He estado dudando si contar en el blog este asunto, que finalmente voy a desarrollar en dos posts, porque no me cabe en uno. Y lo que me ha decidido finalmente es que ya no estoy en el Ayuntamiento. Antes me podrían haber echado a la calle por expresar opiniones como las que van a leer. Pero, como ya estoy en la calle, no creo que esto me genere ninguna represalia. Como mucho, algún colega me retirará las hablas, como decimos en Galicia. Pero creo que alguien tiene que decir estas cosas. Por otro lado, no son opiniones exclusivamente mías, mucha otra gente coincide conmigo y verán reforzadas sus impresiones con una serie de datos que les ayuden a explicárselo todo.
Vamos allá. El asunto surge a partir de la invitación que mi amiga Eva Gil me hizo para intervenir como conferenciante en su curso de la EPF de Lausanne. Los que me conocen ya captaron que estaba especialmente nervioso y estresado por esta conferencia, algo bastante infrecuente en mí, que tengo muchas tablas y confianza en mis recursos para salir airosamente de este tipo de retos. Les cuento la génesis del asunto. El año pasado, mi amiga me invitó a participar telemáticamente en la sesión de fin de curso, en la que sus alumnos suizos y de todas partes presentaban sus trabajos. Era su primer curso en la universidad suiza y quiso reforzar su autoridad con mi presencia, algo que le agradezco y dice mucho de su amistad conmigo, aunque ya me suscitó algunas dudas sobre si conseguiría estar a la altura.
Fue una sesión de dos días. Uno de los grupos habló en su presentación de los viajes de agua, así en español y, al comentar su trabajo, lo felicité por su conocimiento de una historia tan madrileña y tan ligada a la fundación y origen de la ciudad. Muchos madrileños no saben nada de los viajes de agua y me parecía admirable que un chico extranjero tuviera noticia de ello. Eva se quedó con la copla y para el curso de este año se le ocurrió invitarme a desarrollar mi tesis sobre la historia de Madrid y su vinculación con el agua. Inicialmente pensé que no me supondría un estrés mayor que el habitual. La historia de la ciudad en relación con el agua es una de las charlas que vengo dando por ahí. Sin ir más lejos, de eso iba mi intervención presencial en la ETSAM hace pocos días también. Eva reserva para conferencias externas los martes y quedamos en hacerlo el 30, para que fuera antes de Semana Santa. Abajo tienen el cartel con el que se anunció la conferencia.
No tenía mucho tiempo para prepararla y aquí fue cuando vinieron los problemas. Para empezar, caí en la cuenta de que nunca había contado esta historia en inglés. Traduje todos los rótulos de mi presentación pero, cuando ensayé mi speech, comprobé que me faltaba mucho vocabulario: piedemonte, pantano, presa, tubería, pendiente… Además, en la ETSAM dispuse de hora y media, más otra media de preguntas. Eva me daba 40 minutos y 20 de preguntas. Se cruzaron más cosas todavía. Se me ocurrió entrar en la página Web de mi anfitriona y me quedé maravillado del trabajo que hace el estudio de esta mujer en cuanto a arquitectura innovadora, reconocida internacionalmente. El resto de colegas que me invitan a dar clases en sus asignaturas son gente dedicada en exclusiva a la enseñanza, o bien la compaginan con una práctica profesional discreta, de fines puramente alimenticios. Por algo a Eva la invitan a enseñar en una universidad tan prestigiosa como esta, y a los otros no.
Creo que para Eva la enseñanza es sólo una faceta más de una práctica profesional poliédrica y brillante en todos los terrenos. Que ella me invite a su curso es un salto de calidad importante para mí, que tengo que cuidar con especial cariño. Pero todavía había un factor más. Cuando cuento ese rollo de Madrid y el agua, el discurso me lleva de manera natural a Madrid Río, proyecto que me sirve de colofón lógico. En una conversación previa con ella, me enteré del tema que les había puesto a sus alumnos en el curso, centrado en estudiar un edificio concreto del centro de Madrid, para que busquen ideas de qué hacer con él (más adelante les diré de qué edificio se trata). El Madrid Río aquí no pintaba nada. Por el contrario, quedamos en que procuraría derivar mi discurso hacia la historia de la regulación urbanística del centro histórico a lo largo de las últimas décadas, para que tuviera relación con el objeto del curso.
