Tremendas las imágenes del asalto al Capitolio que, imagino, todos ustedes han podido seguir como yo por la televisión y la prensa. Estos días podrán seguramente leer ríos de tinta al respecto y análisis más sesudos que el mío. Pero yo quiero estructurar mi relato en tres partes: cómo viví el día de ayer, cómo llevo más de un año avisando de la importancia de las elecciones USA y finalmente, mis propias reflexiones al respecto. Estas navidades han sido atípicas para todo el mundo y yo he presumido en el blog de saltarme los eventos más multitudinarios, como las cenas de Nochebuena y Nochevieja. Lo cierto es que no me libré de la Comida de Navidad y ayer estaba también invitado a un desayuno de Reyes que me obligó a madrugar, porque una de las personas implicadas tenía un vuelo a las 12.30, debía estar en Barajas a las 11.30 y, para ello, debía salir de su casa a las 10.45. Yo estaba convocado en dicha casa a las 9.30. por lo que debía salir de la mía a las 9.00 para caminar atravesando el centro de la ciudad hasta mi destino.
Este año está haciendo frío de verdad y es el primer invierno que me permite usar en Madrid el jersey de lana que me compré en San Petersburgo, cuando me perdieron el equipaje y me las tuve que arreglar para sobrevivir en esa ciudad mientras me llegaba la maleta perdida. Me puse también un gorro de lana, bufanda, guantes, etc. Todo ello, con la mascarilla del Deportivo, me daba un aspecto bastante llamativo. Pero es que la ciudad estaba completamente vacía. Crucé la Plaza de Santa Ana, la Puerta del Sol y Callao con la sensación de ser uno de esos personajes que pintaba Giorgio de Chirico en sus gélidos paisajes urbanos. Después del desayuno regresé a casa por el mismo camino. La ciudad iba despertando, el frío templaba y empezaba a haber más gente por la calle. Pero nada de las típicas escenas de otros años con los niños estrenando sus juguetes.
Pasé el resto de la mañana preparando una documentación previa para mi primer bolo de este año. Hace dos, por estas fechas, hice un viaje a París y Lille, donde, además de visitar a mis hijos, di sendas charlas en universidades de las dos ciudades. En Lille hablé en la Université Catholique, en el Master de Smart Cities que dirige una valenciana: Ana Ruiz-Bowen. En 2020 me disponía a emprender el mismo viaje cuando llegó la pandemia, incluso tenía ya los billetes de avión, pagados por la universidad de París. Este año, todo eso ha pasado a hacerse por vía telemática, a través de Zoom. Y ya tengo día y hora para mi conferencia de Lille: el 26 de este mes. Como es habitual, me han pedido con anticipación varios documentos: una foto con resolución suficiente, un currículum abreviado, el título de mi conferencia y un abstract o resumen de 110 palabras, todo ello en inglés, idioma en el que será la charla. Eso es lo que estuve preparando ayer y le he enviado a Ana esta mañana a primera hora.
Después me comí un plato de fusilli con brócoli y anchoas que me había sobrado del día anterior, me eché una pequeña siesta, me tomé un té y me puse al teclado. Mi primera idea era escribir un post para ustedes, para publicarlo al día siguiente. Pero me di cuenta de que no podía anticiparme, porque aún no se sabía el resultado de la elección al Senado de Georgia, y estaba por empezar la sesión conjunta de Congreso y Senado para ratificar la victoria de Biden. Así que me dediqué a otras cosas. Por ejemplo, cambiar el título de mi post anterior. Un lector me avisó de que me estaba plagiando a mí mismo: el post #1.010 se titulaba A las puertas de una nueva era, cuando el post #1.000 se había titulado Inaugurando una nueva era. Así que lo cambié por el que tiene ahora, Vienen momentos apasionantes. Les juro que no tenía ni idea de lo que iba a pasar en pocos minutos.
Estuve leyendo un rato y luego vi que estaban dando en directo la sesión del Congreso y Senado USA. Me puse a verla un rato, por curiosidad y por practicar inglés. Vi enteras algunas de las intervenciones, como la de Mitch McConnell, el líder republicano del Senado, o la de Amy Klobuchar, que fuera candidata a la nominación demócrata. Entonces sobrevino el caos y yo lo pude ver en directo. Las escenas recordaban fuertemente al asalto de Tejero a nuestras Cortes, como ven en estas imágenes.
