lunes, 30 de marzo de 2015

361. Right to be wrong

I got a right to be wrong. O sea, tengo derecho a equivocarme. Es una hermosa canción de Joss Stone. La verdad es que no sé cómo he podido llegar al post 361 sin haber hablado de Joss Stone. Joder, qué pedazo de voz, qué pedazo de tía. Y sólo tiene 27 años, es un poco mayor que mis hijos y podría ser casi mi nieta. Más abajo les hablo de ese portento de mujer. 27 son también los años que tenía el copiloto Andreas Lubitz. Estaba escribiendo mi último post, cuando me asaltó la sorprendente explicación del accidente del avión alemán. Es difícil ser positivo después de una tragedia colectiva de la magnitud de la ocurrida en los Alpes. Pero, aunque resulte monstruoso, yo estoy más tranquilo después de saber la verdad. Porque esa verdad no pone en cuestión lo que yo ya sabía. Que los aviones funcionan de puta madre. Que, con los modernos sistemas de control de vuelo, es prácticamente imposible que un avión se estrelle. Por eso circulan cada día miles de aviones sin riesgo.

La humanidad ha avanzado muchísimo en los últimos cien años. Yo he visto ese avance en los 64 que me ha tocado vivir hasta ahora. Yo tardaba en venir de La Coruña a Madrid dos días, porque era imposible hacerlo en uno, con el seiscientos de mi padre. Y luego nos íbamos a ver a mis primos de La Mancha y salíamos a cagar al corral, cuidando que las gallinas no nos picaran en el culo. Y nos limpiábamos con una hoja de col o con una piedra. Y hace cuatro días de eso. Y sigue siendo así en la India profunda, allí donde reside Ruskin Bond, que tiene varios cubos de plástico en su dormitorio para combatir las goteras. Pero ahora hay maravillosos sistemas digitales que controlan el vuelo de los aviones, esos artefactos que contradicen el sentido común elevándose en el aire como pájaros, a pesar de su peso de varios cientos de toneladas. Sólo hay una cosa que el humano no controla: los cerebros.

La actividad cerebral es pura química. Las conexiones neuronales dependen de reacciones químicas y por eso se han descubierto, así como por casualidad, medicamentos que operan sobre esas conexiones y que no se sabe cómo funcionan (me lo ha dicho a mí un psiquiatra de peso), pero que, de alguna manera, borran las conexiones anteriores, digamos que las resetean y a veces inducen en el enfermo psiquiátrico una especie de estado neutro que le impide sufrir y desviarse aun más de la normalidad. Estoy hablando del litio y otros compuestos químicos que actúan sobre este tipo de conexiones. Pero el tema es muy delicado, porque el psicótico puede ser lo suficientemente listo como para ocultar su psicosis y simular una normalidad que hace que nadie repare en él y le dejen tranquilo. Es el caso de Andreas Lubitz.

El tipo era un psicópata de libro, pero nadie lo advirtió y ninguno de los médicos que le trataron supo anticipar hasta dónde podía llegar este joven bien parecido, que tenía toda la energía de sus 27 años. Porque la frontera entre la psicosis y una simple neurosis, como las que sufrimos todos, no es una línea limpia y bien trazada, sino un contorno nebuloso. Misty (nebuloso) es el título del hermoso tema de Errol Garner, muy conocido en la versión de la simpar Ella Fitzgerald, que les pongo aquí abajo y que seguramente reconocerán. Y también era el tema que daba título a la primera película que dirigió el gran Clint Eastwood en 1971, hace más de 40 años, que se llamaba precisamente Play Misty for me y contaba la historia de un locutor de radio en directo, interpretado por el propio Eastwood, que todo el rato recibía llamadas de una oyente que siempre le pedía que pusiera el Misty. La mujer era una auténtica psicópata y la película un curioso thriller psicológico, que anticipaba otras películas del estilo Atracción Fatal y similares.


Uno de los indicativos de que estamos ante un psicópata de libro es la falta de empatía con los 150 pasajeros del vuelo, por no hablar de su propia familia, ese padre que está sufriendo la mayor pena que puede sufrir una persona, la de ver que tu niño querido, ese chaval que se reía a carcajadas cuando le hacías cosquillas, se ha convertido en el monstruo despiadado capaz de hacer lo que ha hecho Lubitz. Es que yo me creo capaz de estrellarme adrede pilotando un avión, si estuviera muy deprimido y tan solo en el mundo que nadie pudiera sufrir por ello, pero desde luego con la condición de que no hubiera una sola persona más en el avión. Es que la compasión y la piedad son algo innato del ser humano. Joder, tú vas andando por la calle y una señora se tropieza y automáticamente vas a ayudarla a levantarse. Y, si se le cae un pañuelo, lo recoges del suelo y corres a dárselo. Eso, antes de pensar ni nada; es algo innato. Es algo innato en alguien normal. No en un psicópata. Las personas normales tenemos el derecho de equivocarnos, desde luego, pero solemos cuidar de que esa equivocación no implique un perjuicio para nadie. Algo que se la sopla a un verdadero psicópata.

He dicho que estoy más tranquilo después de saber la explicación. Está muy claro. Esa explicación no pone en cuestión los fundamentos básicos de mi optimismo inveterado. Sigo confiando en que los aviones funcionan y es difícil que se estrellen. También sé que hay psicópatas en el mundo (muchos), pero con eso ya contaba. Yo camino por las calles de Madrid consciente de que un loco me puede tirar un televisor en la cabeza, o sacar un cuchillo y rajarme de arriba abajo, sólo porque lo he mirado mal, o él ha entendido que así ha sido. A pesar de los adelantos técnicos, las conexiones químicas del cerebro siguen siendo una completa incógnita para los científicos. Y, además, todo el mundo intenta sacar tajada de esa indefinición.

Vean si no el tema del accidente de Fernando Alonso. Los que querían evitarle culpas al coche, se inventaron que Alonso había vuelto de su inconsciencia hablando en italiano y, más tarde, creyendo que era un niño de diez años (versiones contradictorias entre sí, pero a nadie le importó una mierda). Ahora, el tipo ha hablado por primera vez y ha dicho que recuerda todo perfectamente, que lo que pasó es que se le bloqueó la dirección. Que intentó frenar pero no pudo evitar el golpe de costado, precisamente el que no mitiga el casco de los corredores y por eso se quedó un rato inconsciente. O sea, que el coche es una mierda. Pero las versiones que difundieron los de la marca, para echar balones fuera, no eran ningún absurdo: el año pasado, un chaval australiano que se dio un golpe con un coche, regresó del coma hablando correctamente en chino, un idioma que había estudiado de niño. La conexión cerebral en la que tenía su aprendizaje de chino se reactivó la primera. AQUÍ tienen la noticia, para que vean que no me lo he inventado. Y, además, ya ven que los chinos le han dado un trabajo como guía turístico.

Bueno, pues ya les voy a dejar con unos vídeos de Joss Stone. Esta chica tiene 27 años, es de Dover (Gran Bretaña), lleva componiendo y grabando discos desde los 16 y creo que, desde Dusty Springfield, no había escuchado cantar soul a una blanca con tanta intensidad. Y además está como un yogur griego con miel de la Alcarria. Les pongo unos cuantos vídeos, para que vean que no exagero. En fin, como no soy el Papa, yo también tengo derecho a equivocarme. I got the right to be wrong. Pónganselos en pantalla grande, que la chica merece la pena, háganme caso. El último de los vídeos muestra cómo se las gasta esta belleza en directo, siempre acompañada por su guitarrista, ese tipo extrañamente parecido al humorista Eugenio. Buenas noches, amigos.
  

  


           

jueves, 26 de marzo de 2015

360. Sobre la India y los genios canallas

Me voy mañana a La Coruña, donde tengo una boda el sábado, y me vuelvo el domingo. Luego viene la Semana Santa y hasta la vuelta de vacaciones no recuperaremos las rutinas habituales. Creo que iré a trabajar los días lectivos de la semana próxima, puesto que no tengo ningún plan al respecto y prefiero guardarme los días libres para luego. Supongo que escribiré algunos textos en esos días pero, de momento, voy a cortar un poco. Tengo varios textos empezados sobre temas diversos, pero necesito un poco más de tiempo para cocinarlos debidamente. Además, hoy estoy un poco vago y flotante, y me apetece dejar fluir la pluma hacia donde quiera ir.

Algo así sugiere la lectura del libro Delhi no está lejos, (Ruskin Bond, Automática 2012) sobre el que debatimos el otro día en Billar de Letras. Ruskin Bond, ese señor mayor cuya imagen ven abajo, vive en una aldea india, donde no tiene ordenador y duerme en una habitación llena de goteras, en compañía de diez o doce niños a los que apadrina e instruye (aunque no adopta) y una señora para todo, que se encarga de la intendencia. Una vez por semana, baja al pueblo más cercano y conversa en la rebotica de una pequeña librería con lectores o admiradores que quieran compartir un rato con él. Es un escritor muy conocido en la India, con una larga trayectoria en la literatura infantil, y ha optado voluntariamente por un modo de vida, opuesto al que se puede desarrollar en una ciudad actual, que le permite estar en contacto con la naturaleza y dar rienda suelta a su vagancia.

En cuanto al libro, pues no sé si recomendarlo en este blog, es un texto corto, entrañable, muy cariñoso, en el que no ocurre aparentemente nada. Muestra con acierto la diferencia cultural entre el universo rural de esta zona de la tierra que no conozco y el mundo occidental en el que yo me muevo. He de leerlo otra vez, porque soy un ansioso y lo devoré prácticamente en dos tardes, pensando en que al final sucediera algo que le pusiera la guinda a la no-historia que cuenta. Ya sabiendo de qué va, supongo que disfrutaré más de los detalles que impregnan todo el texto. Lo que sí me parece muy interesante es la figura de Ruskin Bond y, desde luego, la sesión de discusión sobre el libro en la que participaron el editor y la traductora, una mujer menuda, inteligente y apasionada, que ha vivido cinco años en la India, dando clases de español en una Universidad.

Esta mujer nos contó cosas muy interesantes. Dijo que el indio medio es un tipo poco hospitalario, bastante antipático y muy machista, anclado en unas costumbres rígidamente marcadas por la estructura de castas y la mentalidad más arcaica (esas son castas y no la que denuncia Pablo Iglesias, o la casta postiza del Ayuntamiento de la que hablaba yo en un post reciente). Dijo que todo eso del despegue económico de la India es un bluff, centrado en unas pocas islas en el territorio, donde los ricos venden talento informático, pero la cosa no va más allá de los resorts para turismo de superlujo que abundan por la India y en todo el tercer mundo. La cosa es tan absurda que la meca de esta nueva línea, la ciudad de Bangalore, se rige por el horario norteamericano del oeste. Una ciudad en medio de la India vive medio de noche, para acompasarse al horario yanqui.