Así que procedí a repasar mis recuerdos, datos y opiniones al respecto y me encontré con un discurso bastante radical, una auténtica bomba conceptual. Lo que pasa es que no estaba seguro de si este asunto era adecuado para la ocasión, en un curso de arquitectura de una prestigiosa universidad extranjera. Me conecté con Eva quince minutos antes de empezar la clase y le conté mis dudas. Me dijo: Emilio, tú en mi curso cuentas lo que te apetezca. Eso fue diez minutos antes de que empezara a sonar enérgicamente el timbre de la puerta, e irrumpieran en mi casa el portero y el curreta de los videoporteros hablando a voces, como ya les conté, en una escena digna de aquellas películas en las que empezaron Alfredo Landa y José Sacristán.
Y qué fue lo que les dije a los alumnos suizos e internacionales de Eva. Pues algo que no había contado nunca en público y que creo que puede ser de interés general. Según yo lo veo, después de la guerra, el centro de Madrid empezó a deteriorarse paulatinamente. Las administraciones públicas (que entonces eran dos: el Estado franquista y el Ayuntamiento con Alcalde elegido de forma digital, es decir, por Franco con el dedo), se desentendieron por completo del centro, porque bastante tenían con intentar controlar el caos de la avalancha de inmigración interior que se instaló de cualquier manera por toda la periferia. El centro empezó a perder población selectivamente, es decir, gente joven, familias con niños que se iban a lugares con aire más sano y mejores equipamientos. El declive paulatino de estos barrios, llevaba ineludiblemente a un centro cada vez más despoblado y envejecido.
En los sesenta y setenta aparecieron una serie de alcaldes digitales que empezaron a intervenir en el centro, con criterios exentos de la menor sensibilidad con el Patrimonio Histórico Arquitectónico (esto de proteger el patrimonio es algo bastante reciente, recuerden que antes era normal ponerle una catedral encima a la Mezquita de Córdoba, por ejemplo). Estoy hablando de Arias Navarro (hasta que ascendió a presidente), García Lomas y Arespacochaga. García Lomas es el más peculiar de los tres. Arquitecto del régimen, dirigió sucesivamente el Instituto Nacional de la Vivienda y la Obra Sindical del Hogar, fue Director General de Arquitectura y Procurador en las Cortes franquistas por el tercio de cabezas de familia (que mi padre llamaba siempre de cabezas de ganado). Participó en la construcción de los Nuevos Ministerios y del Estadio Vicente Calderón (fue directivo del Atleti) y fue el que terminó la M-30. Este caballero entró en el centro histórico como elefante en cacharrería, dedicándose a demoler edificios antiguos que se iban quedando vacíos y sustituyéndolos por otros supuestamente modernos, de acero y cristal, generalmente más altos que su entorno construido, como los que ven abajo, sitos respectivamente en las plazas de Antón Martín y Jacinto Benavente.
A García Lomas, el gran caricaturista Mingote lo representaba siempre subido en una excavadora demoliendo cosas. En los estertores de la dictadura, la actuación tolerada y promovida desde el Ayuntamiento presidido por este señor originó un poderoso movimiento de rechazo en la ciudadanía, liderado por una serie de arquitectos expertos en conservación y rehabilitación de edificios, que cristalizó en la elaboración de un Catálogo de acuerdo con las leyes estatales de protección del patrimonio. La aprobación de este Catálogo implicaba una suspensión generalizada de licencias pero, durante su preparación, García Lomas dio la licencia de demolición del Mercado de Olavide, para hacer debajo un aparcamiento cutre y esto fue la gota que colmó el vaso. Aún recuerdo las manifestaciones contra esta demolición, duramente reprimidas por los grises. Abajo, dos clásicas imágenes de este precioso mercado.
En medio de la polémica, el escándalo montado se llevó por delante a García Lomas, que fue sustituido por Arespacochaga. El alcalde saliente no se esperaba este cese, que le fue comunicado, como se hacía en esos tiempos, por motorista venido directamente desde el Pardo. Y se cuenta que le entró la llorera, que se despidió del Ayuntamiento abatido, inconsolable y devastado por la noticia y que se murió de pena pocos meses después. El catálogo se aprobó enseguida y se incluyó en el Plan Especial Villa de Madrid, aprobado en 1978. Desde ese momento, todo el centro de Madrid está protegido por ese catálogo, que se ha revisado varias veces, con pequeños cambios, pero sin entrar a fondo en el propio concepto del catálogo.
