La verdad es que no sé para qué
les propongo acertijos sobre el destino de mis viajes, si al final todos los
acierta Paco Couto. Esta vez la pista era algo más difícil, pero bastante clara
también. Cualquiera que me conozca sabe qué clase de música me gusta y la
canción de Wilco que les puse en el último post, no es de ese tipo. Como pensé
que nadie lo pillaría, hice un poco de sobreactuación, diciendo que la dejaran
de fondo, mientras seguían leyendo. Inmaculada me confesó que le había tenido que
quitar el sonido, porque era incapaz de concentrarse para leer, mientras escuchaba semejante murga.
También les puse al final del post una canción de Specials que me encanta, para subrayar
la diferencia. El único motivo de incluir el tema de Wilco era por dar una
pista. Wilco es uno de los grupos de rock más valorados de Chicago y, en la
portada de su disco Yankee Hotel Foxtrot
(2002), usaron para la carátula una imagen desde abajo de las icónicas torres
de Marina Drive, al lado del río, un edificio tan emblemático de Chicago como
el Bradbury en Los Ángeles. Me dicen que entre la gente joven es frecuente llamar a este edificio las Torres de Wilco. Para adivinar el acertijo bastaba saber un poco de
rock y un poco de arquitectura.
Así que ya está
dicho: me voy a Chicago. Lo que pasa es que este viaje, que me ocupará la
semana que viene, es el colofón de esta serie Recovering myself con la que les vengo
entreteniendo y que espero terminar hoy. Nos habíamos quedado en que mi jefa y
yo nos tirábamos al abismo, sin saber si el río tenía o no suficiente agua. Pero la cosa tuvo un cierto período de maduración. Mi jefa reunió a su staff técnico y seleccionó con
ellos cinco áreas de oportunidad ya detectadas en nuestra estrategia de recuperación
de la periferia. Las llevó al Comité de Dirección de Urbanismo y allí se perdió una, que
alguien quería reservar para un proyecto diferente. Las cuatro supervivientes eran
bastante heavy, en zonas muy
deterioradas y sin un gancho importante para inversores. Antes de lanzarnos
definitivamente, hablé con Hélène y le expresé mis dudas: –¿Tal vez nos hemos
pasado de cutres? ¿Es posible que entren inversores a lugares tan degradados?
Hélène viajo a Madrid y dedicamos un día a visitar los cuatro sitios. Y le
parecieron perfectos para los objetivos de C40. Cuanto peor es el punto de partida, mayor es el recorrido de recuperación que tenemos –me dijo.
A partir de aquí las cosas fueron
rodadas. La Alcaldesa firmó la carta de adhesión al certamen el 15 de
noviembre. En diciembre hicimos un acto de presentación a la ciudad, en el que
me tocó hacer de maestro de ceremonias. Mi jefa metió en el proyecto a mi
compañera M., idea feliz, porque M. es un portento, que le dio al tema el impulso definitivo. En enero
viajamos a París los tres mosqueteros del proyecto a participar en el Meet Up
de esta ciudad, excursión que se reseñó en el blog con fotos incluidas. En
febrero hicimos nuestro propio Meet Up, en la Nave de Villaverde, con bastante
éxito. Y en marzo, M. y yo viajamos a Cannes para estar presentes en el Meet Up
internacional, que había organizado C40 en el marco de la feria MIPIM. Además hicimos incontables
actos de promoción del asunto, que no voy a detallar aquí. Los promotores
inmobiliarios en su mayoría aparecían renuentes a participar. Era algo
novedoso, innovador y el promotor español tipo es un sujeto prudente, cortoplacista,
que va a lo seguro.
Llegamos a la fecha tope para
presentar expresiones de interés (31
de mayo) con la incertidumbre de si todo no sería un bonito sueño y nadie iba a presentar nada. Pero el último día entraron 20 propuestas y hubo al
menos dos para cada sitio. En la primera quincena de julio se celebraron las
dos sesiones del Comité de Selección. Se proclamaron tres finalistas para el
sitio de Vicálvaro, cuatro para el de Vallecas, dos para Usera y dos para
Villaverde. En este momento, los finalistas están empezando su trabajo de
preparación del anteproyecto que han de presentar en la Segunda Fase, puesto
que no supieron el resultado de la Primera hasta comienzos de septiembre, por
petición expresa de C40, que quiere llevar a todas las ciudades al unísono.
Pero de todo esto se ha ido dando cuenta en el blog.
