Vamos con un post más gráfico.
Dado que el régimen prosoviético no pudo erigir su edificio coronado por un
Lenin gigante, Stalin les compensó financiando el gigantesco Palacio de la
Cultura y de la Ciencia, oficialmente un regalo del pueblo ruso al pueblo
polaco. El enorme bloque sigue los patrones compositivos de los edificios similares de Riga y de
Bucarest cuyas fotos pueden ver en mis anteriores Post #218
y Post #281.
El de Varsovia pasa por ser el ejemplo más depurado
de este tipo de arquitectura, sin duda con ciertos valores estéticos, si
prescindimos de lo que simbolizan.
Durante los 40 años de régimen
socialista, este palacio fue el edificio más alto de Polonia. Cuando el país se
convirtió en 1989 en una democracia de corte occidental, se planteó la posibilidad
de demolerlo, solución que apoyaban muchos polacos. Finalmente se decidió
dejarlo, ahora sólo como Palacio de la Cultura, pero rodearlo de muchos nuevos
rascacielos. Una solución muy típica de estas tierras. Aquí el resultado actual
del skyline de Varsovia.
En Polonia viven cerca de 38 millones de
personas. Las colonias extranjeras más numerosas son la vietnamita (estimada
entre 40.000 y 50.000) y la ucraniana. La primera se debe a un acuerdo del
gobierno socialista con el Vietcong en los sesenta para acoger a estudiantes y desplazados
de la guerra. Muchos ya se quedaron y se integraron como comerciantes, dueños
de restaurantes, o trabajando en oficios diversos. Pero la gran avalancha de
vietnamitas se produjo tras el establecimiento de la democracia en Polonia. La
emigración ucraniana es mucho más reciente y se debe al conflicto civil que
vive ese país. Recuerden que en 2012 Ucrania y Polonia compartieron la
organización del Campeonato Europeo de Fútbol. Algo tan reciente que el ganador,
que fue España, es todavía el vigente campeón. Poco más de tres años después, la
situación de Ucrania, arruinada por la guerra civil, es dramática. La final de
aquel campeonato se celebró por cierto en Kiev.
El 70% de estos vietnamitas
reside en Varsovia en donde están perfectamente integrados. En 2010, con motivo
del inminente Campeonato de Fútbol, se construyó un nuevo estadio en Varsovia y
el solar del antiguo Estadio Nacional se habilitó para el Targowisko Bakalarska, un mercadillo gigante en donde la inmensa
mayoría de los puestos están regentados por vietnamitas, que se sienten allí
como en un pedazo de Asia trasplantado al centro de Europa. Los polacos son
gente acogedora y tolerante, que no molestan a los vietnamitas por sus
creencias budistas, siempre que ellos respeten las costumbres locales. Lo mismo
sucedió inicialmente con los judíos, aunque ya antes de la invasión nazi brotaban
allí los sentimientos antisemitas, aspecto del que hablaré en algún post
próximo.
Además de los rascacielos que
hemos visto, en Varsovia hay otros edificios modernos, como estos dos que les
muestro. Arriba el Centro Comercial Zlote Tarasy. Aunque crean lo contrario, no
lo ha proyectado Frank Gehry, sino el estudio americano Jerde Architects. El
otro es el nuevo Museo de la Historia de los Judíos Polacos, inaugurado en 2013,
en el que uno puede pasarse un día entero. Es una experiencia que merece la
pena. Los autores del proyecto, tras concurso público internacional, son un equipo
finlandés. El edificio se levanta en el solar de lo que fue el Gueto, frente al
monumento a los héroes de la insurrección de 1943, ante el que se arrodilló
Willy Brandt en un gesto que pudo verse en televisión en todo el mundo. Abajo
pueden ver la fachada principal tras el monumento, y una panorámica.
Todo esto da idea de una ciudad
de gran actividad comercial y financiera, seria y trabajadora, capital de la
economía número 22 del mundo en PIB nominal. Pero en Cracovia es donde está el
mogollón, la actividad cultural, la mejor Universidad de Polonia, los Erasmus
por las calles, la artesanía y el comercio menudo. La rivalidad entre Varsovia
y Cracovia es similar a la de Rotterdam y Ámsterdam. Uno de los problemas de
Cracovia es la dificultad de acceso. Su pequeño aeropuerto tiene pocas comunicaciones.
