Bueno, ya tengo bastante agotados los nombres de posts en los que se entremezclan
temas sin aparente relación entre ellos, como un totum revolutum (al mismo tiempo tengo la sensación de
que siempre escribo sobre lo mismo): miscelánea, encurtidos y variantes,
objetos perdidos, una vida de locos y hasta uno que se llamó “Titúlenlo como quieran”. Aunque, bien pensado, aun me faltan macedonia, gazpacho, revuelto de ajetes con gambas y algunos otros símiles gastronómicos. Hoy voy a darle carrete a algunos temas
que se han suscitado en las entradas más recientes y que tienen un cierto desarrollo, porque muchos de mis seguidores tienen la mala costumbre de hacerme sus comentarios en persona o por teléfono. A mucha gente le cuesta redactar un
comentario y subirlo al blog: con esto del guasap, cada vez se escribe menos y
peor.
Empezaré aclarando que, cuando el domingo me referí a Mario Conde, no
tenía ni puta idea (lo juro) de que estaban a punto de detenerlo. Ya saben que, una de las cosas de las que me gusta presumir en el blog, es de adelantarme a noticias y temas que luego se
convierten en trending topics. Un ejemplo. Seguro que a todos ustedes les suena ahora el campo de refugiados de Idomeni, donde se hacinan los
refugiados sirios que intentan pasar de Grecia a Macedonia. No creo, sin
embargo que lo conocieran cuando yo lo cité por primera vez en el Post #420,
publicado en el pasado mes de agosto.
Saco pecho cuando suceden cosas como ésta, pero esta vez he de reconocer que lo de Mario
Conde es una casualidad. Es más, estuve a punto de dejar el post sin acabar, para subirlo tranquilamente el lunes por la mañana, lo que me hubiera fastidiado la primicia.
La tragedia de los sirios, a los que se está machacando en esta Europa
que cada vez se aleja más de los presupuestos éticos que establecieron De
Gaulle y Adenauer, es un asunto tremendo, que no debemos olvidarla ni por un instante. Es un
comportamiento indigno, denigrante, horroroso. Mi reciente Post #484 “Cinco años de dolor en Siria” es
el que menos entradas ha registrado entre los últimos publicados. Es como si ya nadie quisiera oír hablar de este espinoso asunto. Pero yo seguiré dando la coña y por eso les pongo aquí un reciente vídeo al respecto producido y publicado por la sección
canadiense de Amnistía Internacional.
Volviendo a Mario Conde, yo tenía claro que este señor no había devuelto
lo birlado (cómo me gusta esta palabra),
y me sorprende que lo hayan pillado ahora; tal vez se ha descuidado y ha
pensado que ya no lo estaban vigilando después de tanto tiempo. En mi texto, yo
lo equiparaba con Roldán, y me comenta mi compañera África que, respecto a este
señor, estoy completamente equivocado, que todo lo que se llevó fuera de
España, a su vez se lo birló Francisco Paesa, su testaferro (cómo me disgusta esta palabra), quien por cierto, años
después, publicó una esquela de su propia muerte, completamente falsa, como
demuestra el hecho de que, tiempo después, dio de alta una sociedad offshore en Panamá, según los papeles
ahora revelados. Resultado: el bueno de Roldán malvive en Zaragoza,
prácticamente de la caridad y las ayudas de algunos de sus amigos.
Otro tema que me han comentado por fuera. A algunos les ha hecho mucha
gracia que ya no vuelva a nombrar al presidente y me refiera a él como ese señor del que ustedes me hablan.
Piensan que estoy retrucando su forma de referirse a Bárcenas, Rato y otros, a
partir del momento en que van cayendo en desgracia y que esa es mi forma de expresar que para mí este señor ya no es nadie. Es eso, obviamente, pero también más cosas. Porque creo que el presidente está tan enmierdado en la corrupción como esos otros a los que ni siquiera se
refiere por su nombre. Lo que nos lleva al mundo de los deportistas: ahora
nadie quiere a Sharapova, hasta sus patrocinadores le han rescindido sus
contratos. Y sus compañeros tenistas (en mi opinión, todos ellos hasta las
cejas de productos que mejoran su rendimiento), reniegan sistemáticamente de
ella, como se hizo con Ben Johnson y otros. Llamando al presidente de la forma
en que lo hago, me estoy anticipando al momento en que él será también un
apestado, algo que llegará antes o después.
