Bueno, ahora se me quejan algunos
de que me ponga a hablar de fútbol. ¡Joder! ¿En qué quedamos? ¿No me decían que
ya estaban hartos de que llevara un mes hablando de lo mismo? ¿No me
aconsejaban que me liberase de mis obsesiones y pasara página? ¡Ah! O sea que lo que quieren
es que deje ya de hablar de la derrota de la señora Carmena, pero tampoco quieren
que hable de fútbol. ¡Aaaay, mi arma, pero mira que sois ustedes-vosotros difísiles, leñe, que eso es lo que sois ustedes-vosotros: unos lectores difísiles y exigentes! ¡Digo! Muy bien,
pues les haré caso. Para empezar, he de aclarararles que el epíteto infamante
que titula este post no va contra ustedes, faltaría más, ya se lo explico más abajo.
Y, para dejarnos ya de melancolías, les voy a repetir un vídeo cortito que ya apareció hace tiempo en el blog. Tim Timebomb y sus amigos. Tim no es otro que Tim Armstrong, el veterano y barbado líder de Rancid. Le acompañan los tres hermanos Bivona, alma del grupo The Interrupters. La letra es maravillosa: a mi chica le gusta beber whisky, a mi chica le gusta beber vino, etc., yo la quiero mucho, pero está pedo todo el rato. Si finalmente me jubilo, a lo mejor me rapo la cabeza y me tatúo una telaraña como la de este señor.
Y, para dejarnos ya de melancolías, les voy a repetir un vídeo cortito que ya apareció hace tiempo en el blog. Tim Timebomb y sus amigos. Tim no es otro que Tim Armstrong, el veterano y barbado líder de Rancid. Le acompañan los tres hermanos Bivona, alma del grupo The Interrupters. La letra es maravillosa: a mi chica le gusta beber whisky, a mi chica le gusta beber vino, etc., yo la quiero mucho, pero está pedo todo el rato. Si finalmente me jubilo, a lo mejor me rapo la cabeza y me tatúo una telaraña como la de este señor.
Una vez recuperado el tono vital, empezamos. Una de las cosas que más rabia me
dan es cuando los medios de comunicación se ponen de acuerdo para proclamar una verdad que ha de tomarse
por indiscutible, la cosa se convierte en dogma y ya todo el mundo se la cree sin
ponerla mínimamente en cuestión. Les pongo varios ejemplos. Pedro Sánchez se
desabrochó la bragueta (con perdón), metió la mano y nos enseñó el relator. Fue la puntita nada más,
pero suficiente para que se organizara un coro unánime que proclamó que ese era
un error espantoso, que la había cagado hasta límites inauditos. A mí no me
parecía tan mala idea, pero cualquiera se atrevía a decirlo. Todo el mundo dio
la cosa como indiscutible, un auténtico dogma. Y hasta los mismos que habían
tenido la ocurrencia, se apresuraron a recular muertos de vergüenza.
Otro ejemplo: lo que hizo Errejón
de largarse de Podemos y apoyar a Carmena, ESO NO SE HACE (dogma de fe). Y aún
más: EN EL PEOR MOMENTO. Joder, ¿hay algún momento bueno para decir que uno se
separa y se larga de casa? ¿Cuánto había aguantado este señor antes de dar el
paso que dio? Pues nada, en cualquier tertulia de bar, cuando se sacaba este tema, los contertulios hacían el mismo gesto a coro: miraban al suelo, negaban
con la cabeza desolados y proclamaban con énfasis: –Eso no se hace. Y, a
renglón seguido, levantaban los ojos al cielo y añadían: –Y encima en el peor
momento. Un tercer ejemplo. La versión que hizo Rosalía en los Goya del Si me das a elegir de Los Chunguitos,
enseguida se proclamó por todos los canales que había sido una maravilla, lo más guay, la
quintaesencia de la música, del sentimiento y de la modernidad. Y ya nadie niega esta verdad
absoluta. A mí me resultó un bodrio pretencioso que le hacía perder a la
canción original todo su dramatismo, pero a ver quién era el guapo que se atrevía a levantar un dedito y decirlo.
