Este
post es un homenaje a las mujeres de rompe y rasga, las que pelean a diario por
salvar la brecha salarial, equipararse con los varones y seguir codo con codo
con nosotros en pos de un mundo más justo para todos. Hace algo más de cien
años, en los albores del Siglo XX, surgió en Inglaterra el movimiento
sufragista, que perseguía que las mujeres pudieran votar, una lucha que ahora
nos parece insólita: ¿cómo es que, hace prácticamente cuatro días, las mujeres
no podían ni votar? En el movimiento había dos tendencias, una más legalista y
pacífica, basada en convencer, y una segunda más follonera y peleona, que no descartaba la violencia,
en la convicción de que si no daban leña no iban a conseguir nada. En el lenguaje
periodístico de la época se les diferenció claramente: suffragists, las primeras y suffraguettes
las segundas, término éste muy despectivo, que hacía el juego de palabras con
majorette, ja ja ja, qué gracioso, oyes.
Si
quieren entender este movimiento sin demasiado trabajo, les recomiendo que
vean la excelente película británica Suffraguette
(Sarah Gavron-2015) que se tituló en España Sufragistas,
demostrando que por aquí no se había llegado ni a conocer la diferencia entre ambos términos.
Es un film dramático y muy emocionante, en el que colaboran conocidas actrices
como Carey Mulligan, Meryl Streep o Helena Bonhan Carter. Es el momento de
escuchar a David Bowie, que recordó este movimiento en su histórico disco Ziggie Stardust and the Spiders of Mars,
con la canción Sufraguette City, en la línea de revertir los insultos en calificativos reivindicativos, como queer. Esta
canción publicada en 1972, tiene relación con una historia que es casi una leyenda del rock y que ya se
ha contado en este blog, pero no tengo inconveniente en repetírsela.
Parece
demostrado que Bowie se la ofreció al grupo Moot
the Hoople, cuyo líder estaba muy deprimido y a punto de disolver el grupo, porque a sus conciertos no iba nadie. Lo cierto es que eran malos de cojones y
sólo Bowie creía en ellos. Les ofreció cederles Suffraguette City y el deprimido líder del grupo la rechazó, no se
vio capaz de sacar adelante un tema tan bueno. Es como cuando se cruza en tu
camino una mujer espléndida y te arrugas porque piensas que es demasiada mujer
para ti, que no vas a estar a la altura. Pero Bowie era cabezota: se fue al
piso del tipo en Regent Street y se encerró con él toda la tarde hasta que tuvieron compuesta
una canción para lo que necesitaban. Esa canción se llamaba All the Young Dudes, se convirtió en un éxito mundial y relanzó la carrera del
grupo que, desde entonces pudo vivir del invento (hasta hoy). Y, dado que el grupo no la quería, Bowie incorporó Suffraguette City a su repertorio, donde se convirtió en otro de los himnos del glam rock, que pueden escuchar aquí abajo. El sonido de la grabación es un poco ratonero, agradecería una remasterización, pero es lo que hay.
Pero
volvamos al tema de las mujeres. Ahora nos parece increíble que las mujeres no
tuvieran derecho a voto pero en el año 1900, cuando surge el movimiento
sufragista en Inglaterra y en USA, sólo había un país en todo el mundo en el
que podían votar las mujeres. ¿Saben cuál? Pues Nueva Zelanda. Casualmente.
Al comienzo de la Gran Guerra únicamente se le habían unido Australia, Finlandia, Noruega y Dinamarca. Fue después
de esa guerra cuando la cosa se generalizó, si bien algunos países, como
Francia o Italia, no autorizaron el voto femenino hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Y qué decir de la civilizada Suiza. En el país helvético las mujeres no votaron hasta 1971, cuando ya era algo
cotidiano en lugares como Egipto o Túnez. Joder, es que, cuando Bowie publicó Suffragette City sólo hacía un año que las suizas podían votar. AQUÍ
pueden comprobar que no les engaño. En estos momentos, las cosas han cambiado, pero en muchos países árabes, ahora mismo, las
mujeres tienen una consideración intermedia entre personas y ganado. En Occidente
la situación es mejor, pero para nada igualitaria. La lucha continúa, es un movimiento imparable y yo
quiero hoy referirme a unas cuantas mujeres que han aparecido en la prensa estos días. Para ellas este sincero homenaje.
Empiezo
por la campeona olímpica Allyson Felix. Esta mujer, en posesión de seis
medallas, decidió quedarse embarazada y vio como su patrocinadora la marca Nike
le ofrecía, sólo por haber tenido una hija, continuar patrocinándola con un
contrato a la baja. Les mandó a la mierda, se buscó otro patrocinador, pero
además denunció el asunto en sus redes sociales y en el New York Times. Ahora,
Nike le ha escrito una carta de disculpa, le ha pedido perdón y ha proclamado
que ha cambiado su retrógrada política en relación con este tema. Si quieren
una información más detallada sobre este caso, con foto de la implicada, pueden
consultarla AQUÍ.
