miércoles, 13 de enero de 2021

1.013. True lies

Que podemos traducir como mentiras verdaderas. Pero es algo más. Esta es una expresión muy americana que alude precisamente a esa realidad paralela o alternativa que saben crear algunos líderes políticos o mediáticos, como Trump. Es increíble la forma en que este señor va a estar dando musho por culo hasta el último día. Yo, ciertamente, no me lo esperaba y mira que llevo tiempo hablando de la suerte del descabello, lo peligrosos que son los toros en ese último y terrible trance, hasta que el puntillero acierta y se acaba el sufrimiento del animal y el de todos los que lo están viendo. Pero este empecinamiento tiene que tener otras claves. Ya sabemos que Trump es un impresentable, cuya actitud se caracteriza por un comportamiento antideportivo de libro. 

Salvando las distancias, es como Mourinho, Bilardo y otros entrenadores del fútbol, que agotan todos los trucos al borde del reglamento. No sé si conocen la anécdota, pero Bilardo, siendo entrenador del Sevilla, se puso como una fiera porque el médico de su club entró en el campo a socorrer a un jugador del equipo contrario. Les voy a poner el vídeo abajo para que lo comprueben. El jugador del otro equipo recibe una patada en la cara, que le da Maradona sin querer y el médico entra a interesarse por él, tal vez recordando su juramento hipocrático. Bilardo, en la banda, se descompone, dice la concha de su madre antes de dar un cabezazo al banquillo y luego proclama: al contrario no lo ayudés, pibe, al contrario pisálo, y repite varias veces pisálo, pisálo. Sucedió en el estadio de Riazor y el contrario era el Dépor cuando aún era un equipo (por cierto, esta semana han echado al entrenador Fernando Vázquez, un tipo aquejado de una melancolía irrecuperable y letal: ya era hora, a ver si esta vez es verdad que hemos tocado fondo y empezamos a volver). Vean el vídeo que les digo.

Trump se ha regido por comportamientos de ese tipo durante los cuatro años que ha sido presidente y no nos puede sorprender que siga haciéndolo. Pero yo me refiero a otra cosa. ¿Creen ustedes que este señor es un malvado como los de las películas, que está maquinando todo el rato tretas para joder a los demás? Yo no lo creo. En realidad, no he conocido en mi vida a nadie con ese grado de malignidad que se puede deducir del comportamiento de los malos de película mala, valga la redundancia, porque los malos de película buena tienen otra complejidad. Admitamos como hipótesis que Trump no es consciente de estar haciendo el mal adrede. ¿Cómo se explica entonces su deriva en esta fase crepuscular de su andadura política? Pues yo creo que por dos razones. Una: su propio carácter (es un sociópata de libro, que culpabiliza a los demás de todo lo que le pasa). La otra: ha construido una realidad paralela y ha terminado por creérsela. Una realidad hecha de true lies.

Recuerden que, nada más tomar posesión, en esa escena que un lector de este blog percibe como compuesta por personajes de un museo de cera, su equipo proclamó que el acto había batido todos los récords de asistencia a eventos de este tipo. Cuando a su primera portavoz se le mostraron las fotos comparativas en las que quedaba claro y patente que en la primera toma de posesión de Obama había como el doble de personal, esta señora dijo: es que nosotros de lo que hablamos es de una realidad alternativa a la realidad oficial de ustedes los medios. Frase con la que, ella sí, ha entrado en la posteridad. Y aquí es donde entran en juego los medios y las redes sociales. Sabido es desde Goebbels que, a fuerza de repetir indefinidamente una mentira en los medios, mucha gente acaba por aceptarla como verdad. El problema aquí es que Trump ha acabado por creerse esa realidad alternativa que ha creado, a base de true lies. Ahora mismo él se cree que ha ganado las elecciones y por eso actúa como actúa. El problema es que mucha gente se lo cree también.

