¿Cómo? ¿Que no saben lo que son devices? Desde luego es que hay que
darles todo mascado. Con ese nombre anglo se designa lo que podemos llamar
aparatejos o artilugios, normalmente digitales. Esos que te venden y a los dos años hay que llevarlos al punto limpio, porque tienen obsolescencia programada y ya se han quedado antediluvianos. No sé si lo recuerdan pero, hasta hace muy poco, algunos
hoteles extranjeros te decían que sólo podías usar la clave de WiFi para dos devices por habitación, como máximo.
Ahora ya lo han dejado por imposible, porque la gente viaja con diez o doce devices y lo primero que hace al llegar
a un hotel es conectarlos todos, una forma más de la locura colectiva que nos
inunda. Por ejemplo, una pareja hipster lleva como mínimo dos ordenadores portátiles, dos tablets
y dos móviles, seis devices en total.
Por cierto, han de pronunciar divaisss, no se olviden.
Pero yo he prometido en el
título hablarles, aunque sea brevemente, de cómo está la situación política del
país, tal como la han dejado los diferentes líderes antes de irse a tumbar bajo
sendos ciruelos a pasar este agosto que yo prefiero disfrutar cada año sin moverme
de mi casa. Esta vez, he acertado con mis pronósticos y les reto a que rebusquen en el post #853, sobre el Flish de Zumaia y la hipótesis Álvarez. En la parte final pronosticaba dos
cosas que se han cumplido puntualmente, aun a costa de ganarme la regañina de una querida
comentarista que me acusó de darle coces (sic) a Pablo Iglesias, viniera o no a
cuento. Mi pronóstico era, por un lado, que todas las negociaciones pendientes
entre los tres partidos de la derecha eran un simple circo, porque hay muchos
intereses económicos y empresariales en juego como para que no se pongan de
acuerdo. Que todas las supuestas guerras, insultos y descalificaciones eran
pura pirotecnia, para consumo de sus propios votantes. Y así se ha demostrado con los acuerdos en
Madrid y en Murcia.
En cuanto a las negociaciones para
la presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez, en cambio, mi pronóstico era justo el contrario, que
no iba a haber acuerdo y así ha sido. ¿Por qué estaba yo tan seguro? Pues únicamente
por una razón: porque esta batalla tenía por medio a Pablo Iglesias. Miren, a mí no me
gusta nada Sánchez, creo que ha llevado muy mal la negociación y que se está
mostrando bastante torpe en este envite. Pero convendrán conmigo en que tener que
negociar algo con Pablo Iglesias es como que te salga un grano en el culo. Como intentar mear y no echar gota. Como que te tengan que colonoscopizar sin
anestesia. Se me agotan las comparaciones. Este señor se empezó a equivocar cuando se negó a abstenerse en la anterior
investidura de Sánchez, cuando éste iba de la mano de Ciudadanos, y no ha parado
hasta ahora. Luego machacó a Errejón en Vista Alegre II. Se había empezado a
distanciar de él a cuenta de esa negativa a abstenerse, de su apoyo al tema catalán,
y algunos otros temas clave. Es que lo que le intentaba explicar Errejón no lo entendía,
como se ve en esta expresiva imagen, de cuando ambos compartían banco en Las Cortes.
Hace tiempo que, desde esta
tribuna, vengo pidiéndole a este señor que por el bien del país y de la izquierda en
general se dedique, ya definitivamente y en exclusiva, a enseñarle los cinco
lobitos a sus gemelos, a los que por otra parte les envío desde aquí mis
mejores deseos, lo mismo que a su nueva hermanita, que lo Cortés no quita lo Moctezuma, según frase precisa de mi amigo el Coronel. Por qué no se retirará de la política este hombre tan empecinado en la contumacia táctica. Es difícil encontrar en la historia reciente del país alguien con esa capacidad de equivocarse una vez y otra.
De su forma de negociar sabemos mucho en el Ayuntamiento: cuando la señora
Carmena empezó a confeccionar una lista de consenso con El General que Salió del Frío, a media
negociación, el otro filtró a la prensa una lista en la que los del equipo de Carmena aparecían al final, lo que provocó que todos ellos se dieran
de baja de Podemos en 24 horas. Lo mismo sufrió Errejón a la hora de hacer su
lista a la Comunidad, lo que le forzó a largarse también y aliarse con Carmena.
Y el principal culpable de que Carmena no haya ganado en Madrid, ni Gabilondo
en la Región es este señor, que presentó una lista contra Errejón en la
Comunidad y no cerró aquí su campaña, como todos los demás líderes, sino que se fue a Tenerife, pero tuvo tiempo antes de irse de pedir el voto para Sánchez Mato. Y cada uno de sus fracasos
lo resuelve aplicando una figura ciertamente novedosa, cuya autoría en
exclusiva nadie le discute: la autocrítica del otro. Iglesias la caga, hace
autocrítica y, como resultado de ella, cae Echenique, o cae Espinar o el que
haga falta. ¿Cómo no le voy a dar coces a este señor con el daño que nos está
haciendo? Es que, como vayamos a nuevas elecciones, estoy seguro de que ganará la derecha. La investidura del otro día me recordó mucho a aquella otra de Simancas en la Comunidad. ¿Recuerdan? Había ganado la izquierda por los pelos y sólo hacía falta que se pusieran de acuerdo para votarle. ¿Y qué pasó? Pues que dos de los suyos se salieron a mear. Entonces se repitieron las elecciones y ganó la derecha de calle. En este caso, han decidido jugárselo todo en la prórroga, en el mes de septiembre. Antes de convocar nuevas elecciones, yo les sugeriría a todos que, de persistir el empate, recurran al lanzamiento de penaltys.
