Bueno,
pues a la hora que va siendo, doy por hecho que este post ya lo van a leer mañana, así que vamos a empezar por
una música que les alegre el despertar y les dé un poquito de marcha. He pensado
que les voy a animar el día con un instrumental fabuloso. ¿Cómo? ¿Que no sabían
que en el rock hay instrumentales? Pero, hombre: ¡de toda la vida! ¿Es que ya
no se acuerdan de los Shadows? ¿Y los
Pekenikes? ¡Ah! Que son ustedes mucho
más jóvenes. Ya lo entiendo. Bueno, pues el tema que les traigo se publicó en
julio de 1970. O sea que tiene casi 50 años. Un indicativo de lo viejo que soy,
qué le vamos a hacer. Pero estoy seguro de que les va a poner muy contentos. Se
llama así: Glad (contento) y es el
tema que abría el extraordinario álbum John
Barleycorn must die, del grupo Traffic. Menudos músicos los que formaban
este grupo: Steve Winwood a los teclados diversos, Jim Capaldi a las percusiones,
Chris Wood a los saxos. Suficiente para enhebrar este tema sensacional: Súbanle
el volumen, please.
Vaya,
acaba un poco brusco, porque en el disco original este tema enlazaba con el
siguiente y han cortado por donde han podido. En fin, que ya están tonificados
y les tengo en mi terreno, listos para tragarse cualquier parida que se me
ocurra. Pero, como dice el título del post, el orden es fundamental para
cualquier negocio o trayectoria que se emprenda. Los alemanes lo tienen muy
claro, el orden es la base de sus vidas y vean, por ejemplo, este refrán que
les traigo de segundo plato: Wein auf
bier das rat ich dir, Bier auf wein das lasse sein. Es cojonudo. ¡Ah! Que
no saben alemán. Bueno, ese es su problema, no el mío. Vaaaaaaaale. Ya no les vacilo más. Se lo traduzco. Sería algo así: Vino tras cerveza, se lo aconsejo,
cerveza tras vino, mejor lo dejo. El orden por encima de todo. Si empiezan por
el vino y luego se pasan a la cerveza, mala cosa. Al revés es el orden lógico.
Bueno, en realidad, los españoles somos también muy ordenados, aunque no lo
parezcamos, y de hecho tenemos un refrán similar: Vino y cerveza dolor de cabeza, cerveza y vino es buen camino.
Los
españoles parecemos desordenados pero no lo somos tanto. A nuestra manera, somos sistemáticos,
esa es la palabra clave. Somos sistemáticos, pero descuidamos los aspectos
formales del orden, la imagen, y por eso damos pinta de desordenados. Yo estoy
seguro de que el juez de Teruel que les descubrí en el post anterior es súper
cuidadoso con los procedimientos. Pero la imagen que da no es esa. Sin embargo
los hay que aparentan ser ordenados y en el fondo no lo son tanto. Aparentar
es una cosa, serlo es otra. Para aparentar hay señoras, en general japonesas,
que te enseñan como redistribuir las camisas y los calzoncillos en los
armarios. No sé si han oído hablar de ellas, pero tienen seguidores a saco. Hablo
de Marie Kondo y de Hideko Yamashita. Pueden ver sus caras aquí abajo. Y pueden
encontrar sus consejos y sus métodos buscando sus nombres en el Google.
Si
trasladamos esto al mundo del fútbol, comprobaremos que el Real Madrid ha
encontrado el orden que buscaba recuperando al gran Zidane, mientras el Barça,
está en plena tarea de reordenar sus armarios, volver a poner un cierto orden en el club y además parecerlo, porque la imagen de caos que da es muy mala para la institución. No ha buscado para ello a ninguna japonesa, sino a un
cántabro (uno de esos que caen del cielo cuando llueve a cántabros), que se
llama Quique Setién. Con motivo de convertirse en el nuevo entrenador de un
club que presume de ser más que un club, la prensa ha tirado de hemeroteca
y han contado toda su vida, hasta los detalles más nimios. Por eso me sorprende
que no hayan sacado a colación lo que les voy a contar yo, que es histórico y
comprobable. Sobre ello escribí en el blog allá por el año 2013, pero se lo voy
a refrescar, que muchos de ustedes no me leían por entonces.
