domingo, 2 de junio de 2019

841. El momento de inercia

Me ha regañado África por el uso del término desaferencia, que no existe en el castellano y he procedido a ponerlo en cursiva porque, efectivamente, se trata de un palabro importado del portugués, aunque yo creo que se entiende perfectamente. Otros colegas que siguen mi blog, se muestran preocupados por cómo me refiero al presunto futuro alcalde, con calificativos como feo, aires de pasante de gestoría, insectil, cara de grillo, Gregor Samsa después de la metamorfosis, etc. Si repasan mis textos, verán que también me he referido a él diciendo que no es mala persona, que es simpático y próximo y que está en posesión de una cierta agilidad mental (por lo poco que lo conozco y lo que me cuentan). Ahora bien, feo, lo que se dice feo, yo creo que no hay muchas dudas de que lo es. Feo de cojones. Pero no se preocupen: si dentro de unos días acaba siendo mi jefe, no tendré el menor inconveniente en retractarme públicamente en el blog y proclamar convencido a los cuatro vientos que, visto desde más cerca, es clavadito a Brad Pitt.

Hoy vamos a ir cambiando de tema en la medida de lo posible. El título del post alude a una serie de viejos chascarrillos que se contaban hace tiempo y no puedo determinar si se trata de leyendas (imagino que sí) o de hechos verídicos. Resulta que en la Academia Militar de Zaragoza, la enseñanza que se da a los futuros mandos es amplia y de calidad, y lo digo sin ironía alguna. Por contraste, la formación que se imparte en los cuarteles a los reenganchados, los conocidos popularmente como chusqueros, esos que no van a pasar del nivel brigada, suele ser bastante deficiente. Normalmente, se encargan de dar esas clases voluntariosos sargentos, tipos de verbo fácil, que no han pisado en la vida una universidad ni casi el colegio, pero no obstante tienen ciertas inquietudes, y se suelen dar bastantes ínfulas a pesar de no estar en posesión de otros títulos que el de Licenciado en Gramática Parda.

Cuenta el saber popular que uno de estos sargentos autodidactas se esforzaba en explicar, por ejemplo, las características diferenciales del combate nocturno, con especial énfasis en sus ventajas e inconvenientes. Tal vez ustedes no se han puesto a pensar en ello, pero el combate nocturno presenta un inconveniente notorio bastante molesto: no se ve al enemigo. A cambio, ofrece una importante ventaja: el enemigo no te ve a ti. Un portento. Otro sargento, maestro de la filosofía barata de barra de bar (o tal vez el mismo del combate nocturno, quien sabe), reunió un día a sus alumnos de reemplazo y les dio una clase magistral, para explicar lo que es el momento de inercia. Para los que no lo recuerden, el momento de inercia es un concepto físico bastante complejo que viene a medir la inercia de un cuerpo en rotación, algo sobre lo que se han escrito incontables teorías y fórmulas, como el Teorema de Steiner o el Círculo de Mohr. Todos estudiamos estas cosas en el bachillerato y la mayoría las hemos olvidado, pero son clave para conocer el comportamiento de los motores de rotación, mejorar su diseño y optimizar su fabricación. Veamos cómo explicaba esto el susodicho sargento chusquero de la historia:

–Para que entendáis lo que es el momento de inercia, os voy a poner un ejemplo sencillo y lo vais a entender enseguida. Imaginaros que uno de vosotros, por ejemplo tú, que estás en la primera fila, ¿cómo te llamas? ¿Manolo? Muy bien Manolo. Imagínate que vas en un autobús que circula a buena velocidad. De pronto el conductor se ve ante un obstáculo inesperado y pega un frenazo brusco. Y hay un momento en el que el autobús está ya parado, pero tú te sigues moviendo para adelante, debido a la inercia del conjunto, hasta que también te paras o te das un golpe con el de al lado. Ese intervalo en el que el autobús está parado, pero tú te sigues moviendo por el impulso que traías, es lo que se conoce como el momento de inercia.

El tipo respiraba hondo y miraba circularmente a su atónita audiencia, en la que, normalmente, ninguno de los reenganchados tenía la más mínima noción de Física, que le permitiera descubrir la superchería. En fin, un discurso digno de la señora Ayuso, o de la simpar Silvia-Elena, la cándida niña de la sociedad, que sustituyó a Villacís (de baja maternal) en el debate a seis de los alcaldables, que montó Telemadrid. Esta señora, otro portento, contestó a la pregunta de si admitía que Carmena había reducido la deuda municipal en estos años, diciendo lo siguiente: –yo lo único que sé es que un concejal de su gobierno tiene en el despacho un retrato de Lenin como este. Y procedió a mostrarlo sin darse cuenta de que lo tenía tumbado, generando uno de los momentos (de inercia) más chuscos de toda la campaña y una auténtica hemorragia de memes. Bien pensado, a Silvia-Elena y a la señora Ayuso las podrían fichar para darles clases a los chusqueros. Allí harían menos el ridículo.  



