Volvamos por un día al rock, que
lo tenemos un poco abandonado últimamente. Ninguno de mis lectores duda ya de
mi fascinación por Sheryl Crow, una artista superlativa que tras 30 años de
carrera, vuelve a estar en la ola buena, tanto personal como musical, feliz con su vida y dando
conciertos por todo Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, su hábitat natural,
del que no ha salido casi nunca, aunque me dicen que tocó una vez en España, en
un festival rural en Lleida, y parece que no le quedaron muchas ganas de
volver. Esta mujer es un verdadero icono del rock, un universo que, por si
alguien tiene alguna duda al respecto, no tiene nada que ver con el del pop.
Por ejemplo, estos días han celebrado los 60 años de Madonna, según todo el mundo, una eminencia del pop. A
mí no me pregunten por títulos de canciones de Madonna, no me sé ninguno. Como ya saben los seguidores de este blog, lo mío es el rock y el rock es otra
cosa.
He de confesarles que por un pelo
me perdí de ver a esta mujer en directo. Sheryl Crow tocó en Los Ángeles el 1
de junio y yo llegué a la ciudad al día siguiente. Pero ni me lo pude plantear; el día 1 yo debía estar en mi trabajo para hacer recuento de las propuestas de
la primera fase de Reinventing Cities, cuyo plazo de presentación terminaba el
día anterior. Ya fue todo un encaje de bolillos insertar dos semanas de
vacaciones en mi nueva vorágine de trabajo para poder hacer el viaje soñado a
San Francisco y LA. Ahora bien, si ustedes me preguntan qué disco de Sheryl se compran,
les diría que ninguno. Tal vez el último, Be
myself, de 2017. Los discos de estudio de Sheryl son demasiado redondos,
relamiditos, elaborados. Ella nunca ha renegado de sus orígenes country y
tiene un sector de mercado al que cuida. A mí lo que me fascina es su directo,
esta mujer es un animal escénico que se entrega, que apabulla, que toca todos los
instrumentos, que da todo lo que tiene y no se cansa nunca. No obstante, en casi todos sus discos de estudio hay al menos una o dos canciones fabulosas, que luego mejora en sus
conciertos. De esta forma se ha llevado ya nueve Grammys, por
distintos conceptos. Y nueve Grammys no es poca cosa.
Como hay muchos de mis lectores
que dicen: –Oye, es que yo no sé nada de rock, pues hoy voy a sacar mi vena
didáctica y vamos a hacer una especie de análisis sintáctico-musical de una de las
grandes canciones históricas de Sheryl. Un lección de rock and roll de gratis para todos ustedes, mis queridos seguidores. Hablo de There goes the neighborhood, que en una traducción literal sería Ahí va el vecindario, aunque a mí casi me
gusta más Ahí va la peña, o Ahí va el personal. Esta canción, que se
utilizó para la banda sonora de la serie de televisión One tree hill, tiene su historia. Sheryl vivía por entonces en un apartamento en una de las zonas de marcha de Los Ángeles, y cada noche se montaba un escándalo considerable en la calle, bajo su ventana, en un barrio al que toda la gente joven venía al lío, a ver lo que pillaba. Algo así como las calles Almansa y Topete de Madrid (que se lo pregunten a mi amigo Mariano). Y Sheryl escribió una canción inspirándose en ese mogollón nocturno cotidiano. He buscado un archivo de Youtube en el que la
canción suena tal como lo hacía en One tree hill, sobre una imagen fija de los actores de la serie. Para que no se distraigan con las imágenes. Suban el volumen al máximo, pónganla a sonar y van siguiendo lo que yo les explico abajo.
Arranca la canción con unos segundos de bullicio callejero, en donde se escucha a los músicos hablar entre ellos y probar
algunas notas. En medio de ese caos, sin avisar, irrumpe majestuosa una base rítmica poderosa,
imparable, brutal (batería y percusión). Este fondo sonoro prepara la entrada de Sheryl, un
par de compases más tarde, arropada por una guitarra totalmente stone, que
podría firmar el mismísimo Keith Richards. Aquí la letra de la primera estrofa
(Sheryl escribe la letra de todas sus composiciones), con una de mis traducciones
más o menos libres.
