viernes, 7 de junio de 2013

135. Tahití y el fútbol

Dentro de pocos días empezará en Brasil la Copa de Confederaciones de Fútbol, un invento de la FIFA para que sus directivos se pasen unos días entre caipirinhas y visitas a la playa de Copacabana. Es increíble que una cosa como esta sea negocio, pero ha de serlo cuando la organizan, en medio de la crisis que nos afecta. España debería pedir la organización de la próxima, a ver si nos reactivamos un poco. Participan en el torneo los representantes de las seis confederaciones que forman la FIFA, más el campeón mundial (España) y el país organizador (Brasil). Como España es también la campeona de Europa, su plaza la ocupa Italia, el subcampeón. Los otros son México (América del Norte), Uruguay (América del Sur), Nigeria (África), Japón (Asia) y Tahití (Oceanía), el patito feo de la competición.

Tahití es una isla volcánica en el centro del Pacífico, que tiene consideración de región autónoma de Francia, a la que pertenece. O sea, que sus habitantes son ciudadanos franceses a todos los efectos. Su idioma oficial es el francés (aunque sus habitantes hablan también el tahitiano). Es un resto absurdo de los tiempos del colonialismo, como las islas de Saint Pierre y Michelon, situadas junto a la costa de Canadá, que también forman parte de Francia. O como Gibraltar o las Islas Falkland, en el caso inglés.

Estas situaciones post-coloniales se sostienen porque la mayoría de la población quiere seguir perteneciendo a la antigua metrópoli, aunque esté a miles de kilómetros. En Tahití, como en cualquiera parte, hay políticos nacionalistas partidarios de la independencia (mejor habría que decir secesión), de esos a los que les preguntas algo en francés y te contestan en tahitiano. Pero parece que los ciudadanos de este enclave paradisíaco son lo suficientemente listos como para no estar por la labor de cambiar su estatus político. Según las encuestas, los partidarios de la secesión, no pasarían en estos momentos del 20%. Por eso los nacionalistas no hablan todavía de consulta o referéndum. Estas cosas sólo se montan para ganarlas.

La superficie de esta colonia es de poco más de 1000 kilómetros cuadrados, es decir, menos de la octava parte de la Comunidad de Madrid. La isla principal es en realidad una pareja de islas unidas por un estrecho istmo natural: Tahití Iti y Tahití Nui, o sea, el Pequeño y el Gran Tahití. En este último está la capital, Papeete, en donde se concentra la mayor parte de la población, que asciende a un total de 180.000 habitantes, menos que algunos distritos de Madrid. La colonia incluye otra isla mediana, Moorea, un círculo de playa alrededor de un antiguo cráter volcánico que se llama Mou’a Puta (no es coña, así se dice en tahitiano montaña agujereada).

La isla de Tahití fue descubierta por Occidente en 1600, y estuvo mucho tiempo en disputa entre españoles, ingleses y franceses, que se quedaron con ella a mediados del XIX. Hace cuatro días, como quien dice. Algunos de sus residentes temporales más ilustres, como Robert Louis Stevenson y Paul Gaughin, contribuyeron a su leyenda. Actualmente, la población vive mayoritariamente del turismo, si bien cuenta también con la Universidad de la Polinesia Francesa, subvencionada desde París.

La selección de fútbol está formada por amateurs, con dos o tres excepciones de jugadores que militan en equipos de segunda o tercera división de Europa. Creo que anda por el puesto 150 del ranking ¿Cómo es que una selección de estas características es invitada a competir con países como España o Brasil, frente a los que con toda seguridad va hacer el ridículo más estruendoso? Bueno, pues la selección de Tahití se ha ganado el derecho de participar, como ganadora de la Copa de Oceanía 2012. Para entender este disparate, hay que bucear un poco en la historia.

La Confederación de Fútbol de Oceanía (OFC), se creó en 1966, por iniciativa de las federaciones de Australia y Nueva Zelanda. Como es natural, invitaron a confederarse a todos los pequeños países de la polinesia, que se fueron incorporando al invento de forma gradual. La Copa de Oceanía se celebra (como en las demás confederaciones continentales) cada cuatro años y la de 2012 es la primera que gana un país distinto de Australia o Nueva Zelanda. Pero es que la Federación Australiana llegó a estar tan harta de formar parte de un grupo tan desigual, que en 2006 se dio de baja y pidió el ingreso en la Confederación de Asia.

