El colofón a mi viaje escocés fue
una estancia de unos días en Glasgow, una ciudad espléndida que ha sido una
verdadera sorpresa para mí. Además, es un lugar no agobiado por el turismo
masivo, porque no está en los circuitos de los tour operators, por lo
que se puede disfrutar de su vida urbana cotidiana sin especiales agobios. Aquí
no hay Festival Internacional de Teatro, ni Fringe, pero también organizan
otros saraos más modestos. Por ejemplo, el Glasgow International Piping Festival,
que reúne a las principales bandas de gaiteros con falda que hay por todo el
mundo, no sólo en Escocia.
La gaita (bagpipe) no es
un instrumento exclusivo de Escocia, se toca también en Irlanda, Bretaña,
Galicia y Asturias, entre otros lugares de ascendencia celta. La falda (kilt),
en cambio, sí que se identifica comúnmente con Escocia, aunque sólo tiene este
valor simbólico desde hace unos 200 años. Parece que el kilt es una derivación
de una pieza tradicional escocesa que era de cuerpo entero, como un sari indio,
y se sujetaba con un broche en los hombros. Pero tras la unificación con
Inglaterra, algunos empresarios ingleses forzaron una regulación
indumentaria de sus obreros y exigieron a los de origen escocés que eliminaran
la parte de arriba, lo que produjo la falda actual.
Pensarán ustedes como yo: si se
trataba de imponer una especie de uniforme de trabajo para todos los obreros,
¿por qué no suprimieron la parte de abajo, que era la más rara, y no la de
arriba? La única respuesta que se me ocurre es la del conocido chiste gallego:
“si morro en Caneliñas de’nriba, que me
entierren en Caneliñas de’nbaixo, y si morro en Caneliñas de’nbaixo que me
entierren en Caneliñas de’nriba”. Es decir: “pra foder”. Posteriormente, los ingleses prohibieron el kilt en
1746 y consiguieron que los escoceses, que sólo lo usaban de forma esporádica
hasta entonces, lo convirtieran en símbolo nacional. Si usted quiere que algún
rasgo cultural o lingüístico se convierta en seña de identidad, nada mejor que
prohibirlo.
Los bravos batallones escoceses
integrados en las fuerzas británicas, combatieron con falda hasta hace bastante
poco, concretamente hasta la Primera Guerra Mundial, en la que el uniforme
de los soldados incluía un kilt de tela basta de color marrón. Deben ustedes saber que, según
la tradición, debajo del kilt no hay nada. Quiero decir, nada de tela. De lo
que se imaginan sí que hay, como evidencia un reciente anuncio de whisky que
recrea el inicio de un partido de rugby contra Nueva Zelanda. Aquí lo tienen.
Deben saber también que el kilt incluye un bolsillito
delantero, en el que ahora llevan el móvil y otros adminículos imprescindibles de la vida
moderna. Pero, antiguamente, allí se cargaban piedrecitas calentadas al horno,
para evitar la congelación de las partes nobles. Ya les he dicho que por estas
tierras hace mucho frío.
Volviendo al Piping Festival de
Glasgow, cada mañana había conciertos gratuitos en la plazuela al final de la
Buchanan Street, frente a la entrada del centro comercial St. Enoch. El lunes
12 de agosto tuvimos la oportunidad de escuchar a una banda escocesa, la Cowal Pipe Band, y a otra canadiense,
los 78th Highlanders de Halifax.
Estos últimos venían desde su tierra con sus faldas y no se diferenciaban demasiado
de los anteriores.
Como el sonido de la gaita es monótono y ya teníamos bastante con dos actuaciones, nos retiramos. Entonces pudimos observar a los del tercer grupo que tocaba ese día, esperando a que llegara su turno. Me llamó la atención el aspecto de algunos de ellos, bastante alejado del estereotipo del macho escocés. Vean acá el aspecto del gaitero jefe. ¿Imaginan de dónde era?
Pues sí. Han acertado. Se trata de la banda de gaitas Batallón de San Patricio, de México-DF. Como pueden ver en este vídeo, cada primer domingo de mes, los componentes de esta banda se dan cita en la explanada de Churubusco, en el barrio capitalino de Coyoacán, para hacer sonar su música. Pero, ¿saben ustedes por qué en un lugar tan alejado de las islas británicas existe una banda de estas características, dedicada a interpretar una música tan alejada de su idiosincrasia? Abajo se lo explico.
Como el sonido de la gaita es monótono y ya teníamos bastante con dos actuaciones, nos retiramos. Entonces pudimos observar a los del tercer grupo que tocaba ese día, esperando a que llegara su turno. Me llamó la atención el aspecto de algunos de ellos, bastante alejado del estereotipo del macho escocés. Vean acá el aspecto del gaitero jefe. ¿Imaginan de dónde era?
Pues sí. Han acertado. Se trata de la banda de gaitas Batallón de San Patricio, de México-DF. Como pueden ver en este vídeo, cada primer domingo de mes, los componentes de esta banda se dan cita en la explanada de Churubusco, en el barrio capitalino de Coyoacán, para hacer sonar su música. Pero, ¿saben ustedes por qué en un lugar tan alejado de las islas británicas existe una banda de estas características, dedicada a interpretar una música tan alejada de su idiosincrasia? Abajo se lo explico.
