No hay mucho que añadir a lo explicado en mi post anterior. Pero, a punto de empezar mis vacaciones blogueras, he reservado un hueco para mostrar cómo la
literatura y el arte en sus diferentes formas se acercan al mundo de los homeless o gentes sin hogar. Un fenómeno
del que no se libra ninguna de las ciudades del mundo occidental que he
visitado recientemente. En Hamburgo, la calle principal de Sankt Pauli estaba
plagada de gente que había dormido allí. Eran tantos que habían colocado sus
sacos de dormir en batería, unos junto a otros, para optimizar el espacio en la acera en que da el sol por las mañanas. Había gentes en distinto grado de deterioro,
pero todos tenían unos excelentes sacos de montaña, que allí el frío y la
humedad son cosa seria. En Berlín también encontré numerosos colgados y frikis amaneciendo
tarde en sus cubículos callejeros, aunque en este caso hacía bastante calor.
Uno de los sectores artísticos que mejor refleja el desamparo de este
personal es la fotografía. En Google encuentro algunos personajes bien
conocidos para los que solemos transitar por el centro de Madrid. Por ejemplo,
ese extraño ser que ven arriba, de sexo indefinido, vestido de mujer pero con
envergadura y miembros típicamente masculinos, que pulula por el entorno de la Plaza de Neptuno. Cada día
se la ve más exhausta, parece incapaz hasta de levantar la cabeza. A la izquierda el
hombre sin brazos que se mueve por Sol y Preciados agitando el cubilete plástico
para las monedas que sostiene con los dientes. No he visto a nadie que le dé dinero, su presencia horripila
tanto que la gente lo rehuye. Recuerdo también a un chaval que, cuando mis hijos
eran niños, andaba por el Retiro. Colocaba en el suelo un transistor, ponía
temas de Michael Jackson y se esmeraba en imitar su forma de bailar. Luego pasaba la gorra. 20 años más
tarde, lo he visto, ya mayor, repitiendo su número en la Plaza de Santa Ana. Tiene el transistor hecho
polvo y ha perdido la flexibilidad de antaño. Ahora casi nadie sigue su actuación y hasta los grupos de músicos
rumanos lo echan del lugar a pescozones en cuanto pueden. Otro que perdió el rumbo algún día.
Abajo un rufián que mantiene el sentido del humor, básico para no perder la dignidad.
Y aquí el prototipo de homeless informatizado.
La literatura también ofrece referencias recientes. Acabo de terminarme una novela que se llama Yo zombie. Su autor es Oscar Urra, con quien compartí firma y caseta en la Feria del Libro 2010. Este hombre, escribió una trilogía de novelas policíacas ambientadas en el entorno de Tirso de Molina, que eran muy buenas. Su cuarta publicación me ha gustado menos literariamente, pero es muy interesante por otros motivos. Cuenta las desventuras de un zombie de Villaverde, que acaba viviendo con otros congéneres en un cuartel abandonado del barrio. La historia de cómo un joven estudiante de secundaria va deviniendo en muerto viviente, es una metáfora de esos procesos de degradación que llevan a las personas a terminar excluidos de la sociedad normal. Las reflexiones de este zombie, que cuenta su historia en primera persona, ilustran ese proceso con bastante precisión.
Los vagabundos son una presencia tan arraigada en nuestras calles, que algunas ciudades les han dedicado esculturas casuales, esas que se erigen en la vía pública dedicadas a personajes habituales y anónimos, como la que en La Coruña honra a las entrañables Catalinas. Abajo pueden ver algunas, situadas en Bergen (Noruega), Nueva York y El Vaticano, respectivamente.
Queda
por añadir la música. Para ello voy a recurrir a la Doctrina.
Mississippi John Hurt fue un guitarrista de blues portentoso de los años
veinte, reconocido como tal en todas las enciclopedias. Criado en Avalon (Mississippi), era un tipo que no necesitaba otros acompañantes, porque marcaba el compás con el pulgar y a la vez punteaba con el índice y el corazón, manteniendo los otros dos dedos apoyados en la madera. Todo eso mientras cantaba. Con la crisis
del 29 tuvo que abandonar la música y dedicarse a trabajar de bracero. Y su rastro, como el de Sixto Rodríguez y tantos otros, se perdió por décadas, aunque el hombre no dejó de practicar con la guitarra y
tocar esporádicamente en bodas y fiestas.
Casi 40 años más tarde, algunos críticos musicales del Este encontraron viejas grabaciones suyas y se afanaron en averiguar si vivía. Lo encontraron en su pueblo, ya anciano, y lo convencieron de que fuera a Washington, grabase algunos temas y diera algún concierto. El tipo murió pronto, pero antes tuvo la oportunidad de reivindicarse y ver como una multitud lo ovacionaba en el festival de Newport de 1963. Abajo uno de sus temas más conocidos. Aunque a veces les parezca que suenan dos guitarras, sólo hay una, la suya. Les pongo la letra para que puedan seguirla. El vagabundo llega hecho polvo después de patearse los caminos bajo la nieve y la ventisca. A la vista de un hogar calentito, se viene abajo y suplica a una mujer de manera obsesiva que le prepare un jergón (a pallet) allí mismo, en el suelo de su casa. Nadie puede contar mejor la exclusión que el que lo hace desde dentro, el que ha vivido su amenaza.
