Penúltimo post de la serie, hoy
les voy a explicar de una vez qué-puñetas es Reinventing Cities. Una
advertencia previa. Reinventing es una competición en dos fases y la segunda se
ha iniciado este 3 de septiembre pasado. Digamos que esta segunda fase está en
estos momentos “en el horno” y en un punto especialmente delicado y candente, por lo que
no es oportuno que yo me dedique ahora a dar demasiados detalles sobre un
asunto en el que estamos luchando a brazo partido, para defendernos de serios
riesgos y poderosas amenazas, que afectan a intereses y derechos de mucha
gente. Entenderán que en adelante no hable demasiado de este tema. Cuando esté
cerrado o, al menos, algo más definido, tal vez cuente aquello que entienda que puede tener un significado estrictamente bloguero, ya saben que esta no es una página
técnica o profesional. Sin embargo, la primera fase, recién terminada, sí que
tiene una narración que encaja en el marco
literario-onírico-autobómbico-evanescente que caracteriza los textos de este
blog. Les anuncio también que el último post de la serie, lo que podríamos
llamar el post-Reinventing, les va a resultar muy interesante para entender mi
deriva de estos últimos meses. Les recomiendo que no se lo pierdan.
Habíamos llegado en el post anterior a Portland,
al workshop maravilloso que compartí con Clare, Tantri, Erika, Shannon y
otras mujeres espléndidas (y también, por supuesto, con Thabang, Radcliffe y otros colegas),
en cuyas cenas conocí a Hélène Chartier, la directora de Reinventing Cities. Por entonces yo no había oído ni mencionar este asunto. Después he llegado a saber muchas cosas al respecto. Y, para que lo entiendan
bien, he de hacer un largo flashback, de modo que ustedes reciban la información ordenada
cronológicamente. Este flashback nos lleva a finales del año 2014. En ese
momento, el Ayuntamiento de París, por su cuenta, lanzó un concurso innovador que se llamó Reiventer Paris y que no tenía
precedentes. 23 parcelas o edificios de la ciudad en situación de deterioro o
abandono, propiedad de diferentes administraciones públicas (Ayuntamiento,
Región Île de France, compañía SNCF de los ferrocarriles) se proponían para que
grupos de inversores, arquitectos y agitadores urbanos hicieran propuestas innovadoras, de obra y gestión posterior de los nuevos elementos urbanos a
implantar.
El concurso se estructuraba en
dos fases. En la primera, los concursantes aportarían “expresiones de
interés”, documentos de unos diez folios en donde presentarían el equipo y
las líneas generales de su propuesta funcional, arquitectónica y financiera.
Entre estas expresiones de interés se elegirían tres finalistas, que entrarían
en una segunda fase en la que ya debían aportar un anteproyecto y un estudio de
negocio fiable y bien avalado. De entre estos tres finalistas, en la segunda fase se elegiría un ganador, que se quedaría con el solar o edificio, mediante una cesión
de derecho de superficie, por un plazo determinado, condicionada a que
desarrollara el proyecto propuesto. Era un sistema nunca antes ensayado en
ninguna ciudad, al que el Ayuntamiento de París dio una gran difusión.
Hay que precisar algunos
extremos. París es una ciudad ya completamente planificada y edificada, en la
que quedan muy poquitos solares libres, y los pocos que hay son de propiedad
pública. Es decir, que el mensaje que se mandó a los principales constructores
e inmobiliarios de Francia era: ojo que, si queréis desarrollar algún negocio
en el municipio de París, tendréis que entrar por este aro; en caso contrario
no vais a pillar nada en años. El objetivo del Ayuntamiento era movilizar la inversión privada para recuperar zonas en declive. Y los 23 sitios
propuestos tenían todos algún tipo de gancho para el inversor, en forma de
viviendas, oficinas y otros usos lucrativos. El éxito de la
iniciativa fue extraordinario: se recibieron cerca de 400 expresiones de
interés. Tras las dos fases del concurso, los ganadores fueron proclamados en
febrero de 2016, y con sus propuestas se organizó una exposición fastuosa en el
Pavillon de l’Arsenal, al lado del Sena. AQUÍ
pueden ver una información sobre los 22 proyectos ganadores (al final se cayó
uno de la lista). Si pinchan en la serie de imágenes que pasa vertiginosamente
en el lado derecho, podrán irlas pasando una a una. Algunas son ciertamente
espectaculares y todas se están construyendo en estos momentos.
