La situación fluye, como
decía Heráclito de Éfeso, y no queda otra que tirarse al río y dejarse llevar
por la corriente. Nadar a la contra sólo sirve para agotarse y cabrearse.
Durante unos meses de este verano, he estado un poco a la contra, esperando
algo que nunca llegaba y quemándome la sangre. Se acabó. Mi situación en el
curro no ha evolucionado en ningún sentido, sigo tal cual estaba y tengo que
aceptarlo. Nada parece que vaya a cambiar a corto plazo. Tengo 64 años, el
bigote blanco y los cojones negros de mil batallas. Es normal que el nuevo equipo de gobierno, que
intenta cambiar el Ayuntamiento de Madrid, busque gente más joven. Hay que
ser positivo. Nunca negatifo. Ese es mi objetivo hoy, en el catorce aniversario del ataque a las Torres Gemelas.
Aparte mi situación concreta, los
tiempos han cambiado notablemente. Hace unos meses yo estaba a las órdenes de
una concejala inane, rodeada de un equipo de inútiles, que cuidaban con mimo
los intereses de los grandes poderes económicos (el Ser Superior y similares). Casi puedo decir que fue un honor que esta impresentable no contase conmigo para nada. Para colmo, esta señora se ayudaba de una émula de carcelera nazi, encargada de vigilar con celo extremo que cumpliéramos el horario al segundo (algún día explicaré con detalle algunos
de los trucos que yo usaba para burlar esa vigilancia). Visto con perspectiva,
las cosas han mejorado muchísimo. Ahora estoy a las órdenes de un equipo que
vela por otros objetivos, los del interés ciudadano. De momento van haciendo lo
que pueden y no debemos achucharles, porque me temo que están un tanto
desbordados y en situación de una cierta fragilidad.
En la coyuntura anterior, yo
hacía lo que me daba la gana. Me iba a Alemania a dar tres charlas defendiendo
la marca Madrid y nadie se enteraba. Cierto que lo hacía pagándome yo todos los
gastos y usando mis días de vacaciones. Además, aprovechaba para pasármelo de
cojones, hacer turismo y visitar a mi hijo Lucas. Nada me impide seguir
haciendo lo mismo. Y ahora tengo unos jefes a los que puedo contar mis
aventuras y esperar un cierto apoyo. Por ejemplo, tengo en preparación un sarao
del que ya daré más datos, que me va a suponer un breve viaje a Hamburgo, a
mediados del mes que viene. Ya tengo el billete, que me he pagado yo, pero voy
a reclamar las dos jornadas que pierdo, como días de trabajo. Esto
antes era impensable. Voy a hacerlo como prueba. Si la cosa funciona, será un
claro indicativo de que los tiempos están cambiando. Y si no, pues seguiremos
como antes.
Lo cierto es que el tema de
Hamburgo forma parte de una idea que pretendo vender de forma oficial, ahora
que parece que los vientos cambian de dirección. Y, con motivo de este y otros
asuntos, resulta que empiezo a tener las mañanas más ocupadas, lo que pone en
riesgo el mantenimiento de mi ritmo de escritura de posts, porque las tardes
las tengo como ya se imaginan. De momento, intento conservar ese ritmo, pero no
estoy seguro de poder lograrlo. El objetivo de los 12 posts mensuales pasa, pues, a
segundo término. A menos que aprenda a hacerlos más cortos. El problema es que
mis circunstancias vespertinas en el año que empieza, también han cambiado.
Hasta el punto de que he debido renunciar a uno de mis proyectos aquí
anunciados: el de dar unas clases de natación.
Yo nado bien a braza y regular a
espalda. Mi problema es el crol, en el que tengo un margen de mejora bastante
amplio. Pero lo he preguntado en el polideportivo y me dicen que todos los
cursos que hay son de dos días por semana. Y yo sólo cuento con uno. Los lunes,
miércoles y viernes salgo a correr al Retiro (6,5 kms). Los martes es cuando
puedo ir a nadar a primera hora de la tarde, porque a última tengo mi grupo de
conversación en inglés. Y los jueves los reservo para comer con algún amigo y
otras actividades sociales. Para colmo, resulta que mi hijo pequeño Kike ha
empezado a trabajar en serio para una de las llamadas Big Four. Además del
sueldo que le pagan, que ya no es de becario, el contrato lleva implícito el
pago de un máster de prestigio. En este mes de septiembre, su actividad se
circunscribe exclusivamente al máster. A partir del 1 de octubre empezará a desempeñarse en su oficina de 9 a 18, excepto los viernes, de 9 a 15. Y tendrá máster el
viernes por la tarde y el sábado por la mañana.
