No sean ustedes ingenuos. Las excusas
que ha dado el Ser Superior sobre el fallido
fichaje por el Real Madrid del portero David de Gea son difíciles de tragar. El
Ser Superior (en adelante le llamaremos el SS) lo es precisamente porque a él
no le pasan estas cosas. Y, si le pasaran, rápidamente hubiera echado a la
calle al responsable. Este señor, como suele decirse, no da puntada sin hilo. Ya
saben el caso del fracking en Tarragona. En 1996, cuando la mayoría absoluta de
los españoles no habíamos siquiera oído hablar del fracking, este señor consiguió
el contrato en exclusiva para desarrollar el proyecto Castor, una obra
hidráulica en las costas levantinas y catalanas, para sacar gas natural de las
rocas submarinas por ese procedimiento y almacenarlo en un megadepósito
sumergido. En esos tiempos, era ministro de Industria Josep Piqué, del PP, pero tampoco
los ministros zapateriles que le sucedieron supieron frenar ese desatino, con protagonismo
estelar para el entusiasta Miguel Sebastián.
Si los norteamericanos están
usando este método por todos sus desiertos interiores, ¿por qué no iba a
funcionarnos a nosotros? El problema es que, en nuestro país, es truco frecuente
alterar a conveniencia los estudios técnicos necesarios para conseguir la
autorización de un macroproyecto de esta escala. Los estudios sísmicos que
avalaban ese proyecto, que deja en juego de niños los de Gallardón, se ha
evidenciado que estaban concienzudamente falseados (o suscritos por unos
inútiles) porque, en cuanto los trabajos empezaron a progresar, se desataron
los primeros terremotos. Hasta 200 seísmos se detectaron en los sismógrafos de
la zona antes de que este proyecto enloquecido viera revocada su autorización
estatal. ¿Y qué fue lo que pasó con la
inversión comprometida? Pues que el SS tenía un contrato blindado, como los que
suele hacer a sus entrenadores, que le daba derecho a una indemnización
por lucro cesante, por valor de 1350 millones de euros. Un consorcio bancario
ha adelantado el dinero para que el SS cobre al minuto. Luego se le irá
devolviendo el dinero con los sobrecostes que pagaremos todos por las facturas
de luz y gas durante los próximos 30 años. AQUÍ tienen la información.
Ahora díganme: ¿creen ustedes que
este señor, si tuviera interés en fichar a un portero para su equipo de futbol, se iba a quedar sin él porque al
contrato le faltase una póliza? ¿O porque estuviera mal redactado? Pues yo
tampoco me creo que lo presentara con tres minutos de retraso. Vamos, que si
hace falta le aplican la hora de Canarias. Los analistas del fútbol lo han
explicado bastante bien: el domingo pasado el Bernabéu ovacionó a Keylor, el portero
que tienen, y que iban a cambiar por de Gea. Y el SS vio la posibilidad de
ahorrarse los 30 millones del traspaso, tan absurdos como la idea de hacer fracking
en el Mediterráneo, por cuanto el año que viene pueden conseguirlo
gratis. José Sámano en El País (No
cuela, dice, como resumen), Alfredo Relaño en As y sobre todo Segurola en Marca,
coinciden en la línea general de lo que yo digo. Para los futboleros que siguen
este blog (que los hay), les pongo el link al análisis de éste último. AQUÍ MISMO
lo tienen.
Los tentáculos del SS se extienden por el mundo y ya les comenté que la ampliación de la carretera Varsovia-Cracovia, para convertirla en autovía, la está ejecutando Dragados, miembro de prestigio del holding ACS. Este verano, el Real Madrid no
hizo su pretemporada en China, a donde había acudido en años anteriores y donde este
año la hizo, por ejemplo, el Barcelona. No señor. En julio, el club viajó a
Australia a jugar unos cuantos partidos por las ciudades de ese enorme país, que constituyeron un auténtico acontecimiento mediático. Y todos nos preguntamos qué
sería lo que el SS buscaba en esa gira pionera. O, como decimos en Galicia, qué sería o que tiña o cordeiro baixo o rabo.
No hemos tenido que esperar mucho. A mediados de agosto el acertijo se ha
resuelto. AQUÍ
tienen la solución.
A cuento de todo esto me viene a
la memoria un asunto del que no di cuenta en el blog en su día por una
elemental prudencia. Hablo de los problemas de mantenimiento del parque Madrid
Río, que desembocaron en la huelga salvaje de tres semanas que protagonizaron
los jardineros en las pasadas navidades. El parque llegó a estar hecho una
verdadera ruina, algo que no mereció la más mínima atención de la prensa. Unos
meses antes hubiera sido diferente. Unos meses antes se
magnificaba cualquier minucia que pudiera resultar de ayuda en el proceso de
acoso y derribo de la señora Botella. Pero, por estas fechas, la doña había anunciado que no se
presentaría a la reelección y la cosa ya no tenía interés periodístico.
