jueves, 31 de julio de 2014

273. Despedidas y Egoblogs

Bueno, supongo que ya habrán notado que se ha recrudecido la carga de nuevos textos en esta última semana. No es que haya pasado nada especial que no estuviera sucediendo antes, es que les quiero compensar por la sequía que viene. No sé si será éste mi último post hasta el  ferragosto, o tendré margen de colgar algún otro en los tres próximos días. Lo que sí les puedo asegurar es que tengo un billete de ida a Bucarest para el lunes, 4 de agosto por la mañana; que no me llevo el ordenador, por lo que es altamente improbable, por no decir imposible, que pueda subir nuevas reflexiones a la carrera en esos días y, finalmente, que mi vuelta a Madrid está prevista para el día 15, fecha de la Virgen de Agosto (como decía mi padre: Dios mediando).

En el horizonte post-vacaciones planean algunos otros viajes: Este de Alemania (esperaré a que se concrete del todo para hablar de ello en este foro), Seúl, aprovechando la estancia de mi hijo Kike a partir de septiembre y, por supuesto, La Coruña, de donde me llegan cantos de sirena cada vez más irresistibles. Mañana termina para mí el curso laboral (salvo la previa escapada a Friburgo) y mañana también empieza mi penúltimo verano como trabajador activo (es un decir), antes de entrar en el veraneo eterno de la jubilación. Porque han de saber que, a partir de la reciente despedida de una compañera muy próxima y querida, no he resistido más la presión y me he constituido en las oficinas de la Seguridá Sociá.

Una vez personado ante la ventanilla correspondiente, frente a una chica con un letrerito sobrepuesto en la pechera que decía Verónica, le he dicho, así de un tirón: Vero, cielo, que vengo yo aquí a que m’expliques tú mu bien explicao hasta cuando voy a tener que seguir trabajando, que tengo yo una desazón y una angustia y un come-come que ya no me aguanto ni yo, fíjate lo que te digo, corazón, que m’han dicho a mí que hay una cosa que se llama “clases pasivas” y digo yo pa mí, osá, digo: pero ¿dónde s’ha visto una clase más pasiva que la mía, ozú, que no puedo ya ni correr ni na, con esta espalda que no me deja descansar? ¡Madre del amor hermoso! ¡Qué he hecho yo para merecer esto! Así que esta mañana m’he dicho yo pa mí, osá, digo: NADA: que me voy a ver a la Vero y que me lo especifique bien especificao…

Bien, tras una ardua gestión, he conseguido la respuesta que buscaba. Les cuento. Me toca seguir trabajando hasta cumplir 65 años y cuatro meses, de acuerdo con el escalonamiento progresivo establecido por el gobierno del señor Rajoy para alcanzar gradualmente la jubilación a los 67. Eso quiere decir que habré de seguir acudiendo a la cárcel esta de régimen abierto, hasta el día del Señor del 19 de junio de 2016. Por eso digo que este es mi penúltimo verano como activo. Algún colega sindicalista me ha recomendado que pida el reenganche hasta los 70, y luego renuncie en cuanto llegue a la fecha antedicha. Con tres objetivos: UNO dar margen a un milagro de última hora (el reenganche se pide con seis meses de antelación), DOS dejarles bien clarito que me voy cuando YO quiero, y no cuando decidan mis jefes o el señor Rajoy, y TRES dar musho por culo. Creo que lo haré, especialmente por la razón 3.

Hablando de temas escabrosos, aun no tengo el resultado del análisis anatomopatológico del urdangarín de 3 mm. que me extrajeron de mis partes íntimas, tras denuncia del ojo de Dios, introducido en mi interior por salva sea la parte, previa anestesia y orientación de mi cuerpo serrano hacia La Meca, dicho esto último sin ánimo de ofender sensibilidades en tiempos de final del Ramadán. Tengo una nueva consulta a la vuelta de Rumanía, para ver si por entonces han encontrado el dichoso informe. Quiero pensar que no news is good news, pero lo cierto es que nadie me ha dicho nada, y por eso no les había dado noticia.

En este tiempo de despedidas, el otro día quedé con Lisardo a tomar un tinto de verano en Los Caracoles, en la Ribera de Curtidores, para desearle unas buenas vacaciones. Tras el tercer tinto de verano, compungió el rostro y reconoció que yo tenía razón cuando no quise hacerme una cuenta de Twitter. Lo que le había llevado a esa conclusión es la historia que les resumo a continuación. Resulta que le tocó ir a la boda de una sobrina, por parte de su hermana La Fina, nada menos que en Los Jerónimos, fíjese usted, don Emilio. Le apetecía cero, pero no tenía más remedio que cumplir con la familia. En el festejo subsiguiente, departiendo con parientes de esos a los que sólo se ve en bodas y entierros, le contaron que la hermana pequeña de la novia, 15 años (una niña la última vez que la había visto), se había vuelto famosa, porque tenía un Blog que era la releche.

El bueno de Lisardo se acercó a la chica y le hizo saber que él tenía un amigo que también era bloguero y además buenísimo, un crack. Preguntado por la niña sobre cuántas visitas registraba el blog de su amigo el crack, Lisardo dijo la verdad: una media de 30 a 40 visitas diarias, algunos días 100. Bueno, conociéndolo seguro que infló un poco los resultados. La joven hizo un mohín despreciativo: ella había superado las 5.000 visitas diarias y seguía creciendo. Como se pueden imaginar, el blog de esta adolescente está vinculado a una cuenta de Twitter, que avisa instantáneamente de cada nueva entrada a todos sus seguidores.