La regulación urbanística del centro urbano pasó a estar desde entonces controlada por una serie de arquitectos que no son especialistas en urbanismo, sino en barandillas, balaustradas, artesonados y portadas renacentistas. De la vía libre para demoler lo que se quisiera, se pasó a la imposibilidad de hacer nada en el antiguo caserío de la ciudad. Es un clásico movimiento pendular, de un extremo al contrario. Suele utilizarse un símil taurino: frente a un toro (García Lomas y su política), los cánones determinan que hay que parar, templar y mandar. Bueno, pues con el Plan Especial Villa de Madrid de 1978, se logró parar el toro, sin ninguna duda. El problema es que nunca nadie ha podido ya templar y mandar en esta plaza. El centro de Madrid está en manos de una especie de secta, que yo suelo llamar de los Conservadores de Cascarones, porque sólo les interesa mantener el edificio. El mantenimiento del uso o actividad que en él se pudiera desempeñar con anterioridad, se la trae al pairo.
Durante toda mi carrera municipal he estado enfrentado con esta banda, en una historia que desarrollaré en el segundo post de esta dupla. No es nada personal, de hecho muchos son amigos míos y, después de nuestras discusiones profesionales, quedábamos a menudo a beber cerveza y hablar de otras cosas. Pero es un hecho que, a día de hoy, si usted, querido lector, pretende hacer cualquier reforma en un edificio del centro de Madrid por escueta que sea, la licencia de edificación, si se la llegan a dar, le va a tardar como mínimo ¡dos años! Algo raro pasa aquí, ¿no creen? Les emplazo a leer el segundo post, en pocos días. Que pasen un buen finde. Y cuídense, que antes o después llegarán las vacunas.
Me ha interesado muchísimo tu relato, ardo en deseos de leer la segunda parte. Menos mal que las lecciones de tu admirado Ronaldo sobre las dimensiones adecuadas de los "posts" no te han aprovechado ni pizca, porque no creo que pudiera resistir la tensión si, para explicar el extraño caso de los "Conservadores de Cascarones", hubieras necesitado una decalogía. Espero con impaciencia la segunda parte que, como en el Quijote, superará a la primera.
ResponderEliminarBueno, pues, para ser ortodoxo, tendría que haber dividido este texto en tres. Me encanta que estuvieras impaciente y que te haya gustado también la segunda parte, aunque tenga el doble de longitud que la recomendada.
EliminarHola Emilio. En primer lugar te cuento que la vacuna me ha llegado. Ayer me pusieron la primera "diócesis". Era de Pfizer. Estaba un poco preocupado por si hubieran cogido en la fábrica los ingredientes de un cajón distinto y como efecto secundario me fuera a producir un severo priapismo. Pero no, todo normal. Salvo eso no tenía más preocupación y me hubiera dado igual cualquier otra vacuna. Yo que soy muy poco dado a conspiranoias estoy de acuerdo contigo en que lo que le están haciendo a AstraZeneca es una guerra comercial.
ResponderEliminarEl otro asunto es que en la Plaza de los Carros hay hecha una excavación de un tramo muy corto del Viaje de Agua musulmán más antiguo de Madrid. Tiene acceso bajo un registro disimulado para que no lo vandalicen. Yo he entrado. Hemos hecho un trabajo para señalizarlo poniendo su huella mediante una serie de "tachuelas" en superficie y un par de paneles metálicos en relieve contando de que va el asunto. Todavía está en tramitación pero creo que pronto se hará la obrita. Ya me llamarán cuando sea y te contaré para que lo vayas a ver.
Y la vacuna pronto te llegará. Si es de Pfizer fíjate que el líquido no sea azul.
A seguir bien.
Paco, ahora que estoy tranquila sobre tu "no priapismo", por favor, llévame a mí también a ver ese Viaje de Agua de la morería. Felicidades por tu vacuna de lujo, a mí me han encasquetado la AstraZeneca, pero estoy bien contenta.
EliminarContesto conjuntamente a ambos dos. Envidia me dais ya vacunaditos. A mí no se me acaba de arreglar, estoy hasta empezando a mirar mis SMS del teléfono de vez en cuando, pero nada. Cualquier día quedamos los tres para echarle un ojo a ese viaje de agua recuperado. Mejor cuando yo también esté vacunado, y siempre que tampoco se me produzca a mí ese temido severo priapismo, que luego con los vaqueros es una incomodidad.
EliminarAbrazos a pares.