Pero en septiembre tiene que ir a la Facultad de
9.00 a 19.00. Luego coge el Metro, viene a casa y se pone a estudiar como un
loco. Es decir, que tengo que prepararle la cena porque, si no, se acostaría
sin comer nada. Es un cambio notable, porque lo cierto es que antes la cena la
hacía él, excepto cuando salía. Y en los días en que salía, yo me arreglaba
con cualquier cosa. Ahora, los lunes, miércoles y viernes, bajo a comer algo en torno a
las 13.00, trabajo hasta las 16.00, me voy a casa, me echo una corta siesta y
luego tengo que hacer la compra, porque siempre me falta algo. Después de correr,
me ducho y preparo la cena. Los martes voy a nadar, descanso un poco, cocino algo para dejarle medio preparada la cena a mi hijo y me voy a lo del inglés. Y los jueves no es muy
diferente. Así que, si por la mañana me empieza a sobrar menos tiempo, ya me
dirán cuando escribo.
El jueves de la semana pasada
quedé a comer con mi amigo suizo Werner, que tiene que ver con lo de
Hamburgo. Comimos en La Castela, una taberna mítica, de las de barra de zinc,
que está en la calle Doctor Castelo. A las cinco de la tarde nos echaron del
bar para cerrar. Estábamos hasta arriba de cervezas y marisco. Le dije a Werner
que iba a coger el 26 a mi casa y me respondió: –Por qué no pillamos unas
bicicletas de las del Ayuntamiento. No las había probado nunca, porque me da
miedo el tráfico de Madrid. Pero tenía curiosidad. Y la cerveza hizo el resto.
Werner tiene una tarjeta del sistema con la que puede sacar dos bicis, e
invitar a un amigo. He de confesar que tuvimos un tramo de carril bici y luego
atravesamos el Retiro, así que apenas nos metimos por el tráfico..
Las bicis del sistema son
pesadotas por el motor que incorporan, pero estables y de buena calidad. El
problema es el vandalismo, que está a pique de hacer fracasar esta interesante
iniciativa de la señora Botella. Un alto porcentaje de las bicis están
deterioradas, con la cadena por los suelos, sin sillín, o imposibles de extraer
de su soporte. Además, las roban y las venden por 500 euros en Rumanía, donde se anuncian por Internet, con foto. Incorporan un chip, como el de los perros, que permite su localización por GPS, pero vete a buscarlas a Rumanía. Por lo demás, el cuadro tiene
unos botones que te permiten circular sin motor, o con él en tres intensidades.
La más alta te lleva como una moto. Yo empecé en la baja y terminé en la media.
Otro tema que ha evolucionado es el de los medicamentos que tomo para cuidar las articulaciones y los cartílagos.
Después de mucho tiempo de fidelidad al Artilane (el que toma el Rey Padre), me
he pasado al Amedial. El primero contenía colágeno y ácido hialurónico. El
segundo añade a éstos, otros cinco componentes: glucosamina, L-carnitina, sulfato
de condrotina, vitamina C y dimetilsulfona, que no sé que coño es, pero debe de ser la hostia. Según el prospecto,
estos siete elementos actúan sinérgicamente. En fin, que mi siguiente salto
será directamente al doping más descarado. Ya saben que ademas me tomo cada día seis comprimidos de colágeno y
magnesio, que también he cambiado. Antes compraba los de la doctora Lajusticia que venden en las farmacias. Ahora he conseguido otros más baratos que compro por Internet: Aml Sport. Y resulta que también son del grupo de la doctora Lajusticia. Cosas del mundo digital.
Y una última novedad. Me he hecho Socio Amigo del Deportivo de La Coruña.
Abajo pueden ver mi flamante carné. Entre otras cosas, eso me ha permitido comprar
una entrada para el partido del próximo lunes frente al Rayo Vallecano, de las que vende la Federación de Peñas. Lo que quiere decir que accederé al campo de Vallecas integrado en el grupo de los
Riazor Blues y demás hooligans que viajan en autobús desde Coruña el mismo día del
partido. O sea, que podré ponerme la bufanda blanquiazul, dar saltos de pinchacarneiro, hacer danzas cherokees en círculo y desgañitarme animando al equipo, sin límites, cortapisas ni riesgo de que me den un guantazo. Tengo que esperar a los viajeros en la puerta
reservada a la afición visitante. El conductor del bus me trae la entrada en un
sobre a mi nombre. Espero hacerme alguna foto para subirla al blog. Y, como ganemos, cualquiera me aguanta.
