Algunos seguidores habituales de
este blog se impacientan a la espera de mi pronunciamiento en relación con el
llamado procés de Artur Mas y sus compañeros de aventura. Dicen que, con
la murga que di en los inicios de este foro, cuando la cuestión era mucho menos
grave que en este momento, sorprende un poco mi silencio ahora que el asunto se
aproxima peligrosamente al borde del abismo. Así que tendré que explicarme,
aunque me da una pereza de la hostia. Yo creo que sería mucho más ameno hablar
de los problemas del PP con la boda gay de uno de sus dirigentes, a celebrar
este viernes en Vitoria. ¿Debería acudir Rajoy? ¿Quizá disfrazado de lagarterana?
Este divertido compromiso en que
le ponen a nuestro barbado presidente, ha llevado a eldiario.es a
desempolvar de la hemeroteca las diversas perlas que los próceres de ese
partido han dedicado a los homosexuales en los tiempos recientes, con lugar preferente para la señora
Botella con la mezcla de peras y manzanas, o los problemas del niño cuyo padre
se llama Pepe y su madre se llama Juan. Pero hay una que destaca sobre las
demás: la de Esperanza Aguirre, cuando trató de explicar que ella no estaba en
contra de las uniones gay, que lo que le parecía inapropiado es que se
quisieran llamar matrimonio. Y remataba con esta frase: llamarle a eso
matrimonio es meter el dedo en el ojo a los católicos. Genial. Supongo que ya
imaginan a qué ojo se refería.
Bien, vamos con el procés. Lo siento pero a mí esta historia me produce bastante tristeza. Tal vez por eso no escribo mucho al respecto. Hace ya casi tres años, cuando inauguré el blog, me preocupaba mucho una cosa:
que se hablara de nacionalistas de izquierdas. Para mí hace muchos años que
esto es una contradicción en sus términos. El nacionalismo es una pulsión
retrógrada, arcaica, que va en contra del sentido de la historia de la Humanidad. Mucha
gente entonces tenía esto muy poco claro y espero modestamente haber aportado
mi granito de arena al entendimiento general de esta cuestión. En este momento,
sin embargo, tengo la impresión de que esa es la opinión generalizada, porque
la avalancha de artículos en ese sentido es abrumadora. Ya les he dicho que
tengo menos tiempo, así que voy a rellenar un poco con algunos de estos
artículos de la prensa que me han parecido muy buenos. Si quieren se los leen.
Por cierto, todos son de estos días.
El primero es un curioso
ejercicio. Como saben, Felipe González publicó una carta abierta a los
catalanes, en la que les regañaba moderadamente por buscar la secesión y les
alertaba de los peligros varios de continuar ellos solos por el proceloso mar
del mundo globalizado. Por cierto, que, cuando desde Cataluña le pusieron
verde, salió en La
Vanguardia diciendo que él defendía que los catalanes son una
nación. De vuelta por aquí, le afearon de nuevo su conducta y se apresuró a
decir que le habían entendido mal. En fin, que este señor se ha ganado que alguien
le diga lo mismo que a Hugo Chavez: ¿por qué no te callas?
Pero, a lo que íbamos. El ínclito
Artur se sintió obligado a responder a la carta de Felipe con un escrito en el
mismo periódico, que tituló Carta a los
españoles y que sorprende por el descuido en su redacción: un suspenso
seguro en Primaria. Pues bien, el escritor Santiago Trancón ha hecho un
experimento: tomar esa carta y sustituir la palabra españoles por catalanes y
viceversa. El resultado es sorprendente y se ajusta mucho más a la verdad histórica
que el original. No hace falta que se lo lean entero, no es demasiado sistemático,
creo que yo lo hubiera hecho mejor, modestia aparte. Pero la idea es genial y
AQUÍ
pueden consultar el resultado.
Continúo con dos artículos que me
han gustado especialmente por el desánimo que traducen, sentimiento que en este
momento invade a los otros catalanes, los que no están abducidos por el
arrollador movimiento que se escenificó en esta Diada. Estos dos sí que les recomiendo
que los lean, si no lo han hecho ya. El primero es el de mi admirado Enric González,
un barcelonés universal al que todo este rollo está echando de su tierra. AQUÍ
lo tienen. Este señor, unos de los mejores periodistas que conozco en la
actualidad, es hijo del gran Francisco González Ledesma, escritor de novela
negra y periodista, que se ganaba la vida escribiendo novelas del Oeste con el seudónimo de
Silver Kane. Su escrito revela la irritación legítima de un catalán cosmopolita.
