domingo, 31 de mayo de 2020

947. Perales

En plena Fase 1 de desconfinamiento y sentados en el post anterior algunos criterios básicos sobre cómo ha de entenderse este blog, regreso a mi versión más común, consistente en hablar de lo que me dé la gana, independientemente de lo que suceda en ese mundo exterior que empieza en el descansillo de la 4ª planta de mi escalera. Voy a procurar irme distanciando mentalmente del virus, dentro de los límites de la prudencia, y también de esa otra epidemia, exclusivamente española, que ha atacado a nuestros políticos y que les lleva a una bronca permanente tan deleznable como aburrida, al ritmo de las cacerolas. Ya volveré a todo ello cuando venga a cuento. 

Así que empiezo por decirles que hoy cumple nada menos que 90 años mi admirado Clint Eastwood, el más grande desde los tiempos de John Ford y John Wayne. Recuerden su frase emblemática, cuando tiene a un tipo encañonado que duda si sacar su arma o no: Go ahead, make my day! O sea: dale, alégrame el día. Hace unas semanas le mandé a mi amiga Tantri mi vídeo corriendo en círculos por el cuarto de estar de mi casa. Me contestó enseguida con esa misma frase: You made my day! me has alegrado el día. Luego decía que estaba considerando colgarlo en la Web del Ayuntamiento de Jakarta, para animar a todos los jóvenes vagos de la ciudad, que no hacen más que quejarse. No lo va a hacer, descuiden, conozco su sentido del humor. 

El virus parece que pierde fuerza (aunque hay que ser cautos), pero ahora vamos a empezar a entender las dimensiones de la corona-crisis que va a caracterizar nuestro mundo durante un largo tiempo, eso que algunos llaman nueva normalidad, expresión a medias entre oxímoron y eufemismo para camuflar la tremenda realidad que se nos viene encima. Qué quieren que les diga, por primera vez se han cancelado los Sanfermines por una epidemia, algo que no se hizo ni en las sucesivas de cólera del siglo XIX, ni por la gripe de 1918. Las únicas cancelaciones que refleja la historia son debidas a las dos guerras carlistas y a la Guerra Civil. Y, en un par de ocasiones, se suspendieron una vez comenzados, por sucesos violentos. Pero lo de este año es inédito. También se ha suspendido por primera vez el Marathon de Boston, que se llevaba celebrando ininterrumpidamente durante los últimos 140 años. Como Il Palio de Siena y el Poia Day de Kandy (Sri Lanka). El mundo no está para fiestas.

Estamos en una situación realmente excepcional y el mundo del rock se ha visto también afectado de forma radical. En mayo empezaba la temporada de los macroconciertos al aire libre o en grandes coliseos de Estados Unidos, que normalmente salta luego a otros lugares: Europa, Australia, Japón. Todos estos conciertos se han suspendido o aplazado hasta ver cómo evoluciona la cosa. Artistas como Samanta Fish, Sheryl Crow, Diana Krall, Norah Jones, Alicia Keys, Bruce Springsteen, Neil Young y tantos otros que suelen aparecer por este blog, aguardan expectantes encerrados en sus casas, editando nuevas canciones a través de Internet y viviendo de sus rentas acumuladas, mientras sufren pérdidas millonarias. Pero hay un artista del que seguramente ustedes, mis queridos lectores, ni siquiera sospechaban que tenía conciertos contratados en Estados Unidos para esta primavera. Hablo de José Luis Perales. Como siempre, si no me creen, les ruego que pinchen AQUÍ.

Si han entrado en la página Web de este artista habrán visto que aun figuran en ella cuatro conciertos pendientes en USA: el 3 de octubre en LA, el 7 en Washington DC, el 9 en Miami y el 11 en New York, precisamente en el Beacon Theatre donde antes que él se anuncia entre otros un concierto de Lady Gaga y unos días después de Perales cantará Sheryl Crow. Sí señor, José Luis Perales está en los circuitos a sus 75 años, lo que pasa es que, en una tierra cainita e ingrata como la nuestra, ocurre siempre que no se considera a los de casa tanto como a los de fuera, de modo que muchas veces es en el extranjero donde más se les valora. Eso sí, cuando se muere uno, todos claman que hay que ver qué bueno era. Pero, en vida, es raro que se les reconozca mínimamente. Seguro que muchos de ustedes, queridos lectores, tenían hasta hoy un concepto diferente de este artista, que espero cambiar con este post.