El vídeo que les he puesto no recoge la cara de perplejidad de Carmena ante la respuesta de Silvia-Elena (yo la vi). Pero ¿por qué les traigo ahora esta vieja historieta de chusqueros y de frikis? Pues porque la explicación del sargento, aunque no tenga nada que ver con el concepto físico ortodoxo, describe muy bien lo que a menudo nos sucede a muchos de nosotros en nuestros devenires vitales. Por ejemplo, a mí me cesó la Concejala Zombie en enero de 2012. Pero llevaba una inercia. Tenía ya por entonces una red incipiente de contactos por todo el mundo y no era algo que se pudiera parar de hoy para mañana. Y en marzo viajé a Querétaro a contar Madrid Río, invitado por el Colegio local de Ingenieros de Caminos, dividido ante la eventualidad de promover una red de Metro o bien optar por el autobús con plataforma reservada.

Fue esta la primera vez que tuve que usar mis días de vacaciones para representar al Ayuntamiento en un congreso exterior. Y en julio del mismo año de 2012, esa misma inercia me llevó a Nueva York, en una aventura que ya he contado y donde no sólo gasté días de vacaciones sino que por primera vez me tuve también que pagar el alojamiento y la mitad del viaje, lo que me abrió la mente a una nueva forma de desempeñarme en estos menesteres, que me fue de mucha utilidad, como saben, para sobrevivir durante el Trienio Negro de Mrs. Bottle, con la ayuda también de este blog, que abrí en el mes de septiembre. Una muestra más de lo gratificante que resulta tener la capacidad de hacer de la necesidad virtud. Eran los tiempos de la Concejala Zombie y su ayudante la Carcelera Nazi. Tiempos que no tienen por qué volver ahora: yo he vivido buena parte de mi carrera de funcionario anterior a 2012 bajo el mando del PP sin tener ningún problema.

Pero hete aquí que la historia se repite. Aún no les he contado mi estancia en Oslo y ya tengo que viajar otra vez. El martes día 4 de junio volaré a Lyon para participar en el 5º Foro de la EMA (European Metropolitan Authorities), un congreso en el que he de representar al Ayuntamiento de Madrid. Es este un foro en el que suelen tomar parte cargos de más alto copete que yo, pero estamos en un momento de vacío de poder y nadie quiere ir ya a estos saraos. En principio, el Ayuntamiento respondió que no acudiría nadie. Pero nos han insistido en que sería muy interesante que Madrid estuviera representada, porque se va a proceder a la firma de un importante documento: el Inclusive European Metropoles: Facing Social Challenges Together, una especie de manifiesto por el que las áreas metropolitanas de Europa se comprometen a afrontar juntas los retos sociales del siglo XXI.

Seré yo quien firme ese documento en nombre de la ciudad de Madrid y ha sido precisamente el Área Metropolitana de Barcelona quien más ha insistido en que era crucial que Madrid estuviera también en la firma del manifiesto. Hace unos años yo acompañé a mi anterior jefa en un viaje en el AVE a Barcelona, para visitar la exposición del Plan Metropolitano. Entonces estaba en simple Avance, pero ahora está aprobado y en vigor. Supongo que no recuerdan aquel viaje de ida y vuelta en el día, en el que confraternizamos con nuestros colegas catalanes. Tal vez les suene lo que escribí en el blog entonces: que Madrid necesita una coordinación metropolitana, dirigida por un organismo técnico específico, como la de Barcelona. Eso supondría de facto la desaparición de la Comunidad de Madrid (total, para lo que vale…). Casi cuatro años más tarde, seguimos exactamente igual. Y con la expectativa de que la señora Ayuso pase a presidir ese organismo urbanísticamente inoperante.

El caso es que, antes de aceptar esta misión, me puse en contacto por teléfono con la representante del Área Metropolitana de Barcelona, para que me informara en detalle del asunto. Resultó ser una chica de voz animosa y juvenil, muy simpática, a la que conoceré en persona en el Congreso (si es lo suficientemente guapa, no descarten que me haga independentista y del Barça). Estaré en Lyon martes y miércoles y regresaré el jueves. Este nuevo viaje con el que no contaba, me ha salido, como digo, por la actual situación de vacío de poder y porque en el equipo saliente soy conocido y saben que pueden confiarme este tipo de asuntos. Pero, sobre todo, la razón principal por la que tengo que viajar a Lyon, ¿saben cuál es? Ni lo duden: el momento de inercia. Por lo demás, en un par de semanas llegarán las nuevas autoridades urbanísticas a la Isla de Alcatraz. Allí les esperaremos bien duchados, afeitados, peinados y en primer tiempo de saludo marcial. Que Dios nos pille confesados.

4 comentarios:

  1. Es feo, feo de cojones. Y si le pones al lado el nombre de Brad Pitts, este se transforma de inmediato en Blas Pito

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  2. Silvia Elena no sirve para chusquera. Igual, para churrera, con algo más de formación podría valer.

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  3. Pásalo bien en Lyon. Ese día me jubilo y dejaré mi personal isla de Alcatraz, pero seguiré cambiando de equipo cada vez que vea un guapo a mi vera.

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  4. Máriiiiii. Te pilló un día de graforrea, como la mía. No me puedo meter mucho con Silvia Elena ni con El Feo, que van a ser mis jefes, espero que por poco tiempo. Yo también creo que voy a desertar de mi particular Isla de Alcatraz. Echaré de menos tu galería, aunque a ver si aprovechamos para vernos algo más. Un abrazo.

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