Asistí el pasado lunes en la Casa
Árabe a una conferencia súper interesante, titulada: ¿Por qué el DAESH sobrevive militarmente? En el breve texto, que aparecía
en los anuncios debajo del título, se hacía hincapié en el hecho de que el
régimen talibán cayó en apenas dos meses, y el Irak de Sadam Husein todavía en
menos tiempo, mientras el Estado Islámico está demostrando ser mucho más
resistente, y de ahí la pregunta que planteaba la conferencia. Los oradores
eran dos. Omar Ashour, nacido en Egipto, catedrático de Estudios de Seguridad
de la Exeter University (UK) e investigador de la Chatham House, prestigioso
instituto londinense especializado en asuntos internacionales. El otro
conferenciante: Pedro Baños Bajo, coronel de Infantería, diplomado de Estado Mayor
en la reserva, con varias misiones en Bosnia y Kosovo a sus espaldas y durante algunos
años jefe de la Contrainteligencia Europea en Estrasburgo.
Se dijo que la sesión, como todas
las que tienen lugar en la Casa Árabe, puede escucharse entera en el podcast de su página Web (yo lo he
intentado y no he podido, a lo mejor es que aun no la han colgado). Intentaré
resumir su contenido aunque, como ya saben los que siguen este blog, suelo trufar
estos resúmenes con mis propias deducciones y reflexiones; por eso les invito a
seguir la conferencia original, si son capaces de encontrarla. Mi primera
reflexión es obvia y a nadie le sorprenderá: la información que nos vende la
prensa generalista es pura mierda. Como resultado de ello, no tenemos ni puta
idea de lo que está pasando de verdad en relación con este asunto (cada vez que
leo una información sobre urbanismo, puedo imaginar la bazofia que me estaré
tragando en asuntos de los que no sé nada). El segundo aspecto a comentar es el
de la nomenclatura: ¿ISIS? ¿DAESH? ¿IS? ¿Estado Islámico?
Bien, el movimiento se denominó
inicialmente ISIS, acrónimo que suena muy bien (luego es un buen acrónimo) y que
ha de leerse en inglés: Islamic State of
Irak and Syria. Después, una vez que tuvieron territorios de ambos países bajo su
dominio, pasaron a ser solamente IS, o bien Estado Islámico, que es lo mismo en
español. De paso borraron esa línea de frontera que separaba ambos estados y
que fue trazada en parte con escuadra y cartabón por los ejércitos vencedores
de la II Guerra Mundial, que se repartieron al
aliguí el pastel petrolífero según sus intereses. Esa línea que atraviesa el
desierto y divide la nada, era vista por los pueblos árabes como algo un tanto
ofensivo y ominoso. En cuanto a la denominación DAESH, es un nombre inventado por sus enemigos sirios a partir de un acrónimo diferente en árabe,
pero con una clara intención peyorativa y ofensiva: en árabe, daesh es algo que hay que aplastar y
pisotear. En occidente rápidamente se adoptó este nombre, que irrita y ofende a
los miembros del grupo, que siguen autodenominándose Estado Islámico, o IS en
inglés.
He de aclarar que en la sesión se
pasó de puntillas sobre los atentados en Europa; el tema a debatir era la
supervivencia del Estado Islámico, en sus aspectos militares y geoestratégicos. Sí se habló algo (minimizando su importancia) sobre los europeos
de origen musulmán que viajan a enrolarse en el movimiento y a veces vuelven
instruidos como suicidas y organizan desastres como los recientes de Bruselas o
París, que tanto nos aterrorizan. Según los datos fehacientes revelados por
estos dos brillantes y apasionados oradores, el ejército del IS cuenta con unos
50.000 soldados en Siria y otros 30.000 en Irak. Son combatientes del lugar, están defendiendo su tierra frente a intereses externos o
impostados. Algunas estimaciones llegan a hablar de 100.000 en total. En sus
filas hay unos 5.000 extranjeros, la gran mayoría de países como Túnez,
Argelia, Arabia Saudí o Marruecos. Los europeos son la minoría de esta minoría.
Prácticamente, la totalidad de
los integrantes del IS son suníes, una caracterización que está detrás de todos
los conflictos en el área musulmana. El conflicto entre suníes y chiíes, viene
de la noche de los tiempos, y el mejor texto sintetizando las diferencias entre
ambos bandos lo he encontrado en el ABC y pueden consultarlo AQUÍ.