Como ven, me voy bandeando. Vienen tiempos difíciles, nacionales e internacionales. Los sirios huyen del horror de la guerra (como huyeron los españoles en el 39) y es nuestro deber acogerlos y ayudarlos. Los catalanes afrontan su decisión más trascendental. Y por aquí las cosas están en un frágil stand-by y pueden joderse en cualquier momento. Pero yo no quiero limitarme a esperar a que pase la tormenta, así que poco a poco voy aprendiendo a bailar bajo la lluvia. El mensaje es el mismo que mandaba el gran J.J.Cale en una de sus últimas canciones, firmada al alimón con su compañera de siempre, Christine Lakeland que, por cierto, era también su esposa, dato que yo no encontré cuando escribí su necrológica (Post #181) y que ya he corregido debidamente. Abajo les pongo la letra, simple pero de mensaje directo. Súbanle el volumen y disfrútenla. Y no dejen de fíjarse en el vacile de la armónica, un instrumento que Cale adoraba.
Como ven, me voy bandeando. Vienen tiempos difíciles, nacionales e internacionales. Los sirios huyen del horror de la guerra (como huyeron los españoles en el 39) y es nuestro deber acogerlos y ayudarlos. Los catalanes afrontan su decisión más trascendental. Y por aquí las cosas están en un frágil stand-by y pueden joderse en cualquier momento. Pero yo no quiero limitarme a esperar a que pase la tormenta, así que poco a poco voy aprendiendo a bailar bajo la lluvia. El mensaje es el mismo que mandaba el gran J.J.Cale en una de sus últimas canciones, firmada al alimón con su compañera de siempre, Christine Lakeland que, por cierto, era también su esposa, dato que yo no encontré cuando escribí su necrológica (Post #181) y que ya he corregido debidamente. Abajo les pongo la letra, simple pero de mensaje directo. Súbanle el volumen y disfrútenla. Y no dejen de fíjarse en el vacile de la armónica, un instrumento que Cale adoraba.
Don’t wait, don’t wait No esperes, no esperes
Don’t wait for the good times to come No esperes a que
vuelvan los buenos tiempos
We got them right here, we’re on the run Los tenemos aquí, estamos en ello
Don’t wait,
don’t wait No
esperes, no esperes
Going back, going back Volviendo,
volviendo
Going way
back, back in time Por el camino de
vuelta, de vuelta en el tiempo
Another place, another mind Otro lugar, otro
pensamiento
Going back, going back Volviendo,
volviendo
Walk on, walk on Camina,
camina
Walk on strait ahead Camina
todo recto
Don’t look around, don’t turn your head No mires alrededor, no vuelvas la
cabeza
Walk on, walk on Camina,
camina
Fly away,
flay away Vuela
lejos, vuela lejos
Flay away,
away with me Vuela
lejos, lejos conmigo
I never been so flying free Nunca he volado tan libre
Fly away,
flay away Vuela
lejos, vuela lejos
Bye bye, bye
bye Adiós,
adiós
Please don’t
ever say Por
favor no me digas nunca más
You’re
leaving me, you’re going away Que
me vas a dejar, que te vas a ir lejos
Bye bye, bye
bye Adiós,
adiós
Tu flamante carnet del Depor no podemos disfrutarlo, pues el espacio para él reservado está en blanco, como ocurrió hace poco con las fotos de Varsovia. No desfallezcas, el Ayuntamiento de Madrid está cambiando y es preciso que alguien con más inteligencia que la inane concejala anterior reconozca y valore tu trabajo, así sucederá si tienes paciencia. Un abrazo, Alfred
ResponderEliminarSiento que pase eso. Estoy fuera y no lo puedo intentar arreglar hasta el domingo por la noche. Te pido que me digas luego (tú que eres noctámbulo) si ya se ve o no. Por otro lado, la imagen no tiene demasiado interés.
EliminarMil gracias por el control de calidad y también, por supuesto, por tus palabras de ánimo. Yo no estoy seguro de que mis desvelos sean de interés para alguien, pero se verá. Un fuerte abrazo.
Bueno, como en la vez anterior, lo que he hecho es eliminar la foto y subirla otra vez. Ya me dices, Alfred, si funciona. Es posible que tenga algún virus por aquí infiltrado. Es un incordio, pero no sé cómo arreglarlo.
EliminarPues lo lamento pero en esta ocasión no ha funcionado y la imagen sigue sin verse. Ya imaginaba yo que el carnet en sí mismo no tendría mucho interés, pero no era eso lo que me movió a comunicártelo. Sí que es un incordio y, si sigue sucediendo, alguna meiga o encantador te quiere mal. Paciencia y barajar. Alfred.
EliminarA ver ahora
EliminarAntes de irme a la cama he decidido darme otra vueltecita por aquí pues sabía que, si veias mi anterior comentario, insistirías en el cuelgue del carnet. Ahora te ha quedado perfecto. Que lo disfrutes hoy en Vallecas. Aúpa Deportiviño.
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