ha ido manejando a lo largo de estos años interminables (y de toda su vida). Con esa inquietud, seguí la ceremonia de toma de posesión de Biden, a ratos con el corazón en un puño, asaltado por imágenes de francotiradores ocultos en azoteas con rifles de mira telescópica interrumpiendo todo el ceremonial ensayado mil veces. Si lo hicieron con Kennedy, por qué no con este, que por cierto, es el segundo presidente católico de los USA, precisamente después de Kennedy. Al final, salió todo bien y nadie echó de menos a Trump, que ha seguido hasta el último segundo de su mandato dando musho por culo y haciendo alarde de su mala educación.
Les había prometido un post poniendo verde a este sujeto y celebrando su derrota con una bailecito o similar, como he hecho otras veces, pero es que casi tres meses después de las elecciones, créanme, ya no me quedan ni ganas de celebrar nada. Así que me limitaré a ponerlo verde. Donald Trump era, como saben, un promotor inmobiliario y magnate financiero neoyorkino, propietario de numerosos edificios en las grandes ciudades americanas (como las Trump Towers), dueño también de muchos casinos y durante años organizador de los concursos Miss Universo, Miss USA y Miss Teen USA (miss USA adolescente) y también participante asiduo en un show de televisión llamado The Apprentice emitido por la NBC. Desde siempre ha sido un tipo fanfarrón, con un problema de relación con las mujeres que sigue sin superar y que le lleva a hacer toda clase de comentarios inapropiados, presumiendo de lo que no es.
Después de valorar presentarse a dos elecciones presidenciales anteriores, se decidió por fin en las de 2016. El Partido Republicano lo acogió a regañadientes, pero desde el primer momento fue siempre en cabeza en los sondeos internos, hasta ser elegido candidato en la convención de julio, en tándem con Mike Pence, un hombre discreto que le puso el partido para intentar controlarlo, aunque finalmente, en USA el vicepresidente no suele ser mucho más que un cero a la izquierda. En el partido la gente no esperaba que fuera el nominado, les pilló de sorpresa y se dice que él fue el primer sorprendido. A partir de ahí ya tenía una plataforma mediática en donde alimentar su ego. Salieron a la luz entonces muchos de los comentarios que radiografían la personalidad de este caballero. Por ejemplo, cuando dijo que en Nueva York era tan poderoso que podría dispararle a alguien por la calle y matarlo, sin que le pasara nada y sin perder ninguno de sus apoyos.
Se publicó también un audio, grabado mientras esperaba a intervenir en un programa de TV, en el que se jactaba de que una celebridad como él podía hacer lo que quisiera con las mujeres, desde besarlas o sobarlas aunque no quisieran, a lo que añadió: yo ni siquiera espero, directamente las agarro por el coño. En cuanto empezó la campaña electoral contra Hillary, surgieron como hongos demandas contra él, de mujeres agredidas sexualmente, imagino que incluyendo alguna falsa, y con especial presencia de concursantes a los diferentes torneos de Miss Mundo, etc., en cuyos camerinos gustaba de colarse cuando se estaban cambiando. Después del movimiento Me Too, estas denuncias se recrudecieron. Hasta 26 mujeres han denunciado a Trump por diferentes conductas abusivas, algunas de ellas ocurridas en su mansión de Mar-A-Lago, en Florida, estando por allí su familia.
Otra de las constantes que se repiten en estas denuncias es el protagonismo de strippers, actrices porno y modelos de la revista Play Boy. En los últimos momentos de la campaña, trascendió que dos de estas señoras habían recibido importantes cantidades de dinero por su silencio. Karen McDougal, playmate del año 1998, recibió 150.000$ de la revista National Esquire, a cuenta de sus derechos de autora de unas memorias en las que lo cantaba todo, memorias que la revista nunca publicó, en un ejemplo de la práctica conocida como catch and kill (agárralo y mátalo). Se supone que Trump le reembolsó esa cantidad a la revista, muy afín a su entorno, no iba a ser tan tonto de pagarle directamente a la chica con un cheque de su cuenta. Algo parecido sucedió con la actriz porno Stormy Daniels, que recibió 130.000$ por un acuerdo de confidencialidad sobre su relación con Trump. En este caso, quien hizo de intermediario fue el abogado personal de Trump, Steve Cohen, que declaró que lo había pagado de su propio bolsillo. Este Cohen, fue condenado en 2018 por falsedad, cohecho y extorsión a una pena de tres años de cárcel. Desde que surgió el Covid y ante el riesgo de contagio, se le autorizó a continuar su condena en arresto domiciliario, y ahora Trump lo ha indultado.
