Bien, hubo elecciones europeas y
allí surgieron dos temas: la abstención galopante, que ya se analizó hace un
par de posts, y el huracán Podemos,
que sorprendió incluso a los propios promotores de la idea, aunque lo nieguen.
¡Hemos podido! –gritaba alborozada mi compañera África al día siguiente en el
curre. Ya les conté que varios de los miembros de mi grupo senderista llevan
desde hace tiempo chapitas de Podemos. Pero yo no les voté, por las razones que
también expliqué con detalle. En los días posteriores, la cascada de
descalificaciones al señor Pablo Iglesias me hizo reconsiderar mi aversión
inicial. Especialmente la andanada que le dedicó Rosa Díez. Alguien que gusta
tan poco a Rosa Díez, ya tiene bastantes puntos conmigo. Sólo me faltó que le
criticara Artur Menos. Si eso llega a suceder, me habría vuelto seguidor rendido
de Podemos.
En esos días leí un certero y
desternillante post del Blog que firma David Torres bajo el título genérico de Punto de Fisión. David Torres es un
escritor joven que tiene varios premios
de novela. Este sábado firmaba en la Feria del Libro y estuve a punto de
comprar su última obra. Pero tenía una pequeña cola de seguidores y decidí
pensármelo. A media distancia me pareció un tipo simpático y gamberro, que bromeaba
todo el rato con los que hacían cola para que les firmara su novela. Sus posts
son muy buenos, como ese en el que empieza diciendo que la noticia no es que
Rubalcaba se vaya, la noticia es que todavía estaba. Pero el post del que les
hablo explica exactamente lo que yo estaba pensando de Podemos, con una gracia
que yo no tengo ni de lejos. El texto se llama Orgullo friki, y les pido que lo lean ahora, pinchando AQUÍ (si están comiendo, paren, a ver si se van a atragantar de la risa).
¿Verdad que es sensacional? Cada
vez que pienso en Aznar haciendo abdominales mientras repite mire usté, mire usté, mire usté, es que
me da algo. Bien, les llamo la atención sobre una frase concreta: “aún no
sabemos si Pablo Iglesias es el Mesías o Brian”. Nada más cierto. Esa noche volví
a ver al nuevo fenómeno mediático en su habitual debate de la tele, defendiendo
sus tesis con la serenidad y contundencia acostumbradas, de los ataques de ese
ser repulsivo que se llama Eduardo Inda, director efímero del Marca, periódico
al que rebajó al nivel rastrero de los diarios deportivos catalanes, hasta que
le echaron. Entonces se refugió en El inMundo donde se dedica a buscarles la
mierda a los demás, algo en lo que es experto. Decía que Pablo Iglesias se
defendió muy bien y, entre unas cosas y otras, llegué a pensar que me había
equivocado al no votarle.
Fue una sensación efímera. Hoy me
he vuelto a reafirmar en mis reservas. ¿Por qué? Pues porque el señor Iglesias
ha salido en un vídeo pidiendo la convocatoria ya de un referéndum sobre si
monarquía o república, sumando su voz a la de Cayo Lara y otros portentos. En
primer lugar, el hecho de sacar ese tema justo en este momento, me parece
inoportuno, poco caballeroso, antideportivo y no exento de riesgos de joderla
del todo. Dejen que la sucesión se produzca de forma tranquila, digo yo, dejen
que funcione el mecanismo previsto en la Constitución y veamos qué tal se porta
el nuevo rey. Si lo hace mal, entonces exijamos un cambio de modelo. Salir
ahora con las banderitas tricolores a la Puerta del Sol, es para mí algo
comparable a lo que hacen los del hare
krishna cuando pasan tocando sus sonajeros. Un mantra. Y encima tienen que
hacerlo en mi barrio (ya tengo el
helicóptero en el cogote).
Muy bien. ¿Quieren guerra? Pues
allá voy. Desde este mismo momento me declaro monárquico furibundo. Luego les
explico por qué. Sé que muchos de mis lectores esperaban exactamente lo
contrario, pero ya saben que, con tal de llamar la atención soy capaz de
cualquier extravagancia. Para empezar, admitirán que la alternativa
monarquía-república no es en estos momentos el problema prioritario entre los
que tenemos en este país. Al lado del paro, los catalanes, Rajoy, el PSOE y
otras desgracias que nos afligen, el modelo de régimen es un asunto insignificante.
Que ahora nos pongamos a discutir si monarquía o república en la coyuntura
socioeconómica que vivimos, me parece cuando menos una frivolidad.
Pero es que, además, la alternativa
republicana, no me mola nada. Porque tendría que tener un presidente y, a día
de hoy, ese presidente saldría de la casta política que tan bien ha
caracterizado Pablo Iglesias. ¿Imaginan de presidente a Felipe González? ¿Acaso
creen que no se apresuraría a postularse para el cargo? Por no hablar de Aznar.