Sin embargo, como toda persona que haya estado en la India y no de turismo de lujo ni buscando esa falsa espiritualidad que también venden los indios, esta mujer se quedó enganchada en ese mundo tan particular, hasta el punto de que dice sin dudarlo que la vida es aquello y no este mundo falso y maravilloso en el que vivimos los occidentales, apenas un 7% de los habitantes de la tierra. Aquello es la vida real y lo nuestro una película de Spielberg, repitió varias veces en sus intervenciones en el club. Como supondrán, no se refería a La lista de Schindler. Ella ama con pasión esa India real, que no tiene nada que ver con las islas de riqueza, y añora sus años en aquellas tierras.

Contó también que en su Universidad había muchas mujeres estudiando, pero las familias las mandaban allí sólo para poder poner el título universitario en los posteriores anuncios matrimoniales en los que las ofrecerán al mejor postor, o para mejorar su posición en un enlace ya pactado con otra familia desde niños. A veces, alguna de estas chicas volaba por su cuenta, se rebelaba y se buscaba un noviete, o intentaba conseguir un trabajo en vez de regresar a su pueblo y eso generaba un conflicto terrible. En una ocasión hubo que cerrar la Universidad y esperar protegidos por la policía, porque venían los padres de una alumna, directamente a matarla. Habían hecho una alta inversión mandándola a estudiar y ahora no quería volver. Añade la traductora de Ruskin Bond, que la sociedad india va avanzando lentamente en estos terrenos, como evidencia la actitud de la Universidad en este caso, y la ayuda de la policía, dos conductas que hace unos años hubieran sido impensables.

Así que, una delicia esto de la India, un lugar que no he visitado jamás y sobre el que no tengo una curiosidad extraordinaria, porque no me gustan la miseria y el atraso. Conozco un poco Sri Lanka, donde las cosas son parecidas, pero en versión light, porque allí no son hinduistas, sino budistas, el machismo es mucho menor, como consecuencia de los largos años de la señora Bandaranaike como presidenta del país y además son menos pobres. De todas formas ya ven que, más que el libro que analizábamos, me interesó la India y la figura de su autor. No cabe duda de que este señor es una buena persona, bondadoso, solidario y un tipo encantador. ¿Sólo por eso ya hemos de considerarlo un buen escritor? Dándole la vuelta a la pregunta, conecto con lo que planteaba mi amigo Paco Couto, mi hermano de Vigo, en su último comentario. ¿Puede ser que una mala persona sea un buen artista o escritor? Pues desde luego que sí. Existe incluso un libro al respecto que resume la vida de varios genios que fueron unos auténticos cabrones: Locos Egregios, del doctor Vallejo Nágera (él mismo un elemento muy poco de fiar)

Un ejemplo, podría ser Camilo José Cela, gran escritor, pero no tan buena persona. Por supuesto, es una valoración personal mía, aunque hay datos contrastados al respecto, como sus años de trabajo como censor durante el franquismo. Juan Cruz nos contó hace unos días una anécdota reveladora. Una tarde salía de comer en Lhardy con don Camilo, que entonces tenía la manía de coleccionar botellas de buen vino firmadas por personajes famosos. En la planta baja, se encontraron a Nuria Espert que entraba acompañada de un caballero. Se saludaron protocolariamente y se separaron. Entonces Cela quiso saber quién era ese señor. Juan Cruz se lo dijo: se trataba nada menos que de Jean Genet, autor de Las Criadas, la obra que Espert ensayaba en ese tiempo para su próximo estreno. Cela se apresuró a comprar una botella de vino para que se la dedicara Genet. Pero en ese lapsus, el genial y radical autor francés había también preguntado a Espert quién era aquel caballero anciano tan peculiar y había recibido información precisa. Cuando Cela le abordó con la botella, su respuesta fue decirle que por supuesto que se la firmaría. Cogió su pluma y escribió en la etiqueta: A Camilo José Cela, escritor a quien nunca conmovió la sangre de Machado. Jean Genet. Tremenda dedicatoria.

Paco sacaba este asunto a propósito de Ike Turner, reconocido canalla, aunque a la vez músico extraordinario. Coincido con él en que los mejores discos de Tina Turner fueron los que hizo en colaboración con su entonces marido. Como muestra les dejo un blues de libro, en el que se puede constatar a la vez la fiera delicadeza de Tina y la maestría guitarrera de Ike, un tipo que, en la parte final, parece incapaz de frenar su fraseo vertiginoso, en una especie de hemorragia musical demoledora. El tema está grabado en 1969 y se llama El Blues de las 3 de la mañana por lo que aprovecho para dedicárselo al amigo Alfred, trasnochador irredento, que hoy estoy yo especialmente sensible con mis seguidores más fieles, los que hacen posible que esta tribuna sobreviva en buenas condiciones de frecuencia y amenidad. Que pasen ustedes una buena Semana Santa.



martes, 24 de marzo de 2015

359. La maqueta andaluza

Las elecciones andaluzas han sido una especie de maqueta de lo que puede suceder en las demás contiendas con las que nos van a amenizar el año a los españolitos de a pie. Los grupos han afilado sus armas y se van definiendo algunas tendencias. Primero: se acabaron las mayorías absolutas. Aleluya. Los políticos españoles tendrán que aprender a gobernar en minoría, a negociar tema por tema y pactar cuestiones que convengan a más de un partido. Además, habrá que hacer esto con una cierta transparencia y explicar al pueblo cada una de estas negociaciones. Al partido que se dedique a joder, a bloquear porque sí todas las iniciativas de gobierno, se le verán las costuras y a la siguiente le abandonarán sus votantes.

Segundo. El PP se ha venido abajo. Los casi cuatro años del señor Rajoy haciendo lo que hay que hacer, o más bien lo que le dicen los poderes económicos que hay que hacer, es decir, lo contrario de lo que prometió que haría en el programa electoral con el que ganó, pues estaba claro que no les iban a salir gratis. A esto hay que añadir un candidato un poco moña, bastante blandengue y con una sonrisa permanente bastante impropia cuando se habla de cosas serias. Y, para colmo, el tio vinagres del Rajoy, to’r día venga salir en la foto con la cara de malaje que tiene, joé. Pero si es que cada vez que lo enseñaban en un mitin perdían votos. A quien tenían que haber traído es a la Esperanza, que tiene mucho más salero. A esa la pones vestida de faralaes y le sube el ánimo al personal en dos minutos. ¡Digo!





























En cuanto ar ZOE, pues lo que no se entiende es pa’ qué ha montado este cirio la Susana, quilllo, si ya estaba cómodamente gobernando con la Izquierda Hundida, y ahora va a tener que apañarse sola. Un periodista de El inMundo me ha robado el titular: ¡Y to’ pa’ na’! Ay, las mujeres, mira que sois ustedes temperamentales. Y eso que la señá presidenta se tiñó de rubia y se hizo los dientes, para dar mejor en televisión. Porque hace unos añitos la chica daba como más miedo y si no, vean las dos imágenes y comparen. La de arriba muestra cómo se citaba con el torero Fran Rivera en una procesión del Corpus de hace unos quince años. Los toreros es que tienen un sex-appeal especial. Esta chica es echá p’alante y esa energía telúrica le sale de lo más hondo, aunque se tiña de rubio y se haga los dientes. Es como Tina Turner que, rubia y todo, seguía siendo una leona. Abajo pueden comparar también las fotos.


















Por cierto que Tina tuvo una asociación volcánica con su marido Ike Turner, un negro bastante sinvergüenza, al que hundió después de separarse de él, con una autobiografía en la que contaba con pelos y señales todas las putadas que le hizo, infidelidades, maniobras de todo tipo, bajezas incontables, y la forma en que se movía en el show business, haciendo trampas continuamente, un catálogo de malas prácticas comerciales. Con eso eclipsó el hecho de que era un muy aceptable guitarrista, que fue además su descubridor y el que le permitió llegar a donde llegó (aunque fuera ciertamente un cabrón). Abajo tienen el testimonio de su participación en 1951 en el tema Rocket 88 del saxofonista Jackie Brenston, una de las canciones que optan a la gloria de haber sido el primer rock and roll de la historia. Tina tenía 12 años cuando su futuro marido participaba en esta grabación. Pónganla en grande, que salen muchas imágenes de Cadillacs y otros haigas, como los llamábamos entonces.


Volviendo a las elecciones andaluzas, en suma, de los dos grandes del bipartidismo, er ZOE se mantiene aceptablemente en el poder y el PP se hunde. Me malicio que aquí en Madrid va a suceder justamente lo contrario. El PP sobrevivirá como la lista que coseche más votos y el PSOE, con el señor Carmona al frente, se vendrá abajo. Tal vez ganen la Comunidad. Allí, los que dirigen el partido han tenido el tino de echar al impresentable Gómez y poner a Gabilondo, una figura respetada con capacidad de atraer el voto culto (que no oculto). En el Ayuntamiento no les ha dado tiempo. De todas formas, habrá que esperar a leer los programas, a ver si alguien dice algo, como en el conocido chiste.

Vamos con los emergentes. Podemos parece haber alcanzado un techo: el del entorno histórico de votos de la Izquierda Hundida. Con un discurso como el suyo, parece difícil que sobrepasen los porcentajes que sacó en su día Carrillo, antes de cargarse el PC. Y está bien que así sea, son una voz necesaria en los parlamentos y pueden hacer una labor de Pepito Grillo que será muy sana para la supervivencia del sistema. Y, tal vez, con el tiempo, consoliden un discurso más maduro y reposado, que pueda atraer a capas más amplias de la población. Acaban de nacer, como quien dice, y no tienen que apresurarse y arriesgarse a morir de éxito.

Lo de Ciudadanos sí que es una irrupción fulgurante. Hace años, desde que se descompuso la UCD, que el electorado español añora un grupo consistente situado en el centro del espectro ideológico. Tras la UCD, el PSOE de Felipe desempeñó ese papel con solvencia. Luego hemos ido a bandazos, a falta de un referente centrado. La señora Díez quiso ocupar ese hueco, pero se le ve la nariz como a Pinocho y los electores no son tontos. En estos momentos de crisis económica y ética, la solución tiene que venir de una mezcla sabia de recetas liberales y socialdemócratas, como la que puso en marcha Roosevelt para afrontar el crash del 29. Cualquiera puede entender esto, lo que pasa es que no queremos al frente de ese proyecto a un rostro como el de la señora Díez, con tantas referencias a los errores del pasado.