En el mundo actual, hay un estereotipo de personaje que es lo que suele llamarse el conspiranoico. Este sujeto está predispuesto a creerse cualquier cosa que circule por las redes y suponga una versión diferente de la que le dan los medios normales. A mí me parece bien que se cuestione la versión oficial de las cosas, pero lo que hay que hacer es analizar bien las informaciones para decidir por uno mismo qué es cierto y qué no lo es. Porque esa tendencia conspiranoica te lleva a creerte cosas absurdas, como que estamos gobernados por una red mundial de pedófilos, en la que están integrados los principales gobernantes, empresarios y periodistas. Ese mismo absurdo ha llevado a una señora a creer que la nieve que nos ha caído estos días era de mentira, de plástico, enviada por los chinos y Bill Gates, que al final son los culpables de todo. Para demostrarlo, esta señora, trasunto de la de Cinamomo, hizo un pegotón de nieve bien apretada, le aplicó un mechero y constató que no se derretía, sino que se volvía negruzca. La cosa tiene una explicación científica, pero esta señora no quería oír nada de ella, esta señora sólo quería dar una versión alternativa de la nevada.

¿Por qué existen personas como esta? Pues por reivindicarse, por decir: yo soy más listo que los demás, que se lo tragan todo; encontrar almas gemelas en ese desvarío y acabar reconociéndose en un grupo y sintiéndose menos solos. Les pongo otro ejemplo. Mi peluquero Jurgen. Como ya les conté, este señor estaba convencido de que el Covid-19 es un virus soltado en el mundo de forma intencionada y atribuía la tropelía a Kim Jong-un. Le pregunté: ¿pero, si fuera así, no lo habría echado en Estados Unidos? Respuesta: no, por dos razones, por falta de medios logísticos para proyectarlo más lejos y porque en tal caso todo el mundo sabría que había sido él. Así disimula, le manda enseguida a sus amigos chinos los antídotos y por eso en China el Covid ya no es problema. Guerra biológica sofisticada. El caso es que llevaba mucho tiempo sin cortarme el pelo y he soportado todas las navidades la presión de mis hijos, que decían que estaba feísimo. Juzguen ustedes por sí mismos, me hice un selfie antes de bajar a ver a Jurgen. Yo no me veía tan mal.

A mi amigo, no tuve que pincharle mucho. Nada más entrar, se lanzó en picado a proclamar sus teorías respecto a lo que pasa con Trump. Primero: la manifestación de Washington era legal y contaba con todos los permisos desde hace tiempo. Segundo: el discurso que les lanza Trump es correcto, en ningún momento les dice que vayan al Capitolio a comportarse como vándalos. ¿Cómo que no? –arguyo. –Yo lo escuché y dijo “me voy a poner al frente de ustedes y vamos todos a marchar al Capitolio”. –Pero no dijo “vayamos violentamente”. –Tampoco dijo “vayamos pacíficamente”. Así fue toda la discusión. Le pregunté si creía en lo que ha dicho Trump de que en la masa se infiltraron los antifas que fueron los que hicieron todas las tropelías. Está convencido. No sólo eso, sino que dice que todo es una jugada maquiavélica de Biden, que quería que sucediera algo así y lo dejó pudrir para luego culpar a Trump.

No son esas mis noticias. Trump no llamó a la Guardia Nacional. Fueron Pence y Pelosi, por la cuenta que les traía. Pero ya era tarde. Los manifestantes habían construido una realidad alternativa, estaban dentro del Congreso y se hacían selfies por allí. El problema es cuando esas realidades paralelas saltan en pedazos (cinco muertos en este caso). Aunque siempre se puede culpar a otros o negar la evidencia, porque las redes, como el papel, lo aguantan todo. Con mi amigo Jurgen no se puede razonar. Él cree que Trump es un maleducado y un showman salido de la telerrealidad, pero no ha sido un mal presidente. Argumenta que no ha generado ninguna guerra, no como Bush (Irak y Afganistán) y Obama (Siria y Yemen). Y me habla de varias fuentes que tiene, unos abogados de Toronto, un periodista que ganó el Pulitzer y no sé quién más. Me los apunta todos en un papel, para que los busque en Internet. Nada más salir de la peluquería estrujo el papel y lo tiro en la nieve.

Creo que la mejor respuesta a lo que está pasando en USA es la que ha dado el actor y ex gobernador republicano de California Arnold Schwarzenegger, al que en el post anterior pudimos ver esquiando con Clint Eastwood. Aprovecho para decir, que este señor es mi ídolo. Basta que vean dos fotos suyas abajo, una cuando ganó uno de sus muchos premios de Mister Universo y otra saludando a Ronald Reagan, su mentor político y precursor en el cargo. Debajo tienen su análisis de lo sucedido en el Capitolio el día de Reyes de este año del Señor de 2021. Les recomiendo que lo vean. Les recuerdo que Arnold tiene 73 años. 