Arriba tienen una imagen característica de Stormy Daniels. Esta señora afirma que mantuvo una relación con Trump a lo largo de 2006 y 2007, es decir, cuando Melania estaba embarazada de su único hijo, ese que sale ahora en las fotos con una cara de melancolía extrema (no es de extrañar). Stormy ha invertido de forma inteligente el dinero recibido, para montar una compañía ambulante de espectáculos porno, que recorre Estados Unidos con éxito notable. En sus shows, sale un actor con el pelo naranja interpretando a quién ustedes se imaginan, lo que ha multiplicado la popularidad y las ganancias de la compañía. Según sus amigos, Stormy está ahora mismo nadando en la abundancia. El estado de Nueva York tiene en curso sendas investigaciones para determinar si fue finalmente Trump quien pagó a estas dos señoras y otras, y si utilizó para ello fondos de la campaña, lo que sería ilegal.
Ya sé lo que están pensando: que todo esto son cotilleos malsanos (todo lo dicho es cierto), y que eso no tiene nada que ver con su desempeño como estadista. A esto les contesto que me parece que son aspectos que definen muy bien la catadura del personaje y que para mí los temas personales están siempre íntimamente relacionados con los profesionales. Yo nunca he querido tener en mi equipo a personas de las que pensaba que eran unos cabrones, aunque fueran buenos técnicos. Y este retrato de Trump evidencia la hipocresía suprema del Partido Republicano, que ha tolerado en este tiempo a un corrupto, putero e inestable anímicamente, a cambio de que apoyara las leyes antiaborto, las disposiciones contra los homosexuales o la política migratoria, además de nombrar jueces afines a la ideología más retrógrada por todos los estados. Dicen algunos analistas yanquis que la elección al Senado en Georgia, la perdieron los republicanos, contra todo pronóstico, por lo hartos que estaban los votantes conservadores de la figura de Trump y de cómo se estaba portando desde las elecciones de noviembre.
Pero, volviendo a 2016, el caso es que Trump ganó a Hillary, o más bien Hillary perdió ella sola por antipática, prepotente y zaboría. Y todo el mundo pensó que la fiera Trump se domesticaría por el peso del cargo y moderaría sus modos de actuar. Nada más lejos de la realidad. En la propia toma de posesión, lanzó un discurso breve y críptico, que nadie entendió, diciendo que en la frontera sur de USA se estaba produciendo una autentica carnage, que podemos traducir por carnicería o masacre, por la entrada continua e indiscriminada de violadores, drogadictos y delincuentes (así caracterizó a los migrantes mexicanos) y que él iba a acabar inmediatamente con esa carnage. En los corrillos de final del acto, alguien le preguntó al ex presidente George W. Bush qué le había parecido el discurso, a lo que respondió: that was some weird shit, ha sido una especie de rara mierda. Al menos tres testigos dijeron a la prensa haber escuchado el comentario, aunque Bush, lógicamente, nunca habló nada al respecto.
Recuerdan que uno de sus lemas de campaña era que iba a construir un muro con México y que lo pagarían los mexicanos. Nada de esto ha sucedido, en estos cuatro años apenas se han construido 600 kms de muro en una frontera que tiene 3.170 kms. Pero es que todo esto es un rollo patatero, porque el muro ya existía en buena parte antes de que llegara Trump, y fue Bill Clinton el que construyó los tramos mayores. Yo he estado en Tijuana y en Nogales y he visto el muro, abajo les pongo un mapa muy significativo. Pero además es que, en muchas zonas del desierto, lo que hay es apenas una pequeña valla para marcar físicamente los límites topográficos entre ambos países, que cualquiera puede saltar. Pero no hace falta más porque, con los modernos sistemas de seguimiento por satélite, en cuanto alguien salta esa valla, a los cinco minutos se ve rodeado por varios jeeps de la Patrulla Fronteriza, que los mexicanos llaman la migra, alertados por GPS. Es decir, que el muro de Trump era algo innecesario, un fuego fatuo, un Trump-antojo. Vean el mapa que les digo.