Bueno, y una tendencia clara apuntada en Andalucía y a consolidar en las contiendas de mayo es la doble autodisolución de IU y UPyD. Los restos de la antigua alianza de Anguita son una jaula de grillos que difícilmente pueden proponerse para colaborar en los gobiernos locales y autonómicos si no son capaces de dejar de darse bofetadas entre ellos. Su destino es convertirse en una formación excluida de los parlamentos, con un techo de votos insuficiente. Tan testimonial como el Partido Carlista. Tendrían una opción si aunaran fuerzas con Podemos, Ganemos y rememos todos en la misma dirección. Si no, me temo que la caguemos.

Y en cuanto a los upeydeiros, pues tuvieron oportunidad de unirse con Ciudadanos y no quisieron. Y la gente sólo tiene que ver la cara de los líderes de ambas formaciones, para saber de quién fue la culpa del fiasco. A partir de ahí, uno sube como la espuma y el otro sigue la recomendación de Bart Simpson multiplícate por cero. Ya dije en el blog que, ideológicamente, podría haber votado a UPyD en algún momento, pero que me lo impedía el hecho cierto de que la contemplación del rostro de su jefa me producía unos retortijones irreversibles. Ayer, la susodicha convocó una rueda de prensa y la gente acudió con la ilusión de ver si dimitía. Pero fue al contrario. Lo que hizo fue regañar a la gente. No están a la altura del programa que ella representa. No la han entendido. Ella hace lo posible, pero su mensaje no cala. El último chiste al respecto es que ahora ya no es UPyD, sino URyD: Unión de Rosa y Díez.

Por lo demás, un ejemplo de civismo de una comunidad en la que no fructificaron las semillas del nacionalismo. Aquí, como en Galicia y otros lugares, la gente les vio el plumero a tiempo. A estos no les han podido comer el tarro con la idea de que ser español y andaluz son dos cosas incompatibles. Que, en el fondo es la esencia del nacionalismo excluyente. Confiemos en que en otras regiones se vaya poco a poco desactivando esa cizaña destructiva. Nacionalistas los hay en todas partes: en Bretaña, en Alsacia, en Baviera y hasta en Texas. Pero son tan minoritarios como los partidarios del esperanto. Boas noites.

sábado, 21 de marzo de 2015

358. El de los pucheros y la casta carroñera

Asisto la otra tarde a un debate sobre el futuro de Madrid, organizado por la Cadena Ser, dentro de un ciclo de programas radiofónicos que se llama precisamente Madrid Futura, en el que ya ha intervenido entre otros el presidente de la Comunidad Autónoma. Entre los participantes se anunciaba al señor Ruiz-Gallardón, ex alcalde de la ciudad, retirado no ha mucho a sus aposentos domiciliarios, retiro escenificado con surtido de pucheros de despecho, mohín ofendido y airado rictus de “España no se merece un político de mi categoría”, todo ello motivado por el fracaso de su denostada Ley del Aborto. Como mis amigos saben que soy un defensor a ultranza del proyecto Madrid Río, a menudo me preguntan: ¿Cómo es posible que un señor capaz de impulsar un proyecto como ese, que hacía que todos lo situáramos en el ala más centrada del PP, luego sea el mismo que promueve una ley tan retrógrada como la del aborto? ¿No era este mismo el que oficiaba bodas de homosexuales?

Yo tengo una teoría. Creo que este hombre es un político ambicioso, que quería llegar a lo más alto (presidente de España, o de Europa, o del mundo mundial), y ha tenido la mala suerte de encontrarse con un tapón en su carrera hacia lo más alto. El tapón se llama Rajoy, un caballero del que, como buen gallego, es difícil saber si va para un lado o va para el otro, indefinición capaz de desesperar al aspirante de nervios más templados. Ante eso, la reacción de Ruiz-Gallardón ha sido como la de esos conductores ansiosos, a los que en este blog hemos dado en llamar tontol’audis. Cuando un tontol’audi se encuentra en su camino con un vehículo lento que entorpece su marcha acelerada, lo que suele hacer es intentar adelantarlo por la izquierda, por todos los medios; luego por la derecha. Si no puede por ningún lado, se pega al lento, lo encima como un defensa al delantero centro, asoma por un lado, asoma por otro, si pudiera volar, lo haría. Y en una de esas, a veces se estrella.

Pues eso es lo que ha hecho Ruiz-Gallardón: primero intentar pasar a Rajoy por la izquierda (Madrid Río, extensión del Metro de Madrid). Al ver que no podía, ha intentado adelantarlo por la derecha (Ley del Aborto). Finalmente se ha estrellado. Aunque a este tipo de personajes nunca hay que darlos por muertos y enterrados. Con esa idea, pensando que su aparición en una tribuna pública sobre urbanismo era una forma de escenificar su resurrección política, me presenté en el debate, que se celebraba en la sede del Colegio de Arquitectos. No es que sea yo un forofo acérrimo del señor Ruiz-Gallardón, a quien nunca he tenido oportunidad de saludar en persona. En realidad me movía más bien una curiosidad malsana, la de comprobar si el tipo olía a naftalina, después de tantos meses en el armario (político).

Pero mi gozo en un pozo. Ruiz-Gallardón no se presentó. A pesar de estar confirmada su asistencia desde quince días antes, la misma mañana del acto excusó su presencia, en base a un problema familiar grave. Eso es lo que explicó el decano del Colegio, uno de los participantes en el acto, con gesto compungido acorde con la expectación frustrada del público. Un público que no se creyó tal explicación y acogió el anuncio con sonoros murmullos de incredulidad y desaprobación. Yo no tengo motivos para dudar de la explicación del decano. Sólo digo que el público presente la entendió como una excusa o, por decirlo en términos taurinos, como que el tipo había dado la espantá. Supongo que saben que el mayor especialista en espantás taurinas que se recuerda fue Rafael el Gallo, que acostumbraba a echar un ojo a los toros que debería de lidiar por la tarde. Si alguno de ellos no le miraba bien, se negaba a salir al ruedo, lo que le llevaba a pasar la noche en comisaría, en medio de un escándalo mayúsculo. Lo hizo varias veces a lo largo de su carrera, pero lo seguían contratando porque, cuando no le daba el barrunto, componía unas faenas extraordinarias. Tal vez Ruiz-Gallardón echó un ojo al público que venía al acto y, a la vista del ganado presunto (con perdón), decidió caerse del cartel.

A falta del primer espada, hubimos de conformarnos con la presentación a cargo de la señá Alcaldesa y la participación en la mesa de la concejala de urbanismo. De estas dos señoras no puedo hablar hasta dentro de dos meses, aunque ya anticipo (como he dejado constancia en algún post anterior) que a la Alcaldesa sólo tengo un tema que recriminarle, asunto que aclararé en su momento, aunque tienen mi venia para jugar a adivinarlo. Por lo demás, he de decir que su presentación me pareció correcta, que habló relajada y confiada, que de vez en cuando miraba de reojo sus papeles para comprobar algún dato numérico, pero el resto pareció desarrollarlo de memoria. El contenido de su discurso supongo que se lo escribieron, como es lógico, pero insisto en que lo dijo con soltura y convicción. Quizá ha cogido tablas con los años, o tal vez su anunciado retiro de la política le ha quitado presión.

Al final de su intervención, aplausos. Entonces, se marchó. Era lo previsto; ella sólo estaba invitada a presentar el debate. Aunque también podría haberse quedado hasta el final. Pero hizo lo que suelen hacer los primeros espadas, algo que no me parece especialmente mal. En cambio sí me parece, cuando menos, antiestético que, al salir la señá Alcaldesa, no menos de 30 personas del público se levantaran y se fueran tras ella. Imagino que tres o cuatro serían escoltas. Pero, ¿el resto? Pues juzguen ustedes mismos. Es una escena que me ha tocado presenciar muchas veces en los últimos tiempos y que revela la desconexión radical que existe entre los políticos y el pueblo al que dicen representar. Esos treinta personajes que van exclusivamente para arropar a su jefa y luego se largan porque el debate se la sopla, forman una cohorte de paniaguados, pelotas, soguillas y carromeretes.

Cuando Ruiz-Gallardón desembarcó en el Ayuntamiento en 2003, se trajo una amplia guardia de corps formada por personajes de ese jaez, provenientes de las estructuras de la Comunidad de Madrid. Esta gente, que llegó meando colonia y tapándose la nariz por lo mal que olíamos los funcionarios de la casa, no se marcharon detrás de su jefe cuando éste se fue a redactar leyes abortivas y crear tasas judiciales. Por el contrario, todos se quedaron y copan ahora los mejores puestos de la estructura municipal. Y se quedaron sólo por un motivo: porque ganan más dinero que en la Comunidad, a donde ninguno quiere volver, o en el Ministerio, donde su líder les ofrecía acomodo. Son una casta postiza, impostada, que vinieron como moscas a la mierda, o como buitres a la carroña. A esta casta carroñera también le quedan dos meses. Porque, si gana Esperanza, los mandará a todos por donde vinieron. Y si gobiernan otros, ídem de ídem. Uno de los placeres más refinados que disfrutamos los funcionarios en estas fases de transición es contemplar la cara de funeral que se les empieza a poner a algunos por estas fechas.

Del pelotón que salió en tropel al terminar la intervención de la susodicha, tengo que señalar una excepción. El jefe local de Protocolo es un tío estupendo. Se llama Arespacochaga, y creo que es hijo del alcalde tardofranquista de la ciudad (si no, será sobrino, porque, con ese apellido…). Este señor es un profesional y lleva en el puesto desde los tiempos de Álvarez del Manzano. Cuando yo fui importante, tuve que negociar con él determinados asuntos y su trato fue siempre exquisito. En aquellos tiempos solíamos llamarle Paco Chaga, un mote que no le hacía demasiada gracia, pero que soportaba con educado estoicismo. Bien, pues el otro día, allí estaba Paco Chaga, controlando todos los detalles del acto, como siempre de pié en un lateral para vigilar a la vez el escenario y el público mientras hablaba su jefa. Al final, Paco Chaga, salió con el pelotón pero, tras acompañar a la alcaldesa hasta el coche, regresó y ocupó de nuevo su puesto de vigía, para pulsar las repercusiones del discurso. Fue el único que volvió.