Me centraré ahora en un par de
temas. El 8 de agosto de 2017, yo tenía una cita en la Seguridad Social, para que me
detallaran las condiciones de mi jubilación. Por entonces yo proyectaba tirar
la toalla en febrero de 2018, por mi 67 cumpleaños. Ese día me explicaron que,
desde mi cumpleaños hasta el 1 de enero de 2019, yo tendría una pensión X que,
si me empeñaba en continuar después de dicha fecha, se vería seriamente demediada por el factor de
sostenibilidad, aprobado por Rajoy para su entrada en vigor justo ese día.
Dado que con estos asuntos que les vengo contando mi situación en el trabajo
estaba mejorando día a día, le dije a mi jefa que me marcharía el 1 de enero
de 2019. Pero luego empecé a dudar. En una excursión senderista me hicieron ver
que el factor económico no es el decisivo para fijar una fecha de jubilación. Que lo principal son las sensaciones. Y en eso Rajoy pactó con el PNV posponer la entrada en vigor del factor de
sostenibilidad hasta 2023. Entonces ya decidí seguir al menos hasta las
elecciones locales de mayo de 2019. Luego ya veremos. Supongo que seguiré
durante el verano, que es cómodo en mi oficina, y en septiembre tomaré una
decisión, en función de los resultados de dichas elecciones.
Pero, hay otro tema pendiente. Yo
había conectado con Hélène en el workshop presencial anual de la red TOD (Transit Oriented Design),
celebrado en Portland. ¿Y qué fue de esa red? En septiembre aun asistí a un
webinar, sobre el sistema de carriles bici de Londres. Mi amiga Clare Haley, hasta
entonces directora de la red TOD, me contó después que dejaba el cargo para
sustituir a una compañera embarazada en Londres, con mejora de sueldo. Quedé con ella un par de veces antes de que se fuera, para visitar el parque del río
y para desayunar en el Café Comercial, circunstancia también reseñada en el
blog con foto. Y entonces me vi sumergido en la vorágine de Reinventing Cities y me
olvidé de todo lo demás. Y no fui consciente de que ya no me convocaban a más
webinars de la red TOD. Mucho después, creo que en abril de este año, caí en la
cuenta de esa ausencia de novedades de TOD y llamé a mi amiga Julia, la
coordinadora de C40 para Europa.
Me contó que la red TOD se había
disuelto. Que habían pensado que era una red con una mezcolanza entre temas de
planeamiento urbanístico y asuntos de movilidad, carriles bici, etc., que no tenía demasiada lógica. A mí nadie
me había avisado de esto, yo seguía en contacto con Clare, que ahora estaba en
Copenhague, y con el whatsapp colectivo del grupo de Portland, pero nadie me había
comentado nada de la desaparición de TOD. Julia me dijo que los temas de planeamiento se
habían incorporado a la red (LUP) Land
Use Planning, que dirigía desde febrero un joven arquitecto italiano,
llamado Flavio Coppola e instalado en San Francisco. Y, con los temas de
movilidad, se había creado una red específica llamada Walking and Cycling, al frente de la cual estaba una mujer de
Barcelona. Empecé a intercambiar mails con ambos, para que me informaran de sus
organizaciones y actividades, de cara a tomar la decisión de en cuál quedarme.
Y entonces me escribió mi amigo Diego Moreno, de Tijuana, y surgió la oportunidad
de un viaje a la Costa Oeste. Se lo conté a Flavio y quedamos en que tras
nuestra entrevista en persona, decidiríamos qué era lo más oportuno. En San
Francisco, lo mío con Flavio fue un auténtico flechazo. Le conté lo que
estábamos haciendo en la Dirección General que encabeza mi jefa, es decir, la Estrategia
de Regeneración de la periferia. Y también los métodos de participación
ciudadana que estábamos usando. Ambas cosas le parecieron tan interesantes que
quedamos en que a mi vuelta organizaríamos, no uno, sino dos webinars,
dirigidos desde Madrid y centrados en ambos asuntos. Le pregunté por el modo de
formalizar mi adhesión a la red LUP y respondió con un apretón de manos y
enfatizando: –Ya estás en la red. Y, así como al descuido, me interesé por el
workshop presencial de LUP de este año. Me dijo que sería en Chicago a primeros de
octubre, pero que ya tenía cerrado el cupo de invitados de C40. Yo
podía sumarme y sería bienvenido si conseguía que el Ayuntamiento de Madrid me
pagara los gastos. Le contesté que el año anterior había tenido una bronca
considerable por el billete de Portland y que no iba a pelear otra vez por ese
asunto. Si C40 no me invitaba, pues no iba y listo.