En realidad, las fechas que figuran en la Web de Perales son el resultado del aplazamiento de su gira, que él ha anunciado que es ya la de su despedida definitiva, por cuestión de edad. Perales ha ido desarrollando esta gira por toda Latinoamérica, donde le adoran. Y estaba en México cuando se desató la pandemia. Su último concierto tuvo lugar el 13 de marzo en Ciudad Juárez. Tenía otros contratados en Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México pero optó por hacer las maletas y pudo volver por los pelos a España a recluirse en la casa que tiene en Madrid, donde sigue a día de hoy. Supongo que, como la mayoría de los oyentes de música españoles, tienen ustedes un concepto de Perales, como una figura similar a personajes tipo Isabel Pantoja, Rocío Jurado, Raphael o Julio Iglesias. Canción local, nada que ver con el rock. La división maniquea típica: el rock mola y es moderno, la copla es rancia y ful. Bueno, seguro que adoran a Sabina, Serrat y otros similares. Pero ¿Perales? ¡Por favor! ¿De verdad estás hablando en serio, Emilio?

Les repetiré lo que ya les he explicado otras veces. Pantoja, Iglesias, etc. son cantantes. No componen. Tienen a su alrededor todo un equipo de apoyo, con compositores, productores, arreglistas, peluqueros, maquilladores, asesores de imagen, etc. Es lo mismo con personajes como Madonna o Britney Spears. Y luego, en otro apartado distinto, están los artistas, los que componen. Estos señores se enfrentan a un folio en blanco y un pentagrama virgen, trabajan duro y sacan de eso una canción, con una letra y unos acordes. Luego lo trabajan aun más, elaboran unos acompañamientos y hacen una producción y un lanzamiento, tareas en las que ya les ayudan sus colaboradores. Pero componer es una tarea solitaria, como cualquier desempeño artístico o literario. José Luis Perales tiene registradas en la Sociedad de Autores más de 500 canciones, lo que constituye un record nacional.

Pero vayamos a la historia. A finales de los 60 una chica norteamericana llamada Jeanette que, por cierto, es de mi quinta y está a punto de cumplir los 69, llega a Barcelona con su familia. Joven inquieta, rápidamente hace amistades con otros chavales de la ciudad que se están animando a hacer música, en la onda de los Beatles. Juntos forman el grupo Pic-Nic, que llega a grabar un disco con un tema de cierto éxito: Cállate niña. Supongo que lo recuerdan: cállate niña no llores más, etc. En ese grupo había futuros músicos de renombre, como el guitarrista Toti Soler o el batería Jordi Sabatés. Pero el éxito de ese primer disco se les sube a la cabeza y se pelean de forma estrepitosa para seguir cada uno su carrera en solitario. Jeanette, que era la cantante y la figura más reconocible del grupo, se casa a la carrera con un húngaro que acaba de conocer y se marcha a vivir a Viena, decidida a ejercer de ama de casa adinerada y olvidarse de la música para siempre.

Pero el productor de Pic-Nic, Rafael Trabucchelli, no olvida el potencial de esta mujer de preciosos ojos verdes y no pierde la esperanza de lanzarla a una carrera en solitario que prevé larga y lucrativa. Tiene varias canciones que piensa que podrían triunfar en la voz de Jeanette y sobre todo una que se llama Soy rebelde. Así que recupera el contacto y se vuelca en el empeño de llamarla por teléfono todos los días, para intentar convencerla. Se encuentra a una Jeanette que empieza a aburrirse en Viena y a pensar que la ha cagado con su matrimonio rápido. Le pide que viaje a Barcelona, escuche las canciones que tiene para ella y luego decida. Jeanette regresa, escucha el material que le tienen preparado y le dice de primeras a Trabucchelli que aquello es una mierda, que es canción melódica lejos del pop que ella hacía con Pic-Nic. Pero él la convence al fin de firmar un contrato con Hispavox, su compañía, con el que sacar un dinero, que no le viene mal para su divorcio que empieza a maquinar. Luego ya se verá.