Hey let's party ¡Ea! Vámonos de juerga
Let's get down Vamos abajo
Let's turn the radio on Pongamos la radio
This is the meltdown Esto es la debacle
Get out the camera Saca la cámara
Take a picture Toma una foto
The drag queens and the freaks Las drag queens y los frikis
Are all out on the town Están todos fuera en la ciudad
And cowboy Jane's in bed Y el cowboy de Jane, en la cama
Nursing a swollen head Cuidando una resaca importante
Let's get down Vamos abajo
Let's turn the radio on Pongamos la radio
This is the meltdown Esto es la debacle
Get out the camera Saca la cámara
Take a picture Toma una foto
The drag queens and the freaks Las drag queens y los frikis
Are all out on the town Están todos fuera en la ciudad
And cowboy Jane's in bed Y el cowboy de Jane, en la cama
Nursing a swollen head Cuidando una resaca importante
Entonces entra el estribillo:
brillante, sostenido, hipnótico, apoyado ya por el bajo, los coros y la banda
al completo, que dice:
Sunshine Sally and Peter Ustinov A Sunshine Sally y Peter Ustinov
Don't like the scene any how No les gusta la escena para nada
I dropped acid on a Saturday night Dejé el ácido este sábado noche
Just to see what the fuss was about Para ver de qué iba ese mogollón
Now there goes the neighborhood Y ahora: ahí va el vecindario
¡Alto! ¡Alto! Vuelvan arriba y denle un momentito a
pausa para hacer una pequeña digresión. Lo que hemos escuchado de la letra, no sé a ustedes, pero a mí
me va pareciendo cojonudo. Comprendo que pueda haber gente a la que no le guste,
pero a mí me parece que la prosa de Sheryl es poética, irónica, muy suelta y de
innegables influencias dylanianas. Les guste o no, estaremos todos de acuerdo
en una cosa: esta no es la letra que se podría esperar de una rubia muy guapa que
viene del country. Me refiero a todo ese rollo del amor, el desamor, el
abandono, etc. No tengo ni puta idea de quiénes son Sunshine Sally y Peter
Ustinov. Pero no es difícil imaginar que se trata de los
motes que Sheryl les ha puesto a los típicos vecinos coñazo que
se quejan todo el rato del ruido de la calle, en plan Javier Marías (él, indudablemente, con una barba negra cerrada). Tampoco sé quién es Jane, pero no me cuesta mucho pensar en una chica fogosa al otro lado de la pared, que deja a sus amantes agotados y con resaca. Bueno, ahora por favor vuelvan arriba y pongan la canción desde el principio, y así vamos repasando conceptos. El estribillo ha
sonado una sola vez y, ya sin transición, da pie a la segunda estrofa:
The photo chick made to look sickly La chica de la foto,
arreglada para parecer
enferma
Is standing in her panties in the shower Está en pantys en la ducha
She plays the guitar in the bathroom Ella toca la guitarra en el baño
While the police dust her mother's plastic flowers Mientras la poli le quita el polvo a las flores
de plástico de su madre
enferma
Is standing in her panties in the shower Está en pantys en la ducha
She plays the guitar in the bathroom Ella toca la guitarra en el baño
While the police dust her mother's plastic flowers Mientras la poli le quita el polvo a las flores
de plástico de su madre
And Schoolboy John's in jail Y el chico
de John está en la carcel
Making a killing through the U.S. mail Organizando un asesinato por correo
Making a killing through the U.S. mail Organizando un asesinato por correo
Bien, aquí entra por segunda vez el estribillo, con la banda a todo
trapo, un estribillo que ahora se duplica y se alarga, reforzado por un saxo de
prestigio, al más puro estilo Stones, que le da a la canción un empaque ya
definitivamente rollingstoniano (Keith
Richards es un gran amigo de Sheryl, algo en lo que imagino que incide su faceta de viejo verde, aunque no me cabe duda de que la respeta mucho como rockera).