Por qué se consiente una aberración geográfica como esta, es algo que habrá que preguntar a los capitostes de la FIFA, aunque la decisión de los australianos es comprensible: estaban deseando librarse del coñazo de tener que enfrentarse cada cuatro años a Vanuatu o Fiji, entre otros equipos portentosos. El caso es que la OFC tiene actualmente una estructura de gallinero: un gallo (Nueva Zelanda), y hasta diez gallinas, a saber: Samoa Americana, Islas Cook, Fiji, Nueva Caledonia, Papúa-Nueva Guinea, Samoa, Islas Salomon, Tahití, Tonga y Vanuatu. Otros tres países de cuento, Niue, Tuvalu y Kiribati, forman parte como observadores sin derecho a participar en la Copa, por no ser miembros de la FIFA.

La Copa de Oceanía 2008, la primera sin Australia, fue ganada por Nueva Zelanda, como es lógico. Pero en 2012, Nueva Zelanda se presentó con numerosas bajas por lesión y dice el refrán que, cuando el gato renquea, cómo bailan los ratones, por seguir con las metáforas zoológicas. Aún con bajas, llegaron a las semifinales, en donde se enfrentaron al equipo que ese año organizaba la Copa (Nueva Caledonia). Arropada por su público, la selección de Nueva Caledonia (cuyos componentes son conocidos como Les Cagous), sorprendió a todo el mundo ganando por 2-0, lo que desencadenó una celebración en la isla que duró dos semanas. No importó que a los dos días perdieran la final con Tahití, que había ganado su semifinal a las Islas Salomon. ¿Qué importaba esa derrota insignificante, frente al honor supremo de haber hecho doblar la rodilla a los orgullosos All Whites, también conocidos como los Kiwis?

Y aquí tenemos a Tahití dispuesta a pelear en Brasil con las grandes selecciones del mundo. Ellos también tienen un mote: los Toa Aito, es decir, los Guerreros de Hierro. El núcleo del equipo lo forma la familia Teahu, formada por los hermanos Alvin, Lorenzo y Jonathan Teahu, y su primo Teaonui Teahu, que juega de delantero. Su futbolista más afamado juega en la segunda división griega. El entrenador se llama Eddy Etaeta.

Para preparar la Copa, el bueno de Eddy ha decidido llevar al equipo a Chile que, total, les queda a medio camino. Allí ha jugado algunos amistosos con equipos locales. El último, anteayer miércoles, frente a la selección sub-20 de Chile. Resultado: 7-0 para los chavales chilenos. Una paliza que ha cabreado al entrenador, quien ha declarado: “Estamos aquí para representar dignamente a nuestro país y nuestra bandera. Hemos decidido jugar entre los grandes y tendremos que comportarnos como grandes. Así que: a ver si nos dejamos de hacer fotos y nos centramos en entrenar”.

España, por su parte, también está preparando su trascendental partido con Tahití. Para ello, este sábado jugará en Miami un amistoso con Haití. Luego bastará ponerle una T delante y bailar la H.

4 comentarios:

  1. Señor, por mucho que se empeñe, el fútbol es un asunto que interesa nada a muchos de los que seguimos su blog. Algunos, en cuanto vemos que el post va de ese bluff planetario, dejamos de leer, en favor de otros asuntos más sustanciosos.

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    1. Es usted muy libre de no tener el fútbol entre sus preferencias. Para aficiones, como para gustos, no hay nada escrito. A mí me gusta moderadamente (cada vez me aburre más), pero no por eso me siento superior ni inferior a usted. En cualquier caso, creo que este post no habla sólo de fútbol. Habla de geografía, de países y de gentes. De tierras lejanas. Ninguno de mis textos se circunscribe a un solo tema. Al menos eso es lo que yo intento. Gracias por su aportación.

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  2. Esta columna no va exactamente de fútbol; es casi tan surrealista como si hablara de un partido entre marcianos y selenitas... ¿Seguro que no te has inventado todo esto? Ahí tenía que ir el señor Mou a entrenar a los hermanos Teahu y a su primo, a ver si se le bajan los humos...

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    1. Todo es auténtico. Este post surge de que en algún rincón de la prensa digital de Sudamérica encontré la referencia de que la selección Sub-20 de Chile les había metido siete a estos pobres y la petición desesperada del señor Etaeta de que se dejen de hacer fotos, como cualquier paleto que sale por primera vez de su tierra. Me pareció que todo tenía un punto surrealista muy gracioso. Y me sorprendió que ningún periódico español dijera nada al respecto (ni siquiera el Marca). Si esto se supiera, el partido España-Tahití no lo vería nadie y eso es malo para el negocio. También me pareció curiosa la "espantá" de los australianos, tan hartos de de desenvolverse entre paises enanitos, que piden asilo futbolístico en Asia y se lo dan. A partir de ahí sale lo demás.
      Por cierto, señor anónimo: eso de "El señor Mou" no es una especie de oxímoron?

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