Y les recuerdo que, al lado del presidente, habría una primera dama. Vomitivo. Francamente,
para eso, prefiero a Felipe Sexto. Pero los ejemplos que les he puesto no
serían los peores. ¿Imaginan a Rosa Díez? ¡¡Qué horror!! ¿Y a Cayo Lara? En
fin, no sigo. Creo que el surgimiento arrasador de Podemos ha prendido en la
ciudadanía precisamente por su crítica a la casta política. Y creo también que
Felipe (Sexto, no González) está mucho más preparado para el cargo que ninguno
de estos impresentables.
En fin. Si se empeñan en que
hagamos un referéndum sobre el modelo de Estado, desde aquí les pido por favor
que incluyan una tercera forma, la mía. Ni monarquía ni república. Estado
federal, con un presidente elegido cada cuatro años y sin primer ministro. O
con primer ministro, pero sin presidente. Con un Jefe del Estado nos basta. Al
estilo americano. Los Estados Unidos de España. Si no queremos rey, yo tampoco
quiero presidente. Esa sería mi primera opción. Y la segunda, desde luego, la
monarquía. La república, para mí, lo último, en estos momentos. Ya es bastante con las dos que hemos tenido. La primera no duró ni un año. Y la
segunda tuvo nada menos que 13 presidentes. Necesitamos algo más estable para
afrontar la crisis con garantías. El cambio de monarca no debería ser más
traumático que los acaecidos recientemente en Holanda y Bélgica. En estos países,
como en Suecia y Noruega, dos estados modélicos, los reyes son una curiosidad,
como aquí los toros y el flamenco. Aparecen en las postales turísticas y nadie
se plantea echarles. No molestan.
He de añadir que los mercados han reaccionado con indiferencia
total a estas elecciones en las que por todas partes han surgido opciones que
ponen en cuestión su supremacía. Están tan seguros de su dominio que se la bufa
que ganen los euroescépticos y la señora Le Pene (la e final me la ha añadido el corrector de Word, lo juro). En
relación con esto, les sugiero que lean,
pinchando AQUÍ, el análisis siempre certero de mi tocayo Emilio de la Peña. Añadiré que esta tarde he
consultado la prima de riesgo y, como me temía, el que nuestro rey abdique se
la trae al pairo. A este respecto, un
teorema. La prima de riesgo está por los suelos, pero nosotros seguimos
estando bien jodidos. ERGO, cuando la teníamos por encima de 600, la situación
no era tan nefasta y peligrosa como nos dijeron. Nos engañaron como a chinos (de
los de antes, ahora nos engañan ellos a nosotros), nos metieron el miedo en el
cuerpo para vendernos como inevitables los recortes que hasta entonces no se atrevían a
proponernos. Una estafa.
No puedo terminar sin rendir un
pequeño homenaje a nuestro rey durante 39 años (más que Franco), los mejores de
nuestra historia, a pesar del desastre de estos últimos siete. Fue el personaje
clave en el 23-F, junto con Suárez y Gutiérrez Mellado. Tres héroes. Y digo
esto a pesar de que me creo a pies juntillas todo lo que cuenta Pilar Urbano en
su libro-ladrillo que no pienso leer. No importa. A mí me caía y me cae bien. Y
quiero recordarle hoy, en esta hora amarga en que se va porque cree que ese es
su deber. Como el día en que se saltó los protocolos para mandar callar a Hugo
Chávez, con la frase mítica que remeda el título de este post. Ya sé que muchos
de mis lectores no comparten este sentimiento, pero para mí el rey era un tipo entrañable
al que echaré de menos. Aunque matara elefantes. Un colega. Desde este modesto
foro, mi tributo más sincero: gracias por todo, majestad, tío.
Me decepciona usted. Desde un punto de vista teórico la monarquía no se sostiene. Es algo tan arcaico y desfasado como la iglesia. Lo extraño es que ayer sólo salieran 20.000 a la Puerta del Sol. Antes o después llegará la Tercera República. Es una cuestión de tiempo.
ResponderEliminarAmigo, usted no me decepciona ni me sorprende, porque ya sé que nuestro país está lleno de desagradecidos como usted. Ya demostramos en la guerra civil lo que nos tira el cainismo secular, el "vivan las caenas" y todo los demás. Para mí, tanto la república como la monarquía son lo mismo: creaciones de la mente humana para organizar la sociedad con un cierto orden. Me da igual una que otra, yo creo que deberíamos ir a lo práctico. Como dice alguien que he leído esta mañana, prefiero la monarquía de Noruega que la república de Siria. Así que no me gustan nada los que se agarran a uno u otro modelo como si fueran dogmas. Exactamente son eso: dogmáticos llenos de pre-juicios. Desprecio por igual a los que salieron a la calle ayer y a los monárquicos porque sí, léase diario ABC y compañía. Pablo Iglesias sí que me ha decepcionado al arengar a las masas a que fueran a la Puerta del Sol. Yo creía que era alguien más elegante, moderno y práctico. Para desempeñar ese papel casposo ya tenemos a Cayo Lara.