Pero, en fin, están ustedes por
ahí de vacaciones, en la playa o en la montaña (sí, sí, no lo nieguen, que se
nota en las cifras de visitantes del blog) y no quiero fastidiarles la mañana,
así que voy a pasar al otro tema, el de los devices.
El caso es que por las vueltas que da la vida, me he tenido que agenciar
algunos nuevos de esos artilugios, además de los que ya tenía. Les cuento. Todo
empezó cuando cambié de coche en abril. Pasé de un Toyota Auris de hace tres
años a un Corolla de última generación. De tan última generación, que ha
prescindido de algunas de las piezas de los coches de toda la vida, como el
freno de mano, que ahora se activa con un botón. Y, naturalmente, tampoco tiene
lector de CDs. Yo, como soy una persona mayor, sigo comprando CDs, de hecho,
ahora mismo tengo encargado un ejemplar del disco a punto de salir de Sheryl
Crow, que me han prometido mandar a finales de mes directamente desde
Nashville, donde vive la dama.
Mi ordenador Lenovo es también lo suficientemente moderno como para no tener lector de CDs y el resto de reproductores de CDs que tenía en mi casa llevaban tiempo medio en cuarentena, porque funcionaban
bastante mal. Por otro lado, tampoco tenía un buen sistema de altavoces para poner música en condiciones. En una
palabra, que mis viejos devices,
estaban ya en situación de mandarlos al punto limpio, lo que pasa es que yo
escuchaba mis CDs en el coche y me arreglaba en casa como podía. Al pasar a tener un
coche sin reproductor, sólo me quedaban dos alternativas: o tirar todos mis CDs
a la basura, o renovar el hardware. Así que me acerqué por la calle Barquillo a
ver qué me ofrecían. En la primera tienda que visité me intentaron estafar. Me
dijeron que la única forma de escuchar CDs ahora mismo, en 2019, es por medio de un aparato
de Alta Fidelidad, uno de esos grandes, negros y horizontales, que vienen costando unos 400€.
Debieron de tomarme por tonto, con el pelo blanco y mi aire de despiste general.
Crucé a la otra acera y allí
encontré un tipo más colega, que me aconsejó bien. Estuve con él más de una hora, probando aparatos y comparando sonidos. Y salí de allí con dos compras, feliz como una perdiz. Por un lado, me agencié un altavoz Bosé, SoundLike Mini, por
150€, que se puede adaptar al ordenador, al televisor, a la radio y a la X Box,
que todos esos devices tengo yo en funcionamiento en mi casa. Además tiene entrada USB y
Bluetooth y les puedo asegurar que suena como Dios. En la foto pueden ver esta
pequeña maravilla, que mejora la calidad del sonido, cualquiera que sea la fuente
de la que provenga. Con este altavoz, me pongo las Variaciones Goldberg para
trabajar y me salen los textos solos.
El otro aparato que me compré fue
un viejo walkman Sony, algo que he soñado tener desde hace muchos años, para dar
rienda a mi vena macarra y salir con él en el hombro, con el rock a todo volumen, a sumarme al botellón de yayos que se reúne en algunas plazas del
centro. Como es algo que ya no está de moda, me costó exactamente 95€. Aquí
puedo escuchar ahora toda mi colección de CDs. Además tiene radio, entrada USB y
salida para auriculares, por la que lo puedo conectar también a mi nuevo altavoz
Bosé y montarme unos guateques de puta madre. Los primeros walkmans eran de casete
y fueron creados por Sony a comienzos de los 80 para el mercado japonés, pero
pronto pasaron al norteamericano. Después le siguieron Aiwa y Panasonic, pero
el auténtico era el de Sony. Y, más adelante, se adaptó la idea a los CDs, con el
nombre de discman, aunque todo el mundo lo seguía llamando walkman.
La gente los usaba para el
botellón y también para hacer gimnasia callejera, patinaje o step, con los casetes de Jane Fonda, mujer que, por cierto, sigue estando espléndida a los 80, como pueden comprobar en la
película Nosotros en la noche (2017), con Robert Redford. Redford ha rodado luego otra película en la que hace de anciano atracador y ya ha dicho que, después de esto, se retira. En fin que, en cuanto baje el calor un poco, saldré con mi nuevo
walkman calle Atocha arriba, para lo que he estado practicando en mi terraza
renovada, todavía pendiente de que me instalen los toldos y que en septiembre mis amigos gays de la floristería me optimicen la decoración verde.