Continué un rato viendo el vídeo en directo, pero luego se volvió aburrido y lo paré. Me dispuse a continuar con el visionado de El Ala Oeste de la Casa Blanca, en donde estoy viendo ya la séptima y última temporada. En los descansos entre episodios, le echaba un ojo a las noticias, hasta que me dio el sueño y me fui a dormir. Esta mañana he visto en el ordenador que en Georgia ganaron los dos demócratas, que la sesión de confirmación de la victoria de Biden se había reanudado tras cuatro horas de interrupción y todas las demás novedades. Todo lo he visto calentito y guarecido en mi casa ante lo que se ha dado en llamar la nevada del siglo en Madrid, causada por la llegada de la borrasca Filomena, que de momento no es para tanto. En fin, no me dirán que no les he tenido bien informados de lo que iba pasando en USA desde el mismo inicio de las primarias.
Creo que los lectores de este blog han tenido antes que nadie una idea muy precisa de lo que nos jugábamos en esas elecciones y por qué era tan importante evitar que Trump revalidara el cargo. Cuatro años más de Trump al frente de los USA y todos los tiranos, fachas y autoritarios del mundo se hubieran seguido viendo amparados por la figura de este señor, el peor de todos ellos, como quedó demostrado ayer. En este blog han tenido una información detallada, día a día de lo que estaba pasando en USA, de los riesgos y de las oportunidades. Antes que nadie, ustedes supieron de la importancia de los dos senadores que faltaban en Georgia. Del concierto Georgia Comes Alive, nueve horas de música en streaming organizado para estimular la participación en esas elecciones, tal vez los músicos locales han tenido algo que ver en el vuelco de los pronósticos. Y, en mi último post, el del título cambiante, les advertía de que Trump había convocado a sus votantes a la misma hora de la sesión del Capitolio, para armar la marimorena (así la llamé). No dije nada, pero yo sabía que muchos de estos hooligans están armados. El país se podía asomar al abismo.
Recuerden mi frase: si más de la mitad de los 74 millones de votantes de Trump siguen estando convencidos de que las elecciones estuvieron amañadas, basta que uno de cada diez de estos señores se acerque al Capitolio, para que el quilombo sea de época. Pero es que la concentración se convocó desde hace días por las redes sociales. Nos están robando la victoria de Trump, tenemos que ir allí a impedirlo. Y la gente se sacó billetes de avión con la antelación necesaria, como para estar ante la Casa Blanca a la hora convenida. En entrevistas a pie de calle hemos visto a un chaval de Iowa de 27 años que había conducido catorce horas para llegar a la cita. Y la chica que resultó muerta (luego hablamos de ella) voló desde San Diego para acudir al llamado de socorro de su presidente.
La policía y el Ayuntamiento estaban sobre aviso. Un hotel cercano se negó a hospedar a los miembros de Proud Boys, especie de milicia juvenil de Trump, al estilo del Ku Klux Klan, porque en otra ocasión anterior habían destrozado todo el mobiliario. El líder de este grupo en Washington se llama Enrique Tarrio, es un cubano renegado y fue detenido el lunes por haber retirado y quemado días antes una bandera del Black Lives Matter de una iglesia histórica de la ciudad. El cura de la iglesia lo denunció y lo metieron al trullo. Así que todo el mundo estaba preparado. Lo que no se imaginaba nadie es que Trump fuera tan imprudente. El presidente salió a los jardines frente a la Casa Blanca y arengó a las masas que había convocado en ese punto. Les dijo: Nunca nos rendiremos, nunca concederemos que Biden ganó las elecciones. Y terminó su discurso añadiendo: Ahora yo me voy a poner en cabeza de ustedes y vamos a ir a donde ustedes quieran. ¿Quieren ir al Capitolio? Pues marchemos todos al Capitolio para animar a nuestros valientes senadores y congresistas, aunque a algunos de ellos no los vamos a poder animar.
Esto está grabado en vídeo y es el origen de la marcha de la manifestación hacia el Capitolio, que está a dos kilómetros y medio. Las palabras de Trump enardecieron a la turba que superó en número y violencia a lo que se esperaba la guardia dispuesta frente al edificio. En cuanto se rompieron las barreras de seguridad, se activó inmediatamente el protocolo para ataques terroristas. Los congresistas, senadores y periodistas fueron trasladados a un lugar seguro junto al edificio, los de la prensa bajo compromiso de no revelar su posición. El vicepresidente fue evacuado fuera y entonces los antidisturbios fueron libres de sacar a la masa con gases lacrimógenos. En cuatro horas la situación estaba controlada. Aquí pueden ver un vídeo resumen de la cadena AFP en español.