El parque Madrid Río se terminó
en abril de 2011 y Gallardón dejó garantizada su conservación para los primeros
cuatro años (los más difíciles en cualquier parque de nueva creación). El
contrato plurianual fue adjudicado a la empresa URBASER, del grupo ACS, que empezó
a trabajar en enero de 2011. Es una empresa muy solvente y de larga experiencia,
que actualmente se encarga de la conservación de El Retiro y otros parques
singulares de Madrid. URBASER cobraba por su trabajo unos 9 millones anuales,
un presupuesto generoso para el adecuado cuidado diario de la joya de la corona
del consistorio. Durante esos cuatro años he visitado el parque incontables veces,
acompañando a delegaciones extranjeras, amigos, familiares o incluso a título
personal. Y siempre se veían por todas partes incansables brigadas de
jardineros, que se afanaban en recortar setos, barrer la tierra de los caminos,
reparar pequeños desperfectos y otras tareas minuciosas, para conservar los jardines en perfecto estado.
A punto de finalizar el contrato,
la señora Botella convocó un nuevo concurso a la baja, por ahorrar y por
considerar que el parque ya había cogido cuerpo y no necesitaría un
mantenimiento tan caro. Y en el concurso se declaró ganadora a otra empresa,
RAGA, también de larga experiencia en jardines, hasta el punto de que dispone
de viveros propios. URBASER empleaba a más de 200 jardineros y la nueva
concesionaria estaba obligada a recontratarlos, aunque parecía claro que
inmediatamente haría un ERE para reducir la plantilla más o menos a la mitad.
Eso desató la huelga, que los jardineros siguieron en su totalidad. Me extrañó
mucho que URBASER se hubiera dejado arrebatar ese contrato y pregunté cómo
había sido. Averigüé algo sorprendente. Sobre el precio de salida, las empresas
habían pujado a la baja, como suele hacerse. URBASER concursó y presentó la
oferta más baja de todas. Pero los responsables de resolver el concurso la habían
eliminado por baja temeraria, designando ganadora a la segunda más baja, la de
RAGA.
La huelga se hacía contra RAGA,
que aguantó el tipo sin ceder. Pero al ser un parque público, la única
posibilidad de los huelguistas era forzar la situación para que resultara
insoportable para los ciudadanos, estos se quejaran al Ayuntamiento y éste presionara
a la empresa. Nada de eso sucedió. La señora Botella no movió un solo músculo,
a pesar de que los huelguistas tenían piquetes que traían toda la basura del
entorno y la tiraban en los caminos del parque. Además hacían pintadas y
destrozaban el mobiliario. Tres semanas después, tras no conseguir que la
prensa sacara una sola foto, ni que los sindicatos mayores les apoyaran un mínimo, los jardineros cedieron. Ya no podían más, cobraban la miseria que cobran los
trabajadores en huelga y casi todos debían dinero a parientes y amigos. Y encima, los vecinos se estaban volviendo contra ellos, porque el parque era una auténtica pocilga, por la que las ratas correteaban felices. Reunidos
en asamblea, decidieron desconvocar la huelga. Al día siguiente comenzó la
negociación del ERE, de acuerdo con la Ley de Rajoy.
Poco después de estos hechos,
cuando el parque empezaba a recuperar su fisonomía, hablé con uno de los
jardineros, amigo mío. Le dije que no me explicaba cómo los de URBASER habían
tenido un fallo tan gordo, como para presentar una oferta por debajo del umbral
de lo que puede considerarse baja temeraria. Me miró de costado y proclamó:
Emilio, eres un ingenuo. Eso no ha sido una casualidad. Le miré atónito y
pregunté: ¿qué me estás queriendo decir? Me respondió con otra pregunta: ¿Tú
crees que el Ser Superior se dejaría quitar un contrato de esa manera? ¿Qué no tiene
a los mejores técnicos y economistas para elaborar sus ofertas? Continuó: él
tiene todo bajo control y no se le escapa un detalle. El cambio de empresa ha sido inducido adrede. ¡Pero
RAGA no es del grupo ACS! –grité. Lo sea o no, él sabe cómo compensarles a ambos. Y,
suponiendo que lo que dices sea cierto, ¿qué gana con todo eso? Muy sencillo: si
URBASER continuara con el mantenimiento, a los 100 jardineros sobrantes tendrían
que haberlos recolocado en otros parques.
Bien, hay una similitud innegable con el caso del portero ¿no? Pero OJO, yo no me creo ninguna de estas teorías conspiranoicas; lo de de Gea lo dicen Relaño, Sámano y Segurola y, lo de Madrid Río, un jardinero infiel, despechado y resentido. Yo me he limitado a transcribirlo aunque, si alguien me busca las vueltas, estoy dispuesto a proclamar en la plaza pública que todo es falso, resultado de mentes rencorosas con imaginaciones enfermas. Yo no quiero problemas, oyes.
Bien, hay una similitud innegable con el caso del portero ¿no? Pero OJO, yo no me creo ninguna de estas teorías conspiranoicas; lo de de Gea lo dicen Relaño, Sámano y Segurola y, lo de Madrid Río, un jardinero infiel, despechado y resentido. Yo me he limitado a transcribirlo aunque, si alguien me busca las vueltas, estoy dispuesto a proclamar en la plaza pública que todo es falso, resultado de mentes rencorosas con imaginaciones enfermas. Yo no quiero problemas, oyes.
Excelente artículo, Emilio. Un beso desde Granada.
ResponderEliminarQuerida amiga, bienvenida otra vez a los comentarios de mi blog. No pierdas tiempo leyendo mi blog y aprovecha para disfrutar de esa maravillosa ciudad, que no hay en la vida nada/ como la pena de ser/ ciego en Granada. Y ya sabes que no hay peor ciego que el que no quiere ver y se dedica a leer blogs. Un beso bien apretao.
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