Me alegré de ver otra vez a este buen hombre después de tantos años. Paco Chaga es un elemento encantador, un representante de los viejos funcionarios de la casa. En cambio, los de la casta carroñera actúan como un lobby mafioso, se protegen unos a otros, intrigan en la sombra, se guardan la información y siguen tapándose la nariz cuando se cruzan con nosotros. Yo espero que se vayan pronto con viento fresco. Mientras tanto, griten conmigo: ¡¡¡¡¡LA CASTA CARROÑERA / FUERA, FUERA, FUERA!!!!! 


jueves, 19 de marzo de 2015

357. Objetos perdidos

No, si ya decía yo que, cuando uno pierde el ritmo, luego sigue a tropezones. Son éstas semanas atípicas en las que estoy ciertamente ocupado; en mi trabajo hay una extraña fiebre por terminar los trabajos empezados, para dejarlos listos antes de Semana Santa, lo que me impide distraer ratos para escribir algún post por la mañana; las tardes las tengo también hasta arriba, he de hacer compra para tener la nevera a la altura de las hambres de mi hijo y, para colmo, se cruzan el puente de San José, el próximo fin de semana una boda en La Coruña y luego la Semana Santa. Todo esto altera mi natural biorritmo y me impide atender el blog con la regularidad que me había propuesto y que he mantenido algo más de dos meses, más de lo que esperaba. A la vuelta de estos atípicos días intentaré recuperar las buenas costumbres, pero sin agobiarme por ello.

Por lo demás, por aquí se ha estropeado el tiempo en estos últimos coletazos de un invierno de los más suaves que recuerdo. Si no llego a ir a Hamburgo y Lübeck, no habría tenido que sacar los guantes y la bufanda del armario. Dice el refrán que cuando marzo mayea, mayo marcea. Por mí, que marcee todo lo que le dé la gana, no me gusta el calor y prefiero este tiempo fresquito y revuelto. Lo que sí agradezco de los tiempos que vienen es el aumento de horas de luz, combinado con el horario de verano que estamos a punto de recuperar. Para un noctámbulo como yo, es un placer salir a tomar el relente en los días calurosos con luz hasta las diez.

En este blog ha quedado acreditado que soy un pronosticador pésimo, y siento que mi augurio de un inminente atentado yihadista haya roto mi tendencia a equivocarme. Los fanáticos han sido certeros atacando Túnez, el país que inició la primavera árabe y el único que la mantiene tras unas elecciones que llevaron al poder a un partido laico, algo que ni Turquía disfruta en estos momentos (Ataturk ha de estarse retorciendo en su tumba al ver en qué ha desembocado el régimen que él creó). Cuánto daño se le hace a la admirable nación tunecina atacando al turismo, su principal fuente de ingresos. Los otros países que emularon la primavera tunecina han retrocedido al más crudo invierno (Egipto), a la guerra civil (Siria) o a la anarquía total (Libia). A todos ellos los tenemos a un tiro de piedra y la situación es bastante alarmante. No veo yo a Europa muy decidida a atajar el problema. Al final van a tener que venir los americanos a sacarnos las castañas del fuego (como en Yugoslavia). Si no tuvieran un presidente tan mandiles como Obama, tal vez ya hubieran intervenido.

Y qué tremenda la historia de la pareja de abuelos que nunca habían salido de España y a sus hijos se les ocurre invitarles a un crucero para celebrar las bodas de oro. Y el maldito crucero tiene que ir a detenerse en Túnez en el peor momento posible. Su destino estaba escrito. En este caso, lo había escrito Alá. Por eso yo prefiero las sociedades laicas, porque los dioses tienen muchas veces designios malvados. Los hijos de esta pareja entrañable han de estar hundidos pero, visto desde fuera, casi es mejor que los hayan matado a los dos juntos. Fue una pareja siempre unida y se han ido juntos. Y además seguro que fueron muy felices visitando Marsella, Génova, Roma y Palermo. El marido parece que algo se barruntaba, él no quería salir de su entorno, ya había visto muchos cambios de todo tipo en su vida y no quería más líos. Le bastaba con salir a caminar por el Parc de Collserola, el gran bosque que envuelve a Barcelona con la delicadeza de una mano maternal.

A los mayores hay que dejarlos tranquilos. Mi padre se murió en 1990, tras cuatro años de enfermedad. Así que tuvo que ser como mucho en 1985 cuando sucedió la anécdota que no estoy seguro si he contado ya en el Blog. Acompañado de mi madre, vino de visita a Madrid y a mis hermanos y a mí se nos ocurrió llevarle a ver la más reciente novedad de la ciudad: el centro comercial La Vaguada, el más grande abierto por entonces en Madrid. Después de un rato subiendo y bajando escaleras mecánicas, entre multitudes y con una música ambiental agobiante, mi padre palideció y nos pidió por favor que lo sacáramos enseguida de allí, que se estaba volviendo loco. En cuanto salimos a la calle se sintió mejor. Ahora que voy teniendo años, lo comprendo perfectamente. Con más de sesenta, uno ya ha vivido muchos cambios y no quiere más novedades ni sobresaltos.

Hace unos días escribí un texto en el que contaba mi primer día de trabajo en el Ayuntamiento y algunos de mis lectores más jóvenes me dicen que les sorprende mi nostalgia de los tiempos del balduque, las diligencias, las pólizas y los expedientes unidos por cuerda floja. Cómo puedes añorar esos tiempos prehistóricos –me dicen–, en los que cualquier trámite era complicadísimo. Según ellos, las cosas han mejorado mucho con la informática, la trazabilidad y la digitalización de la información. No estoy yo tan seguro de que todo haya ido a mejor. Muchas cosas sí, pero no todas. Sin ir más lejos, el programa del que yo dispongo para procesar las alegaciones al Plan General en revisión, es mucho más lento que si lo hiciéramos a mano. No es culpa del programa concreto; todos tienen el mismo talón de Aquiles: la carga de la información es ardua y lenta. Una vez cargada, se pueden hacer con ella muchas más cosas que con los viejos procedimientos, cierto, pero el proceso de cargarla es como una tortura.

Hace más de un año, conté en el blog un divertido ejemplo de un servicio que había empeorado con los nuevos adelantos, en concreto en el Post #136. Ahora les añado un servicio del Ayuntamiento en el que es necesario mantener las viejas rutinas. Me refiero a la recogida, almacenaje y gestión de objetos perdidos. Es increíble la cantidad de cosas que la gente se deja olvidadas en la calle o los transportes públicos. El pasado 30 de julio, el Pleno del Ayuntamiento acordó aprobar el nuevo Reglamento de Depósito, Custodia y Devolución de los Objetos Perdidos de la Ciudad de Madrid. El artículo 9 de dicho reglamento, determina que con los objetos que se recuperen, se elaborará una lista mensual, que se expondrá en el Tablón de Edictos durante catorce días naturales. De manera adicional, dicha lista se publicará también en el Boletín Oficial del Ayuntamiento. Para que vean que esto que les cuento es ahora y no en el siglo pasado, aquí les transcribo el anuncio del mes pasado.

De acuerdo con lo establecido en el artículo 615 del Código Civil, y en virtud del Acuerdo de 30 de julio de 2014 del Ayuntamiento Pleno, por el que se aprueba el Reglamento de Depósito, Custodia y Devolución de los Objetos Perdidos de la Ciudad de Madrid,

                       RESUELVO

Poner en conocimiento del público en general, la relación de objetos hallados en taxis, EMT, Metro, RENFE, AENA, Correos, vía pública y otras procedencias, depositados en la Oficina de Objetos Perdidos durante el mes de febrero de 2015.

Abanicos, agendas, auriculares, bastones, bisutería, bicicleta estática, bolsas de plástico y papel con objetos, bolsos, bolsos de viaje y maletas, cámaras de fotos, carpetas y portafolios, carteras y monederos, carritos de bebé, carros de la compra, cascos de moto, cuadros, discos de vinilo, documentos nacionales de identidad, diversa documentación médica, efectivo, gafas, funda de puros, guitarra, juguetes, libros, llaves, mochilas, móviles y cargadores, marco digital de fotos, navegadores GPS, objetos dorados y plateados, ordenadores portátiles, pasaportes, permisos de residencia, patinete, raquetas de tenis y de pádel, relojes, ropa y complementos, saco de dormir, sonotone, sombrillas, tensiómetro, trípodes y trompeta.

Dichos objetos se encuentran depositados en la Oficina de Objetos Perdidos, situada en el paseo del Molino, 7 y 9, y podrán ser entregados a quienes acrediten ser sus dueños, en horario de ocho treinta a catorce horas de lunes a viernes.

Ahora díganme: ¿creen que este servicio se puede regular con un programa informático?


lunes, 16 de marzo de 2015

356. Qué lejos aun el final del túnel

He repasado la cuenta de los días que me faltan para llegar a la ansiada jubilación y me horrorizo de lo poquito que ha bajado la cifra desde que escribí el Post #348, homónimo del número de la Avenida Corrientes del famoso tango (Corrientes, tres-cuatro-ocho, segundo piso, ascensor). Huy, qué largo que se me va a hacer esto… Tras las elecciones, mis amigos más cenizos y agoreros dan por hecho que tendremos cha-cha-chá a gogó. Los un poco más optimistas hablan de una situación ingobernable, con pactos contra natura, mociones de censura cruzadas y repetición necesaria de las elecciones a corto plazo. Tendrá que ser bastante corto (el plazo), porque, como sea medio, a mí ya no me pillan.

Llevaba yo todo el año prácticamente manteniendo el ritmo cochinero ese de tres posts a la semana y miren ustedes por dónde, el viernes pasado no me dio el tiempo ni las pilas alcalinas para cumplir con el objetivo fijado. ¿Me creerán si les digo que no he dormido en varios días, del disgusto? No, ya veo que no me creen. El caso es que, pierde uno el paso y ya sigue a tropezones. El ritmo es básico para todo: la música, el deporte, el trabajo, los blogs. A mí se me descabaló la cosa desde el miércoles, día en que hube de asistir a una comida de despedida de un querido compañero que se jubila (éste, a los 70, y porque no le dejan seguir). Con motivo de la comilona ya no pude entrenar esa tarde y decidí suprimir un día de carrera esa semana. Así que corrí el jueves y, aprovechando la semana de footing demediado, ese día estiré el recorrido hasta los 8 kilómetros, una mejora que hace días quería introducir.

En realidad este año estoy haciendo una temporada atípica, porque a partir de mis molestias en la espalda estuve ocho meses sin correr, de enero a agosto de 2014, y luego empecé con miedo, de manera muy gradual. Normalmente yo habría estado ya en octubre en torno a los ocho kilómetros tres veces por semana, pero este año me he visto abocado a irme moviendo un poco a tientas, en función de sensaciones, con la espalda pendiente de un hilo. En mi último post les hablaba del terremoto, que me pilló cuando me empezaba a vestir para salir al Retiro. A los viejos, cuando nos alteran una rutina, ya nos han jodido. Eso fue lo que me hizo el dichoso terremoto. Después de escuchar un rato la radio y consultar la prensa digital a ver qué decían, salí finalmente a la calle, aun con el sobresalto. De entrada me encontré inusualmente ligero. Estaba casi en el lugar donde acostumbro a hacer mi tanda de estiramientos, cuando me di cuenta: se me había olvidado ponerme la faja de neopreno en la cintura.