Aquí ven, señalados en rojo, qué tramos de la frontera contaban con un muro o una valla de separación cuando Trump llegó a la presidencia. Desde El Paso hacia el Este, ven que la línea deja de ser recta por amoldarse al curso del Río Grande. Su insistencia en el tema del muro es una muestra más de su desconocimiento de la problemática de una zona que no había pisado en su vida y la simpleza de su pensamiento, que necesita ofrecer a sus seguidores una imagen-símbolo. Se creó una asociación que organizó un crowfunding para recaudar dinero para la construcción del muro. Se recaudaron 25 millones que ahora no se sabe dónde están. El administrador de esos fondos, el siniestro Steve Bannon, fue encarcelado sin fianza por eso, aunque ahora también lo ha indultado Trump. Es un indulto preventivo, antes de que sea juzgado, algo que tiene cojones, pero es una prerrogativa del presidente, que casi todos han utilizado. Hay que decir que en estos cuatro años, la inmigración desde el sur se ha reducido y controlado mucho, sobre la base de unas medidas de represión en algunos casos crueles, como la separación de los niños de sus padres. Las políticas y los insultos de Trump han recrudecido la inquina que tienen los mexicanos contra su vecino del norte. Vean lo que dice una reciente pintada en la cara sur del muro.
Volviendo a Trump, se cuenta que en estos años Melania ha dormido en un ala de la Casa Blanca diferente, con su hijo desanimado Barron. Y que es uno de los pocos presidentes USA de la historia que no dormía con su señora en la suite presidencial. Se levantaba temprano ya cabreado, imagino que duerme fatal, y desde primera hora empezaba a mandar tweets incendiarios atacando a todo el mundo. Qué hará, ahora que le han cerrado la cuenta. Después, se le hacía llegar un resumen de la prensa del día, que miraba apenas en diagonal, porque es incapaz de leer con atención unos textos tan largos. Su galería de insultos es infinita. Cuando estuvo de visita en Corea, se negó a visitar el cementerio de caídos norteamericanos de la guerra, comentando entre dientes que esos eran unos perdedores (uno de sus leit motivs). Y seguro que ustedes han podido ver el video que les pongo abajo, que se distribuyó por Whatsapp con un audio impostado de Chiquito de la Calzada. El audio es falso, pero las imágenes no. ¿Y saben qué estaba haciendo este payaso trágico? Pues estaba imitando a un congresista demócrata que le había criticado y que es minusválido. En el audio de verdad decía que cómo se va a meter conmigo un tipo que sólo puede andar así. Increíble. Vean el vídeo de marras.
Tal vez ahora que saben de qué iba el audio real, les haya hecho menos gracia este vídeo. Cuando la senadora Elisabeth Warren, que optaba a la candidatura demócrata, reveló que creía tener sangre india, Trump la acusó de utilizar ese dato, seguramente falso, para aumentar sus apoyos, la rebautizó como la senadora Pocahontas y la retó en un tweet a hacerse una prueba de ADN, prometiendo que, si salía positiva, donaría un millón de dólares a su campaña. La senadora se hizo la prueba, salió positiva, y le reclamó el dinero a Trump, declarando que lo donaría íntegramente a las asociaciones de defensa de las mujeres indias. El presidente contestó entonces que estaba de broma y que ningún contrato escrito le obligaba a darle ese dinero. Comportamiento típico de un fanfarrón, que, cuando empezaron las grandes manifestaciones ante la Casa Blanca por el Black Lives Matter, corrió a esconderse en el bunker. También dijo que estaba bromeando cuando recomendó inyectarse desinfectante de lavavajillas para combatir la Covid-19.
Tras el debate entre los candidatos a vicepresidente, Trump se refirió a Kamala Harris como ese monstruo vociferante. El que se comportó como un monstruo vociferante fue él en el primero de los dos debates que se celebraron, interrumpiendo todo el rato a Biden y dejando en evidencia al moderador. Hasta el punto que, para el segundo, se fijaron unas normas estrictas: no se podía hablar en el turno del contrario. Yo propuse, como quizá recuerden, que a este segundo debate lo llevaran en jaula. Todas estas historias revelan a nuestro hombre como un sociópata de libro, alguien incapaz de empatizar con nadie, condenado a quedarse cada vez más sólo, porque a estos personajes, al final, sólo les quedan los aduladores, como Giuliani. Él mismo trazó un muro, este sí real, alrededor e sí mismo, como muestra esta imagen.
