Se acabó finalmente el 2016, que
muchos califican de annus horribilis,
empezando por Madonna, mujer a la que se respeta en este blog desde hace algo
más de una semana. Enterada de la muerte de su amigo el cantante George
Michael, escribió en Twitter: –¿Puede 2016 irse a la mierda de una vez? Estuve
a punto de reproducirlo en el blog, pero me disuadió mi prevención habitual: el
año no se había terminado del todo, y aún podía joder un poquito más y, si no,
que se lo pregunten a los de Estambul. Si no fuera por esta enésima barrabasada
islamista, la prensa de estos días vendría huérfana de noticias y llena de
resúmenes del año, obituarios y similares. Y, en cuanto a los noticiarios de la
tele, lo de siempre: gente contando impúdicamente lo que van a comer en las
cenas festivas, lo bien que se lo piensan pasar, etc.
Así que sucumbiremos a la moda y
haremos un resumen del blog-2016. En lo personal, mi año ha estado marcado por la
fractura de húmero que sufrí el día de mi 65 cumpleaños, así como los seis
meses y pico de baja laboral subsiguientes, en los que tuve la oportunidad de ensayar
mi futura vida de jubilado. Mirándolo ya a toro pasado, digo yo: joder, si no
me llego a romper un brazo, de qué les hubiera hablado yo para llenar tantas
páginas como he subido al blog. Porque mira que le hemos sacado punta al asunto...
Aparte de eso, no tengo demasiadas quejas sobre mi año. La gente que quiero ha
pasado por este tiempo sin grandes quebrantos, mis hijos están bien y yo me voy
haciendo más viejo, pero me lo sigo pasando bien. En el curre se ha consolidado
la tendencia a encontrarme mejor, he vuelto a tener despacho propio, tengo
también plaza de garaje hasta el 1 de junio y dentro de lo que cabe me siento
tratado con simpatía, por una gente con la que tengo más afinidad que con los
anteriores.
Mi problema es precisamente la
falta de continuidad de mi presencia en el curre. No sólo por mi baja de larga
duración, sino porque tenía pendientes mis vacaciones de todo el año, para
disfrutarlas en estos últimos meses. Más los congresos que me han salido.
Hagamos un repaso y verán que no exagero en absoluto. Mi baja empezó el 19 de
febrero y terminó el 9 de septiembre. A renglón seguido me fui a San
Petersburgo. A partir del 19 de septiembre, trabajé tres semanas más y luego me
fui a Japón. Me reincorporé a la oficina el 24 de octubre, para trabajar sólo
una semana esta vez y largarme a Marsella. Después tuve el período más largo de
trabajo: cuatro semanas seguidas. A continuación vino la semana del acueducto,
que ya les dije que la pasé en Jaén. Un par de semanas más de curre y llegaron las
vacaciones de Navidad, en las que estamos. Y en enero, me incorporaré el día 9,
pero sólo para tres semanas, porque luego... Bueno eso aún no se lo he contado.
Tengan paciencia.
Con esa irregularidad, no es
fácil engancharse a una rutina de trabajo. Por lo demás, he salido a tres
congresos al exterior: Londres, San Petersburgo (el más grato) y Marsella. Yo,
con uno al año, ya tengo suficiente aliciente para seguir en activo. Entre las
reflexiones que me dio por subir al blog estaba mi explicación de las sucesivas
fechas-zanahoria que yo mismo me ponía delante de la nariz, como disculpa para
seguir trabajando después de mi edad de jubilación reglamentaria. Por si no lo
recuerdan, la última de estas fechas-zanahoria era febrero de 2018, el día de
mi 67 cumpleaños. Esta es ahora mismo mi referencia mental. Siempre puede haber
milagros que me hagan posponerla, pero creo que puede ser un momento muy
adecuado para decir chao bambini. Así
pues, este 2017 que empieza, corre serio peligro de convertirse en mi último
año completo como funcionario en activo.
Pero no sólo de curre vive el
hombre. En el aspecto físico, mis actividades de runner han estado bajo mínimos. Hace un año por estas fechas, había
parado de correr porque me dolía la espalda. Dolor que se me quitó
milagrosamente en el segundo preciso en que me rompí el brazo. Volví a entrenar
el 15 de agosto y había conseguido un grado aceptable de forma en torno al 10
de septiembre, cuando empecé mi ronda de viajes y ya no pude seguir un
entrenamiento regular. Por entonces empecé también a nadar y a hacer pesas,
actividades ambas en las que mi rendimiento se ve mermado por las molestias que
conservo en el brazo, seguramente ligadas a la presencia del clavo Konrad
Adenauer, del que no me puedo librar hasta el próximo mes de marzo, suponiendo
que el próximo TAC no lo desaconseje. Lo que sí he seguido con completa
regularidad es el taller de conversación inglesa de todos los miércoles, así
como el club de lectura Billar de Letras, una vez al mes.