Desde Madrid, por ejemplo, es imposible llegar en un vuelo directo; hay que
hacer escala en París, Frankfurt o Varsovia. Nosotros volamos a la ida a
Varsovia, y regresamos mediante un primer trayecto Cracovia-Varsovia en un
viejo bimotor, una especie de Focker como los que volaban de La Coruña a Madrid
en los tiempos heroicos.
El aeropuerto de Cracovia está en
obras de ampliación, aprovechando los fondos europeos, lo mismo que la
carretera desde Varsovia, que hasta ahora cuenta con un solo carril y un arcén. Desde el bus observé que las obras están rodeadas por unas cintas plásticas azules, en donde se lee
Dragados. Espero y deseo que dentro de unos diez años no tengan dificultades
para devolver los créditos que se les han facilitado para este crecimiento.
Polonia ha pedido entrar en el euro. De momento, la moneda oficial es el zloty. Un zloty 25 centavos de euro. Cuando entren en la eurozona sabrán también lo que es bueno. A pesar de todas
estas dificultades, Cracovia es ya un centro turístico de primer orden. La
vieja capital imperial, la ciudad que floreció durante la ocupación
austro-húngara y que fue respetada por nazis y soviéticos, vive un renacer, a
caballo de sus universidades. La más prestigiosa es la Jaguelónica, la tercera
más antigua de Europa.
La plaza central de la vieja
Cracovia es una auténtica maravilla. Trazada en 1257, tiene 200 por 200 metros.
Pero en el centro, el edificio alargado de la antigua Lonja de Paños la divide
en dos semiplazas muy proporcionadas. Todo a lo largo de la planta baja de este
edificio, se sitúan las tiendas en que los artesanos venden sus productos a los
turistas, como un zoco renacentista. En puntos de las semiplazas, otros dos edificios
relevantes, que conservan sus emplazamientos anteriores a la propia plaza: la
Basílica de Santa María y la Torre del antiguo Ayuntamiento. La Basílica tiene
dos torres asimétricas. Desde la más alta, cada hora suena un toque de trompeta
que se oye en toda la ciudad. Los bomberos locales se encargan de ejecutar con
puntualidad estricta esta tradición que se remonta a tiempos inmemoriales.
Abajo, la actividad mercantil se interrumpe un instante para escuchar el sonido
mágico de la trompeta.
En fin, les dejaré con unas
cuantas fotos de la plaza de Cracovia, esta ciudad milenaria en el cruce de las principales
rutas comerciales de la Edad Media. Un lugar que se merece una visita exclusiva
más larga. Aun me queda mucho que contar sobre Polonia, pero mañana me
reincorporo al trabajo. Supongo que me encargarán de nuevas tareas, aunque está
por ver si el asunto me engancha como para continuar después del 19 de junio de
2016. De momento, esta mañana he vuelto a salir a correr por el Retiro y espero repetir el
martes. Y, en cuanto abran el Polideportivo Luis Aragonés, empezaré otra vez a
nadar los martes. Sean felices si pueden.
Arriba, lo que ve el trompetista mientras toca. Abajo, la Basílica y algunas escenas del trasiego de la plaza.
Por lo que se ve en la foto del skyline, el Palacio de la Cultura sigue siendo el edificio más alto de Varsovia y supongo que de toda Polonia.
ResponderEliminarBueno, consulto la Wikipedia, como podrías haber hecho tú, pero no te tomes esto como un reproche; en el fondo estoy encantado de que me lo preguntes. El edificio más alto de Varsovia es hoy el Zlote-44, que es el rascacielos acristalado con un filo curvo, que se ve en el centro de mi foto del skyline. La perspectiva de la foto lo hace parecer más bajo que el Palacio de la Cultura. En realidad, tiene unos tres metros más, dimensión que no creo que sea casual (los humanos somos así de tontos). En New York, el edificio más alto fue durante años el Empire State. Cuando construyeron las Torres Gemelas, las hicieron medio metro más altas. Entonces, en el Empire pusieron una antena que superaba esa altura, a lo que respondieron los otros poniendo otra antena en las Gemelas. Es difícil imaginar una tontería mayor que esta absurda competición.
EliminarEn cualquier caso, el Zlote no es el edificio más alto de Polonia. Hay otro mayor en Wroclaw, la capital de la potente región minera de Silesia, vecina de la República Checa.
Por otro lado, al consultar Internet he averiguado que el nombre con el que fue inaugurado el Palacio fue exactamente Palacio Josef Stalin de la Cultura y la Ciencia.