Trump ha empeorado las relaciones y la imagen externa de los Estados Unidos hasta extremos nunca vistos, sacando a su país del Tratado de París por el Clima, el acuerdo nuclear con Irán o la Organización Mundial de la Salud y amenazando con reducir su contribución a la OTAN, al fin y al cabo un invento yanqui. Como no podía ser de otra manera, ha estrechado lazos con autócratas a los que ha dado alas, como Putin, Bolsonaro, Erdogan, Orban o el propio Kim Yong-un, al que primero se había referido en algún tweet como pequeño hombre cohete (esto sí que tiene gracia). Ha convertido la relación con China en una especie de guerra fría, con ataques a la marca Huawei (la de mi móvil) y otras. Y en cuanto a la política interior, es cierto que la economía iba bien hasta que llegó el Covid, pero muchos economistas como Paul Krugman ya pronosticaban antes que no era una estrategia válida a largo plazo.
Pero en lo que más destructivo ha resultado ha sido dando alas a los movimientos supremacistas blancos, como los Proud Boys o el QAnon. En 2017, unos supremacistas blancos venidos de todo el país la liaron parda en Charlottesville (Virginia). Se montó una contramanifestación de los izquierdistas locales, que fue embestida intencionadamente por un coche de los otros, causando un muerto y 19 heridos. Todo el mundo condenó al supremacismo blanco, menos Trump que dijo que en ambos bandos había buenas y malas personas. El cineasta Spike Lee, que presidía por entonces el festival de Cannes, hizo una declaración durísima, que ya les he traído al blog, en la que se refería a Trump como el motherfucker que ocupa la Casa Blanca, confesaba que cada noche se acostaba con miedo pensando que este señor tenía el control sobre el botón nuclear y concluía con su famoso what the fuck’s going on?
En agosto pasado, cuando la policía de Kenosha (Illinois) disparó repetidamente por la espalda a Jacob Blake, un negro que intentaba entrar en su coche donde estaban sus hijos pequeños, dejándolo tetrapléjico, se organizaron nuevas manifestaciones violentas del Black Lives Matter y un chaval blanco, menor de edad de otro pueblo, vino en su coche y disparó su rifle matando a dos de los manifestantes. Trump se desplazó a la zona y visitó a la familia del chaval blanco para confortarlos (el tipo estaba detenido y sigue detenido). Pero no se acerco a visitar a Blake en el hospital, ni a su familia, ni a las de los dos muertos en la manifestación. No voy a seguir. La lista de tropelías de este señor es infinita y tampoco quiero centrarme en las descalificaciones sobre el sistema electoral que lleva sembrando desde abril, cuando se elaboró el censo. Es suficiente. Creo que nadie tiene duda de que se trata del peor presidente USA de la Historia. Así pasará a la posteridad, además de que, al haber perdido su inmunidad, se enfrentará ahora a una serie de procesos judiciales que estaban en stand by.
Quiero terminar hablando del traspaso de poderse y del futuro del Partido Republicano. Como acabo de ver la serie El Ala Oeste de la Casa Blanca, sé que hay otra tradición que siempre se cumple. El presidente saliente, antes de abandonar por última vez el despacho oval, deja encima de su mesa, limpia de expedientes y de la que se ha llevado ya sus objetos personales, una carta escrita de su puño y letra, metida en un sobre cerrado y destinada a su sucesor. Hace cuatro años, Obama le dejó a Trump una larga carta cuyo contenido trascendió. Decía así, traducida:
Estimado señor presidente,
Felicidades por una notable carrera.
Millones han puesto sus esperanzas en usted, y todos nosotros,
independientemente del partido, deberíamos esperar prosperidad y seguridad
expandidas durante su mandato.
Esta es una oficina única, sin un plan
claro para el éxito, por lo que no sé si algún consejo de mi parte sería
particularmente útil. Aun así, déjeme ofrecer algunas reflexiones de los
pasados 8 años.
Primero, ambos fuimos bendecidos, en
diferentes formas, con una grande y buena fortuna. No todos son tan afortunados.