Era la primera vez que me pasaba algo así, pero el resultado fue instantáneo: esa noche me volvió a doler la espalada, después de muchos meses de tregua. Así que ahora tengo una comprobación empírica perfecta. En mi aprendizaje heurístico han quedado demostrados varios axiomas. Uno: la espalda me duele por correr. Dos: sólo con el reposo no se me quita el dolor. Tres: he de seguir nadando, al menos una vez por semana y no debo bajo ningún concepto olvidar mi faja de neopreno cuando salga a correr. Poco a poco he ido recuperando sensaciones, hasta el punto de que he subido la distancia hasta los 8 kilómetros sin un empeoramiento de mi espalda. Podría decirles que no me duele, pero mentiría. Lo que pasa es que el llamado umbral de dolor es algo muy personal de cada uno y yo paso mi tiempo entre momentos de ausencia total de dolor (entre ellos, los del propio momento de correr)  y otros en que la molestia no me invalida para hacer una vida normal.

Igualmente personal es lo de creerse los límites de colesterol aconsejables. En la comida de la que les hablaba más arriba, fue uno de los temas estrella, además de la próstata, el ácido úrico y otras delicias turcas de la llamada tercera edad (mi padre decía que la tercera edad le encantaba, que la que no le gustaba era la cuarta). El problema del mundo del urbanismo es que no hay renovación generacional, que yo hace años asistía a este tipo de saraos sintiéndome el más joven de la reunión, y con más de sesenta sigo teniendo esa sensación. El miércoles estuve con gente que hacía  mucho que no veía y los encontré a todos muy viejos. Con una excepción: José María Álvarez del Manzano. Al Alcalde de Madrid durante doce años le sienta muy bien la jubilación. Está rozagante, reluciente, apolíneo, delgado, eufórico, bronceado, ufano, con un tono muscular envidiable y, como siempre, hecho un pincel. No estuve en su mesa, pero estoy seguro de que no habló del colesterol en toda la tarde.

Ya he contado en el blog que yo tomo la pastilla contra el colesterol de la dosis más baja, un día sí y otro no. De esta forma mantengo el indicador total entre 200 y 230, es decir, lo que toda la vida se ha considerado normal. Ahora los médicos se curan en salud recomendando bajar de 200. A mí me han dicho mis médicos que el colesterol conviene tenerlo bajo, pero tampoco hay que obsesionarse; es sólo uno de los factores de riesgo cardiovascular, pero no el único. No pasa nada por tenerlo un poco alto, siempre que no se sume a otros factores, como sobrepeso, sedentarismo, tabaco, etc. Pues en el cóctel previo a la comida, un colega me dijo que él se tomaba una pastilla todos los días (no recordaba la dosis), porque no quería que su colesterol subiera de 195. Le trasladé la reflexión de mi médico y me contestó que él tenía varios otros factores de riesgo: alcoholismo, estrés, insomnio y no sé cuantas cosas. Mi amigo no fuma, está delgado, no creo que beba más que yo y las demás cosas están en su cabeza.

Pero cada uno es cada uno. Ahora estoy yo preocupado, porque con el disgusto de haber incumplido mi compromiso con el blog, no he pegado ojo estos días y ese es ya un segundo factor de riesgo a considerar. Bueno, fuera coñas, la verdad es que tuve un fin de semana laboral un poco sobrecargado. El viernes me pasé toda la mañana en Madrid Río, como guía de una visita al parque, dentro de las actividades programadas por la Demarcación de Madrid del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Corredoiras con motivo de la Semana de la Ingeniería. Este sarao se celebra cada tres años (en el último me tocó como parte de las actividades ordinarias que me asignaban mis jefes; ahora, los de la Demarcación contactaron directamente conmigo, porque les gustó como lo hice la otra vez, y mis jefes me firmaron el permiso como si me hubieran mandado ellos; ya ven qué bajo hemos caído). Era un festejo de inscripción libre y se apuntaron 30 personas, en su totalidad jubilados y ociosos, porque la cita era a las 10 de la mañana de un día de diario. Acabamos a la una y volví en coche al trabajo a completar horario.

El sábado repetí la jugada. Esta vez era una actividad complementaria del congreso de la asociación europea de urbanistas AESOP. Había gente de todas partes, la explicación era en inglés y terminamos a la hora de comer. Esta es una actividad que también me salió por fuera del Ayuntamiento y, al ser en sábado, no tiene compensación horaria posible. De aquí lo que saqué, además de mi propia satisfacción, fue la invitación a un café en el punto medio y una cerveza con unas tapas al final. Aproveché, por supuesto, para hacer networking-lobbying, repartí tarjetas, hice unos cuantos amigos portugueses, alemanes y turcos y quedé emplazado para verlos en otras ocasiones. Un profesor de urbanismo de Lisboa prometió traer a todo su curso el año que viene. Con otro de Postdam, cerca de Berlín, fui yo el que quede en acercarme a verle la próxima vez que vaya a la capital alemana.

Y, por cierto que, al menos dos congresistas alemanes, me dijeron al final que era su primera visita a Madrid, y que les había sorprendido la pujanza y la buena salud de la ciudad. Ellos habían oído muchas cosas sobre nuestra crisis y esperaban encontrarse una ciudad llena de miseria, con los vagabundos pululando por ahí. Además, los dos coincidieron en que encontraban la ciudad muy limpia y bien mantenida. Aquí confieso que no sé si esto se debe a un exceso de dioptrías, o es que estos germanos son unos guarros. Yo no he visto la ciudad tan mal, en este aspecto, como en esta fase final del Trienio Negro, cuyo cierre tanto se hace de rogar. Hala, duerman bien.

sábado, 14 de marzo de 2015

355. Bajo la amenaza del fanatismo

Crece la preocupación por el órdago sostenido del llamado Ejército Islámico (EI), contra el universo occidental, este mundo que nos ha costado tantos siglos de esfuerzo construir, en el que hay muchas injusticias y desigualdades, pero en el que los derechos humanos se van poco a poco abriendo paso, la pena de muerte se va viendo relegada a lugares cada vez más minoritarios y la mujer ha logrado unos niveles de igualdad nunca antes conocidos y al menos nadie le obliga a taparse entera como un fantasma fúnebre. Algunos plantean este desafío como una lucha entre religiones o civilizaciones, pero es falso. Yo creo que se trata de unos bárbaros que amenazan nuestro mundo desde fuera, que quieren regresar a la Edad Media para dominarnos y hacernos pasar por el aro. Implantar la lapidación y la degollina como expresiones normativas y ponerle un burka global a nuestra sociedad. La Edad Media contra el mundo digital del Siglo XXI.

Pretensión tan absurda y contra natura, era previsible que no lograra un nivel de seguimiento mundial muy numeroso pero, sorprendentemente, ahora resulta que hay cientos de europeos que viajan camuflados a Turquía para luego cruzar la frontera y sumarse a los yihadistas. En la mayoría de los casos se trata de hijos de inmigrantes, sobre los que ya se ha hablado aquí con motivo del atentado de Charlie Hebdo. Personas jóvenes de origen árabe que han nacido en occidente, de padres más o menos integrados en un mundo en el que nadie les impide practicar sus ritos y sus costumbres de origen. El problema es que estos árabes de segunda generación se ven discriminados por su color, su nombre o su acento, con la excepción de la élite de los más listos, a los que se facilita el acceso a la universidad. El resto ven muchas puertas cerradas, mientras que los blancos, en muchos casos, encuentran su vida resuelta por familia, sin que tengan necesidad de ser unos lumbreras.

Esta situación lleva a muchos de estos hijos del gueto a situaciones relacionadas con la delincuencia, la droga, la marginación y la degradación personal. En ese caladero pescan los fanáticos, ayudados por ciertos predicadores de las mezquitas que animan a la guerra santa. Muchos de estos desclasados ven aquí una oportunidad de reivindicarse, de pasar de ser unos don nadie en sus barrios suburbiales a convertirse en héroes que degüellan a sus oponentes sin que les tiemble el pulso. A estos se unen toda clase de infelices y paranoicos, como el joven australiano de rostro angelical que hace poco se inmoló en algún mercado iraquí, según la noticia que pueden consultar AQUÍ. Y mujeres como las tres adolescentes de origen sirio que huyeron hace poco juntas de sus acomodados hogares británicos.

Cuesta creer que un movimiento tan cruel pueda arrastrar a las masas y yo quiero imaginar que en su nivel de crueldad y barbarie tienen su propio talón de Aquiles, pero eso no quita para que en los próximos días tengamos que asistir a nuevas barbaridades de esta gente, debidamente filmadas y difundidas en la red, previo montaje cuidadoso que incluye música, cámara lenta y fundidos a negro. El mundo del siglo XXI debería estar unido para defenderse de estos nuevos bárbaros, pero lo cierto es que seguimos a nuestras cosas. Seguimos con nuestras peleillas con Putin y con personajetes como Maduro. Seguimos interesados por los efectos de los pedos de Draghi y los desafíos de Tsipras, por no hablar de nuestros problemas locales, como la amenaza de triunfo de la Marquesa del Cha-cha-chá. Discutimos sobre galgos y podencos mientras ellos avanzan y cortan cabezas.

Nuestro mundo está en peligro, pero ya nos hemos acostumbrado a convivir con ese riesgo, ante el que, a nivel individual, poco podemos hacer, salvo tocar madera y confiar en que no se nos lleve por delante alguna bomba o tiroteo. Total, ahora tenemos que vivir también pendientes de los terremotos. Hace año y pico hubo uno en Madrid que fue como un golpe seco, del que ya les conté que me pilló literalmente sentado en la taza, sin sospechar que eso me ponía en contacto íntimo con las fuerzas telúricas. El del otro día me sorprendió sentado poniéndome unos calcetines de deportes para salir a correr. Mi sensación fue como si alguien que me tuviera cogido por el cuello me diera tres sacudidas enérgicas sucesivas. Como estaba solo, comprendí que se trataba de un terremoto. Luego hablé con compañeros y amigos que no sintieron nada y alguien me explicó que no era lo mismo estar sobre la falla, que más alejado. Está claro que yo vivo encima de la puta falla.