Por otro lado, ese recurso mío no es original. Se ha utilizado mucho, por
ejemplo, en la literatura. Cortázar, en El Libro de Manuel, su última novela verdadera, incluye un
personaje al que se refiere como el que
te dije, así con cursivas y todo. Personaje que interviene todo el tiempo
en la acción: “Joder, dijo el que te dije,
poniendo cara de disgusto”. Eloy Tizón, en uno de los relatos de Técnicas de Iluminación que acabo de
leer, cuenta los problemas de pareja de un hombre que habla en primera persona,
donde cada poco se interfiere esa otra
persona que no nos interesa, de quien no se revela su identidad, aunque uno
puede imaginar que se trata de un antiguo novio o amante de su mujer. También en la vida
real se usa este recurso para referirse a alguien a quien no se quiere nombrar.
La familia al completo de una amiga mía a la que abandonó su marido, se refieren
a él todo el tiempo como el susodicho:
ayer me crucé en la calle con el
susodicho y, por supuesto, no lo saludé.
Cambiemos otra vez de tema. Han causado furor los vídeos sobre gatos de
hace unos días. Lo del trilero les parece a algunos increíble. Dicen: eso
tiene que estar preparado. Pues yo estoy convencido de que es cierto. Los gatos
son seres muy inteligentes. Hace meses les hablé de una página en la que
vendían un artilugio que enseñaba a los mininos a hacer pis y caca en el wáter, evitando la
engorrosa cajita de arena. No tengo duda tampoco de que los maullidos de los gatos
caseros van dirigidos a los humanos, y que seguramente tienen diferentes
acentos por regiones, como sostiene la investigadora Susanne Shötz. Y estoy
convencido de que, si un día esta especie invasora y depredadora de bípedos implumes que somos los seres humanos acaba con la civilización, los gatos
sobrevivirán. Ya se están preparando para sustituirnos, y hasta han aprendido a usar el Ipad, como se ve en esta foto
de abajo.
Por lo demás, Ivica Djikic acaba de publicar en España un segundo libro,
a la vista del éxito de Cirkus Columbia.
Se llama Soñé con elefantes y lo
publica la misma editorial Sajalín. Las críticas lo ponen por las nubes. Por lo
visto, es una nueva radiografía del proceso de balcanización, escrito en clave de novela negra, que indaga en las
mafias croatas que había en Yugoslavia y qué papel juegan en el apoyo al
movimiento independentista liderado por el siniestro Franjo Tudjman (un
político con muchas cosas en común con Pujol o Arzallus, que fue el primer presidente de la república secesionista). Y, por supuesto, cómo
se adaptan esas redes criminales al nuevo contexto de la Croacia independiente. Añade una de las
críticas que he leído, que el desarrollo de la historia destila, de forma muy
sutil, una cierta añoranza por los tiempos de la gran Yugoslavia. Yo no sé si
este señor está poniendo en riesgo su integridad física publicando textos como
este. Este es un último cabo suelto que dejo para otro día. Me refiero a la, para mí, inevitable
conexión entre nacionalismo y violencia, algo que en Cataluña presumen de no tener,
pero que no tardará mucho en empezar a asomar la patita. De momento, yo me voy a comprar el nuevo libro de Djikic esta misma
tarde. Sean buenos.
Ese señor del que hablamos está haciendo la jugada perfecta. Si se repiten las elecciones el PP subirá lo suficiente como para poder gobernar en minoría, con apoyos puntuales de Ciudadanos, cuando lo necesite. Y mientras, la izquierda a la greña como siempre. Mejor cuéntenos cosas de literatura y de gatos. Estos políticos no se merecen ni cinco minutos de nuestra atención.
ResponderEliminarSupongo que su reflexión es correcta. Lo veremos. De todas formas, ese señor etcétera tiene una tendencia al pasotismo y la inmovilidad, que supongo le está haciendo pasar esta época en un estado próximo a la felicidad. Que el país se vea perjudicado se le da una higa.
EliminarLos bípedos implumes no tenemos remedio. Hacía tiempo que no escuchaba esa forma de llamar a los humanos. Europa era un sueño.
ResponderEliminarEra una expresión que solía usar un profesor de Ciencias Naturales muy cursi que tuve en el bachiller. Europa sigue siendo un sueño, aunque con ribetes de pesadilla.
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