El desierto de Atacama es el
lugar más seco del mundo y está situado a una altura de unos 2.500 metros sobre
el nivel del mar. En el pueblo principal de este lugar árido, San Pedro de
Atacama, llevo tres días alojado y voy a intentar esta vez hacer un tipo de
relato más por áreas temáticas que ordenado cronológicamente como suelo contar
mis viajes. Me limitaré a contar como prólogo que el pasado día 24 salí de
Madrid en avión para un trayecto de unas 10 horas, hice una escala en Bogotá de
otras 2 y luego volé a Santiago de Chile durante otras 5,5 horas más. La
diferencia horaria con Bogotá es de 7 horas, pero al ir a Santiago recuperas 2.
Así que 5 horas, que a partir de esta noche serán sólo 4 por el maldito cambio
horario que sólo se practica en la vieja Europa y esperemos que por poco
tiempo.
Anteayer, llegamos a San Pedro, cogimos
el coche alquilado, nos instalamos y visitamos el Valle de la Muerte y el
Mirador de la Roca del Coyote, sobre el Valle de la Luna. Ayer estuvimos en la laguna
Chaxa, viendo los flamencos, y luego subimos a los pueblos de Toconao y Socaire, para seguir a las lagunas de
Miscanti y Miñique, ambas a unos 4.500 metros. Hoy nos hemos levantado en plena
noche para salir a las 5.00 en dirección al campamento geotérmico del Tatio, en
donde hay géiseres y fumarolas muy activas durante la noche, cuando la
temperatura está a unos 7 grados bajo cero (en el invierno austral baja hasta
los -27). A medida que va amaneciendo y sube la temperatura, la actividad se va
calmando, porque lo que hace salir el agua a presión es precisamente la
diferencia térmica con el exterior. Así que hay que verlos al amanecer. Y el
campamento está a 100 kilómetros de San Pedro.
Después hemos bajado al pueblo y
hemos hecho la visita completa del Valle de la Luna, que es impresionante. En
esos momentos estábamos a unos 35 grados. Después hemos comido algo de lo que
traíamos de España en un comedor que tiene el hotel, nos hemos echado una
siesta y ahora tengo un margen para escribir un poco, hasta las siete de la
tarde en que hemos quedado para dar un paseo por el pueblo, de donde
regresaremos mañana en un vuelo a mediodía a Santiago. Diré que, de los tres
grandes brazos de la Cruz del Sur que teníamos previsto dibujar sobre el
mapamundi, el de Atacama era a priori el que menos atractivo me resultaba, pero
me está resultando muy impresionante. Las grandes diferencias de temperaturas y
de alturas, inducen un escenario muy brutal y primitivo, pero lleno de
atractivos. En esta zonas, no se vé más que indios, apenas hay blancos. Las
diferentes tribus que conviven por aquí están al cargo de la administración y
gestión de sus recursos, incluido el turismo, como una compensación conseguida
al Gobierno chileno, a cambio de largas luchas y reivindicaciones.
Por aquí hay quechuas, aymaras y
muchos otros pueblos, con lenguas propias arcaicas, aunque todos manejan un
español muy aseado y hacen gala de un humor indio muy peculiar. Siempre están
sonrientes, son sociables y se interesan por los visitantes. Les encanta darte
unas explicaciones muy prolijas y tediosas, que chocan con la ansiedad
proverbial del hispano. Ellos tienen que darte la receta completa. Al llegar al
hotel, nos explicaron cómo entrar de noche, tanto en coche como a pié. Cada
explicación era del tipo: “usted se para frente a la puerta. Verá un botón
rojo. Lo pulsa. Entonces nosotros preguntamos quién llama. Usted ha de decir el
número de su habitación y salimos a abrirle, Así que debe memorizar su número
de habitación para no tener problemas”. El viajero le interrumpe con cuestiones
como a qué hora se abre el comedor para desayunar, y el tipo levanta una mano e,
invariablemente, responde: “ya llegaremos a eso”.