Tal vez ustedes, queridos lectores, piensen: –¡Qué absurdo, mantener esa
inquina más de 1.300 años después! Y hasta pueden sentirse superiores y todo,
desde su cómoda atalaya de Occidente, sólo sobresaltada de vez en cuando por
algún loco envuelto en un cinturón de explosivos. Pero les recuerdo que la
tirria que tienen los serbios a croatas y bosnios viene de más de 600 años
atrás, cuando los primeros se enfrentaron a la invasión turca y perdieron en la
batalla del Kosovo, mientras los demás pueblos eslavos huían, se sometían y
hasta se convertían al Islam. Los serbios conmemoran todavía con orgullo esa derrota, que
es una de sus fiestas nacionales: nosotros perdimos, pero le echamos huevos, no como los demás, que se cagaron. 600 años manteniendo vivo ese odio. Y
lo mismo hacen los catalanes: la Diada conmemora la derrota, hace 400 años, del
partidario a sucesor real que habían decidido apoyar.
Volvamos al Estado Islámico. Esos
cerca de 100.000 combatientes que forman su ejército, controlan un territorio donde
viven 8 millones de personas. Cierto que los hay que sufren maltratos y rigores
excesivos derivados de la aplicación estricta de la sharia. Pero la mayoría, están mejor que antes, en un caso
comparándose con el corrupto y desastroso régimen de Al Maliki (presidente chií
impuesto en Irak por los americanos) y en el otro por comparación con la
tiránica dictadura de Bachar el Assad, alauita, es decir chií, como su padre
Hafed el Assad, que en febrero de 1982 sofocó un conato de rebelión suní en Hama, arrasando
la ciudad y causando un número de bajas estimado en 40.000. En Siria no volvió
a moverse una mosca hasta las revueltas de la primavera árabe de 2012, origen
de la actual guerra. El IS tiene en su territorio escuelas (coránicas, desde
luego), mercados abastecidos, hospitales y servicios sociales. Y sus dirigentes no son corruptos. Así
que no es de extrañar que, bajo su protección, mucha gente viva mejor que con Bachar o Maliki.
Omar Ashour dijo que el IS carece
de apoyos externos, que ningún estado lo apoya, que se ha declarado enemigo de
todos. Pedro Baños matizó esta afirmación. Cierto que ningún estado ha
declarado formalmente tal apoyo. Pero hay importantes connivencias. Por
ejemplo: alguien les vende las armas (no las pistolas, que se consiguen fácilmente en el mercado negro, sino los tanques, orugas, armas pesadas y camiones –en ingles
se llama guns a las primeras y weapons a las segundas). Alguien les
vende también esas pickups blancas de
la marca Toyota con las que escenifican la entrada en las ciudades que
conquistan. Alguien mantiene con ellos fronteras permeables por las que entran
los adheridos y salen los suicidas, además de un nutrido tráfico de mercancías. La mayoría de la frontera turca con Irak y Siria está blindada por el conflicto con los kurdos, pero hay agujeros y corredores, cuando
menos sospechosos. También hay quien compra su petróleo y sus antigüedades (eso
que hacen de volar algunos templos es propaganda para asustar, la mayoría de los
tesoros arqueológicos que encuentran los venden para financiarse (¿A quién?
Respóndanse ustedes mismos).
Un movimiento como este no se
sustenta sin el apoyo de la población (como se vio en el País Vasco, Irlanda
del Norte, Argelia y tantos otros lugares). Y, aunque la inmensa mayoría de los seguidores
de Mahoma en el mundo son pacíficos, una cierta valoración positiva del IS
se va extendiendo: por primera vez en décadas hay una fuerza estrictamente
musulmana que va ganando. Porque de eso no tengan ustedes ninguna duda: en este
momento, el IS va ganando.
Cortaré aquí mi relato, de
acuerdo con los límites de tamaño que rigen mi blog, pero les prometo escribir
antes del fin de semana una segunda parte más tranquilizadora. Hasta entonces.
Le confirmo que el vídeo de la conferencia está ya en la página de la Casa Árabe. La dirección: http://www.casaarabe.es/casa-arabe-tv
ResponderEliminarGracias por la información. Tras recibir tu comentario he visto el vídeo y compruebo que falta toda la parte de preguntas del público y algún fragmento más, algo que se comentará en próximos textos.
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