En el aspecto colectivo, creo que
ya está todo dicho. Ganaron el Brexit, el no en Colombia, el señor Trump. Se
jugó la presidencia Renzi y la perdió. Y aquí estuvimos un montón de meses sin
gobierno, de lo cual no parece haberse resentido ni la economía ni el país en
su conjunto. De todo esto, yo saco algunas conclusiones personales. UNO: las
encuestas preelectorales no son fiables, porque la gente no confiesa lo que va
a votar en realidad. DOS: por esta y otras razones, es una idiotez convocar
consultas, a menos que tengas un margen muy amplio de expectativas de ganar. Y ni
así, que las consultas las carga el diablo. Casi mejor no preguntar sobre nada
que sea sustancial. TRES: las cuestiones fundamentales no deberían decidirse
nunca por márgenes de unas décimas; deberían requerir mayorías de dos tercios,
por ejemplo.
Y hay un tema que me preocupa
mucho: la generalización de eso que he llamado la chusma informatizada. Mi
admirado Lorenzo Silva, la caracterizaba hace poco con una frase mucho más
demoledora que cualquiera de las mías. En un artículo titulado El peligro de las ocurrencias, publicado
en El Mundo el último día de 2016, hablaba de “esta era loca de la posverdad, en la que la información y el
conocimiento han sido sustituidos por un algoritmo alimentado por el delirio de
una horda de monos histéricos armados con esa herramienta del diablo que todo
lo confunde y que llaman Smartphone”.
No se puede decir más claro. Y qué decir de la memez de llamarle
posverdad a lo que siempre se había llamado mentira. Es un apartado más de la
tontuna lingüística que nos asola. Eso de todos y todas. Eso de sí o sí. Eso de
no es no. O el puigdemontista
referéndum o referéndum.
Ese nivel de mediocridad que nos
rodea, ha hecho que en el lapso de un año pasemos de considerar la continuidad
de Rajoy como una desgracia, a sentirla como un alivio. Porque, no me dirán que
la alternativa de Pedro Sánchez al frente de un gobierno de coalición con
Ciudadanos, Podemos, Vascos y Vascas, y catalonios
sedicentes hubiera tenido mucho futuro. Con cierta gente es imposible
trabajar, como se vio en su día con el tripartito catalán. Y, si se les hubiera
ocurrido ir a unas terceras elecciones, yo no tengo ninguna duda de que el PP
hubiera sacado mayoría absoluta. Por eso dieron el golpe de estado en el PSOE.
Para ahorrarse la befa de una derrota aún mayor. Aunque ahora, la caverna
mediática de izquierdas (que también la hay) diga que fue una conspiración del
gran poder económico, para mantener a Rajoy de presidente. Lo mismo que dicen
de los problemas en Podemos. Que a Errejón lo mueven los grandes poderes
económicos. No exagero, lo dictamina así el señor Monereo (que no Monedero), dinosaurio
sobreviviente y preclaro seguidor de Anguita, en ESTE
artículo, que no hace falta que se lean si no quieren, se lo pongo sólo para
que no piensen que me lo estoy inventando.
Hemos de estar muy atentos para
que no nos manipulen y nos cuelen mentiras bajo el ropaje de posverdades. Entre
la mierda que nos están vendiendo de forma subliminal está esa idea
generalizada de que todo está muy mal, para tenernos aterrorizados y manejarnos
mejor. Sobre los aspectos económicos de lo que está aconteciendo, les
recomiendo (ahora sí) leerse ESTE
artículo de El Mundo de hace unas semanas. Y para que no nos inunde el
pesimismo ESTE OTRO
de mi querido John Carlin en El País.
Así que: anímense hombre. Empieza
un año nuevecito lleno de novedades y de oportunidades. Sólo tienen que estar
atentos para distinguir la verdad de las manipulaciones y los sucedáneos. Dejen
libre su intuición y observen el panorama. Lo que se avecina es apasionante.
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