lunes, 21 de marzo de 2016

485. Blogger en funciones

Pero bueno. ¿Qué pasa? o, por decirlo a la manera más carpetovetónica, ¿qué cojones pasa? ¿Cómo que si me sucede algo, que por qué no publico más textos estos días, que si hay alguna causa oculta para que haya dejado de escribir? Pues claro que la hay y no una sino varias. Para empezar, estoy de vacaciones. No sólo yo, por lo que veo, sino sobre todo ustedes. Ya les he dicho que manejo una página de seguimiento del blog, página que, como el algodón, no engaña. Y las estadísticas de entradas han pegado un bajón clamoroso, más o menos desde el mediodía del viernes de Dolores, santo de todas las Lolas. Es decir, desde el momento preciso en que la mayoría de ustedes, queridos lectores y seguidores, se han ido a la playa, a la montaña o al pueblo de sus ancestros. Algo que me parece muy bien. Me refiero, por supuesto, al hecho de que se vayan fuera, no a que dejen de leer mi blog en vacaciones. 

En los cerca de quinientos textos que llevo escritos hasta ahora, no encontrarán una sola crítica a la Semana Santa, un descanso que me parece bien aquilatado (basta una semana para cambiar el chip y volver a la vida normal con ánimos renovados), oportuno para partir el semestre lectivo comprendido entre el solsticio de invierno y el de verano (el otro es mucho más llevadero con las vacaciones de verano por medio) y con un punto divertido por su localización aleatoria en el calendario, debida a su fijación por los ciclos de la luna, anterior a la implantación del calendario juliano. Yo lo que he criticado en más de un post son las Navidades, porque me carga ese buenismo colectivo de los festejos, las compras masivas, los villancicos y las zambombas; porque frecuentemente me pilla de regular humor, lo que hace que me sienta aun más excluido y, sobre todo, porque me parece absurdo que el mundo se pare durante tres largas semanas para dar cabida a las celebraciones al uso. Menos mal que no se me ocurrió romperme el brazo hacia el 20 de diciembre, si no, lo mismo me habían tenido con la escayola provisional hasta que el mundo se reiniciase.

Así que, desde el viernes de Dolores, yo también estoy de vacaciones. Y esto nos lleva a la segunda de las razones de mi falta de producción. Naturalmente, me refiero a los dolores. Mi recuperación del brazo va bien, me dicen (mañana tengo la nueva consulta con el doctor Carrasco, o Castaño, o Cascorro, algo con ce), pero tengo unos dolores bastante jodidos. No me duele la zona lesionada, ni tampoco el tramo desde ella hasta el extremo de la mano. Nada de eso me duele en reposo; obviamente me tira y me molesta cuando hago los ejercicios de recuperación que me han prescrito. Lo que me duele en reposo es el hombro, especialmente por la noche. Mi sensación es la de tener una inflamación en la cápsula, que se me refleja en contracturas en todas direcciones: pecho, espalda y parte superior del brazo. He preguntado si debo dejar de hacer esos ejercicios (puesto que en los primeros quince días, cuando llevaba el cabestrillo, no me dolía nada) y me han dicho que no, que no, que ésta es una fase necesaria, que el dolor nocturno es algo normal, que procure combatirlo con diferentes cócteles de calmantes y somníferos y que ajo y agua. En eso ando, pero aun no he dado con el cóctel fetén. Incluso estoy valorando la posibilidad de salir un día descalzo a la calle y sumarme de penitente a alguna de las procesiones que recorren mi barrio, a ver si eso resulta.

Así que cada día me levanto baldado, me voy volviendo persona a lo largo de la mañana y, cuando ya he pillado velocidad de crucero, me sucede que, en cuanto me siento un rato en un sillón, me entra el nirvana subsiguiente a la ausencia de dolor y me quedo frito. Como además intento seguir mi vida normal, caminar por la ciudad, ir al cine, al teatro, a mi grupo de conversación inglesa y al Club de Lectura, pues no me queda mucho margen para escribir en el blog. Qué le vamos a hacer. Pero hay una tercera razón. Es que desde el viernes soy un blogger en funciones, así que ya no hago nada, porque no me da la gana. De qué se extrañan. Si ese señor del que ustedes me hablan ha decidido que, como presidente en funciones, ya no tiene que gobernar, ni dar cuenta a las Cortes, ni hacer otra cosa que leer el Marca y el As, por qué no había de hacer yo lo mismo en mi blog.

