martes, 24 de septiembre de 2013

178. Sobre onomástica y otras paridas

Contento me tienen con tanta economía y tanto comentario de actualidad. Está sucediendo justo lo que yo quería evitar, que este foro se convierta en unidireccional. Aquí ya no se habla más que de los temas sociopolíticos y económicos que inundan nuestra prensa diaria y cada vez nos reímos menos. No puede ser. Vale, mantengo mi promesa de explicarles lo que está pasando en la economía, si es que logro primero entenderlo. Pero, mientras, vamos a hablar de otras cosas, que el mundo no es sólo economía. Por ejemplo, hablemos de la onomástica, entendida como ciencia o arte de ponerle nombre adecuado a las cosas, las personas o los organismos. Un nombre mal puesto puede tener consecuencias catastróficas, como saben los del Ministerio de Hacienda, que la cagaron con el famoso Banco Malo, traducción automática del inglés Bad Bank, que inmediatamente suscitó la hilaridad nacional (aquí mi post al respecto de hace casi un año, no se lo pierdan si es que no lo leyeron en su día: http://tiomilu.blogspot.com.es/2012/10/el-banco-malo.html). Para terminar con el choteo, rápidamente le cambiaron el nombre por el acrónimo SAREB.

Estaba yo intentando aclararme con esto de la deuda pública, el rescate bancario, el enfriamiento del mercado de deuda, el crowdfunding, la visita de los hombres de negro y la madre que los trujo. Entonces, en medio de la hojarasca, me sale al paso un organismo de nombre peculiar que, al parecer, es básico en este guirigay: el FROB. El FROB es el vinagre de todas las salsas. Veamos algunos titulares de los últimos días. Cisma total entre el Banco de España y el FROB a cuenta de las Cajas nacionalizadas. La Generalitat pide al FROB un trato igualitario en el ERE de Catalunya Banc (mucha cadena y mucha hostia, pero la pela es la pela). El FROB cree que sería positiva la entrada de inversores extranjeros en Nova Caixa Galicia.

El FROB es un organismo, designado también con un acrónimo, al que ya ven que se le atribuye hasta la facultad de creer cosas, en un claro ejemplo de lo que en retórica se conoce como prosopopeya. Dice la Wikipedia que el FROB se creó para paliar la crisis económica de 2008 (en la que aun estamos). El Estado acopió 9000 millones de euros (de los que nos sacan a ustedes-vosotros y a mí), para dotar a este organismo de margen para cumplir su propósito: salvar de la quiebra a los Bancos y en especial a las Cajas, gobernadas con preclara inteligencia por esclarecidos prohombres de la tierra patria, como Rodrigo Rato. Creado el invento, había que ponerle nombre y los expertos del Ministerio en onomástica llegaron a este: Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

¿No le ven nada raro al nombrecito? Pues también aquí hay algunas figuras retóricas clásicas. En primer lugar, el fin de este organismo era lanzar un salvavidas a la gran Banca, poner orden en ese gallinero, tapar agujeros financieros, frenar la sangría, acabar con el desmadre de los sobresueldos y muchas cosas más. Llamar a eso “reestructuración” es un evidente eufemismo. Pero, luego, la reestructuración es, encima, “ordenada”. ¡Joder, no iba a ser caótica! Esta es una forma clara de pleonasmo, figura también conocida como redundancia. ¿Han visto ustedes algún arquitecto que se anuncie como Estudio Ordenado de Arquitectura? ¿O una Clínica Dental Ordenada? ¿Tal vez un Departamento de Gestión Ordenada de Recursos Humanos?

El adjetivo “ordenada” sobra, es evidente. ¿Por qué, entonces, lo añadieron? Pues yo lo tengo clarísimo: si no llegan a ponerle esa “o”, el organismo se hubiera llamado el FRB (onomatopeya de pedorreta). Hablo completamente en serio. Los gobernantes han de cuidar estas cosas; les recuerdo que el engendro se crea en los últimos tiempos de Zapatero, no estaba la cosa para bromas, ya nos reíamos bastante del pobre hombre. ¿Se imaginan la escena? Sale Zapatero a la tribuna, tan serio como siempre, y proclama solemnemente: para arreglar la crisis galopante, que nos aflige y amenaza con arrollarnos, ya hemos dado con la solución; hemos creado el FRB. Las carcajadas se habrían oído hasta en Bruselas.

Pensarán que exagero; ya han tenido numerosas muestras de mi gusto por la hipérbole, pero no la estoy utilizando en este caso. Los nombres son condición indispensable para triunfar en este mundo, donde la información circula “en tiempo real” (otro pleonasmo). Un nombre mal elegido te puede llevar al fracaso. Les pongo algunos ejemplos contrastados de casos reales en los que el nombre tuvo una influencia decisiva.

Quizá ustedes no lo recuerden, pero el euro se llama así sólo desde el 1 de enero de 1989. La moneda única había sido creada, sin embargo, casi diez años antes, con el nombre de ECU, otro acrónimo, en este caso de European Currency Unit. A finales de los 70, la Unión Europea estaba bastante equilibrada entre Francia y Alemania, y los franceses, amantes de las abreviaturas, impusieron esa denominación aséptica. Pero en los 80 los germanos ya cortaban el bacalao de manera predominante. Y en Alemania no gustaba nada el nombre de ECU, porque sonaba a Eine Kuh (Una Vaca). Así que impusieron el cambio. Y los franceses tuvieron que tragárselo, a pesar de lo difícil que les resulta pronunciar “euro”, con la boquita afilada que hay que poner para hablar bien el francés. Por más que se esfuerzan, les suena algo así como ughóoo. A alguno hasta le ha dado la tos y todo, intentando pronunciar “euro”.