Porque yo quiero traerles una imagen de otra mujer que, en cierta forma ha dado un paso adelante
en la lucha contra uno de los tabúes que permanecen: el de que las mujeres que
son madres ya no pueden seguir siendo igual de profesionales. Vean la foto y
seguimos.
Sí
señor, han visto bien. Se trata de la corredora olímpica colombiana Alysia
Montaño, participando en una carrera en Sacramento el pasado mes de junio,
embarazada de 5 meses. Llegó la última, pero no hizo una marca mucho peor que
la suya habitual. Y lo hizo para marcar un hito en la lucha de las mujeres.
Hala, los que tengan preparado un comentario diciendo que esto es una
barbaridad médica y algo malísimo para el bebé, pueden hacer con él un finísimo
canuto para introducírselo por dónde les quepa. Los corredores sabemos
perfectamente cuándo podemos o no correr, basándonos en nuestras sensaciones
básicas: el cuerpo te lo dice con total claridad. Esta señora tiene unos
médicos que tienen su embarazo monitorizado y la autorizaron a correr. Hace
poco escuché en la radio a Michael Robinson, que lucha contra un cáncer de
páncreas, algo con un nivel de supervivencia que no creo que suba mucho del 2%.
Pues este señor reveló que su médico, tras el demoledor diagnóstico, le había
autorizado a seguir tomándose sus cervecitas y fumándose su cigarrito después
de cada comida. El tener que renunciar a eso, le induciría un estrés que sería
mucho peor para el cáncer, le precisó el doctor.
Arriba
otro ejemplo reciente de cómo las mujeres van ganando terreno en todos los campos. Stephanie Frappart, 35 años,
francesa, se encargó del arbitraje
de la Supercopa Europea
de Fútbol, entre el Liverpool, Campeón de la Champions y el Chelsea,
campeón de la UEFA Cup ,
que tuvo lugar el pasado día 14 de los corrientes. Es la primera vez que una
mujer arbitra un partido de esa trascendencia, seguido en TV en todo el mundo.
Y lo hizo fenomenal, opinión unánime de todos los que la vimos. Sacó tarjetas amarillas
cuando tocaba (como se ve en la foto), pitó penaltys, utilizó el VAR cuando procedía y no perdió
el respeto de los jugadores en ningún momento. Vamos, que infinitamente mejor
que muchos de sus compañeros varones, que son unos mantas. Ha trascendido que Jurgen
Klopp, el entrenador del Liverpool, que fue el vencedor, se dirigió a Stephanie
al final del partido y le dijo: –Si mi equipo hubiera jugado como tú has
arbitrado, habíamos ganado 6-0.
Un
caso más, este creo que bastante conocido. La imagen que tienen arriba corresponde a la joven activista del cambio climático
Greta Thunberg, de la que pueden encontrar fácilmente información en Internet. Esta
chica es sueca, tiene 16 años y sufre el síndrome de Asperger, una forma de
autismo muy curiosa. Si quieren saber en que consiste esta alteración de la
personalidad, les recomiendo que vean las dos primeras temporadas de la excelente
serie nórdica Bron (El Puente), cuyo personaje protagonista, la agente de policía sueca Saga Norén, padece ese síndrome. Yo he visto
hasta la tercera temporada y tengo pendiente la cuarta. Greta Thunberg está en
estos momentos cruzando el Atlántico en un velero, para llegar a la Cumbre del Clima de Nueva
York sin tener que utilizar el avión, algo contrario a su militancia climática.
Desde allí, cruzará toda América por carretera para asistir a otra cumbre climática
en Santiago de Chile. Si ven la serie que les he dicho, comprenderán
perfectamente cómo funciona una mente con Asperger y entenderán a esta chica,
que está ahora mismo a la cabeza de un movimiento que lucha por la supervivencia del planeta.