Mientras preparamos las Fallas de Valencia, todos estamos en riesgo alto de atentado yihadista y espero que, en este caso, no me pille también encima de la falla. Cuando los atentados del 11-M, mucha gente pensó que era ETA y otra mucha que era Bin Laden, en castigo por la foto de Aznar en las Azores. Ya entonces yo defendí que ni lo uno ni lo otro, que nos atacaban sólo por ser occidentales, como a los bailones de la discoteca volada en Bali. Los fanáticos atacan donde pueden, preparan estas cosas con tiempo y cuidado y nos eligieron porque en ese momento andábamos con la guardia baja. Luego sacaron lo de que un día fuimos Al-Ándalus como una excusa complementaria. Ahora las investigaciones más serias han determinado que el atentado estaba preparado desde mucho antes de la foto de las Azores.

Cuando lo de Charlie Hebdo yo mostré mi cabreo echando en cierta forma la culpa a unos dibujantes que provocan al monstruo con un producción humorística que a mí me hace poca gracia. Ahora creo que estaba equivocado y pido disculpas. Los yihadistas, aquí también atacaron donde y cuando pudieron. Además, ahora tienen este nuevo sistema de mantener células durmientes o lobos solitarios que pueden actuar por su cuenta cuando les parezca oportuno. Así han funcionado en Copenhague, en el Maratón de Boston, en Gran Bretaña (el tipo que acuchilló a un soldado por la calle) y tantos otros. ¿Será el próximo en España? Pues tocaremos madera.



En cualquier caso, las principales víctimas de estos descerebrados son los musulmanes moderados. Arriba tienen una imagen de la entrada del EI en una ciudad del norte de Irak. Hace dos o tres años, una facción de yihadistas tomó la parte norte de Mali, incluyendo la histórica ciudad de Tombuctú e impusieron allí su régimen bárbaro durante unos meses hasta que fueron desalojados por tropas gubernamentales con ayuda francesa (la cosa incluyó la destrucción de una serie de mausoleos de santos preislámicos que eran Patrimonio de la UNESCO). Sobre este breve interregno trata la extraordinaria película Timbuktú (2014), que fue candidata al Oscar a la mejor película extranjera, pero perdió con la polaca Ida, también excepcional. Timbuktú es la quinta película de Abderrahmane Sissako, director mauritano criado en Malí, formado en la escuela de cine de Moscú a donde acudió con una beca y que actualmente vive en Francia.

La película cuenta cómo se ve afectada la vida cotidiana de una pequeña aldea cerca de Tombuctú por la llegada de los yihadistas, que imponen inmediatamente la sharia causando terror y graves molestias a una población que hasta ese momento vivía tranquila con sus costumbres milenarias lejos del mundanal ruido. El film, que no incluye ninguna escena violenta, muestra el absurdo de esta nueva situación en la que se prohíbe la música, el cine, el fútbol, el alcohol y el tabaco bajo amenaza de graves penas. A las mujeres se las obliga a vestir de negro y llevar calcetines. Y la cámara busca también la vida cotidiana de estos soldados del miedo, muchos de ellos imberbes, que se dedican a discutir si Messi es mejor que Zidane, a pesar de haber prohibido el fútbol. Les recomiendo que la vean si pueden. No hay mejor retrato del absurdo de esta lacra del mundo moderno contado además por un musulmán. Mientras tanto les dejo AQUÍ una crónica de esta maravillosa película. 

A la espera del próximo atentado, que pasen ustedes un buen domingo.

miércoles, 11 de marzo de 2015

354. El Frente del Agua

Como les dije, el sábado hice un recorrido senderista por el llamado Frente del Agua, una ruta recuperada el año pasado por la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, que es del máximo interés. La zona está situada al pié de lo que durante años se llamó la Sierra Pobre de Madrid, ahora rebautizada como Sierra Norte, de acuerdo con la tendencia actual al eufemismo y la dulcificación patronímica, que impide llamar cojos a los cojos y negros a los negros. En realidad, el nombre geográfico correcto es Sierra del Rincón, así denominada por encontrarse entre las cadenas principales del Macizo Central (Guadarrama, Somosierra, etc.) y la llamada Cuerda Larga, cadena secundaria que transcurre en dirección norte-sur (es decir, es un sistema ibérico) y divide las cuencas del Lozoya y el Manzanares.

Ambas cadenas forman una especie de triángulo (de ahí el nombre de Sierra del Rincón), en donde se sitúan pueblos como Montejo de la Sierra, La Hiruela, Prádena del Rincón y la Puebla de la Sierra. Desde junio de 2005, la Sierra del Rincón es Patrimonio de la Biosfera, declarada como tal por la UNESCO y único territorio de la Comunidad de Madrid que ostenta esa categoría. En el borde sur de esta comarca se sitúa el pueblo de Paredes de Buitrago, de donde parte la ruta del Frente del Agua. Antes de la guerra, el nombre de este pueblo era Paredes de la Sierra y allí tuvieron lugar una serie de hechos históricos de los que quedan vestigios importantes. Ya les he contado mi teoría de que la Guerra Civil española fue en realidad un golpe de Estado fallido, cuyos promotores pretendían que durara cuatro o cinco días, pero encontraron una inesperada resistencia de la población, que hizo que la cosa se enquistara y se prolongara tres años.

Lo acontecido en este frente, fue básico para que el devenir de los hechos fuera de esa forma. Como pueden constatar en cualquiera de los textos históricos que existen, el alzamiento fue un éxito en numerosas provincias (como La Coruña). Entre ellas estaba Segovia, que pasó al bando llamado nacional, prácticamente el propio 18 de julio. En el extremo opuesto estaba Madrid, donde la rebelión fue sofocada por el pueblo en armas. Eso convertía la divisoria montañosa entre ambas provincias en un lugar del máximo interés estratégico. En previsión de ello, el día anterior al alzamiento había salido de Madrid una partida de falangistas con la misión de hacerse con el túnel ferroviario de Somosierra, entonces en construcción, pero ya practicable, a falta de tender las vías. Los falangistas se hicieron con la posición, pero fueron observados por un peón caminero, que bajó a Buitrago a dar el aviso a sus superiores.

Según el relato de los lugareños de la zona, recogido en libros y testimonios registrados, el mismo 18 de julio parte de Buitrago una expedición de voluntarios republicanos que rápidamente reconquista el túnel, por el que pretendían los alzados abrir un paso expedito a las tropas al mando del general Mola. Pero además de éste, había un segundo objetivo estratégico esencial. Los rebeldes pretendían hacerse con el control de los embalses de Puentes Viejas y El Villar, construidos a principio del Siglo XX por el Canal de Isabel Segunda, y que abastecían de agua a la capital. Porque, como ya les he contado, el agua que ahora surte a Madrid proviene de un sistema de pantanos, en su mayor parte construidos por Franco. El dictador, impresionado por la pertinaz sequía de finales de los 40, se puso a construir embalses como un loco y no sólo por el gusto de decir eso de queda inaugurado este pantano.

Pero en los 30, todo el suministro de agua a Madrid dependía de Puentes Viejas y el Villar. Conscientes de ello, ambos bandos se apresuran a mandar tropas a la zona. El 25 de julio, un batallón nacional comandado por García Escámez logra conquistar el puerto de Somosierra y recupera el túnel, que se convierte en puesto de mando, hospital de campaña y polvorín de los alzados. Una vez consolidada la posición, las tropas siguen hacia el sur, pero son frenadas por la Brigada 13 republicana, al mando del capitán Francisco Galán, hermano del también capitán Fermín Galán, cabeza de la sublevación de Jaca, capturado, juzgado y fusilado en 1930 y declarado héroe por la República un año después. Los combates se estabilizan, pero los nacionales reciben el apoyo de stukas alemanes que bombardean las posiciones enemigas con saña.

La batalla de Somosierra durará hasta noviembre de 1936. Las tropas republicanas defienden arduamente los embalses hasta la llegada de refuerzos artilleros soviéticos. En ese momento, las fuerzas se equilibran, el frente se estabiliza y ambos ejércitos proceden a fortificar sus posiciones con bunkers, fortines, trincheras, casamatas y nidos de ametralladoras, a ambos lados de la línea del frente, en el que ya no habrá más combates hasta la derrota de la República, en abril de 1939. Estas construcciones se quedaron allí en tiempos de paz, en muchos casos semienterradas y cubiertas por la maleza. Además, los programas de repoblación forestal de Franco convirtieron en bonito pinar un terreno hasta entonces pelado y yermo. Las viejas casamatas eran utilizadas por los lugareños para los usos que se pueden imaginar: cagadero, escondite de productos del contrabando, escenario para un revolcón amoroso, etc.

Ahora, la Comunidad de Madrid ha rehabilitado estas construcciones (solamente desbrozadas y limpiadas; no han añadido un solo revoco), han creado un sendero que las une todas y han instalado unos carteles explicativos muy didácticos. Eso permite diferenciar la técnica constructiva nazi de la soviética. Los puestos republicanos se construyen a contra ladera, semienterrados y con su abertura segmentada en troneras abocinadas. Los nacionales aprovechan la roca para elevarse y tienen una sola tronera semicircular sin abocinar. Los primeros están camuflados y son más defensivos. Los segundos son prominentes y priman la vigilancia del entorno. Abajo tienen una muestra de cada uno. La Comunidad de Madrid ha invertido 62.000 € en este proyecto.




 La senda que permite esta visita es circular, de unos 12 kms., con salida y llegada en Paredes de Buitrago. Cada vez que cruza la línea del frente, un pequeño marcador metálico lo indica. El puesto de mando nacional es la más grande de estas construcciones rehabilitadas y conserva medio borrados unos letreros laterales de Arriba España con el escudo del yugo y las flechas. Los soldados de ambos bandos hacían aquí una vida rutinaria y tediosa, una vez pasado el mes de noviembre de 1936, en que se desarrollaron los últimos combates de verdad. Los paneles instalados por la Comunidad desvelan algunos de los detalles de la vida cotidiana de la tropa. La alimentación era básica, normalmente frugal, más abundante en el lado nacional. Los días en que les llegaba una comida más copiosa de lo normal, unos y otros se echaban a temblar: eso indicaba la posibilidad de un ataque.

La paga era otro elemento clave para mantener la moral de voluntarios y movilizados. En ambos bandos se valoraba la puntualidad del cobro a fin de mes. Los republicanos recibían 10 pesetas diarias, una suma muy alta para la época, aunque la inflación desbocada en el territorio fiel al gobierno la iba dejando cada vez más escueta. Curiosamente, los franquistas tenían una paga de 3 pesetas, de la que se descontaban 2,50 por los conceptos de alojamiento, comida y equipo de combate, por lo que sólo les llegaban 50 céntimos diarios. Sin embargo, en la zona nacional, las familias pudientes de la retaguardia habían organizado un sistema de ayudas privadas, canalizado a través de las Juntas Municipales, que aportaba a los soldados hasta 5 pesetas diarias. Curiosa diferencia también, sintomática de dos sistemas económicos diferentes, uno de izquierdas y otro de derechas.