Quique
Setién es sin duda el mejor jugador de la historia del fútbol cántabro, empezó
en el Racing de Santander y su fama de fino centrocampista trascendió fronteras,
de forma que, en 1985, lo fichó el poderoso Atlético de Madrid del señor Gil y
Gil, a quien en este blog hemos llamado a menudo El Tío Gilito. Setién estuvo
en el club tres temporadas. Hay que decir que Setién es un personaje muy
diferente de los que mayoritariamente pululan por el entorno futbolero. Es un
intelectual, al que no le gusta especialmente la juerga ni salir por ahí a
beber. Por el contrario, adora la lectura, el estudio de todo tipo de materias y jugar al
ajedrez (ha ganado algunos torneos amateur y jugado simultáneas con Karpov y Kasparov). En un vestuario compuesto por figuras post adolescentes, con dinero fácil a espuertas y rodeadas de fans y groupies, Setién tendía a aislarse y a ser un tipo más bien tranquilo y taciturno.
Por aquellos años, El Tío Gilito gustaba de echar cada verano a media plantilla
para contratar a otros tantos nuevos. No es difícil deducir que en cada una de las
operaciones de ese trapicheo se llevaba su correspondiente comisión. Pero el tema era tan descarado que, al
final del último año de Quique Setién, el presidente se sintió obligado a dar
una rueda de prensa para explicar los motivos por los que daba de baja a medio
equipo. Le habían preparado una hoja para que la leyera, con la relación
pormenorizada de los motivos de despido. Fulanito, por bajo rendimiento. Menganito
por salir mucho de noche. Y le tocó el turno a Quique Setién. No sabemos qué
fue exactamente lo que le escribieron a Gil y Gil en el papelito. Sólo que,
cuando lo leyó ante los micrófonos de toda España, dijo: –Quique Setién, por
comportamiento ostentóreo. Uno de los periodistas presentes, atónito, le
insistió: –Cómo ha dicho usted, don Jesús. Y el tipo lo recalcó con tono
rotundo: –Ostentóreo, he dicho ostentóreo.
Este
Gil y Gil llegó a darse de puñetazos con Caneda, el presidente del Compostela, cuando
ambos entraban a una asamblea de la Liga en 1996. No se sabe cuál de los dos
era más bruto. A Caneda le debemos algunos de los mejores hallazgos lingüísticos
de la historia reciente, que dejan chiquito lo del comportamiento ostentóreo. Así,
en una ocasión, preguntado por algunos aspectos de la deuda que tenía el club
dijo eso es pataca minuta. Otra vez
aventuró un cálculo a ojo de
buen cubano. Y el mejor de todos: Después de una sonora derrota de su club, manifestó estar disgustado, si bien, no
por eso nos vamos a rascar las vestiduras. Es difícil superarlo.
Curiosamente, un tipo tan ignorante como este Caneda, tuvo el instinto de
fichar como entrenador, cuando su club subió a Primera División, a un oscuro profesor de inglés que impartía sus clases
en un instituto de Arzúa, mientras dirigía al Lalín C.F., de la segunda división B. Un tipo que nunca había
entrenado en Primera División.
Se
llamaba Fernando Vázquez y debutó ganándole al Celta a domicilio en su primer
partido, y metiéndole 4-0 al Deportivo en el segundo. Después tendría una larga
carrera como entrenador de muchos clubes de primera y segunda, entre ellos el
Celta y el Dépor, del que fue cesado de forma vergonzante antes del inicio de
la temporada 2014-2015. Desde entonces, El Profe, como se le conoce, estaba
medio en paro, rumiando su disgusto de que le hubieran echado del club sin explicarle
por qué. Hasta que hace unas semanas el Dépor se encontró en la desesperada situación que ya se
ha contado en el blog y tuvo que ir a su casa a rogarle que volviera. Fernando
vivía tranquilo en Santiago, dedicado a estudiar y a leer, porque ya está
jubilado como profesor de inglés. Pero aceptó el reto y ahora todo el mundo
dice que es un mago. Vean el vídeo que ha lanzado el club a la afición en estos días. Fernando Vázquez tiene 65 años, pero está igual que siempre.