La canción Soy rebelde, que era la que menos le gustaba a Jeanette, se convierte en un éxito en 1971. Jeanette tiene sólo 20 años, pero ya inicia una carrera como estrella con una cierta continuidad. En 1974 publica su tercer disco con Hispavox, que contiene una canción llamada Por qué te vas, que será clave en esta historia, aunque pasa por el mercado más bien sin pena ni gloria. Y es entonces cuando se produce el giro del destino, ese golpe de suerte que provoca un vuelco trascendental, el resultado de la tirada de dados de ese dios travieso que gobierna nuestras vidas. Carlos Saura es en esos momentos el director fetiche del cine español, el heredero de Buñuel, en la cima de su creatividad y alabado por toda la crítica internacional. Está preparando una película que ya tiene pergeñada en sus líneas generales y que se llamará Cría cuervos.

Sólo le falta una canción para redondearla y empezar a rodar. Y un día, por casualidad, escucha en la radio Por qué te vas e inmediatamente sabe que ha encontrado lo que buscaba. Contacta con Trabucchelli y le compra todos los derechos de difusión. En 1976, Cría cuervos se estrena en el Festival de Cannes y se lleva la Palma de Oro. Toda Europa, fascinada con los ojos de la niña Ana Torrent, se pone a tararear esa canción, el disco se reedita y llega al número 1 en las listas de Alemania y Francia, a Jeanette le llueven contratos y giras y en todas partes le piden que cante su canción maravillosa. Y el mundillo de la música en pleno se pregunta: ¿pero quién es el autor de esta preciosidad? Y resulta que, detrás de Por qué te vas hay una sola persona, que ha compuesto letra y música. Un casi completo desconocido. Se llama José Luis Perales. Antes de seguir, vamos a ver un resumen de las imágenes de Cría cuervos, sobre la base de la canción susodicha.


Quién era ese semidesconocido José Luis Perales. Pues tengo que decir que este señor nació en un pueblo de Cuenca, en concreto en Castejón, a unos 65 kms de la capital de provincia. Eso es algo que ya da un nivel, les recuerdo que mi padre nació también en un pueblo de Cuenca, aunque en este caso por la zona de La Mancha, en los paisajes del Quijote. El padre de José Luis se dedica a la construcción y él es un chaval que va bien en la escuela, tranquilo, afable, de sonrisa fácil, buen estudiante. Un día, en el pueblo convocan a los niños que quieran, a incorporarse a la rondalla, que así se llama la pequeña orquestilla local. José Luis se apunta por curiosidad (tiene unos 8 años y no sabe nada de música), pero pronto descubrirá que la música es algo que le encanta y que está más o menos bien dotado para ella.

Siguiendo una trayectoria lógica, a los 14 años se va a Sevilla a hacer una maestría en electricidad en la Universidad Laboral. Y nada más llegar se apunta a la tuna. Y allí sigue cultivando su vocación y se pone como reto componer canciones, algo que empezará a hacer enseguida. Más adelante, se trasladará a Madrid con un trabajo de electricista, que le permite estudiar el peritaje y seguir componiendo canciones. Pero allí contacta con el mundillo musical, conoce a Trabucchelli y a otros y empieza a vender sus canciones para toda esa serie de personajes que ya hemos citado: Pantoja, Jurado, Raphael, Julio Iglesias, Miguel Bosé, Camilo Sesto y muchos otros consiguen éxitos moderados con las canciones que les escribe este modesto currante de la composición, que por entonces ya ha conocido (en Sevilla) al amor de su vida, la mujer con la que sigue todavía, la madre de sus hijos y abuela de sus nietos, que ahora son su principal pasión y la primera fuente de inspiración de sus últimas composiciones.