Depende de nosotros hacer todo lo que podamos (para) construir más escaleras
hacia el éxito para cada niño y cada familia dispuestos a trabajar duro.
Segundo, el liderazgo estadounidense en
este mundo es verdaderamente indispensable. Depende de nosotros, a través de la
acción y el ejemplo, sostener el orden internacional que se ha expandido
firmemente desde el fin de la Guerra Fría, y del que dependen nuestra riqueza y
seguridad.
Tercero, solo somos ocupantes temporales
de esta oficina. Eso nos hace guardianes de esas instituciones democráticas y de tradiciones como
el imperio de la ley, la separación de poderes, la protección igualitaria y las
libertades civiles, por las que nuestros antepasados lucharon y derramaron su
sangre. A pesar de los estira y afloja de la política diaria, depende de
nosotros dejar esos instrumentos de nuestra democracia al menos tan fuertes
como los encontramos.
Y finalmente, tome tiempo, en la prisa de
los eventos y las responsabilidades, para los amigos y la familia. Ellos le
guiarán en los inevitables momentos difíciles.
Michelle y yo le deseamos a usted y a
Melania lo mejor al embarcarse en esta gran aventura, y sepa que estamos listos
para ayudar en cualquier forma que nos sea posible.
Buena suerte y éxito.
En estos momentos, todo el mundo pensaba que el enfurruñado Trump pasaría de esta tradición, como de todas las demás. Pero, sorprendentemente, sí le dejó una carta a Biden. El nuevo presidente la ha abierto y leído, no ha revelado su contenido, pero sí ha dicho que se trata de un mensaje atento y muy generoso. No sabemos si esta declaración es literal, o trata de inaugurar el estilo conciliador de la nueva administración. Un buen detalle, en cualquier caso. ¿Y qué pasa con el Partido Republicano? Pues habrá de elegir entre volver a ser un partido de centro derecha, o seguir por la senda trumpiana. Les recuerdo, que el Partido Republicano fue fundado por personas liberales y tolerantes y por eso era el partido de Abraham Lincoln, mientras que el Demócrata fue creado por próceres sureños mucho más a la derecha y más proclives a la esclavitud. Con el paso del tiempo, ambos intercambiaron su posición en el tablero, pero manteniendo siempre un cierto componente centrista moderado.
La presencia de Ted Cruz y
otros trumpistas en la toma de posesión de Biden sugiere una recuperación de
esa vía moderada. Esperemos que así sea. Si persisten en lo contrario, tienen un buen ejemplo en España.
Pueden proclamar a los cuatro vientos que el gobierno Biden es ilegítimo y resultado de unas elecciones falseadas, torpedear todas sus
iniciativas, insultar en el congreso, mentir a mansalva y el colmo de todo: ponerse en pie y
gritar ¡Libertad, libertad, libertad! Al fin y al cabo, eso era lo que gritaba
el tipo de los cuernos que ven abajo, con cuya imagen les dejo. Para empezar con las mentiras, pueden decir que esta imagen es porque un policía le había pisado el juanete. Que pasen un buen finde.
😙😙😙😙😙
ResponderEliminarCaritas inescrutables. Así nos hubiéramos quedado si vuelve a ganar Trump. Un abrazo, amigo.
EliminarMuy bien, sobredosis de Trump para cerrar un tiempo convulso. A ver si ahora nos olvidamos de este señor y miramos al futuro. En poco tiempo, su paso por la Casa Blanca será sólo un paréntesis que se contará en los libros de Historia como una rareza, una weird shit como dijo Bush. Biden tiene mucho que reconstruir y necesitará suerte, mano izquierda y buen criterio. A todos nos conviene que le salga bien, no como a Obama, que fue bastante bluff, salvo el obamacare y alguna otra cosa puntual. Sólo con buen estilo no se gobierna, hay que ser más valiente y saber lo que se quiere.
ResponderEliminarBastante de acuerdo, Obama fue más o menos decidido los dos primeros años. Entonces perdió las elecciones de mitad de legislatura, porque muchos de los que le habían votado estaban ya decepcionados. Con el Congreso perdido y sin el Senado, gobernó otros seis años, en los que podría haber peleado más, pero se limitó a ser una especie de estrella de Hollywood. En general, parece que por ahora Biden arranca de forma más decidida. A ver si le dura y logra buenos resultados.
Eliminar