Era ya de noche, pero Nancy Pelosi enarboló la maza y dijo: de aquí no se marcha nadie; nos hemos reunido con un fin muy concreto y tenemos que seguir con ello hasta terminar nuestro trabajo. La sesión se reanudó y, después de las tres de la madrugada, Biden y Harris fueron proclamados presidente y vicepresidenta de los Estados Unidos. Todo funcionó como un reloj, con un solo fallo, que comentaremos más abajo. Vayamos ahora con las reflexiones. En todo este episodio, Trump ha quedado retratado para la posteridad. Por si alguien tenía duda de quién es este tipo, ayer se vio de forma meridiana. Un tirano en ciernes, cuyo lema no es America first, sino Yo first. Estuvo a un tris de llevar a su país al caos. Pero le salió mal. En el fondo, repitió el estereotipo de los grandes villanos de la historia, como Nerón.
Ahora hay teorías históricas que dicen que la historia de Nerón y el incendio de Roma es falsa y se inventó por algunos de sus sucesores que le odiaban. Pero la historia, verdadera o falsa, cuenta que Nerón arengó a sus seguidores y los animó a incendiar la ciudad, para luego hacerse con todo el poder. Mandó a la turba a cometer sus tropelías y se subió a una torre donde estuvo contemplando las llamaradas que surgían, cómodamente instalado mientras tocaba la cítara. Después dijo que la culpa era de los cristianos. También Hitler acababa de ganar unas elecciones, cuando se dice que incitó el incendio del Reischtag, del que culpó a los comunistas y a los judíos y le sirvió de pretexto para acabar con el estado democrático, porque hacía falta ley y orden. ¿Les va sonando? Trump salió al jardín, mandó a sus seguidores al Capitolio y luego echó la culpa a Pence y a los republicanos que no secundaron su locura. Lo que pasa es que esta vez no le salió la jugada que esperaba. Y tampoco consta que se subiera a un balcón a ver lo que sucedía (por otro lado, no sabe tocar la cítara).
USA ha demostrado que es una democracia sólida, capaz de resistir un órdago monumental como este. Pero en lugares menos fuertes estas cosas funcionan, véase la Turquía de Erdogan, las Filipinas y ciertos regímenes de los llamados bananeros, sin olvidar a Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua. Los disturbios que uno mismo azuza sirven para quedarse en el poder indefinidamente. Yo tengo pendiente un post dedicado en exclusiva a Trump, además de celebrar por todo lo alto la victoria en Georgia de los demócratas. Pero no quiero adelantarme. Trump aun no ha doblao y los toros en la suerte del descabello son muy peligrosos. Hasta el día 20, este señor, que parece haber perdido ya toda relación con la realidad, tiene al alcance de su dedo el botón nuclear. Y entre sus seguidores los hay fuertemente armados, que pueden hacer cualquier barbaridad. No demos ideas. Esto es una olla a presión y hay que dejar que vaya soltando gas antes de abrirla. Si quieren leer un artículo que me ha gustado bastante entre los sesudos comentaristas que nos inundan con sus apreciaciones, pinchen AQUÍ.
Porque nos queda hablar de lo único que falló. Y es terrible. Una mujer venida de San Diego, recibió un tiro en el cuello y murió poco después en el hospital. La policía habla de cuatro muertos en los disturbios, pero parece que los otros tres fueron por infartos, caídas y soponcios diversos. Puede hasta que sean imaginarios, para extender una nebulosa alrededor de la muerte real de esta mujer. Porque, en un mundo en el que todo lo que sucede se filma con los móviles y en unos segundos lo están viendo a lo largo y ancho del planeta, este incidente ha quedado grabado para la posteridad. Les voy a poner aquí el vídeo, pero les advierto que no es agradable de ver. Si no lo quieren ver, no lo vean. Aunque imagino que muchos ya lo habrán visto. La mujer está subida a la verja tratando de abrirla a empellones, cuando recibe el disparo en el cuello y cae herida de muerte.
¿Quién era esta mujer, que voló desde San Diego para apoyar a su presidente en esa hora funesta? Se llamaba Ashli Babbit y, joder, tenía 35 años. Era veterana del ejército del aire, con años de servicio en Afganistán, Yugoslavia e Irak. ¿Se merece alguien morir así? Desde luego que no. Esta mujer es una persona engañada por Trump hasta el último momento. Trump sabe que es falso que las elecciones fueran objeto de un gigantesco amaño, lo que pasa es que esperaba perder por menos margen y contaba con que forzando la máquina podría revertir el conteo. Pero perdió por 7 millones, y ya no fue capaz de cambiar la estrategia que tenía preparada. Y a Ashli y los demás les mintió por última vez delante de la Casa Blanca, cuando les dijo que se iba a poner al frente de la marcha. Ya vimos lo valiente que es este señor cuando se bajó al bunker ante las manifestaciones del Black Lives Matter.