De vuelta en Madrid, le planteé
el asunta a mi compañera C. que es la que diseña todas las dinámicas de
participación ciudadana. Descubrí que se maneja bien en inglés y que le hacía
especial ilusión colaborar en un webinar conmigo. Se lo comuniqué a Flavio y me lo terminé de ganar: yo le había hecho una promesa de palabra y muchas veces las palabras se las lleva el viento. Pero yo había respondido y pronto. Decidimos
hacer dos sesiones próximas en el tiempo. En la primera, yo explicaría la
Estrategia de Regeneración Urbana. En la segunda, C. contaría el sistema de
participación vecinal empleado. Llegamos a fijar las fechas (20 y 25 de
septiembre) y hacer las convocatorias on line a toda la red LUP. Y empezamos a preparar las imágenes para nuestras presentaciones. Y entonces sucedió. Flavio me telefoneó un día y me dijo que había una baja
para Chicago. El representante de Melbourne no podía acudir por un motivo familiar sobrevenido e inexcusable. Flavio quería
saber si yo seguía interesado en ir. Le dije que bueeeeeno, si no hay más remedio…
No era todavía seguro. Él tenía que consultar primero el caso con el coordinador de C40
para Oceanía. Si éste señor tenía un candidato a sustituir al hombre de Melbourne, tendría
preferencia. En caso contrario, Flavio me propondría a mí, con el visto bueno
de la coordinadora para Europa, que es mi amiga Julia.
Todo salió como yo confiaba en que saliera y finalmente
me voy a Chicago el 1 de octubre, para el workshop de los días 2, 3 y 4, y
regreso el 5. Ya tengo los billetes. Esta vez ni se me ha pasado por la imaginación quedarme por allí
de vacaciones. Ya saben que el 24 del mismo mes salgo pitando a un segundo viaje, al lugar que ya se desvelará oportunamente. Por cierto,
nuestros webinars se redujeron finalmente a uno solo: como también voy a intervenir en el
workshop, ya era demasiado protagonismo de Madrid. El pasado 20 de septiembre,
C. y yo compartimos un webinar conjunto, como ya les conté. Y esto es todo en
cuanto a la serie Recovering myself. Si han tenido la paciencia de leerla
entera, habrán encontrado las claves de cómo, a partir de una situación caracterizada por un deambular mortecino
por una vida profesional en decadencia, he logrado remontar hasta el momento de delirio
actual. Y todo sobre la base de una serie de casualidades. El único mérito que me
puedo atribuir en este proceso, es una especie de sexto sentido para pillar las
oportunidades que se me iban poniendo a tiro. Pero esto es algo normal en mí. Cuando era
más joven dejé perder algunas ocasiones por timidez, indecisión o miedo y nunca me lo he perdonado.
Este domingo, culminé mi semana de sinvivir corriendo la carrera Global Energy Race, de 5 kilómetros. A la izquierda tienen la foto que me hice en la salida con mi colega de carreras J. Para los que piensen mal, se trata de la esposa de mi buen amigo M., que la trajo en coche hasta la salida de la carrera y él mismo nos hizo la foto. J. me fue cuidando hasta pasado el kilómetro 4, luego le dije que esprintara, que yo ya llegaba bien, pero a mi tran tran cochinero de sexagenario. Mi tiempo fue de 32.15 minutos, que no está mal, dadas mis condiciones de edad, dignidad y gobierno. Se pueden imaginar el desayuno con que nos obsequiamos después.
Para terminar, les voy a dejar con la melodía que llevé todo el rato en la cabeza. Aquí no hay trampa ni cartón, esto es un ejemplo de la música que me gusta y no lo que les colé de matute en el post anterior. La canción, que es del año pasado, me fascina y es perfecta para marcar el ritmo de carrera. El grupo, de Portland aunque originario de Alaska, responde al curioso nombre de Portugal. The Man. Que ustedes la disfruten.
Este domingo, culminé mi semana de sinvivir corriendo la carrera Global Energy Race, de 5 kilómetros. A la izquierda tienen la foto que me hice en la salida con mi colega de carreras J. Para los que piensen mal, se trata de la esposa de mi buen amigo M., que la trajo en coche hasta la salida de la carrera y él mismo nos hizo la foto. J. me fue cuidando hasta pasado el kilómetro 4, luego le dije que esprintara, que yo ya llegaba bien, pero a mi tran tran cochinero de sexagenario. Mi tiempo fue de 32.15 minutos, que no está mal, dadas mis condiciones de edad, dignidad y gobierno. Se pueden imaginar el desayuno con que nos obsequiamos después.
Para terminar, les voy a dejar con la melodía que llevé todo el rato en la cabeza. Aquí no hay trampa ni cartón, esto es un ejemplo de la música que me gusta y no lo que les colé de matute en el post anterior. La canción, que es del año pasado, me fascina y es perfecta para marcar el ritmo de carrera. El grupo, de Portland aunque originario de Alaska, responde al curioso nombre de Portugal. The Man. Que ustedes la disfruten.
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