Me viene la idea de un cabo suelto de hace unos cuantos posts. Hablando de Michelle Pfeiffer, manifesté que en general me parecía la mujer perfecta, mi ideal de mujer, salvo por su forma de andar, un poco tipo pato. Me preguntaron algunas lectoras a qué me refería y lo cierto es que he buscado en Youtube y no he encontrado ninguna escena suya en la que se la vea andando sin tacones desde atrás, se ve que su entorno cuida mucho que no se publiquen esas imágenes. Es algo que tengo en mi memoria, una escena de una película que he olvidado, de las primeras suyas, en la que se la ve caminando, creo que por algún paseo playero de California y a uno se le cae un poco la libido ante esa forma de moverse.
El estilo es algo clave en cuanto a la información visual que obtenemos de las personas, ese estudio de la gimnasia gestual que tanto me gusta. Hay gente, de ambos sexos, que tiene una elegancia natural y la muestran desde niños. Pero, en general, uno vive una infancia más o menos feliz, rica en experiencias de todo tipo, en la que no se preocupa de estas cosas y, de pronto, entra en la adolescencia y se encuentra metido en un cuerpo mucho más grande, sin saber dónde meter las piernas cuando se sienta, ni qué hacer con los brazos. Es una metamorfosis dura, que requiere un gran esfuerzo, una transición en la que te sientes como si fueras tú mismo y a la vez otro. Y es en esa época donde se construye el estilo, la forma en que cada uno actuará en la película de la vida, ese estilo, más o menos fino o atractivo, que marcará tu forma de acercarte a los demás para el resto de tus días. A ver si me explico.
Yo, por ejemplo, pasé una adolescencia marcada por una cierta timidez de base, un no saber qué hacer conmigo mismo, que me inducía bastante angustia e inseguridad. Metido en un cuerpo que no controlaba, notando cómo me salía una voz cambiada tan diferente de la que tenía de niño, solía sentarme todo retorcido en los sillones, como si quisiera parecer una gamba y, sobre todo, andaba de forma rara y supongo que poco agradable a la vista de los demás, como pegándome a las paredes, tratando de que no se me viera demasiado. A mi padre le ponía muy nervioso mi forma de andar y también mi tono apagado de voz, porque no me oía bien. Fue por entonces cuando empecé a escuchar rock and roll y a vestirme con vaqueros de los más cutres, que me compraba en El Barato Mercantil, una tienda coruñesa mítica, cerrada hace ya muchos años.
Lo de la forma de hablar no logré remontarlo nunca, se me quedó esta especie de voz rota que me caracteriza y que no puedo forzar mucho porque me da la tos y, además, la sordera de mi padre tampoco remitió. Pero lo de la forma de caminar sí que lo corregí. ¿A que no se imaginan dónde? Nada, no tienen ni idea. Pues ya se lo digo: en la mili. Allí me enseñaron a desfilar y eso fue clave para mí (también aprendí a tocar la corneta, pero eso ya se lo cuento otro día). Llegué a desfilar con una técnica perfecta y, cuando volví de la mili, caminaba ya de otra manera, denotando una mayor seguridad general. Y mi padre apreció el cambio: ꟷAhora sí que andas bien, no como antes, que parecías un percebe andante.
Lo que mi padre no llegó a conocer en vida fue mi otro cambio posterior, el que sufrí después de ver la película American Gigolo, Paul Schrader (1980). Es otra de esas películas que vi dos veces en el propio cine de estreno y luego muchas más veces (no tantas como Blade Runner) y, desde luego es una película que les recomiendo, aunque se va notando que tiene ya 40 años. Yo bebía las imágenes de ese film fijándome todo el rato en la forma en que camina Richard Gere y en general en la forma en que se mueve todo el tiempo. Y, me creerán o no, pero llevo desde entonces imitando la forma de andar de Richard Gere en esa cinta, sobre todo cuando llevo chaqueta.
Hala, ya les he revelado otro secreto más. Saber caminar me vino de perlas a la hora de aprender a correr, porque finalmente uno corre como anda. Y yo mantengo un estilo de runner elegante y grácil, que no te garantiza buenas marcas (me adelanta gente que se mueve con un estilo horrible), pero contribuye a que te sientas bien después del ejercicio. Les voy a poner un vídeo con la versión larga de la canción de Blondie que se utilizó en la película de que les vengo hablando, con una serie de escenas. A Gere no se le ve mucho andar (para eso tienen que ver la película entera), pero creo que se harán una idea de lo que les quiero decir.
Para que una mujer resulte elegante y atractiva, tiene también que saber andar. Allá por septiembre de 2018 publiqué yo un post hablando de una amiga que me estaba conquistando entre otras cosas por su manera de caminar a mi lado, que me hacía verla como una mujer con un indudable sex-appeal. No les cuento cómo acabó la cosa, que este no es un foro de cotilleos o autoconfesiones, pero si les voy a poner otra vez el vídeo que me trajo a la mente aquella aventura incipiente, apenas esbozada. Es un vídeo de imágenes de cuadros del pintor británico Drew Darcy, seguidor confeso de Edward Hopper y admirador de las mujeres que caminan de forma elegante, sobre la música del tema A woman's way de la encantadora Halie Loren, artista emergente del jazz de Seattle. Entenderán lo que les estoy tratando de explicar.