Les voy a dejar de propina el videoselfie que me produje la otra tarde. Parece
algo sencillo, pero no lo es tanto. El film se graba con el teléfono, pero viene pesando más de 350 megas, lo que imposibilita mandárselo a nadie por whatsapp, o
subirlo al blog. Así que he tenido que pasarlo al ordenador con un cable, a través de
la aplicación HiSuite. Luego lo he reducido de tamaño con el programa HandBrake
para dejarlo en 31 megas. Eso me ha permitido subirlo finalmente al blog. Hombre,
con un nuevo surtido de devices como el mío, malo sería que uno no pudiera hacer un poquito de postproducción. Que lo disfruten y que sean buenos,
dentro de lo que cabe.
Felicidades por la certeza de tus pronósticos, que no son fáciles dadas las turbulencias de todo tipo que asolan a España. Pero me gustaría que también hicieses alguna reflexión sobre cómo ve el poder económico -único poder real- a Podemos y, en concreto, a Pablo Iglesias.
ResponderEliminarMe explico. Yo estoy convencido de que TODOS los políticos que han actuado en el periodo bipartito han sido sumisos servidores de ese poder económico. De ahí extraigo que cualquier individuo, sea Pablo Iglesias o Perico de los Palotes, que no se discipline a los intereses de estos mandamases del capital, inicialmente serán considerados personas hostiles o non gratas, y, si insisten en querer meter la nariz donde nadie les llama, pueden finalmente ser tildados de terroristas o lo que sea necesario para apartarlos definitivamente.
Es decir, vemos una y otra vez que cuando la traca de la derecha quiere hostigar a la izquierda, lo que hace es centrar la cuestión en desacreditar a las personas, cueste lo que cueste, incluso las mentiras. En muy contadas ocasiones producen debates ideológicos, o cuestiones concretas de gestión pública, porque si lo hacen se ve claramente que sólo les preocupan sus intereses económicos: Autopistas, Madrid Centro, Venta de viviendas, etc.
Si esto es así, ¿Cómo puede recibir el establishment un partido como Podemos, investigado mucho más allá que ningún otro, y a pesar de ello sólo recibió calumnias inventadas y voceadas por ingenuos o estómagos agradecidos?
Me pregunto cuántas toneladas de estiércol generaron los PPsoe, y ahora presos de su propia corrupción no pueden dejar que nadie meta las narices hasta que las cloacas estén limpias y desinfectadas. ¿Será el problema Pablo Iglesias, o también lo será cualquier otro que limpio de culpa esté dispuesto a conocer y airear las toneladas de mierda generadas por los corruptos que invadieron el Estado?
Un gran abrazo.
Querido Berto, no voy a hacer la reflexión que me pides, en primer lugar porque ya la has hecho tú y en segundo porque este no es un blog de discusión política, característica para la que no me veo en absoluto preparado. Lo que tú dices es una reflexión genérica, teórica, muy típica desde el lado de la izquierda. Pero lo mío es un ataque personal contra un elemento que ha incidido negativa y decisivamente en mi vida, en la deriva de mi ciudad y en mi trayectoria profesional. Habíamos conseguido cambiar el rumbo de Madrid, enfocarlo hacia el progreso y encima teníamos en la mano hacernos también con la Comunidad, lo que hubiera consolidado ese rumbo. Todo eso ha fallado porque cierto señor que no quiero ni nombrar decidió con el culo en vez de con la cabeza. Se guió por el rencor y por ese mundo de Juego de Tronos en el que vive. Resultado: en el momento en que la derecha estaba más fragmentada y presentaba unos candidatos más flojos y deplorables, hemos perdido. Vamos, que cada vez que escribo sobre él me reprimo para no cagarme en su padre. No encontrarás en mi texto un solo párrafo a favor del PP ni del PSOE. Yo sigo sintiéndome Carmenista y Errejonudo por siempre jamás. Por eso escribo lo que escribo.
EliminarPor lo demás, un fuerte abrazo, gracias por tu aportación y ya sabes que tú puedes escribir aquí lo que quieras, amigo.
En la playa o en la montaña o de funeral no dejo de visitar el blog,de mí no te libras, así que por mi no desciende el número de visitantes y no creo que quienes te visitan dejen de hacerlo en ningún momento del año. En cuanto a tu aire de despiste general, no presumas tanto de ello, pues es falso, propio de un impostor como tu.
ResponderEliminarEl vídeo maravilloso, genial, me ha hecho pasar unos minutos muy divertidos. Tal y como está el panorama y ¡hale! tu a bailar y a la guitarra. Enhorabuena.
Amigo Alfred, tú sí que me tienes pillado como impostor, aunque lo del despiste es cosa de la edad que ya voy teniendo y no puedo dejar de observar que va en crescendo.
EliminarGracias por tus elogios. Yo creo que lo que hay que hacer es eso: bailar y hacer el payaso mientras podamos, que esto también se acabará.
Un fuerte abrazo.