EliminarLos republicanos con su república, los catalanes con su derecho a decidir, Rosa Díez con su ombligo... ¡qué país de mediocres! Yo lo que quiero es un estado social y me da igual qué forma de estado me lo garantice.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Los republicanos, como Artur Menos o Rosa Díez, son cansinos. Se distraen y nos distraen con problemillas nimios, en lugar de trabajar para organizarnos y defendernos del ataque del capital. Qué se puede pensar de gente a la que no se le cae la cara de vergüenza proclamando que la culpa de la brutal crisis que nos está jodiendo la tiene la monarquía, o los de Madrid que les roban y no les quieren, o los populistas de Podemos, como dice la del ombligo. ¡Peste de politicastros!
EliminarComprendo su manera de sentir, pero también comprendo a los que se sienten republicanos y salieron ayer a manifestarlo pública y pacíficamente. Compararlos con los del hare krishna es un poco fuerte ¿no le parece?
ResponderEliminarNo, señor. Más bien me parece que me he quedado corto. El dogmatismo de estos señores les ha llevado a montar un aquelarre puertasolero tan sesgado como los que organizan los independentistas catalanes (que para mí no son muy diferentes a los de hare krishna).
EliminarEn estos momentos, deberíamos de procurar no hacer ruido, por respeto a una persona que lo ha dado todo por nuestro país y que se retira, contra lo que tenía proyectado, porque se siente cansado, viejo y enfermo, sin energía para seguir luchando, lo que más le ha gustado en la vida.
Que en este momento, los republicanos aprovechen para hacer una exhibición de músculo, me parece algo tan antiestético como la celebración del Cretino Ronaldo enseñando tableta para celebrar un gol irrelevante a un equipo exhausto tras un año de luchar contra los gigantes. ¿Le gusta más esta comparación?
Y, por cierto, guárdese su comprensión. Yo no la necesito para nada y si hay algo que odio es a los equidistantes.
Saludos.
Bueno, hombre, no se me enfade, que no era esa mi intención. Cuente hasta diez y tranquilícese. ¿Ya? Ahora le hago una pregunta. ¿De verdad piensa que los catalanistas o los republicanos son como los del hare krishna?
EliminarVale, es un poco exagerado, como muchas de las cosas que se dicen en este blog. Para leer sólo cosas políticamente correctas cómprese El País.
EliminarY convendrá conmigo en que todos esos movimientos no dejan de ser en el fondo comeduras de tarro que distraen a sus seguidores y acólitos de las cuestiones fundamentales. Que uno no está más a cubierto de que le joda el FMI o el Banco Mundial por hacerse republicano, secesionista o de una secta religiosa.
Con los cabreos que se coge usted cuando le llevan la contraria, ya no sé si insistir en el tema de la república. Yo tengo claro que es un modo de organizar la sociedad más lógico que el de la monarquía, que me parece una antigualla. No creo que haya usted entrado a fondo en el tema. Su apoyo a la monarquía es una especie de reflejo conservador, un tanto discordante con la ideología que le presuponemos los que le seguimos, o al meno algunos de ellos como yo. Pero no se enfade: sólo pretendo que siga usted hablando del tema, que es muy interesante y de plena actualidad.
ResponderEliminarNo me enfado mucho, es que soy vehemente cuando tengo clara una cosa, algo que no sucede muy a menudo. Tal vez me haya vuelto más conservador, como usted dice, es algo propio de estas edades maduras en que me voy viendo inmerso. Pero creo que la explicación es otra; a ver si consigo expresarlo con palabras.
ResponderEliminarYo no soy un analista político, como he repetido cien veces, ni un estudioso sobre las distintas formas de organización de la sociedad. De lo que sí puedo presumir es de viejo y de haber desarrollado con los años una cierta sabiduría intuitiva e irracional hacia las personas. Y cada vez me equivoco menos en estas valoraciones "de primeras" sobre los personajes públicos. Ejemplos: yo veo hablar una vez a Artur Mas, o a Cayo Lara y ya tengo una opinión sobre ellos. Con Rosa Díez no necesito ni que hable. Creo que está bien claro.
Por contra, el príncipe Felipe me da buen rollo, y también me lo daba Pablo Iglesias hasta que salió el otro día incitando a la gente a ir a la Puerta del Sol. Me parece que en este tema ha caído en la trampa de Cayo Lara y en cierta forma creo que, con esto, ha pasado a formar parte de esa "casta política" que tanto criticaba.
No he sido yo el primero que ha comparado en este foro a los republicanos con los secesionistas catalanes, lo hizo un comentarista más arriba y creo que está en lo cierto. Es la misma cosa. Y le juro que lo que más me gustaría es que ambos grupos forzaran sus consultas y las perdieran. Cuento con el sentido común del pueblo llano y con las virtudes del voto secreto.
Un abrazo, amigo.