Con el mismo mohín, la chica le aclaró a su tío que lo suyo era una nueva modalidad, que se llama Egoblog. Consiste en que uno habla sólo de sí mismo, contando nimiedades, con poco texto y mucha foto de las llamadas selfies. Lisardo no me quiso dar la dirección, pero él sí había entrado al día siguiente y estaba indignado. El blog de su sobrina tenía incluso varias entradas diarias, del estilo: “esta noche me ha picado un mosquito” (foto de la picadura). O bien: me he lavado el pelo y se me ha quedado hecho un asco, voy a tener que cambiar de champú (foto de la cabeza como una escarola). Obviamente una gilipollez. Hombre, los partidarios del morbo y el cotilleo en torno a las It-girls (apunten también la palabreja), entiendo que puedan entrar de forma compulsiva en el Egoblog  de Miley Cirus, a ver si sigue sacando la lengua. Pero ¿qué sentido tiene entrar en el Egoblog de una niña medio lela que cuenta insulseces.


He leído algo al respecto en la red y parece que los seguidores de este tipo de foros son gente que aprecia por encima de todo lo auténtico. Lo que esta niña cuenta es de verdad, es exactamente lo que le pasa por la cabeza. No pretende figurar ni parecer lo que no es. He oído también que hay gente que se traga los insufribles partidos de fútbol en abierto, sólo porque son de verdad en directo. El resto de la programación es en diferido, es decir, enlatada y previamente supervisada. Hasta los telediarios se dan con cinco minutos de desfase, por si hay algo que quede muy mal y deba eliminarse. En un partido de fútbol, en cambio, se pueden ver imágenes que en diferido se censurarían (como los sempiternos mocos enérgicamente proyectados al césped, tapando un lado de la nariz). Así que si una cría aburrida e inculta se monta un Egoblog, pues la gente entra en su vida y en su intimidad y en su mente y disfruta con eso. Digo yo que también habrá un cierto morbo por ver si se tira un pedo en directo (se incluyen vídeos grabados con el smartphone) o si podemos, en un descuido, verle fugazmente la santa faz, como les pasó a los alborozados fans de Laura Pausini en un concierto reciente.

Pero lo que más indignó a mi querido Lisardo, es que su sobrina está en estos momentos en uno de los primeros lugares en el ranking nacional de blogs, por número de visitantes. Por eso reniega ahora de Twitter, y ha retrocedido unos pasitos hacia su prehistoria analógica. La verdad es que uno se entera de estas cosas y le dan ganas de volverse catalán, ejercer el derecho a decidir y convertirse en coreano (del sur, por Dios). Así que ya lo saben. No sé si mi blog, que va ya para dos años, es un Egoblog, pero yo procuro que no lo sea (este post de hoy va un poquito en la línea, pero no llega a los extremos citados). Tal vez haya que conocer estos excesos para volver un poco al pasado, como Lisardo. Yo, de momento, me voy a llevar a Rumanía una libreta de gusanillo, un lápiz Faber Castell con su correspondiente sacapuntas y una goma de borrar Milán, de las blandas. Anotaré mis impresiones de la tierra de Drácula (y Ceaucescu), para contárselas puntualmente a la vuelta.

Que pasen ustedes unas buenas vacaciones (y no dejen de consultar el blog, que ya saben que soy muy mentiroso y, cada vez que me despido, les doy gato por liebre)

5 comentarios:

  1. Se ve que la Cirus le pone: en cuanto puede nos obsequia con una nueva imagen de esta descerebrada.

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    1. Pues se equivoca usted, amigo. A mí la que me gusta es la novia de Schweinsteiger.

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  2. Entiendo las razones dos y tres para pedir el reenganche y luego decir que no lo quiere: dar por culo, cultivar un cierto orgullo y quedarse con la sensación (falsa) de que puede usted hacer lo que le da la gana. La que no acabo de entender es la primera. ¿De qué milagro habla? Finalmente, ¿usted quiere jubilarse o le gustaría seguir en el Ayuntamiento de cuya práctica cotidiana reniega todo el rato?
    Gracias, es curiosidad interesada, porque yo me empiezo a acercar a esas disyuntivas.

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    1. Le contesto desde Bucarest. Durante cerca de 30 años he trabajado para la ciudad de Madrid dejándome la piel en tareas a veces divertidas y brillantes y a veces más grises y rutinarias. En enero de 2012 se me relegó a un puesto donde me sobra mucho tiempo y además se me aplicó un régimen de control de horarios absurdo, carcelario e ineficiente. La existencia de este blog es uno de los resultados de ese doble cambio. Ni un solo día he dejado de soñar con revertir la situación. A medida que va pasando el tiempo, esa posibilidad se va convirtiendo cada vez más en un milagro, pero no es imposible del todo.
      Si ese milagro ocurriera, no tendría inconveniente en quedarme unos años más. Pero tendrían que ofrecerme algo que me permitiera divertirme, aprender y ser útil a la ciudad. En caso contrario, me largaré en cuanto pueda. Me parece que mi orden de prioridades está muy claro: que puedo tener un trabajo que me compense del esfuerzo, pues me reengancho. Que nadie me ofrece algo de ese tipo, pues me largo en cuanto pueda.
      Un saludo y espero que le sirva de guía cuando llegue a mi situación.

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    2. El 19 de agosto, yo no estaba obviamente en Bucarest. Mi respuesta anterior la escribí en mi hotel de Bucarest, supongo que el 4 o 5 de agosto. Como aclaré en este post, no me llevé el ordenador a Rumanía. Me llevé el Ipad, y fue con este aparatejo con el que contesté. Al volver a Madrid, repasé los últimos comentarios y descubrí que mi respuesta estaba llena de erratas. Me pareció oportuno corregirlas y lo hice, pero entonces me actualizaron la fecha. Esa es la explicación.

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