Cambiemos ahora de tercio. En los
textos anteriores les conté cómo era el funcionamiento de la red de ciudades
C40, con su staff técnico dirigido desde Nueva York pero distribuido por muchas
de las ciudades-miembro. Pero resulta que, por encima de este staff técnico, la red tiene
una superestructura política, constituida por la Asamblea periódica de los
Alcaldes y por una presidencia política rotatoria, que se elige por períodos
fijos, como la de las comunidades de propietarios de cualquier edificio de
viviendas. Desde la fundación de C40 en 2005, se habían ido sucediendo en esta
presidencia Ken Livingstone (Londres), David Miller (Toronto), Michael
Bloomberg (New York) y Eduardo Paes (Río de Janeiro), que era el presidente de
la red en ese año de 2016. En el mes de agosto, se reunió en México DF la Asamblea de los
Alcaldes (entonces eran 85) para elegir al sucesor de Paes.
Diversos candidatos se postularon
para el cargo e hicieron discursos con sus proyectos e intenciones. Entre
ellos, Madame Hidalgo, la alcaldesa de París, que sería finalmente la elegida.
En su discurso, la señora Hidalgo dijo que, de ser elegida, se proponía replicar
a nivel mundial una iniciativa innovadora que acababan de hacer en su ciudad y
que había tenido un éxito notable. Y ese es el origen de Reinventing Cities. La
red fichó a Hélène Chartier, que había estado en el equipo que desarrolló
Reinventer Paris, para que se encargara de dirigirlo. Y Hélène se trasladó a
vivir a Nueva York con su familia. La convocatoria se lanzó a finales de mayo
de 2017. Al pasar al ámbito de C40, el asunto cambiaba ligeramente. El
componente medioambiental pasaba a primer plano, por encima de la intención de
París de movilizar la inversión. Y el número de propuestas por ciudad se limitó
a cinco, para no volverse locos con la avalancha de expresiones de interés que
se esperaban.
Aquí me van a permitir un
comentario. Los parisinos o parisiennes son una gente ligeramente irritante,
que siempre creen que acaban de inventar la rueda. A finales de julio de 2017,
cuando yo llegué a Portland, las perspectivas de esa avalancha mundial de
propuestas se habían enfriado bastante. De hecho, aun no contaban con ninguna
ciudad inscrita, a pesar de que el plazo dado era hasta el 1 de septiembre.
Ante ello, Hélène había iniciado una actividad frenética de visitas a todas las
ciudades para intentar movilizar a los Ayuntamientos de la red. Por eso estaba
en ese momento en Portland, para intentar convencer a su Ayuntamiento de que
participara en Reinventing Cities. La presencia por allí de alguien de Madrid
le permitía digamos matar dos pájaros de un tiro. Ya ven que todo esta historia se va sustentando sobre una serie de casualidades; que uno no puede dejar de pensar en la incidencia de la suerte, o en la presencia de ese dios travieso y juguetón que se divierte tirando los dados cada poco, al que nos hemos referido más de una vez en este blog.