Pero
me he guardado para el final el caso más asombroso: el de la doctora alemana
Fiona Kolbinger. Lo de esta mujer que ven a la izquierda es ya un auténtico portento. Fiona acabó la
carrera de medicina en junio y pretende dedicarse a la cirugía. Pero tiene un
hobby (o algo más que un hobby): el ciclismo. En realidad, hace sólo tres años que
se compró su primera bici de carreras. Hasta entonces sólo había usado
bicicletas urbanas con transportín para hacer la compra. Este año, sin apenas
experiencia, decidió apuntarse a la Transcontinental una carrera de resistencia que
es una verdadera locura. Los participantes salen de la Costa Búlgara del
Mar Negro y terminan en Brest, el lugar más occidental de Francia. Emplean en
ello unos diez días, en los que viajan con lo puesto y han de arreglárselas para comer, dormir y lo
demás. Es decir, hacen una distancia más larga que la del Tour de Francia (4.000
kms, frente a 3.500) en menos tiempo (10 días frente a 23). La ruta es libre,
pero hay una serie de puntos de control fijos por los que han de pasar, y que
les obligan a cruzar puertos tan tremendos como el Galibier en los Alpes.
No
tienen ningún tipo de apoyo logístico. Si pinchan o se les rompe la cadena han
de ingeniárselas para arreglarlo. Únicamente llevan un localizador GPS con el
que pueden saber por donde van y que está conectado a un sistema que les
informa de por dónde van los demás competidores. Participaron en la edición de
este año 264 locos, 40 de ellos mujeres. Fiona sabía que es resistente y muy cabezota, pero su máximo sueño era subirse al podio femenino, estar entre las
tres primeras. Pero al tercer día de carrera constató que era la primera de la
clasificación global, y eso le dio alas. Según ha contado, no paraba nunca en
restaurantes, sino en supermercados, donde compraba sobre todo plátanos,
barritas energéticas y batidos de leche con cacao. Solía dormir al raso,
en su saco junto a la carretera, apenas tres o cuatro horas, salvo dos noches que pasó en hoteles
para descansar un poco más, no más de cinco horas.
Al
llegar a Francia se encontró con un frío de la hostia y pensó que no podría mantener
su posición, pero la idea que tenía en su cabeza era más fuerte que todo. El
martes 6 de agosto, los espectadores que esperaban la llegada de la carrera en
Brest asistieron estupefactos a la llegada de una mujer por delante de todos los hombres,
algo que no había sucedido nunca. Fiona, que tiene 24 años, estudió su carrera en Heidelberg y
empezará el mes que viene sus prácticas en un hospital de Dresde. Dice que el
ciclismo es para ella algo más que un hobby, pero que su mente está centrada en su
carrera de futura cirujana. Y espera que su hazaña estratosférica sirva
para que nadie se sienta inferior por
cuestiones de sexo, religión, educación o cualquier otra circunstancia. Bravo
por Fiona, de quien les dejo de propina otra foto, en pleno esfuerzo camino de la meta de Brest. Sean buenos.
Así que ahora se nos ha travestido en feminista. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...
ResponderEliminarSe define usted en este comentario. Si lleva un tiempo siguiendo este blog, no creo que se haya llevado una gran sorpresa. Emilio tiene una visión del mundo muy masculina, pero escribe con libertad absoluta, no pretende presumir de moderno y tiene una mentalidad bastante igualitaria en temas de género. Por eso le seguimos muchas de sus fans.
EliminarAsí que, apreciado émulo de Pedro Navaja, dedíquese usted a leer el Marca, como su sin duda adorado expresidente de las barbas añejas.
Vaya, ya saben que me encanta que se contesten entre ustedes y me ahorren el trabajo. Siempre que no se enganchen en una pendencia. El de arriba de todo, tal vez trata únicamente de provocar (¿es usted el mismo que decía el otro día que mis achaques se debían al empecinamiento en seguir corriendo?). Deduzco esto del hecho de que no entra a contestar el ataque de la segunda.
EliminarDigamos que yo soy razonablemente feminista. Sin exagerar. Tengo claro que los hombres y las mujeres somos diferentes. Desde esa diferencia diré que me fascina la mentalidad femenina, que llevo mucho tiempo observando y estudiando. Esa fascinación me lleva a veces a puntos de vista bastante femeninos.
Pero lo que no admite duda es que un hombre y una mujer deben tener el mismo sueldo para idéntico puesto, y las mismas oportunidades (ni más ni menos) de ascenso o promoción laboral. Mientras no lo tengan han de seguir peleando por ello, porque es una vergüenza. Tampoco me parece justo que se discrimine a las que son madres, algo que sigue pasando. Ese es mi modo de pensar, y no es, como dice la segunda anónima, una sorpresa para nadie.
Y no hemos entrado en otros temas relacionados, como la violencia machista, el acoso en el trabajo o en la calle, etc. ese es otro tema. Aquí hablamos de lo que hablamos. Y los ejemplos que he puestos en el blog me parecen todos admirables y muy representativos de lo que está sucediendo.
Abrazos cruzados.
Por cierto, algunas de las informaciones y fotografías que aporto, las he sacado precisamente del Marca, así que no lo subestimes, querida.
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