Más me ha impresionado la
tristeza de Isabel Coixet. Nunca he sido seguidor de las películas de esta
señora, cuyo punto de vista suele quedarme un poco lejos, pero me ha ganado
para siempre con este texto de irónica melancolía, con el que me identifico al
cien por cien. Creo que es el mismo sentimiento de los alemanes tranquilos y
educados en los años 30, los vascos en los 70, los serbios en los 90 y tantos
otros pueblos atónitos ante el surgimiento en sus mismas barbas de este tipo de
movimientos irracionales y destinados a generar intranquilidad, odio, división
e irracionalidad. AQUÍ
lo tienen. Por último, la versión demoledora de Javier Marías, que les
recomiendo también leer íntegramente y que pueden consultar AQUÍ.
Después de estos textos, poco me
queda a mí por decir. Tal vez algunos apuntes en los que ya he insistido. Que
hace falta bastante dinero y tiempo para montar un tinglado como ese. El dinero
ya vamos sabiendo de dónde ha salido (como ya sabemos quién financió a
Solidaridad, en Polonia). El tiempo es el que le dedica full time un gobierno que no gobierna, que lleva tres años sin dedicar un solo esfuerzo a otros temas (sanidad,
educación, efectos de la crisis, integración social, cultura). Y que convoca una
elección tras otra, para jalear. Yo creo que los catalanes tienen que estar un poco hartos de este machaque y son los suficientemente sensatos
como para cargarse el invento en la próxima votación.
Algunos ingenuos se han tragado
que les estaban proponiendo algo llamado derecho a decidir, cuando en realidad
era secesión. Pues muy bien: que decidan. Ya tienen toda la información. Si no son
capaces de identificar una falsedad tan grande como la que propone Mas, pues
que se independicen. Ellos van a ser los más perjudicados. Cualquiera puede ver
que lo de este señor es un fraude o, por decirlo en catalán, una enganyifa. A
nosotros también nos va a perjudicar. Ya lo está haciendo, como demuestra la
deriva de la prima de riesgo, un indicador que se mide por países. Pero eso les
importa un rábano a esta banda de insolidarios. El solo hecho de que los pronósticos
electorales muestren casi un empate técnico, dice mucho del pueblo catalán en este sentido. No es por presumir, pero dudo de que en Galicia nos colaran semejante bola.
Dentro de ese gran despropósito, resulta particularmente increíble que hayan convencido
a Raül Romeva para que sea el cabeza (rapada) de la lista. Aunque, de un tipo tan
cursi como para ponerse una diéresis en el nombre, se puede esperar cualquier
cosa. Los alemanes usan esa diéresis para indicar un sonido diferente, entre u e i.
No sé si es que este señor quiere que le digan rail. ¿Y qué hará si ganan?
¿Cederle el sitio a Artur? Menudo papelón el suyo. En fin, les dejo, que ya saben
que estoy muy ocupado últimamente. De aquí al 27 tal vez encuentre margen para
un nuevo texto. Por ejemplo para insultar un poco al señor Más. El artífice de
la gran enganyifa.
No presuma tanto de Galicia que allí, como en todas partes, hay nacionalistas y su discurso es similar al de los catalanes.
ResponderEliminarPues se equivoca usted, amigo. Los nacionalismos no son todos iguales. Los gallegos no engañan; dicen exactamente lo que pretenden y con eso sacan los porcentajes de voto que sacan. Pero no por eso cambian su discurso. Yo no coincido con su ideología, pero tienen todo mi respeto.
EliminarEn Cataluña es diferente y le voy a poner un ejemplo que va a entender usted perfectamente. ¿Se imagina a Beiras de cabeza de lista (o más bien de turco) en una candidatura en la que el cuarto lugar lo ocupara Fraga? Me parece que está muy claro lo que quiero decir.
Cada vez trabajas menos y nos hace currar más a los lectores. Se nota que has sido jefe.
ResponderEliminarSí, realmente este foro no tiene nada de trabajo detrás por mi parte. Los únicos que se esfuerzan son los lectores. Aprecio su humor, tío ganso.
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