Hélène me confió que la propia
señora Hidalgo le había escrito personalmente a Carmena a primeros de junio,
para involucrarla en este asunto. Y que estaban muy sorprendidos de su falta de
respuesta. Le prometí que intentaría averiguar qué estaba pasando. Ya de vuelta
a primeros de agosto, le conté todo esto a mi jefa. La cosa parecía
interesante, pero debía consultarla con el Concejal, como es natural. El
resultado de esta consulta fue que no. Hay que comprender que era un momento
muy malo, con ambos a punto de irse de vacaciones y nuestra unidad muy
sobrecargada de trabajo, como para cargar encima con un asunto nuevo y tan
cogido por los pelos. Pero ya saben ustedes que soy muy cabezota y que nunca doy
un asunto por perdido. A partir de ese día me dediqué a enviar correos
electrónicos a todos los pesos pesados de las diferentes Áreas municipales,
independientemente de que me conocieran o no. Quería saber si alguien estaba haciendo algo a partir de la carta recibida por la Alcaldesa y además me daba rabia que mi ciudad perdiera
la oportunidad de involucrarse en un asunto que parecía tan atractivo En realidad era como el cazador que se pone a tirar tiros al aire
a ver si por casualidad cae algún pájaro.
Y cayó. Esta vez, el pájaro fue
Marisol Mena, al frente de una de las direcciones generales del Área de Cultura,
precisamente la que ha logrado que el Retiro sea preseleccionado para ser
propuesto como Patrimonio de la UNESCO. Esta mujer fue la primera persona importante que
supo ver el potencial del asunto Reinventing. Me contestó al correo pidiéndome
más información y le mandé un dossier completo con todo lo que sabía. Y no tuve más noticias. Llegó el 1 de
septiembre, la fecha límite para que Madrid se inscribiera en el programa y
yo le escribí un mail a Hélène, en el
que le decía que había hecho lo posible y también lo imposible si ello fuera
posible (Rajoy dixit), pero que no había tenido respuesta. Que lo sentía mucho y que esperaba que tal vez
nos pudiéramos sumar a una segunda convocatoria en el futuro. Me contestó al
instante –Nooooo, noooo, Emilio, que estoy en contacto con Marisol, que hemos mantenido
varias conferencias, que me ha dicho que tu intervención ha sido clave y que
hemos decidido alargar el plazo para que os podáis presentar más ciudades.
Ese fue el punto de inflexión de la historia. Marisol Mena, logró
implicar a la Gerencia de la Ciudad, órgano de la confianza de la Alcaldesa. Y
la Gerencia convocó un par de reuniones con directores generales de las
diferentes Áreas municipales, a las que mi jefa asistió también. En ese foro, se
llegó a la conclusión de que el tema no era de Cultura sino de Urbanismo. Todos
miraron a mi jefa, que dijo que necesitaba unos días para tomar una decisión.
De vuelta en nuestras oficinas, me llamó y me confió sus dudas: –Qué hacemos,
Emilio, ¿nos lanzamos? ¿tú me ayudarías? Era un momento decisivo para nuestra trayectoria
profesional. Algo así como la mítica escena de la película Dos hombres y un destino, cuando Butch Cassidy y el Sundance Kid,
magistralmente interpretados por Newman y Redford llegan a la carrera a una inmensa
cortada, huyendo de una patrulla de perseguidores. Abajo hay un río encajonado
en la cortada. Se disponen a defenderse a tiros, pero súbitamente Cassidy parece tener una revelación y propone saltar y el otro se niega. –¿Por qué? –pregunta Cassidy, y el otro
responde: –Porque no sé nadar. A Cassidy le entra entonces la risa floja: –¿Nadar?
Eres un iluso, nos vamos a matar en ese salto. Vean la escena.
Pues algo así hicimos mi jefa y yo. Como Butch y Kid dijimos ¡¡¡¡OOOOHHHHH!!!! y saltamos al abismo. Y en el último episodio verán cómo nos fue. Que lo pasen bien.
Pues algo así hicimos mi jefa y yo. Como Butch y Kid dijimos ¡¡¡¡OOOOHHHHH!!!! y saltamos al abismo. Y en el último episodio verán cómo nos fue. Que lo pasen bien.
Y sabeis nadar los dos. ¿O tu jefa no sabe? No puedo esperar a la siguiente entrega.
ResponderEliminarMi jefa nada como un delfín. Y no sólo es especialista en nadar entre dos aguas, sino que además sabe nadar y guardar la ropa.
EliminarYa he terminado la serie, gracias por tu interés.
Un abrazo.