Para entretener el tiempo libre, los soldados de ambos bandos, cuyas posiciones estaban a la vista, se insultaban a gritos y a veces hasta se disparaban algunos tiritos al aire, rápidamente reprimidos por los mandos, que no querían desperdiciar munición y castigaban a los revoltosos con marchas a paso ligero por las zonas seguras. Juan Acosta, nonagenario que vive en la zona, asegura que se llegó a celebrar un partido de fútbol entre ambos bandos, en el paraje conocido como Peña del Alemán, por el que atraviesa la línea del frente. Acosta no recuerda el resultado, pero si el detalle de que ambos bandos aportaron sendos árbitros, para dirigir cada uno de los dos tiempos de juego. También relata que, una vez transcurrido el tiempo pactado, los mandos de las dos tropas lanzaron unos cuantos cañonazos de advertencia, para evitar cambios de bando y confraternizaciones excesivas.

En fin. Si los nacionales hubieran conquistado pronto estos embalses, la guerra se habría terminado enseguida. Pero, como dice Diego Moreno, mi hermano de Tijuana, el hubiera no existe y es tontería hacer disquisiciones al respecto. Me queda contar que en una de las casamatas republicanas encontramos a un defensor en buen estado de salud. El grupo se apresuró a tomarle una foto: la que les pongo aquí abajo. Sean buenos. 


lunes, 9 de marzo de 2015

353. Empezó el cha-cha-chá

Como muchos seguidores son jóvenes y no saben a qué me refiero con eso del cha-cha-chá, pues aquí va el tema de marras, en la inolvidable voz de Machín.


Demoledor. Entre otras cosas, una letra como esa (la que no es mala lo aparenta muchas veces/y la que es buena no lo parece) en los tiempos actuales sería tachada de misógina, machista, cañetista (de Cañete) y todos los epítetos infamantes que les vengan a la cabeza. Pero ése era el contexto y el mundo hasta anteayer, como quien dice. En fin, Serafín. Nuestra Marquesa del Cha–cha-chá celebró ayer la conmemoración del Día Internacional de la Mujer con unas declaraciones esperanzadas como sólo ella es capaz de proclamar. En su línea. Se creía Rajoy que se la iba a dar con queso. No, hija, no. Este presidente nos ha salido un poco mandiles, y parece dominado por un núcleo duro de mujeres. Ya saben, las tres carabelas: la Espe, la Cospe y la Santamaría. Y la guerra se desarrolla entre ellas. Supongo que conocen la letra de la vieja jota manchega, ésta sí, de claro perfume machista: catorce gallinas tengo/y no riñen casi nunca/porque si fueran mujeres/no podrían estar juntas.

He dicho muchas veces que no soy machista. Misógino un poco, como parte de mi misantropía fundamental. Pero no me negarán que esta señora es la avanzadilla del objetivo de igualdad de género al que tiende nuestra sociedad. La Marquesa es la demostración viviente de que la mujer puede llegar a ser tan chula, zafia, astuta, ambiciosa, maniobrera, taimada y maleducada, como el más despiadado de los gangsters del Bronx de la época dorada. Y lo digo con el mismo sentimiento de admiración por el personaje, que ya dejé traslucir en uno de mis primeros textos del blog, el Post #6, con el que coseché la incomprensión estupefacta de mis primeros seguidores, hasta entonces esperanzados en que este fuera un foro de debate político. Había pasado sólo un día desde su dimisión como presidenta regional y yo ya la echaba de menos. A mí me parece que si algo no se le puede negar a esta señora es que, como el algodón del mayordomo del Tenn, no engaña.

Lo que pasa es que Rajoy tenía la esperanza de que, con la zanahoria de la alcaldía, iba a conseguir ponerle una bonita zancadilla para que se escorromoñara contra el suelo, como yo en el Retiro, y se encontrara de pronto excluida de la poderosa estructura regional del partido, que sigue dominando con mano de hierro. Compuesta, sin alcaldía (yo tengo la esperanza de que pierda las elecciones) y sin ser tampoco la jefa del tinglado. Dice ella que se comprometió a dejar su puesto en la cúpula madrileña del partido, pero sólo si ganaba la alcaldía. Y, ahora, la Cospe estaba intentando aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid, para quitarla de la presidencia del partido y nombrar una gestora que le hiciera la lista electoral para la alcaldía al dictado del partido. Es decir, lo mismo que le hacía ella a Gallardón en todas las elecciones anteriores.

Y eso es lo que dejó claro ayer que no iba a aceptar, al grito de NO, HIJA, NO. La presidencia se la queda ella. Ella solita se hace su propia lista. Y, de paso, se la hace también a la Cifuentes (otra hembra dominante del gallinero), para que vaya viendo quién manda en casa. Luego, si no gana la alcaldía, puede seguir de jefa regional. Y si la gana, a lo mejor también, como ha insinuado sibilinamente esta mañana. Esas son sus condiciones. Si quieren se las aceptan y, si no, chirrín-chirrán, como los cinco puntos innegociables que puso sobre la mesa Fidel Castro para aceptar el desmantelamiento de los misiles en la crisis de octubre, hace más de 50 años. No saben de qué les hablo, porque muchos de ustedes son muy jóvenes y alguno ni siquiera había nacido cuando Carlos Puebla lo cantaba. Bueeeeeeeeeno, aquí lo tienen.


Fidel fue siempre un personaje con quien era muy difícil negociar, un duro capaz de enrocarse y no ceder ni un milímetro. Como veo que no se trabajan mucho a Carlos Puebla, pues aquí tienen una muestra de lo que digo: al que asome la cabeza, duro con él, Fidel, duro con él. 


En cambio el Raúl este me está resultando un poco mandiles también. Cómo explicar si no, que Leonardo Padura siga viviendo en Cuba y pueda salir libremente por el mundo (ayer llegó a Madrid), sin que lo metan en una celda de dos por un metro en el penal de El Morro. Este señor es el autor del libro más demoledor sobre el estalinismo y el castrismo que se haya escrito jamás (El hombre que amaba a los perros, posiblemente el mejor libro que he leído en los últimos cinco años) y ahí está tan tranquilo, incluso considerado como uno de los escritores afines al régimen. Esto de Cuba ya no es lo que era.

No sé por qué se me ha cruzado Cuba cuando estaba hablando esperanzado de nuestra querida Marquesa, tal vez porque el cha-cha-chá es originario de allí. El cha-cha-chá se baila con dos pasos lentos y tres rápidos: un-dos-cha-cha-chá, un-dos-cha-cha-chá. La Marquesa conoce el ritmo, sabe cuándo debe dar los pasos lentos y cuándo los rápidos. Durante unos meses ha actuado con sordina, educadamente, hasta que ha conseguido que Rajoy dijera lo que no quería decir. El presidente se ha sentido tan aliviado, que se ha marchado esperanzado a Guatemala. Habrá de volver raudo, si no quiere llegar a Guatepeor. La Marquesa se activó ayer y ya asomó la patita: yo sigo de presidenta del partido hasta que me dé la gana, éstas son mis condiciones, si quieren me las aceptan, y si no chirrín chirran.

Se las van a aceptar, por supuesto, entre otras cosas porque la campaña electoral ya soporta el tic-tac de Iglesias y el pim-pam-programa de Carmona, además del sarape azteca de la señora Díez. Si a esto le tenemos que añadir el chirrín-chirrán, pues directamente nos damos un tiro. Pero, como la Marquesa ya se ha activado y ha entrado en la fase de los tres pasitos rápidos, hoy ha seguido con su ofensiva: si gana, volverá a instalarse en la modesta Casa de la Villa, donde ha estado toda la vida el despacho del Alcalde de Madrid. El edificio de Cibeles, al que ya les he dicho que los funcionarios llamamos Ambiciones, es el resultado de un proyecto megalómano (lo dice la señora Marquesa; como no lee este blog, desconoce que hay un adjetivo de mi cosecha mucho más preciso: gallardónico), es excesivo para el Ayuntamiento y ella preguntará al pueblo de Madrid qué hacer con él. Sí señor, esta es la candidata que yo quería: directa a la yugular, populista, chulapa y castiza,

Hace unos cuantos posts proclamé mi disposición de trabajar para esta señora, caso de salir elegida y de que se me ofreciera algo interesante que me quitara de la cabeza la idea de jubilarme y programar mi vida al estilo Murakami. También decía que, en ese hipotético caso, tendría que cerrar el blog, posibilidad que fue acogida con espanto y desolación por mis seguidores más fieles que, por cierto, no acostumbran a dejar sus comentarios en el blog para que los lea todo el mundo, sino que me los dicen por detrás. Muy bien, pues ya pueden tranquilizarse, porque, si no cambio de opinión, no voy a cerrar el blog, aunque ello me suponga algún inconveniente doméstico, dentro del Ayuntamiento. Mi esperanza es que el PP pierda el Gobierno municipal, no por nada, sino porque lleva ahí desde 1989 y ya toca. Un cambio sería bueno para el municipio y supongo que hasta para el propio PP, porque es demasiado tiempo, huele mal, esto se está convirtiendo en algo similar al PRI mexicano y el último período, al que yo suelo llamar el Trienio Negro, ha sido ya el descabello.

Si se cumple mi esperanza, no tengo por qué tener problemas con lo publicado en este Blog. Y si gana la Marquesa, lo normal es que siga pasando desapercibido. Pero si, por un casual, sufro algún tipo de represalia, podría ser hasta bueno para mí (con la perspectiva del año de trabajo que me quedará). Ya saben que soy un farsante y que mi modelo es Enric Marco, sobre el que trata el libro El Impostor, que tanto les he recomendado. Bueno, pues este señor, tras una vida gris, modesta y sumisa, se inventó un currículum falso de resistente al franquismo, que le sirvió para meterse en la CNT y llegar a secretario general. En esas andanzas, un día se vio envuelto en una algarada callejera duramente reprimida por los Mossos de Esquadra, que ya saben cómo se las gastan en estas tesituras. Le zurraron bien por todo el cuerpo. ¿Saben qué fue lo primero que hizo el nota? Corrió a un fotomatón, se quitó la camisa y se fotografió los moratones desde todos los ángulos posibles. Estaba eufórico: ya tenía lo que hacía tiempo que venía buscando.