Esta mañana he ido a una oficina de la Seguridad Social, para saber qué pasa con mi hijo Lucas, cubierto en Alemania por una tarjeta sanitaria europea hasta que cumpla los 26, lo que sucederá, si Dios quiere, el mes que viene. Hasta entonces, esa tarjeta se la pedía yo, con cargo a mi número de afiliado. Ahora, yo suponía que la podía pedir él, que tiene ya su propio número de afiliado, puesto que la mitad de su estancia en Nancy se la pagó la Universidad Complutense. Pues no. Me dice el funcionario consultado que esas tarjetas sólo se expiden a personas con contrato laboral indefinido y pensionistas. Nadie más tiene derecho a la tarjeta sanitaria europea. Ni los parados, ni los estudiantes veteranos, ni los titulares de los contratos basura resultantes de los recortes al estado de bienestar perpetrados por ese señor del que ustedes me hablan. Antes sí, ése era un derecho de todos, para que todo el mundo pudiera viajar al extranjero debidamente protegido. Una regulación que se ajustaba al marco normativo sanitario y asistencial europeo, que probablemente incumple la nueva norma. 

Pero, en cuanto llegó al gobierno ese señor del que ustedes me hablan, con el rodillo de la mayoría absoluta, cambió la aplicación de dicha normativa en el sentido que les he dicho más arriba. Este es un tema de escándalo a nivel europeo, como pueden comprobar AQUÍ. Un regalito más del cabrón impresentable que nos ha gobernado (o no) en los últimos cuatro años. Le tengo tanto asco que ya no lo voy a nombrar más en este foro. Desde hoy queda declarado persona non grata en el blog. Lo que más me cabrea es que hace ya tres meses que los españoles hemos votado en un sentido muy concreto. En el sentido de que los demás se pusieran de acuerdo para despegar de su sillón a ese señor del que ustedes me hablan. Pero los nuevos líderes, en vez de centrarse en la tarea de echar del poder al equipo de corruptos e incapaces encabezado por ese etcétera, etcétera, que lo vienen okupando desde finales de 2011, se están dedicando a insultarse y pelearse entre sí como niños pequeños. Hemos perdido ya tres meses. Estos señores no se dan cuenta del ridículo que están haciendo. Yo les dediqué unas coplillas alegóricas, pero no soy el único que expresa su estupor por el sainete que nos está tocando presenciar. El chiste de Forges del pasado 26 de febrero es meridiano.


Pero, como siempre, el análisis más lúcido es el de mi casi paisano Santos Juliá, maestro de los historiadores españoles, que sale de su retiro en contadas ocasiones para ilustrarnos con su visión privilegiada. Por cierto, Juliá es natural de El Ferrol del Caudillo, puesto que así se llamaba la ciudad en los años cuarenta, cuando nació este insigne caballero. De la misma forma que yo no nací en A Coruña, sino en La Coruña. En fin, AQUÍ pueden consultar su excelente análisis. Ni Santos Juliá, ni Forges, ni yo, ni nadie en su sano juicio puede entender que estos políticos que dicen representarnos sean incapaces de sentarse y formar un gobierno con una política de mínimos, que sirva para derogar algunas de las barrabasadas que ha perpetrado ese señor del que ustedes me hablan, como eso de que la cobertura de la tarjeta sanitaria europea no sea ya universal. Un tema nimio al lado de las medidas que están agobiando a cada vez más familias españolas al borde de la pobreza. Al fin y al cabo, yo soy un privilegiado y puedo pagarle a mi hijo un seguro alemán, mientras haya de seguir allí.

Así que ya lo saben. No es que este foro esté declinando por falta de interés del que suscribe. Es que: 1, estoy de vacaciones, 2, estoy baldado y 3, soy un blogger en funciones. Lo que pasa es que los tengo muy mal acostumbrados porque, en condiciones normales, escribo entradas a cascoporro y ahora lo echan de menos. Me encanta esa hermosa expresión manchega: a cascoporro. Ahora que lo pienso, a lo mejor el médico que me va a atender mañana se llama así: el doctor Cascoporro. Por lo demás, les deseo que pasen unas excelentes vacaciones. Happy Easter to you.

2 comentarios:

  1. Ese al que no quiere usted nombrar será juzgado por la Historia. Está por ver que no repita como presidente, lo que nos llevaría a un escenario de mucho desánimo a nivel nacional. Pero los otros líderes tampoco están quedando muy allá. Ahora mismo parece difícil que se pongan de acuerdo. Son todos unos cabezotas, que no saben pactar, ni están a la altura del desafío que supone esta situación.

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  2. Hagan lo que hagan, ya han quedado mal. Puede que vayamos a elecciones (y entonces habrán quedado muy mal), o puede que alcancen un acuerdo "sobre la bocina", como los catalanes, con lo que también habrán acabado mal, porque han perdido más de tres meses para algo que podían haber resuelto mucho antes. Ya ha visto usted que Pedro y Pablo no tienen tiempo de hablar en estos días (tal vez han de salir de nazarenos) así que han hablado por teléfono y han quedado en dejar pasar la Semana Santa y "ya si eso" hablan después. Programas como "Sálvame" dan la medida exacta de lo que tenemos en este país.

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