Arriba tienen un par de imágenes suyas, una con su pareja. Ashli tenía en su perfil de Twitter otras dos fotos, una besando en la boca a su chico, ese tipo grandote de aire bonachón y estética hipster, y otra de su perro, un pastor alemán. Y un lema debajo: mi hombre, mi perro… y por encima de todo, mi patria. No hay ninguna ideología, ninguna tendencia que se merezca morir por ella a los 35 años. Ahora, está en marcha la correspondiente investigación. Seguramente ya se sabe quién es el tipo que disparó, a lo mejor es un cabrón, como el que dejó la rodilla sobre el cuello de George Floyd hasta que lo mató. Pero también puede ser una víctima, un joven superado por el miedo de la situación, como el carabiniero que mató al joven italiano Carlo Giuliani en Génova, en la reunión del G-8 de 2001.
En cualquier caso, descanse en paz esta mujer, engañada y llevada al absurdo de una muerte inútil. Su marido dijo primero que no sabía que hubiera viajado a Washington, pero luego se desdijo, tal vez estaban mal entre ellos. Su padre dice que no entiende qué hacía allí. A mí me da mucha pena Ashli Babbit y creo que el auténtico motherfucker de esta historia es Trump. Yo esperaré a que doble para dedicarle el post que se merece y cagarme en su padre. A mí me parece que su actuación de ayer es suficiente como para que aplicaran la Enmienda 25 y lo declararan incapacitado para el puesto. Es insoportable que lo tengamos que ver 13 días todavía en el cargo, con el botón nuclear a mano. Pero esto tendría que ser llevado adelante por la mitad de su gobierno, con Pence a la cabeza y no parece muy factible. Es cuanto puedo decir por ahora.
¡Ya quisiera Mr. Trump haber tenido la centésima parte de la cultura de Nerón y un preceptor como Lucio Anneo Seneca! Es verdad que los versos del sanguinario césar apestan y que tocaba la cítara como un gorila y que el elegantísimo Petronio se suicidó para no seguir soportando su poesía (esta es la versión satírica, claro), pero la historia ha sido injusta con él, porque la han escrito cristianos rencorosos y Suetonio, que era un cotilla equivalente a los "tertulianos" de "Sálvame". En realidad, no quemó Roma para inspirarse en la tragedia, como el gran Homero se había inspirado en la ruina de Troya... La verdad es que el incendio de Roma respondía a algo de lo que tú sabes más que una enciclopedia: era un proyecto urbanístico; la capital del imperio era provinciana comparada con las grandes urbes contemporáneas; no tenía la majestad de Atenas ni el esplendor de Alejandría, sino un marasmo de calles estrechas e insalubres, así que el expediente más ágil para ejecutar su Plan General era un magnífico incendio, que, de paso, serviría para llorar la desgracia en un poema épico a la altura de los homéricos... ¿No era un buen plan? Naturalmente, como todos los planes, no salió a su gusto y la famosa "Domus Aurea", la Casa Dorada que perpetró el muy canalla, quedó en poco más que el proyecto. También es verdad que se cargó a Sabina Popea, pero es que se había vuelto muy pesada y a su señora madre, Agripina, que era una mandona insoportable y también era un "punto agripino". Lo de Popea no tiene excusa y en la Campania no le perdonaron jamás que asesinara a tan incomparable belleza, pero también es verdad que estaba muy borracho, que el golpe no fue intencionado, sino accidental y que, cuando recobró el juicio, lo lamentó muchísimo, decretó un gran luto y le tributó toda clase de honras fúnebres; típico en un maltratador. Pero, lo dicho: Comparado con Trump, fue una delicia para el orbe.
ResponderEliminarQuerida, no tengo nada que decir ante semejante exhibición de conocimientos sobre la antigua Roma, que no me sorprende, porque soy consciente de lo que sabes sobre todo lo relacionado con la antigüedad. En realidad, no conozco a nadie que domine estos temas en profundidad como tú. Y además, con su derivada urbanística. Yo lo único que pretendía era expresar una asociación de ideas que me vino a la cabeza y me hizo ver a Trump en la ventana de la Casa Blanca tocando tal vez el triángulo, porque no creo que ni el pífano domine este energúmeno, mientras sus huestes marchaban, alegres y animosas, a tomar el Capitolio. Que, por cierto, se llama así en referencia al Capitolio de Roma.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Y te lo reconozco, Emilio: El título es condenadamente bueno, y la comparación entre este par de psicópatas es un acierto. Yo solo quería poner de manifiesto la inferioridad moral e intelectual del patán del siglo XXI; el otro, al menos, tuvo la decencia de suicidarse (con un poquito de ayuda).
ResponderEliminarGracias, querida. Me encanta que sigas leyéndome y que metas tus comentarios, siempre fundamentados y oportunos.
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