Así que tranquilos: por ahora, el Blog no peligra. Y ahora sí que la campaña electoral ha empezado de verdad. Hasta ayer, esto era un juego de niños. Los de la izquierda estaban plácidamente instalados en sus intriguillas, deshojando margaritas, felices de jugar ese juego de perfil bajo. Pero ahora ya no es lo mismo. Ahora ha salido al ruedo el principal espada y empieza lo bueno. Se acabó la diversión: llegó la Marquesa y mandó a parar. Les dejo con la última de Carlos Puebla. Pónganla en pantalla grande: contiene interesantes imágenes de Cuba alternando las anteriores y posteriores al 1 de enero de 1959. Duerman bien. Hay que estar descansados para la que se avecina. 




viernes, 6 de marzo de 2015

352. A bout de souffle

Aparte de una película cojonuda, es ésta una expresión francesa que podríamos traducir como con la lengua fuera, o mejor echando el bofe. Pues así voy yo por la vida en estos últimos tiempos, como saben por mi blog. Me creerán o no, pero esta semana me ha costado un esfuerzo ciertamente heroico mantener el ritmo de posts que yo solito me he impuesto. Normalmente no cuento aquí todo lo que hago, pero hoy haré una excepción, para que sepan de mis actividades en la semana en curso. El lunes, después del trabajo, descansé un poco y salí a correr. Lo normal. Luego, aunque lo que más me apetecía era seguir con la lectura de El impostor, cumplí con ustedes con un post en línea con los anteriores. El martes, tras mis 24 largos de natación, apenas pude ducharme y ya tuve que salir pitando hacia Lhardy, donde esta vez la charla corría a cargo de Juan Cruz, afamado periodista de El País desde su fundación y antiguo editor de plantilla de Alfaguara, lo que le ha permitido conocer e intimar con muchos escritores, como Camilo J. Cela, Gunter Grass, Mario Vargas Llosa o Hans Magnum Enzesberger, todos ellos contertulios habituales de Lhardy. Juan Cruz es canario, gran orador, muy simpático y atesora en su memoria cientos de sabrosas anécdotas de sus amigos escritores. Nadie como él para desarrollar el tema Lhardy y la literatura

De camino a Lhardy, pasé por la Casa del Libro de Gran Vía, para recoger un libro que había encargado. Es una novela corta que se llama Dheli no está lejos y es el libro que analizaremos en nuestra próxima tertulia del Billar de Letras. Su autor es Ruskin Bond, afamado y veterano escritor indio de ascendencia inglesa. Me pondré con él cuando acabe con El Impostor y ya les daré mi impresión pero, así a primera vista, tiene una pinta estupenda. Si tengo margen ya les contaré algunas de las anécdotas que nos narró Juan Cruz. Al acabar, nos tomamos las cervezas de rigor, obsequio de la casa y, de camino a mi guarida, hice una parada técnica en Casa Pueblo, agradable pub de la calle León, para cenar una empanada argentina, con un par de vinos blancos de Rueda, a los que me estoy aficionando últimamente. Hice esta estación en la seguridad de que en casa apenas encontraría algo que echarme a la boca, dado que mi hijo Kike está ahora conmigo y arrampla con todo lo que pilla por nevera y armarios. Es una situación pasajera, hasta que me adapte a un ritmo de compras un poco más abundantes.

El miércoles estuve muy atareado en la oficina, preparando mi actividad del jueves que les cuento más abajo, pero tuve un margen a última hora para escribirles un nuevo post, a partir de la ternura que me suscitaron los nervios de mi hijo ante su primer día de trabajo, del que, por cierto, regresó encantado, aunque me dijo que se había sentido un poco raro en un medio en que toda la gente era muy mayor. Le pregunté de que edades hablaba y me contestó que de 40 o así. Ya ven que todos mis posts están relacionados y acaban girando alrededor de unos cuantos leit motivs. No es por presumir, pero textos como el del miércoles me llevan poco tiempo. No tengo que buscar información, ni intercalar imágenes o vídeos. Tampoco he de repasarlos mucho. Simplemente, un detalle de mi día a día me lleva a una asociación mental con alguna vieja anécdota guardada en mi memoria. Me pongo, escribo de un tirón y cierro.

Después de correr mis 6,5 kms. por el Retiro, me vestí apresuradamente, porque a las 7.30 estaba invitado a la inauguración de una exposición en la sede del Colegio de Arquitectos, dedicada al patrimonio industrial español. Allí socialicé un poco con el mundillo de los arquitectos, con el que me repelo como el aceite con el vinagre, pero tuve oportunidad de saludar a un viejo colega a quien hacía años que no veía, y al que encontré viejo y derrotado por la vida. Supongo que él también me vio a mí muy viejo, pero todavía peleando, aunque es cierto que, como tránsfuga de la arquitectura, mis batallas ya son otras. Por la noche, todavía me quedó margen para compartir cena con mi hijo (es un cocinero espléndido), escuchar sus impresiones del primer día y terminar de preparar mi jornada del día siguiente.

Ya voy con ello. Ayer jueves, a las ocho menos cinco de la mañana, estaba en la estación del AVE de Atocha, donde había quedado con mi jefa directa para viajar a Barcelona, visitar allí la exposición Barcelona-Metrópolis, comer, tal vez asistir a un workshop que había por la tarde y regresar de noche. Tengo que agradecer los esfuerzos de mi jefa y amiga por integrarme en una rutina laboral un poco más ilusionante que la de los últimos tiempos, pero he de añadir dos cosas. Una, que este tipo de viajes tendrían que ser algo normal y cotidiano, fomentado y costeado por el Ayuntamiento, apoyo que no podemos esperar mientras la cosa dependa de responsables como los que tenemos (hasta mayo). Hubo que pelear duro para lograr que el día nos contara como jornada de trabajo y no nos descontara vacaciones, algo que ya es un triunfo en las circunstancias presentes. Lo segundo que quiero decir es que le dimos publicidad a este viaje entre los compañeros, pero no conseguimos que se viniera nadie más. Como he contado en algún texto anterior, yo ya he vencido la barrera mental que me impedía hacer cosas de este tipo salvo si me las pagaban, pero los otros parece que no han dado ese paso.

Por lo demás, no hicimos el desplazamiento para darnos un paseo por las Ramblas, sino que realmente fue una jornada intensa de trabajo. La exposición forma parte del lanzamiento del avance de una nueva figura: el Plan Director Urbanístico Metropolitano, donde se establecen las directrices que habrán de cumplir los Planes Generales de los 32 municipios del Área Metropolitana de Barcelona. Es un planeamiento de escala intermedia en un lugar donde ya cuentan con un Plan Metropolitano aprobado y en vigor. Por la mañana, nos explicó la exposición con todo detalle un arquitecto joven del equipo que la había montado y enseguida conectamos con él. Entre almas gemelas la conexión es inmediata. Su visión era crítica y comparamos nuestras respectivas experiencias de planeamiento, constatando que en todas partes cuecen habas, que los políticos son igual de impresentables en todos lados (al menos dentro de España), pero que, a nivel técnico, hay diferencias notables.

En Cataluña hay una cultura de la planificación que viene de antiguo y un hábito de cumplir esa planificación, asumido e interiorizado por los promotores. Eso explica que hayan montado una compleja estructura en cascada de planes que son de obligado cumplimiento para los de los rangos inferiores, todo ello a partir de una Ley del Suelo regional adaptada a la estatal. En Madrid, los Planes Generales de los municipios no tienen por encima ningún documento de directrices, ni regionales, ni metropolitanas, ni nada. Encima, nuestra Ley del Suelo ni siquiera está adaptada a la última Ley nacional, Ley ésta última, de los tiempos de Zapatero, que intentaba regular mínimamente el territorio, con criterios racionales. Pero quien debía ocuparse de adaptarla era una señora que sólo sabe bailar cha-cha-chá, y luego su sucesor el Caraconejo, que pasó de acompañante de la otra a las maracas, al papel estelar. Un personaje al que ya ni su propio partido apoya. Campeones ambos de la desregulación y el liberal-esperancismo, línea ideológica que se diferencia del liberalismo en que suprime todas las reglas que puede, pero no para facilitar la libre y sana competencia, sino para beneficio y solaz de amigos y amiguetes de quien la practica. Como esta banda aterrice en el Ayuntamiento, pues que nos pillen confesaos.

El chaval que nos contó la exposición (magnífica a nivel de medios técnicos), se quedó con nosotros a comer y allí constaté que era runner de altura, con varios triatlones a sus espaldas. Por algo me había parecido tan majo. Le he mandado un ejemplar de mi novela La Human Race, debidamente dedicado. Al final no acudimos al workshop, porque nos abordó la experta en participación ciudadana del equipo técnico del Área Metropolitana, que estaba muy interesada en hablar con nosotros y con quien tuvimos una larga entrevista en la propia exposición, en la que cruzamos también nuestras experiencias respectivas. Llegué a mi casa a las 10.30 de la noche, a tiempo de tomarme la excelente cena que me había dejado mi hijo. Esto de convivir con la sangre joven tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero creo que las primeras superan sobradamente a los segundos. Como ya había perdido la rutina de hacer comida cada día, hace días hablé con mis amigos del restaurante La Pitarra, para que le den de comer a crédito a mi hijo, si un día se encuentra apurado y no tiene ganas o suficiente material para hacerse la comida o la cena. Como solución de emergencia. Le conté esto a un amigo que está en situación parecida a la mía y su comentario fue: ¡Eso no vale! ¡Eso es trampa!

Bien, esta mañana he tenido una actividad moderada, centrada en contar mi jornada de ayer a los compañeros, para que se mueran de envidia y a ver si se apuntan a la próxima, suponiendo que la haya. Por la tarde he salido a correr de nuevo y luego he hecho la compra, porque ya casi no quedaba comida en casa. Y aquí me tienen escribiendo, a pesar de que mañana sábado volveré a madrugar para estar a las 8.30 en la puerta principal de la Estación de Chamartín, en donde me sumaré a una nueva excursión senderista de un día, esta vez al llamado Frente del Agua, en el entorno de Buitrago de Lozoya, Prádena del Rincón y otras pequeñas localidades de lo que se conoce como la Sierra Pobre de Madrid. En fin, ya ven que vivo sin vivir en mí, y tan ardua inercia llevo, que ya ni bajarme puedo, de este tobogán sin fin. No rima del todo, pero puede valer. Lo cierto es que disfruto lo que puedo de esta especie de simulación de prejubilación en diferido a la que me han arrastrado las circunstancias. A la vista de mi relato, tal vez ya no piensen que exageraba cuando, al principio, les hablé de mis esfuerzos heroicos para mantener el ritmo del blog.

Que tengan un buen finde. Y descansen, si es que se han quedado agotados de leerme. El lunes ataco de nuevo.