El éxito internacional de Por qué te vas, hace que Trabucchelli se ponga como objetivo inmediato convencer a Perales de que cante sus propias canciones y lanzar su carrera como artista. Él no quiere, no le gusta el mundillo, su frivolidad, la exposición de su persona en público. Es tímido por naturaleza. Pero ya sabemos que Trabucchelli es un tipo tenaz y convincente. Al final, consigue lo que quiere y lanza la carrera de este hombre. Y hasta hoy, en que le esperan en LA, en Washington, en Miami y en New York para ovacionarle en su despedida. Deben saber que Por qué te vas es hoy todavía la canción que más royalties le ha supuesto a José Luis Perales, de cuyo disco reeditado se vendieron seis millones de copias, que no está nada mal.

Pero hay una canción suya que me gusta especialmente y que les voy a pedir que escuchen a continuación. Se titula Me llamas. A este respecto, les diré que en cuestión de gustos no hay nada escrito, cada uno es libre de que le guste un tipo de música u otra. Pero yo quiero que aprecien el valor de esta canción adelantada a su tiempo, con un mensaje feminista que aún hoy resulta avanzado. Estamos en 1979, acabamos de aprobar la Constitución y Felipe González es todavía un tipo ceñudo de gesto hosco, bajo una mata de pelo negro intimidante. Y este señor apenas conocido sale en el programa Aplauso, vestido con un traje digno de Manolo Escobar, acompañado por una orquesta clásica (incluido un batería sosias de Bob Hope) y, con dos cojones, lanza un mensaje de comprensión hacia una mujer que deja a su marido y se lanza a la aventura y a la vida. Y que, encima, va y se lo cuenta todo a un amigo, que es el que canta su historia. Escúchenla y seguimos. 
 

Hay que ser muy valiente para salir a cantar una canción con semejante letra en 1979 en hora de máxima audiencia. Si este mensaje hubiera calado en los españolitos, ¿cuántas agresiones machistas, cuántos feminicidios se podrían haber evitado? Realmente, este Perales es un tipo peculiar. Lo que este hombre hace no es obviamente rock. Es canción melódica. Sus letras no alcanzan la hondura de las de un Sabina o un Serrat. Pero, si en este país no fuéramos unos cainitas de mierda, este señor sería un ídolo nacional, como lo es un Tony Bennett en USA o un Charles Aznavour en Francia. Un crooner o un chansonnier reconocido por todos. Por cierto, Perales se ha confesado siempre admirador rendido de Aznavour, a cuyos conciertos en España solía asistir para acercarse luego a saludarle al backstage.

Lo que sucede con este hombre, es el resultado de otro de estos pre-juicios que inundan las mentes patrias. Independientemente de los gustos de cada uno, se tiene una idea básica dual: el rock mola, es arte y es moderno. Y la canción melódica es rancia y ful. No mola. A este respecto, debo decirles, por contraste, que el mundo del rock ha sido siempre bastante machista, desde las letras de Dylan o los Stones, artistas que yo adoro, pero a cada uno lo suyo. Y les voy a poner un ejemplo. En 1991, hace ya casi 30 años, es decir, mucho antes del Me Too, el grupo Platero y Tú, donde cantaba por aquel entonces Fito, antes de pasar a encabezar a los Fittipaldis, lanzó una canción que probablemente ahora les causaría sonrojo a todos. El mensaje es diametralmente opuesto al de Perales: el que canta le dice a su pareja que se largue, porque ha encontrado otra, de la que dice que es gorda, fea, coja y sordomuda, pero folla mejor que ella. Increíble ¿verdad? Escúchenla. Rock duro del bueno.


Ya ven por dónde voy. Nada es lo que parece. Quítense de la cabeza esos pre-juicios de los que les llevo hablando varios posts. A mí, en general, me gusta más el rock que la canción melódica tradicional. Pero, por delante de eso, está el contenido humano de los artistas y las canciones. Y Perales es un tipo estupendo, un personaje entrañable, buena persona, trabajador, humilde, abuelo feliz con una larga trayectoria a sus espaldas. Y ahí lo tienen, esperando el fin del confinamiento para reanudar su gira interrumpida, cumplir con sus compromisos norteamericanos y volver a terminarla en las principales ciudades españolas. ¿No les han entrado ganas de ir a verlo? Además, yo me creo a medias eso de que se retira, su ídolo Aznavour siguió en la carretera hasta pasados los noventa.