  


Impecable, ¿no? ¿Cómo dicen? ¿Que se creían que estaba de coña? No, no. Schwarnegger es mi ídolo hace mucho tiempo. Para empezar es el mejor culturista de la historia, el que más trofeos ha conseguido. Y no es sencillo llegar a tener una musculatura como esa a fuerza de ejercicio y tesón. También hay que decir que usó anabolizantes mientras eran legales y luego los dejó. Un médico alemán pronosticó su muerte prematura debida al uso de esteroides en 1999. Arnold lo denunció y le sacó 10.000$ en un juzgado alemán. El culturismo fue lo que le permitió emigrar a USA, como era su sueño. Entrevistado por un periodista sobre su vida, pronunció una frase que hoy utilizan todos los programas para emprendedores y jóvenes talentos: lo que tienes que hacer es crear una visión de quién quieres tú ser y a partir de entonces vivir como si esa visión ya fuera verdad. Es decir, que este señor sabe cómo construirse una realidad paralela uno mismo y luego pelear duro para hacer que sea de verdad.

Arnold se vio a sí mismo como político y llegó a gobernador. Durante los ocho años que estuvo en el cargo interrumpió su carrera de actor. Empezó vetando leyes que autorizaban el matrimonio homosexual y similares, tal como le marcaba el partido, pero luego se desmarcó de esa línea y las aprobó todas. Además de otras innovadoras, como los tratamientos con células madre y algunas disposiciones medioambientales pioneras en USA. A mí también me ha pasado esto varias veces. Por ejemplo, yo visualicé que me convertía en corredor de maratones, y recuerdo que se lo conté a mis colegas de trabajo con un pitillo en la mano en el café de las once de la mañana. Todos me miraron como si estuviera loco, pero conseguí correr diez maratones con bastante buenas marcas. Luego me vi a mí mismo de escritor, y poco después gané mi premio de novela corta. Y, por último, se me ocurrió reinventarme como bloguero y ya llevo ocho años manteniendo esta página. Pero, cuando la realidad alternativa te estalla en la cara, hay que saber perder deportivamente.

Schwazenegger sabe mucho de todo esto y por eso tiene autoridad para regañarle a Trump. Pero, además, es un actor aceptable, que se trabaja los papeles y se defiende con dignidad, incluso en comedias. Su trabajo en la serie de películas Terminator es notable. Pero ¿saben cuál es mi película favorita entre las de este señor? Pues se llama precisamente True Lies, aunque en España se llamó Mentiras arriesgadas. Arnold se caricaturiza a sí mismo con una vis cómica cojonuda y le da la réplica una excelente Jamie Lee Curtis, que se llevó varios premios por su trabajo. Si no la han visto, se la recomiendo sin dudarlo. Es un film de acción entretenidísimo, dirigido por el gran James Cameron. Aquí tienen un trailer.  

Por cerrar el tema de las realidades paralelas o alternativas, les diré que ayer yo me construí uno de estos escenarios imaginarios: no había nevado en Madrid, el sol brillaba y la vida era bella, así que bajé a la calle y me acerqué al Alcampo a hacer la compra. Bajaba de vuelta por el caminito despejado de nieve en el centro de la calle Almadén, cuando pillé una placa de hielo, mi pierna derecha voló hacia adelante y de pronto me encontré en el aire en posición horizontal, como suele pasarles a los dibujos animados. Di con mis huesos en el suelo, me caí con todo el equipo, con un ruido bastante ridículo, que la calle vacía amplificó en ecos huidizos rebotando por las gélidas fachadas. La bolsa de naranjas de zumo que llevaba en la mano izquierda se rompió y varias naranjas rodaron libres cuesta abajo, hasta que las frenó la nieve. No tenía nada roto, aunque me dolían varias partes del cuerpo, así que me senté y a continuación me puse de pie. Había ingresado de golpe y porrazo (sobre todo porrazo) en la realidad auténtica. Una realidad que es la de la foto que les dejo de despedida. Sean prudentes, no hagan como yo, vigilen al virus y cuídense de las True Lies



8 comentarios:

  1. Schwarzenegger adopta el consejo de William James: "Si quieres tener una cualidad, actúa como si ya la tuvieras". Veo que, además de hacer un discurso redondo, Arnold lee filosofía, un tipo estupendo, que pudo hacer realidad su sueño gracias a su espléndida dotación anatómica. Lamentablemente la receta no es el bálsamo de Fierabrás: No vale para hablar inglés, ni para medir un metro noventa, ni para tocar el violín como Ara Malikian.