Para ello hay que remontarse a la guerra de Texas, mediados del siglo XIX. Texas era un territorio cuya propiedad ambicionaban los Estados Unidos, ya desde el final de la dominación española. Tras la independencia de México, en tiempos de la presidencia dictatorial del General Santa Anna, una parte de Texas se rebela contra su poder y se independiza, con ayuda de soldados yanquis. Y en 1845, el estado independiente de Texas decide unirse a los Estados Unidos. Eso desencadena la ira de México que empieza a hostigar a las tropas texanas. Tras diversas escaramuzas, el Congreso de los Estados Unidos declara la guerra a México el 13 de mayo de 1846. Una guerra que terminará cuando los mexicanos firman la rendición el 2 de febrero de 1848, tras perder más de 20.000 hombres y un tercio de su territorio anterior, incluyendo la Alta California, Nuevo México y la totalidad de Texas hasta el Río Grande.
Pero al comienzo de la guerra,
las cosas no estaban tan claras, y los yanquis pidieron formalmente ayuda a sus
amigos británicos. Los ingleses les ayudaron, como suele decirse, con la boca
pequeña. Mandaron a la guerra a un batallón de irlandeses, en parte como
castigo por las sospechas de que ya se preparaban para rebelarse contra el
Reino Unido, algo que sucedería no mucho después, desembocando en la creación
en 1921 del estado independiente de Éire. Este batallón de irlandeses, llamado
de San Patricio en honor a su patrón, llegaron al frente de guerra después de
un penoso viaje y se encontraron en los desiertos texanos, con sus uniformes
invernales, su armamento y sus gaitas. Y enseguida identificaron el expolio a
que los yanquis sometían al pueblo mexicano, con lo que sucedía en su querida y
lejana tierra de Irlanda. Influyó también el componente religioso: los irlandeses
eran católicos, como los mexicanos, y los yanquis protestantes, como los
odiados ingleses.
Casi recién llegado al escenario
de la guerra, el Batallón San Patricio cambió de bando y paso a luchar codo con
codo con las tropas mexicanas. A los irlandeses se les unieron colonos alemanes
y de otros orígenes, así como desertores yanquis, como John O’Reilly, que se
convirtió en su comandante. El batallón se batió heroicamente hasta que fue
derrotado en la batalla de Churubusco. Los irlandeses que sobrevivieron fueron
ahorcados por los yanquis, que no les concedieron ni siquiera el honor de ser
fusilados como enemigos. A O’Reilly y otros miembros yanquis, sin embargo, se
les perdonó la vida, pero fueron azotados y marcados a fuego con la letra D de
desertores.
En la historia oficial, escrita
por los yanquis, se ha llegado a decir que este batallón no existió, que es una
leyenda. Pero su memoria pervive, tanto en Irlanda como en México. En 2010, el
veterano grupo de folk irlandés The
Chieftains, hizo una gira por México para grabar un disco, llamado
precisamente San Patricio, en el que buscaron colaboraciones de los principales
músicos mexicanos, como Los Tigres del Norte, Lila Dawns o Chabela Vargas, y
otros americanos, como Linda Rondstand o Ry Cooder. Es un disco que les recomiendo
vivamente. Les dejo un ejemplo muy emotivo. Es una vieja letra que interpretan con
Los Camperos de Valles. Abajo les transcribo la letra de las estrofas, porque se
entiende a medias. Y atención al violinista de los Chieftains que se emociona
con su instrumento, jaleado por los mexicanos, y consigue un solo
extraordinario.
“A Irlanda digo a mi juicio/para que sepan
paisanos/mil gracias por el servicio/de pelear con alma y manos/al grupo de San
Patricio/ya son héroes mexicanos.
Hay recuerdos bien sabidos/que por
desertores fue/y por Estados Unidos los ahorcaron, les diré/y a los que
quedaron vivos/los marcaron con la D.
Porque la verdad así es/por esa valiente
acción/México con honradez/y de todo corazón/con el país irlandés/tiene buena
relación.”
Nunca hubiera creído que en el DF hubiera una banda de gaiteros locales con falda. Si no hubiera usted incluido el vídeo de su actuación, pensaríamos que era una invención. Me parece que ya le voy pillando el truco: usted alterna historias increíbles pero ciertas, con otras perfectamente creíbles pero falsas. Un bonito juego.
ResponderEliminarAgradezco su valoración, pero no es exactamente así. Digamos que, en mis textos, por un lado están los asuntos que no tienen nada que ver con mi persona. Sobre éstos, lo que hago es informar. Es decir, que son ciertos, como pueden comprobar en cualquier wikipedia. Como mucho, exagero de vez en cuando algún matiz para darle más gracia. Por otro lado están mis historias más personales. Éstas no son ni ciertas ni falsas, sino todo lo contrario. Como las unas se entremezclan con las otras, pues el resultado es el que ven. A mí me gustaría que los lectores lo admitieran así.
EliminarSin embargo, entre los visitantes de este blog, sobre todo entre algunos que me conocen personalmente, hay una obsesión por diferenciar lo verdadero de lo fantástico. Es algo contra lo que no puedo hacer nada. Ya he dicho hasta la saciedad que este es un foro en el que pretendo hacer literatura. En modo alguno quiero tener aquí una especie de confesonario para contar mis intimidades. Los que quieran saber de mi vida ya saben que pueden llamarme por teléfono y les pondré al corriente. Y los que no me conocen, que son la mayoría, pues disfruten y sigan visitando el foro. Unos y otros son bienvenidos.