Pero es que además, lo de la canción Me llamas no es un hito aislado en la carrera de Perales. Unos años después perfecciona su mensaje en otra canción fabulosa: ¿Y cómo es él? Aquí ya no se vale de un intermediario, el amigo al que la mujer confiesa su desengaño, sino que es el propio marido abandonado el que canta su lamento y se preocupa de que su mujer se abrigue bien para ir a ver a su amante, porque hace frío y está desapacible. Aquí vemos a un Perales más seguro de lo que hace, tres años después del vídeo anterior. Es curiosa la presencia continua del desamor y el abandono en las letras de una persona que lleva desde su juventud con la misma compañera. Por cierto, las resonancias aznavourianas de este tema son innegables.


Una canción enternecedora. En estos tiempos terribles, en donde se nos mueren los amigos y tenemos que cambiar nuestras rutinas más profundamente arraigadas, es importante que reivindiquemos la ternura, como uno de los sentimientos a proteger y salvaguardar. Lo dijo Olga Tokarczuk en su discurso de aceptación del Nobel de Literatura del año pasado, que ya les he citado varias veces: la ternura es el arte de personificar y compartir sentimientos y, por tanto, descubrir similitudes. La ternura es básica para hacer literatura, crear historias significa dar vida constantemente a personajes y cosas, dar existencia a todas las pequeñas partes del mundo representadas por las experiencias humanas, las situaciones sufridas y los recuerdos. La ternura es una forma de mirar que nos muestra un mundo vivo, interconectado, cooperando y codependiente de sí mismo. 

Todo esto dice esta escritora que tanto me gusta. José Luis Perales es pura ternura. Les he traído al blog dos canciones suyas que me parecen especialmente relevantes de su arte, pero ya saben que tiene más de 500. Cuánto bien les haría un poco de ternura a Trump y a los políticos españoles. No se preocupen, hoy no voy a caer en la tentación de dedicarles ni una línea. No se lo merecen. La semana que viene daremos más pasos hacia esa nueva normalidad. El miércoles se reincorpora la señora que viene a limpiar a mi casa y a la que le he pagado religiosamente todos los miércoles que no ha podido venir por la cuarentena. Y vamos a tener un trabajo de la hostia, con la preparación del Jurado de Reinventing Cities II, concurso para el que hemos recibido 20 propuestas, entre ellas, una de un equipo egipcio, ya ven qué internacionales somos. Mientras tanto, estamos pasando este finde de transición desde la nada al vaya usted a saber. Yo lo he aprovechado para escribir un post cuyo único objetivo es alegrarles el día, hoy, en el cumpleaños de Clint Eastwood. Que pasen un buen domingo. 

4 comentarios:

  1. Se le ha pasado, supongo, un detalle. En la escena en que Ana Torrent baila con las otras dos niñas, se ve perfectamente que en su cuarto hay un póster de Clint Eastwood, debajo de uno de Paul Newman. Una de esas cosas que le dan a sus textos circularidad, por decirlo con un término moderno.

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    1. Mil gracias por su apunte. Lo que usted llama circularidad, describe un objetivo que siempre procuro: que las cosas salgan al menos dos veces en los textos. Creo que quedan más redondos.

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  2. Bueno, de acuerdo en todo, gracias a este post he descubierto a Perales, que para mí no iba mucho más allá de un Camilo Sexto o Raphael. Ahora le veo de otra manera.
    Sólo le pongo un pero. Para subrayar el contraste con el machismo del rock, se le ha pasado la mano. ¡Por favor! El rock está lleno de letras llenas de ternura y empatía. Es increíble que Fito y compañía hayan grabado esa barbaridad. Yo creo que les debe usted un desagravio, que puede cumplir trayendo a su blog alguna de sus maravillosas canciones con los Fittipaldis.

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    1. No exagero demasiado, de hecho he tenido muchos temas donde elegir para mostrar lo que quería expresar. Pero recoho el guante de traer algún tema más empático de Fito, artista que me gusta mucho.

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