Me parece que está claro lo que
quiero decir. Pues, en esa misma línea, todo el mundo proclama ahora otra
verdad indiscutible: uno de los mayores aciertos de la señora Carmena en estos
cuatro años ha sido reducir la deuda de la ciudad, que se había disparado
gracias al manirroto Gallardón, el faraón al que se le asignó una característica propia y esencial, que a su vez se convirtió en aforismo indiscutible: el afán recaudatorio (¿lo recuerdan?). Dudo que encuentren a alguien más carmenista y errejonudo que yo en estos momentos, pero este asunto es bastante
más complejo, requiere una reflexión, y ustedes se merecen una explicación concienzuda que prometo darles en algún post próximo, porque es un tema que requeriría más espacio del que aún no me he comido en este texto.
Ahora mismo todo el país está con la
preocupación de que la investidura de Sánchez no llega, ni se la espera hasta
después del verano. Y yo digo: –¿Y qué? En Bélgica hubo elecciones a primeros de mayo, el
resultado fue tan fragmentario como todos los registrados en los últimos años en ese pequeño país
inexistente: una auténtica sopa de letras. Y llevan desde entonces sin gobierno, es decir, con un gobierno en
funciones, como el actual de Sánchez. Pero en Bélgica nadie está preocupado,
porque están lejos de batir el récord de 541 días sin gobierno que sufrieron
por allí hace unos años sin que tampoco pasara nada grave. El jefe de gobierno en funciones es
el inefable Charles Michel. ¿Recuerdan cuando la princesa Astrid lo dejó sordo al
dar la salida de una carrera popular? Colgué la foto en el blog en su día, pero se la vuelvo
a poner abajo. Toda Europa se rió a carcajadas de esta imagen, pero el pobre hombre estuvo
medio sordo bastante tiempo.
Este curioso personaje, había conseguido armar un
gobierno de coalición con los flamencos independentistas del N-VA, los amigos de
Puigdemont, pero este grupo de fascistoides abandonó el gobierno, dejándole en minoría, como castigo por haber firmado un
acuerdo de la ONU para unificar la forma de tratar a los inmigrantes de las distintas partes del mundo (que firmaron todos los países
presentables). A raíz de ello, convocó elecciones, el resultado fue la consabida
ensalada de siglas y por ahora no hay nadie que consiga ponerle el cascabel al gato y ponga un poco de orden en el
guirigay, por lo que este señor sigue en funciones. Y yo no he oído nada de que
Bélgica esté por ello peor. Es más, la prima de riesgo y todos los indicadores
económicos se mantienen en buenos niveles sin problemas. Pero tengo otra foto aún más cojonuda de este señor.
Es al comienzo de una conferencia de jefes de Estado de la Unión Europea.
Véanla.
Mientras en el lado derecho
Merkel saluda a Macron con un abrazo, Michel da la bienvenida a su homónimo holandés Mark Rutte, no se sabe si con el saludo de los colegas de los barrios
bajos de Ámsterdam, o de la forma en que lo hacen los amigos en Soweto (Johannesburgo),
o tal vez es que están jugando a piedra, papel o tijera. La señora May los observa atónita. Al final, son estos pequeños gestos los que determinan si una
persona es tonta o no (ojo, que yo creo que Charles Michel, es un personaje
peculiar, pero no tienen nada de tonto). Por ejemplo, yo supe que Zapatero era
tonto, cuando lo vi proclamar que bajar los impuestos era de izquierdas. No fue sólo el contenido de la majadería, sino el tono en el que la dijo, la forma en que luego miró
circularmente a los periodistas, como si acabara de descubrir la rueda. No veo mejor forma de explicárselo que con uno de mis celebrados videoselfies.
Líbreme Dios de la soberbia de
considerar tontos a personajes tan importantes e influyentes, que por algo han llegado a puestos de tanto poder. La palabra tonto,
como ya he explicado en alguna ocasión, no la utilizo en sentido literal; la uso en el mismo sentido que los
niños cuando se indignan, o sienten que alguien les ha faltado. Se van hacia el ofensor, aprietan
los puños y le gritan a la cara: –¿Tú eres tonto? Pues eso mismo me gustaría
hacer yo con determinados personajes. Por ejemplo, con Pablo Iglesias. Me
encantaría abordarlo, ponerme de puntillas (doy por hecho que es más alto que
yo), pegar mi nariz a la suya y gritarle: –¿Tú eres tonto? También a Albert
Rivera se lo haría con sumo gusto. Ese mismo sentido de la palabra tonto, como
la usan los niños ofendidos, es el que empleó Luis Aragonés, cuando un periodista
le preguntó por el sistema que iba a usar en un partido de España. Como el gran
Luis dudaba, el periodista quiso aclararle: –Es que Julio Salinas ha comentado
que… El gran Luis le cortó al instante y dijo lo siguiente (consta en las
hemerotecas).