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    1. Aumentar de estatura no es algo posible. La cuestión está en proponerse metas posibles, aunque sean improbables. Y luego trabajar mucho. Y tener la suerte de tu lado. Y, por supuesto, encajar las derrotas con espíritu deportivo, no siempre vas a conseguir lo que quieres, ya lo dijeron los Stones: You can't always get what you want.
      Un abrazo, querida.

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  2. Joder con el entrenador. Es un puto malo.

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    1. Malo, malo. Como Mourinho. Pero yo creo que Trump los supera a todos. Da escalofríos pensar que hemos tenido a ese personaje cuatro años al mando de la primera potencia y con el botón nuclear a su alcance.

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  3. Como no nos pones la foto después de pasar por la peluquería, no podemos comparar y opinar sobre que corte de pelo te favorece más...

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    1. Bueno, yo con el pelo corto paso a tener un aspecto estándar, que no destaca de ninguna forma. Una imagen que no se merece especialmente aparecer en el blog. Ya saldré cuando venga a cuento por algún otro motivo, en realidad estoy saliendo todo el rato.

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  4. Te veo en plena forma, Emilio. Esa foto tuya tiene un algo de Albert Einstein. Me extraña que al salir a la calle alguien despistado no te haya pedido un autógrafo. Tienes el aspecto de un personaje público, y ya digo que en un collage de fotos de Einstein pasarías desapercibido.
    Este post me ha dejado un poco confundido. Nos dices que el consejo de Schwarnegger es: lo que tienes que hacer es crear una visión de quién quieres tú ser y a partir de entonces vivir como si esa visión ya fuera verdad. Pues bien, supongo que Trump ha seguido este consejo, porque no alcanzo a entender donde está la diferencia entre crear una realidad paralela y la creación de una aspiración imaginaria que la traes a la realidad como si fuera cierta. Ambas las entiendo despegadas de la realidad, y lo grave es que alguien con responsabilidades públicas de la envergadura de las que estamos hablando se guie por ficciones.
    No sé quien dijo que el capitalismo es la suma de egos. Pues bien, esto a mí me parece bastante acertado, y dentro del capitalismo hay egos que son EGOS. Si a alguien con dinero le agregas PODER, el resultado puede ser brutal. Y si ese alguien es un ignorante, habremos creado a un Mr Hide. Y si se trata de un presidente de EE.UU. será un monstruo de miles de megatones.
    Es como yo lo veo, Emilio, y lo dejo aquí para contrastarlo contigo, porque a un tecno-fascista como es Trump no se le puede juzgar como alguien equivocado. Hay que juzgarlo por las muertes que en su mandato se han producido como consecuencia de su insolencia, negligencia, despotismo, machismo…. Y siguen una serie de malignidades.
    Seguiré con interés tus posts de USA, son muy interesantes.
    Abrazos.

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    1. Tu confusión es lógica, querido Berto, porque es lo que he querido crear yo, con un texto en parte ambivalente. A mí me parece bien lo que dice Arnold, tú creas una ficción de quién quieres ser y luego peleas por conseguirlo. Yo creo que eso es lícito, si el fin es noble o simplemente tratas de mejorar tu vida o tu situación. No basta con empezar a actuar como si ya fueras esa persona que quieres ser. Además tienes que trabajar mucho y duro, tener suerte y saber encajar los golpes que te vaya dando la vida sin venirte abajo.
      Lo malo es cuando haces eso para mal. Un presidente de una nación debe anteponer los intereses comunes a los personales y tener una vocación de servicio a la colectividad. Por eso me parece muy importante el mensaje de Arnold, descalificando totalmente a Trump, y más viniendo de alguien que ha sido toda la vida del Partido Republicano. No sé si con esto te he aclarado algo.
      En cualquier caso, gracias por seguirme y un abrazo fuerte.

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