Casi 40 años más tarde, algunos críticos musicales del Este encontraron viejas grabaciones suyas y se afanaron en averiguar si vivía. Lo encontraron en su pueblo, ya anciano, y lo convencieron de que fuera a Washington, grabase algunos temas y diera algún concierto. El tipo murió pronto, pero antes tuvo la oportunidad de reivindicarse y ver como una multitud lo ovacionaba en el festival de Newport de 1963. Abajo uno de sus temas más conocidos. Aunque a veces les parezca que suenan dos guitarras, sólo hay una, la suya. Les pongo la letra para que puedan seguirla. El vagabundo llega hecho polvo después de patearse los caminos bajo la nieve y la ventisca. A la vista de un hogar calentito, se viene abajo y suplica a una mujer de manera obsesiva que le prepare un jergón (a pallet) allí mismo, en el suelo de su casa. Nadie puede contar mejor la exclusión que el que lo hace desde dentro, el que ha vivido su amenaza.
Make me down a pallet on your floor Móntame aquí un jergón en tu piso
Make me down Móntamelo
aquí
Make me a pallet down, soft and low Móntame aquí un jergón, suave y bajo
Make me a
pallet on your floor Móntame
un jergón en tu piso
Up the country I’m going my home Subiré a mi
tierra, voy a mi casa
I’m going up the country Voy
a subir a mi tierra
By the cold sleet and snow Por
la fría ventisca y nieve
I’m going up the country Voy
a subir a mi tierra
While
the cold sleet and snow Mientras
cae la ventisca y la nieve
No telling
how much further I may go No
te digo a dónde más puedo ir
Yes, make me down, make me down Así que móntamelo aquí, móntamelo aquí
Make me a pallet down, soft and low Móntame aquí un
jergón, suave y bajo
Make me a
pallet on your floor Móntame
un jergón en tu piso
Well, sleeping, my back and shoulders tire Bueno, durmiendo, mi espalda y hombros se cansan
Way I’m sleeping, my back and
shoulders tire Tal como
duermo, mi espalda y hombros se cansan
The way I’m sleeping, my back and
shoulders tired Así como
duermo, mi espalda y hombros se cansan
Gonna turn over
and try it on the side Voy a darme la vuelta y probar a ponerme de lado
Oh make me down, make me down Oh móntamelo aquí, móntamelo aquí
Make me a pallet down, soft and low Móntame aquí un
jergón, suave y bajo
Make me a
pallet on your floor Móntame
un jergón en tu piso
Don’t let my good girl catch you here No dejes que
mi chica te pille aquí
Don’t let my good girl catch you here No dejes que
mi chica te pille aquí
Oh she might shoot you Oh,
ella podría dispararte
Might cut and starve you too Podría
rajarte y hasta matarte de hambre
No telling
what she might do No
te digo lo que te podría hacer
Yes make me down, make me down Así que móntamelo
aquí, móntamelo aquí
Make me a pallet down, soft and low Móntame aquí un
jergón, suave y bajo
Make me a
pallet on your floor Móntame
un jergón en tu piso
Make it baby, close behind the door Móntalo,
nena, aquí detrás de la puerta
Make it baby, close behind the door Móntalo,
nena, aquí detrás de la puerta
Make me a pallet, close behind the
door Móntame un
jergón, aquí detrás de la puerta
Make it why
your good man he’ll never go Hazlo,
que así tu hombre nunca se irá
Oh make me down, make me down Oh móntamelo
aquí, móntamelo aquí
Make me a pallet down on your floor Móntame un
jergón aquí en tu piso
Make me a
pallet on your floor Móntame
un jergón en tu piso
El
domingo salgo para Polonia. Mañana sábado no creo que suba ningún texto más, aunque podría suceder. De modo que les deseo unas excelentes vacaciones. Que lo pasen bien. Y no se lo gasten todo, que está el mundo muy achuchado y no sabemos lo que nos espera.
Pues yo juraría que se oyen dos guitarras a la vez, una de acompañamiento y otra que puntea...
ResponderEliminarQue no, coño, que todo lo que suena es responsabilidad de este señor de voz desmayada, con sus tres dedos como porras. Hazme caso.
EliminarEn fin, estoy aquí con el equipaje hecho y he entrado un momento a ver si había alguna novedad sobre el cazador cazado de Minessota, o el fichaje de Lucas por el Deportivo. Y me he encontrado tu comentario. Así que, para ti también, buen verano, amigo.