Buenos días otra vez, queridos
seguidores. Empiezo así para subrayar el hecho de que me he despertado de un sueño,
el que inicié el 2 de junio yéndome de viaje durante dos semanas. Un sueño que
he prolongado a lo largo de otras dos o tres, por el procedimiento de seguir
hablando del tema, como si todavía estuviera por la dorada California. Ahora me
he despertado y descubro con asombro que mi vida y el mundo que me rodea ha
cambiado un montón en este mes largo. Les hago una relación de estos cambios.
1.- Ya no tengo plaza de garaje en el trabajo. Ahora voy a trabajar en Metro-tren-Metro y llego cómodamente a la ofi con un
capítulo leído del libro que me estoy ventilando. Lo del coche también es
cómodo, pero si no se puede, no se puede, que diría el señor Rajoy. De todas
formas, en agosto creo que volveré al coche, porque en ese mes no hay tráfico y
sobra el aparcamiento en la zona. Ventajas de ir a la contra respecto a la
masa.
2.- Desde el 15 de junio, en mi
trabajo estamos con el horario de verano, una hora menos. Esto es algo que nos
quitó el señor Rajoy cuando quiso presumir de duro ante los poderes fácticos
económicos que nos han estado acogotando desde Bruselas. Porque quitarnos el
horario de verano, sólo servía para deprimir al personal funcionario, ya me
dirán ustedes cuál era el ahorro económico que comportaba. También se nos
quitaron vacaciones, moscosos, pago del sueldo cuando estábamos de baja y otros
privilegios. Privilegios que habíamos ido ganando año a año en la dura negociación de
nuestro convenio, a cambio de que aceptáramos que no se nos subiera el sueldo.
El señor Rajoy nos añadió dos varas de castigo adicionales: una bajada real y
efectiva del sueldo y una segunda puya que comento en el punto siguiente.
3.- Sí señor, el recochineo de
las medidas que nos aplicó el señor Rajoy fue añadirnos media hora más de
jornada diaria durante todo el año. Media hora que no servía absolutamente para
nada, puesto que no se observó que nuestro rendimiento mejorase, pero daba
mucho por culo, porque te impedía ir a comer a casa y hacer una vida familiar
medio normal. Esta media hora extra nos la había devuelto la señora Carmena,
pero apareció la bruja Dancausa y recurrió la medida, con el argumento de que una orden estatal
no se puede enmendar desde el Ayuntamiento. Y el tribunal concedió la
suspensión cautelar, mientras se lo pensaba. Pues también esa media hora parece que la hemos
metido de clavo en el horario de verano. Y, cuando la bruja Dancausa estaba
empezando a estudiarse el tema, llegó la revolución del ciudadano Sánchez, que
dio con él de Presidente de la Nación Española y con la bruja convertida en
ciudadana particular Dancausa.
Así que yo me incorporé al
trabajo el 19 de junio. Me contaron las novedades y decidí dejar de controlar
mi cuadro de cumplimiento del horario. Resultado: el día 30, después de exactamente
nueve días lectivos cumplidos, mi cuadro de junio mostraba cinco horas y media
de exceso. Con el lío que tengo montado con Reinventing Cities, a mí ahora no me
llega con completar el horario de verano que se me pide, para cumplir mis
objetivos de trabajo. Valga esto como compensación de la penosa temporada en que
debía sufrir eternas horas de cumplimiento de un horario absurdo, sin tener
apenas asuntos de los que ocuparme. Ahora nos hemos pasado al otro extremo, lo
que subraya lo ridículo que es ese sistema de cumplimiento de horas, minutos y
segundos que no tiene nada que ver con la eficacia de las diferentes unidades y
el cumplimiento de objetivos. El cuadro del horario muestra una realidad
virtual, paralela a la verdadera, que
algunos como yo cuidamos porque no es agradable consultar el cuadro y encontrarlo
lleno de números rojos, como una cuenta de banco arruinada.
4.- Hay otros cambios
sustanciales, como el bochorno que sustituye al fresquito que nos alegraba la
vida antes de que yo saliera de viaje. O la mejora de la situación económica
municipal que nos permite invertir otra vez en obras importantes, una vez que
nos hemos quitado de los huevos el apretón del señor Montoro, que no nos dejaba
ni respirar. Por ejemplo, la reforma de la Plaza de España, que ya se había
dejado para la legislatura siguiente, ahora se han apresurado a sacarla a
licitación.