Samantha Fish, la diva permanente de este foro, tuvo también que pasar una adolescencia con problemas, en cuanto empezó a crecer y hacerse mujer, y se convirtió en esa largirucha sabidilla que sacaba los cursos con facilidad casi sin estudiar, mientras se empeñaba en su lucha por tocar la guitarra como sus ídolos de infancia, entre ellos Mike Campbell, el guitarrista de la banda de Tom Petty del que estaba perdidamente enamorada, como sólo una quinceañera puede llegar a estarlo. Piensen sólo en un detalle, una chica de esas características, además muy tímida, que lo pasaba fatal cuando la sacaban a la pizarra, encima se apellidaba Fish (Pescado). Las chicas de esas edades son inusitadamente agudas y crueles y no es difícil imaginar las pullas que le lanzarían: querida, hoy no te has lavado bien tus partes, hueles un poco a tu apellido.
Si creen que exagero, vayan a ver la excelente película Las niñas, ganadora del Goya de este año, en la que se puede pulsar el ambiente en un colegio femenino de finales del franquismo. Sólo alguien con una personalidad fuerte como Sam podría salir indemne de ese bullying continuado y encima convertirse en una celebridad para envidia de todas sus compañeras, seguramente devenidas en amas de casa del Medio Oeste. Hemos visto muchas facetas artísticas de Sam, desde la súper energética siempre alegre, la guitarrista pulcra de técnica depurada, la líder que dirige a toda su banda con mano de hierro, la profesional que no se achica por dificultades técnicas sobrevenidas o la que dramatiza su desolación al borde de las lágrimas. Hoy quiero traerles otra de las caras de esta artista poliédrica: la poseedora de un sex-appeal indudable.
Sam está siempre guapa, porque cuida de salir a escena bien arreglada, pero hay veces en que está como para comérsela, no se sabe por qué, simplemente siendo ella, actuando con naturalidad y dejándose llevar. Aquí la vamos a ver con su cigar box guitar, cantando uno de sus temas más característicos y dejando fluir la música. Ya saben que Samantha toca con todo el cuerpo, que acompaña la melodía subrayando cada nota destacada, de forma que algunas armonías parecen producirle retortijones gástricos severos y otras la elevan hasta alturas casi orgásmicas. Lo que van a ver sucede en el Cigar Box Guitar Festival de Nueva Orleans, de 2019; ya saben que a partir del año siguiente pasó a llamarse The Samantha Fish Cigar Box Guitar Festival. El tipo que la filma con su móvil es consciente del atractivo que desprende Sam ese día y no le quita la cámara en todo el tema. Véanlo.
Hemos entrado de lleno en el espinoso tema del título. Por qué una persona nos resulta atractiva en determinadas circunstancias. Hombre, ayuda que sea guapa, pero no es sólo eso. Es una forma de moverse, una naturalidad, una seguridad en sí misma que se suma a menudo a una elegancia natural como la de las gacelas y otros animales. Por no hablar del aroma, el sentido del olfato es básico en este asunto, recuerden la película Profumo di donna, sobre un ciego que sabe perfectamente cuándo tiene cerca a una mujer atractiva. Es un asunto que tiene una innegable base química, las personas esparcen feromonas para quien sepa captarlas, finalmente somos animales y esta es una de las manifestaciones más simples de la condición animal, desde los palomos que arrastran el ala todo el día alrededor de la hembra esquiva y altanera, hasta cualquier otra especie de animales superiores como nosotros.
Es algo difícil de explicar con palabras, no tanto con imágenes y vídeos. Ya les he contado que yo fui a un colegio masculino en los tiempos de la discriminación por sexos, y que tampoco tuve hermanas, por lo que el mundo femenino ha tenido para mí siempre un punto mágico y maravilloso que todavía se mantiene vivo en mi espíritu de quinceañero septuagenario. De aquellos años les traigo un viejo vídeo, salido de la batuta del gran Xavier Cugat, un catalán universal al que no puedo imaginar como independentista. Este señor siempre tuvo buen gusto para las mujeres y por eso tuvo una serie de cantantes de su orquesta, con algunas de las cuales se casaba, realmente impactantes. Entre ellas la simpar Abbe Lane. Aquí podemos verla en una escena de la película Susana y yo (1957), tratando de camelarse a un jovencísimo Juanjo Menéndez, un pasaje al parecer eliminado por la censura franquista.
Seis añitos tenía yo cuando se rodó esta película y esas fueron las referencias entre las que me crié en ese mundo en blanco y negro en que una cuadrilla de censores cuidaba de que escenas como estas no llegaran a nuestros inocentes ojos. Y, sin embargo, los curas de algunos colegios religiosos de mi entorno se dedicaban por entonces a tocarle el culo a los chicos y cosas peores. Estaré eternamente agradecido a mi padre por haberme llevado a la Academia Galicia, un colegio laico como a quince minutos de casa, cuando teníamos a los Maristas enfrente, prácticamente cruzando la calle. Sí, esos mismos maristas de los que ahora están saliendo a la luz todas sus miserias, denunciadas por ex-alumnos más o menos de mi edad.