Otro caso. Uno de los futbolistas brasileños más prometedores del arranque de siglo, era Elano, fino extremo del Santos, equipo con el que ganó dos campeonatos nacionales. En 2005 estaba listo para dar el salto a Europa y su nombre se barajó como fichaje estrella de varios de los equipos punteros españoles, como el Atlético de Madrid. Después de varios intentos fallidos, acabó por irse al Shaktar Donetsk de Ucrania. De allí pasó al Manchester City y luego al Galatasaray turco, antes de volver a su tierra, en donde juega todavía. Elano, cuyo nombre completo es Elano Ralph Bruner, nunca consiguió jugar en España. ¿Por qué? ¿Y ustedes se lo preguntan? ¿Se imaginan un equipo de fútbol español cuya estrella se llamase Elano?

Entiendo que se rían, pero todo lo que les cuento es real. Las marcas comerciales tienen muy en cuenta estas cosas. Algunos ejemplos. Los japoneses comercializan desde hace años un modelo de automóvil llamado Mitsubishi Pajero. El pajero es un felino salvaje, mitad gato y mitad leopardo, muy apreciado en Japón por su bravura, por lo que decidieron llamar así a uno de sus más potentes todoterrenos. Por motivos obvios, en España y Latinoamérica el nombre del modelo se cambió a Mitsubishi Montero. Y el jabón Rexona se llama así en todo el mundo, menos en Portugal, en donde se cambió a Rexina. Para que los portugueses no digan: Rexona para la cona. Podría hablarles también del choteo que sufren los directores de cine argentinos que vuelven a su tierra premiados con la Concha de Oro de San Sebastián. Pero lo dejaremos aquí. En el siguiente enlace, un colega bloguero recopila un catálogo de productos bautizados con nombres inadecuados, seguramente por comerciantes que no sospechaban la coña que se iba a montar a su costa:  http://beatsauland.blogspot.com.es/2013/04/nombres-inadecuados-de-marcas.html

No me digan que esto no es más divertido que la economía y la política. Lo que pasa es que no hacéis ustedes-vosotros más que venga de presionarme y venga de presionarme, joé, que si la situación de Egipto, que si la olimpiada, que si los catalanes. ¡Ay, señor! ¡Qué hartura de actualidad! Y ahora quieren nada menos que les explique la crisis económica. Tendré que responderles con uno de los anacolutos más celebrados del siglo XX, el que proclamó Lola Flores a voz en grito: ¡¡Si me queréis, irse!!

8 comentarios:

  1. El FROB puede creer lo que quiera y eso no es una prosopopeya, sino una metonimia o una sinécdoque, dado que quienes creen son los miembros del FROB, que son unos señores. Estamos algo verdes en figuras retóricas, Emilio. No me extraña, son terriblemente difíciles y el griego está muy de capa caída, salvo en las páginas de contactos.

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    1. Pues te has colado, querida amiga. De retórica sé poco, pero prosopopeya es atribuir cualidades o acciones puramente humanas a animales, objetos o entidades abstractas. El FROB es una entidad bastante abstracta en mi opinión. Ya sabes el ejemplo clásico de La Regenta: Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana del coro, que retumbaba en lo alto de la esbelta torre en la Santa basílica. Clarín atribuía a la ciudad propiedades digestivas y, probablemente no hizo referencia a los pedos (habituales tras un buen cocido) por delicadeza con sus lectores. Un beso.

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    2. Creo que tiene razón su amiga. El FROB es una entidad corporativa, formada por miembros, que son los que creen u opinan. El caso no es comparable al de Clarín. Es más bien como si dice usted "la gente está muy enfadada". En tal caso, se trataría de una metonimia. Pero esto es sólo una opinión.

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    3. Quizá debamos dejarlo en un empate. Yo no estoy seguro de que sea una prosopopeya, desde luego. No soy un experto en retórica, pero creo que la figura de la metonimia es una especie de cajón de sastre en donde se meten todas las expresiones que no pueden ser clasificables. Así que, si le parece, lo dejamos en un empate. O, mejor aun, pongamos que es una metonimia y todos contentos.

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  2. Puestos a parir, si el primer comentario procede de una señora o señorita, como parece ser, debería poner "anónima". Las cosas claras.
    Y para acrónimos: FRAP, GRAPO...

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    1. Debería ser Anónima, pero el sistema informático no tiene esa opción. Es un sistema machista, obviamente.
      Esos acrónimos que dices buscaban también una sonoridad adecuada. Lo mismo que el BUP, el IVA o la ONCE.

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    2. Lo que no queda explicado querido amigo es cómo, de un comentarista "Anónimo", sabes tu que se trata de una mujer. Yo no puedo evitar encontrame muy intrigado.

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    3. Mira que sois cotillas ustedes-vosotros. Yo tengo cuatro o cinco comentaristas habituales y reconozco los estilos. Entre ellos sólo hay una persona que sabe más que yo de anacolutos y sinécdoques, y esa persona es una mujer. También sé quién es usted, so listo.
      Venga, un abrazo, joder.

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