No me interesa lo que diga Julio Salinas, porque Julio Salinas es tonto.
Y de un tonto no puedes esperar más que
tonterías. Julio Salinas es tonto de baba, de babero. Hay profesionales tontos y él es uno de ellos, él es tonto. En todos los equipos en que ha estado siempre
ha sido así, tonto. Yo he visto a Zubi decirle muévete, o sea que fíjate si es tonto.
Ha nacido tonto, qué le va a hacer. Yo lo he tenido en mi equipo y sé que es
tonto.
Diez veces le llamó tonto en
apenas medio minuto de intervención. Pero volviendo a la política, además de Zapatero, otro tonto reconocido
universalmente es François Hollande (qué las das, François). Y, sin duda, el
campeón mundial de la tontería es el Camerón de la Isla. Y el más dañino. Porque hay que
ver la que ha liado el amigo con el Brexit. Hay que ser muy tonto para destruir anímicamente un país de esa manera y por una pura frivolidad. Hace poco que la señora May se
despidió de su pueblo a la puerta del 10 de Downing Street. Se emocionó y vivió un momento
dramático único. Puede decirse que fue un instante hermoso, emotivo, auténtico ¿Saben lo que hizo el Camerón de la Isla en ocasión similar, cuando tuvo que salir a anunciar que dimitía tras perder el órdago del Brexit? No hace mucho
publiqué una foto del acto, en la que se podía intuir en la postura de su
señora una desaprobación infinita. Pero es que resulta que este señor, tras decir que
dimitía, se dio la vuelta y se fue hacia la puerta canturreando una especie de
tú-turu (o Rull-Turull). Pero, como es tonto, se le olvidó desconectar el
micrófono y todo el país pudo escuchar su tarareo. Y, tras ese canturreo infame, se le escucha decir ¡Right!, que podríamos traducir como Cojonudo, oyes, que bien me ha salido. ¿No se lo creen? Pues aquí el vídeo.
Ya ven que no exagero cuando digo que el Camerón es el tipo más tonto que ha aparecido por la política mundial después de la guerra. Por lo demás, les diré que en unos cinco minutos, lo que tarde en publicar este post, voy a coger mi coche y conducir hasta la puerta del Hotel Loiola, sito en el 51 de la Loiolako Inacio Hiribidea (que, obviamente es la Avenida de Ignacio de Loyola), en Azpeitia (Guipuzkoa). Allí me reuniré con mi grupo habitual de senderistas para cenar. Mañana y pasado vamos a hacer una serie de excursiones por una especie de reserva de la biosfera, o quién-sabe-qué. Para comunicarnos en el viaje, hemos creado un grupo de Whatsapp que hemos bautizado como ¡Ahí va la hostia, pues! Ya les cuento. Que pasen un buen finde a pesar del calor.
Pues porque se te ve el bigote blanco, si no, diríase que eras el mismísimo Zapatitos. Buena imitación, sí señor.
ResponderEliminarGracias hombre. Habrás visto que el estrambótico Charles Michel se ha visto premiado con un cargo europeo, aunque sigue de jefe de gobierno en funciones en Bélgica.
EliminarPues a mí también me pareció horrible doña Rosalía (¡vaya estantigüez de nombre!) cantando "Si me das a elegir"... Y desde luego no me privé de mostrar mi indignación: ¿Cómo han podido dejar a esta imbécil destrozar así una canción tan intensa? ¡Qué acierto el de Saura al incluirla en la banda sonora de "Deprisa, deprisa", en la voz de Los Chunguitos. Esta tía cursi lo que se merecía es un pateo como los de la ópera.
ResponderEliminarBueno, bueno, tampoco te pases con ella, que es el gran lanzamiento de los media.
Eliminar