Pero siempre amables, serviciales
y untuosos. A pesar del físico de algunos, que da verdadero miedo. Por ejemplo,
los indios toconaos son negros como el carbón, cheposos y sin cuello. Pero uno
ve con que ternura tratan a sus hijos pequeños y se queda pasmado. Nos han
ofrecido diversos platos que estaban cocinando para ellos, en pequeños
restaurantes populares de los pueblos, que llaman cocinerías. Platos a los que
no le ponen nombre. Si les preguntas, te contestan que se trata sólo de un
guiso de pollo con patatas, o de un caldo con verduras. También hemos probado
platos de la cocina chilena en algún restaurante local, como la chorrillana,
que se hace con carne de vacuno y chorizo, todo ello guisado con abundante
cebolla y papas fritas. O el lomo al pil-pil. Que no tiene nada que ver con el
español, sino que es picante.
El grupo con el que voy está
formado por seis personas, incluyéndome a mí, todas por encima de los 60,
animosas y divertidas, y dispuestas a admirar todas las maravillas naturales o
de cualquier tipo, que ofrece este extraño país de 4.300 kilómetros de largo y
nunca más de 180 de ancho. Los Andes presiden esta zona de altiplanicie, con numerosos
volcanes, presididos por el Licancabur, que se ve desde todas partes. Nos
movemos los seis con una furgoneta grande, de la que yo soy uno de los dos
conductores declarados. Las carreteras, exceptuando la Austral que recorre el
país de norte a sur, son en su mayoría de tierra apisonada, lo que se conoce en
muchas partes del mundo como macadam y aquí llaman ripio. No me queda ya mucho
margen para escribir, así que les dejo algunas fotos. Ustedes mismos pueden imaginar a qué corresponde cada una. Sean buenos.
Unos paisajes impactactes, Emilio y, tal como describes a los guías, son unos pelmas; ya sabes, la definición de "pesado", alguien a quien preguntas "¿Cómo estás?" y te lo cuenta... Disfruta.
ResponderEliminarSí. Muy bonitos paisajes. El pelma no era un guía (no hemos usado ninguno en el viaje), sino el recepcionista del hotel Quechua en San Pedro de Atacama.
EliminarHola Emilio. Como siempre, muy interesante tu blog. Solo quería hacer una pequeña corrección. La carretera Austral no recorre Chile de norte a sur, sino que parte ya desde el sur en Puerto Montt hasta la Patagonia chilena más al sur todavía. La carretera que recorre Chile de norte a sur (hasta más o menos la altura a la que empieza la Austral) es la Panamericana, que recorre además todo el continente americano. Por otro lado, es precisamente la carretera Austral la que está sin asfaltar, mientras que tanto la Panamericana como el resto de carreteras principales sí que lo están.
ResponderEliminarTengo varias amigas de nombre Elena. No sé si eres alguna de ellas o alguien desconocido. En cualquiera de los casos, un millón de gracias. Este es un foro que se escribe a la carrera (y más estando de viaje). Cualquier corrección de errores, precisión o matizacion es siempre bienvenida
EliminarPues soy amiga de tu hijo Lucas. Nos conocimos muy de pasada cuando viniste a visitarle a Lille durante el máster, así que no sería nada extraño ni mucho menos ofensivo que no te acordaras de mí. Ahora estoy en el aeropuerto para partir rumbo a Santiago de Chile por un par de semanas. Mi novio es de allí y por eso sabía lo de las carreteras. Me alegro mucho de que estés disfrutando de ese país tan precioso. Si por casualidad nos cruzamos te saludo.
EliminarYa me imaginaba que eras tú. Me encanta que sigas mi blog y que te guste. Que disfrutes de Chile. Es un país precioso y muy interesante. Mejor aún con alguien de allí que te lo enseñe bien. Un abrazo.
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