Fernando Vázquez se ha convertido del día a la noche en una celebridad y, como es natural, se ha venido arriba. Entrevistado por algún medio de comunicación, le preguntaron que, como profesor, qué opinaba del pin parental que propone Vox. Según la primera versión que trascendió a la prensa, contestó que le parecía una mierda. En una segunda intervención en una radio deportiva, quiso precisar: no había dicho que el pin parental fuera una mierda, había dicho que es una puta mierda y le molestaba que la censura de la corrección política hubiera matizado su declaración. En una tercera entrevista, ahora en el diario As (el tipo es ya una estrella mediática), explicó el fondo que hay detrás de esa manifestación llamativa:
En fin, este post es una muestra de lo que decía al principio: parece desordenado pero sólo lo es en apariencia. Aquí se ha hablado de rock, de lenguaje y sólo en tercer lugar de fútbol. Y, para colmo, de enseñanza. Parece un caos, pero responde a una planificación y a una estrategia, puesto que si hubiera empezado hablando de fútbol, muchas de mis followers femeninas habrían dejado de leer enseguida. Y además, vamos a rematarlo hablando de rock, en pos de la simetría y la circularidad temática. Supongo que les ha gustado el tema con el que he abierto este post. Cincuenta años después, Capaldi y Woods dos de los artífices de dicho tema, están muertos. Pero el jefe, el gran Steve Winwoods está vivito y coleando. Tiene 71 años (o sea, que tenía 21 entonces) y supongo que está bien. La última noticia que tengo de él es cuando, hace nueve años, le pidieron que interpretara con una guitarra el tema principal del mismo disco: John Barleycorn must die, una historia basada en un cuento de Jack London. Pueden ver que no se le había olvidado cantar ni tocar. Les dejo con esta maravilla. Pongan la pantalla grande. Y que pasen un buen finde.
"Me refería especialmente al papel del profesor. Si tú pones
en duda la lealtad y la conciencia del profesorado, me parece que vamos por muy
mal camino. Si hay algo vital en la sociedad es la educación. Un país que quiere ser avanzado debería tener el mejor
sistema educativo. Y una parte fundamental de eso es el profesor, deberían ser
las personas más dignificadas. Eso sí que me molesta porque es como si
estuviésemos dudando de que un profesor, en su libertad de cátedra, que la
tiene, estuviera pensando en qué puede dar y qué no puede dar. No tiene
sentido. Es igual que si nos metemos con los médicos en sus diagnósticos El problema es que si te quedas con el titular... bueno este es el razonamiento que doy para decir que me parece una estupidez"
En fin, este post es una muestra de lo que decía al principio: parece desordenado pero sólo lo es en apariencia. Aquí se ha hablado de rock, de lenguaje y sólo en tercer lugar de fútbol. Y, para colmo, de enseñanza. Parece un caos, pero responde a una planificación y a una estrategia, puesto que si hubiera empezado hablando de fútbol, muchas de mis followers femeninas habrían dejado de leer enseguida. Y además, vamos a rematarlo hablando de rock, en pos de la simetría y la circularidad temática. Supongo que les ha gustado el tema con el que he abierto este post. Cincuenta años después, Capaldi y Woods dos de los artífices de dicho tema, están muertos. Pero el jefe, el gran Steve Winwoods está vivito y coleando. Tiene 71 años (o sea, que tenía 21 entonces) y supongo que está bien. La última noticia que tengo de él es cuando, hace nueve años, le pidieron que interpretara con una guitarra el tema principal del mismo disco: John Barleycorn must die, una historia basada en un cuento de Jack London. Pueden ver que no se le había olvidado cantar ni tocar. Les dejo con esta maravilla. Pongan la pantalla grande. Y que pasen un buen finde.
Amigo, he incumplido su recomendación y lo he leído esta misma noche. Y le digo: muchas gracias por este texto refrescante. Winwood es un genio y le agradezco mucho que nos haya traído esa grabación relativamente reciente, qué recuerdos, por Dios. Sólo por precisar, me parece importante decir que Winwood es británico, no americano. Es algo que salta a la vista. Y una pregunta: ¿habrá votado a favor del Brexit? Ahí lo dejo.
ResponderEliminarPues no tengo ni idea de cuál sería el sentido del voto de este señor, del que ni siquiera sé si vive en Gran Bretaña, puesto que creo que ha vivido tiempo en USA. Gracias a usted por leerme.
EliminarEmilio, es muy divertido el texto, como siempre. Preciosa la canción del superviviente de Traffic, no creo que haya votado a favor del Brexit, aunque sorpresas te da la vida. En cuanto al orden, mejor que ese jeroglífico es la norma que los scouts enseñan a los lobatos: Fruta y leche, que aproveche, leche y fruta, cagarruta. Claro, no van a pervertir a las criaturas con consejos alcohólicos. Marie Kondo está siendo muy cuestionada por las toneladas de basura que genera donde pone orden, porque lo que ella aplica es la solución final, una tía nazi. No sé cuál es el método de la señora Yamashita, pero yo me muevo mejor con un cierto caos en mi vida, tanto orden me mosquea. Tú que, como arquitecto, eres un tío ordenado, no te rasques las vestiduras ante este comentario, por favor.
ResponderEliminarMuchas gracias por la aportación scout, mucho más graciosa que las mías. la incorporaré a mi discurso. Los consejos de Marie Kondo y la otra señora japonesa, son para mí pataca minuta.
EliminarUn abrazo.