Y 5.- Sobre todos estos cambios,
sobrevuela la gran revolución de Sánchez, la jugada maestra de billar a tres
bandas que ha dado en convertir al señor Rajoy en ciudadano privado que pasea
en pantalón corto por Santa Pola. La verdad es que a mí me cuesta adaptarme a
una realidad en la que no esté en el centro el señor Rajoy. Nos vamos acercando a cumplir el
sexto año de blog. Y, cuando yo inauguré esta página, allá por el mes de septiembre
de 2012, el señor Rajoy ya era nuestro Presidente. En este blog se han hecho
proclamas pidiendo al cielo que, por favor, se fuera de una vez, que nos quitaran
de en medio a tan nefasto personaje. Por ejemplo, pueden leer AQUÍ,
uno de esos panfletos que, con la perspectiva del tiempo, me sigue pareciendo
certero, aunque esté mal que lo diga. Y no es el único, pero no quiero
sobrecargarles de deberes lectores.
El calvario ha sido largo, pero
no hay mal que cien años dure y, cuando menos se esperaba, cuando ya tenía sus
presupuestos aprobados, un viento también certero se lo ha llevado como a semilla de conífera. Y resulta
que debajo no había nada. Ya saben que, convocadas esa especie de
pseudoprimarias que han montado, el número real de militantes era la décima parte de los que se
decía. Era un falso partido. Arropando a Rajoy había cuatro gatos. Eso explica
muchas cosas. Por ejemplo, que Feijoo haya dicho que aparten de él el cáliz de
la secretaría general. E incluso la propia corrupción intrínseca de sus
estructuras. Con tan poca militancia real, tenían que recurrir a la corrupción
para simular ser el partido que no eran. Todo esto agiganta la figura de Rajoy.
Él era todo, para bien y para mal. También se explica ahora que su partido le
tolerara el tancredismo, rayano en el absentismo laboral, de su última
trayectoria.
En este blog se han escrito
panegíricos de personajes que no son santos de mi devoción, como Esperanza,
Botella y, en el otro lado del espectro, Fidel Castro o Ceaucescu. Todos esos textos pretendían ser acercamientos desprovistos de prejuicios o sesgos ideológicos
previos. Ahora mismo me siento incapaz de hacer algo similar. Rajoy es una persona
a la que la vida le ha ido arrastrando a lugares en los que no quería estar,
puesto que está claro que lo único que le ponía era ver fútbol, descansar,
caminar dándose aire con los codos como pollo perseguido y fumarse puros. Sobre
sus últimas horas de presidente, yo sigo sosteniendo mi tesis. Cuando Sánchez
presentó la moción de censura, salió a la palestra inusualmente enfadado.
Estaba furibundo, como nunca se le había visto. Esto se debía a que tenía que
cancelar el viaje a Kiev a ver la final de la Copa de Europa. Porque, por
entonces, ni él ni nadie pensaba que Sánchez tuviera la más mínima posibilidad
de ganar el envite.
Cuando se vio que el PNV se
cambiaba de bando, Rajoy abandonó el hemiciclo y desapareció. Luego se supo que
estaba encerrado en un restaurante. Estuvo allí más de siete horas de
sobremesa. Y también tengo claro lo que pasó. Todas las fuerzas vivas del
partido intentaron convencerle de que dimitiera, para desactivar la moción y
mantener en el gobierno al PP con Soraya al frente. Pero fue imposible
convencerle. Porque si algo sabe hacer este señor es resistir. Rajoy es un
ejemplo prototípico de resiliencia, ese palabro que se ha puesto tan de moda. Y
además es gallego. Quiere esto decir que, por entre las brumas del humo de los
sucesivos puros que seguramente se fumó en esa larga tarde, este señor divisó
los difusos contornos de un futuro dorado de ciudadano particular, con pantalón
corto, que ya no está obligado a soportar el coñazo del desfile, ni ningún otro
coñazo.
Tengo que decir que me siento
bastante identificado con el señor Rajoy. Después de un mes hablando de mi
viaje maravilloso, anoche, por primera vez en mucho tiempo, me acosté pensando:
y mañana, el coñazo de escribir otro post. Una más de las frases proverbiales de este señor,
que alguien ha recopilado en el vídeo que les dejo de regalo. Que pasen un buen
finde.
O sea que, al contrario que con el dinosaurio de Monterroso, cuando usted despertó, Rajoy ya no estaba allí.
ResponderEliminarNi Rajoy, ni Cifuentes, ni Dancausa, ni Zidane ni Lopetegui, ni el Cretino Ronaldo. Esto ha sido una desbandada. El único que sigue es Florentino, el "ser superior".
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