Pero siguiendo con mi trayectoria, yo caí muy pronto en las redes del rock and roll y allí había también artistas con un sex-appeal acreditado, como Nancy Sinatra y sus impagables botas para caminar. Un vídeo que les pongo a continuación, pero que tampoco tuvo mucha difusión por entonces, enterrado bajo la garra censora. Si la iconografía de Abbe Lane resulta ahora casposa y paleolítica, lo de Nancy ya remite directamente al tiempo en que yo empecé a ir a las discotecas en Madrid; por aquel entonces todas las chicas se vestían, se peinaban y se movían como las que se ven en este vídeo. Los lectores de mi quinta saben de qué hablo.
En este post queda en evidencia que tengo 70 años, para bien y para mal, y que mis referencias mentales, culturales y vitales son de una época muy concreta. Y la quintaesencia del sex-appeal para los de mi generación era sin ninguna duda Marilyn. Aquí les traigo, para que la recuerden, su espectacular primera aparición en Some like it hot, que por aquí llamaron Con faldas y a lo loco. Ahí está condensado lo que les estoy tratando de contar. Además verán que también aquí la cosa va de la forma correcta de andar, en este caso con tacones. Los dos músicos que interpretan Tony Curtis y Jack Lemmon se han disfrazado de mujer para huir de los gangsters que los persiguen, camuflados en una orquesta de señoritas. Y no consiguen andar correctamente con tacones. Hasta que aparece Marilyn y les muestra cómo.
Estamos ahora en una época diferente, con Internet, los móviles y los coches que te vigilan y te dicen que te pares a tomar un café, que ya llevas demasiado tiempo conduciendo sin descansar. Pero las claves del sex-appeal y el atractivo físico no han variado demasiado, son universales. Una de las mujeres más atractivas que hay en este momento en el mundo del cine es Scarlett Johanson. Y van a ver cómo sintetiza la esencia del sex-appeal en apenas un minuto. No hace falta vestirse de manera llamativa o sugerente. Basta con un ligero contoneo de hombros y un casi imperceptible alzamiento de la ceja izquierda en el momento preciso. Sucede la escena en Afganistán, adonde Scarlett ha viajado para animar a las tropas, en una caravana de artistas en la que también está el cantante Craig Campbell, del mundo del country. De la canción no hace falta que les diga cuál es, la van a reconocer enseguida. Véanlo.
Sin comentarios. En fin, es este un universo mucho más interesante y rico que el de la política, especialmente la nacional. Pero esto del atractivo sexual, por decirlo ya de una vez en castellano, no es algo exclusivo de las mujeres. Hay hombres que van distribuyendo feromonas por donde aparecen y, dado que en este blog hay un porcentaje notable de lectoras, terminaré con una imagen para ellas, que ya he traído a este foro, pero que no tengo inconveniente en repetir. Son Paul Newman y Lee Marvin, dos monstruos del cine, en un descanso de rodaje. No están posando ni nada, ellos eran así. Les pongo la imagen a tamaño natural, para que la disfruten. Buen finde.
Sobre los distintos estilos de caminar, le recomiendo que vea este vídeo: las 100 maneras de andar. Es muy bueno. https://www.youtube.com/watch?v=HEoUhlesN9E&t=378s&ab_channel=KevinParryKevinParry
ResponderEliminarGracias, realmente es un vídeo muy divertido, el tipo es un mimo genial.
EliminarPues a mí Richard Gere no me ha gustado nunca, a pesar de su andar sandunguero. Detesto a los hombres con ojos pequeños y los de R.G. son "como dos puñalaítas en un tomate". Los andares de Michelle Pfeiffer no son una maravilla, pero la peor andarina entre las estrellas es Julia Roberts, la pretty woman se mueve con menos gracia que un ataúd con pegatinas. Marilyn parece que lleva ruedecitas y qué decir de los dos machos alfa que has dejado para el postre: no se puede ser más sexy, pero ojo, yo creo que sí están posando, y lo hacen tan bien, que no se nota.
ResponderEliminarQuerida, para gustos, colores, como se suele decir. Eres libre de que no te guste Richard Gere, pero yo creo que en esta peli estaba guapísimo. Marilyn es como si llevara incorporado un motorcito como los de los juguetes chinos esos que saludan todo el rato.
EliminarLa foto de los machos alfa creo que no estaba preparada, pero, al ver al fotógrafo, evidentemente, hacen por posar como saben, sobre todo Newman que era un coqueto.
Un abrazo, me encantó verte el otro día.
Scarlett es guapísima, pero no sabía que cantara tan bien, menuda voz.
ResponderEliminarScarlett ha llegado a tener su propio grupo de rock. Y recuerda que en la excelente película Her, se utiliza únicamente su voz, no su imagen. Esta es la historia de un hombre que se enamora de su sistema operativo, lo que, entre otras cosas, se entiende porque el sistema operativo se comunica con él con la sugerente voz de Scarlett.
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