En un momento dado, la canción se da un pequeño respiro. Son dos compases de
descanso sostenidos por el bajo y la segunda guitarra. Pero enseguida irrumpe de
nuevo la guitarra stone, que esta vez
se adelanta, para poner en suerte a Sheryl ante su tercera estrofa:
This is the movie of the screenplay Esta es
la película del guión
Of the book about a girl who meets a junkie. Del libro de una chica que encuentra a un yonky
The messenger gets shot down Al mensajero lo han matado a tiros
Just for carrying the message to a flunkie Sólo por llevarle el mensaje a un flunkie (ratero)
We can't be certain who the villans are No podemos saber quién es el malo
Of the book about a girl who meets a junkie. Del libro de una chica que encuentra a un yonky
The messenger gets shot down Al mensajero lo han matado a tiros
Just for carrying the message to a flunkie Sólo por llevarle el mensaje a un flunkie (ratero)
We can't be certain who the villans are No podemos saber quién es el malo
'cuz everyone's so pretty Porque todos son tan guapos…
But the afterparty's sure to be a wing-ding Pero el afterparty,
seguro que es otro mogollon
As it moves into your city que
se va hacia tu ciudad
Y vuelta al estribillo con Sunshine Sally, Peter Ustinov y toda la
peña en marcha, en medio de la noche urbana. La tercera toma del estribillo se
estira debidamente, pero Sheryl aún nos tiene reservada una sorpresa final, bastante
habitual en sus canciones. Cuando la banda al completo alcanza un clímax, todo el mundo para de tocar, excepto el saxo, que se niega a pararse y se queda solo en la noche. Un saxo arrebatado y expresivo, que abandona las resonancias stonianas para
acercarse a registros más cercanos al mundo de Springsteen, que poquito a poco se va alejando, arropado por la sección rítmica, en pos de ese
vecindario que se marcha caminando rítmicamente por las calles del centro, a la luz de las farolas y los neones, en busca de algún
afterparty divertido hasta la madrugada.
En fin, ahora no me digan que no entienden de rock. Veamos: si en este momento viniera alguien a tomarles la lección y les preguntara por la diferencia entre rock y pop, ¿sabrían qué contestar? Tal vez conviene reforzar algunos conceptos. Pop es lo que hace Madonna. Un personaje que sale en el Hola y en las telebasuras correspondientes. Que tiene un ejército de colaboradores a su alrededor que le componen las canciones, que le hacen los arreglos, que le montan una banda con músicos de estudio (soldados de fortuna de la música), para que ella se aprenda la letra, salga al escenario y se limite a cantar y a contorsionarse (en ocasiones hasta con playback). Para mí eso no es arte, sino entretenimiento. Eso tiene tanto que ver con el arte como las pizzas de Casa Tarradellas con un buen cocido. ¿Y el rock qué es? Pues el rock es enfrentarse a un folio en blanco y sacar de él una letra como la que hemos traducido. Y hacer lo mismo con un pentagrama virgen. Y componer unos arreglos que refuercen la melodía y la adapten a tu banda. Y grabarla y sacarla al mercado. Y, a continuación, subir a un escenario y desgañitarte cantándola, con tu banda a todo volumen, ante un auditorio que corea el estribillo porque lleva días tarareándola en la ducha
Todo eso es lo que hace Sheryl Crow y lo hace de forma brillante. Realmente es ella la que nos da una verdadera y genuina lección de rock and roll. Por este tema, Sheryl se llevó en el año 1999 el Grammy a la mejor interpretación vocal femenina. Y, como es natural, tuvo que salir a cantarla en la Gala de entrega de premios. Lo hizo con su banda, sin adornos, sin saxo, tocando ella misma el bajo y acompañada por dos guitarras, teclado y batería. Y sin embargo, en mi opinión, esta versión es mejor que la de estudio. Porque esta mujer es un animal de escenario. Al final le dedica la canción a su pareja de entonces, el actor Owen Wilson. Pónganse esta vez la pantalla grande y disfrútenla. Y que pasen un buen fin de semana y de verano, a la altura de sus merecimientos.
Todo eso es lo que hace Sheryl Crow y lo hace de forma brillante. Realmente es ella la que nos da una verdadera y genuina lección de rock and roll. Por este tema, Sheryl se llevó en el año 1999 el Grammy a la mejor interpretación vocal femenina. Y, como es natural, tuvo que salir a cantarla en la Gala de entrega de premios. Lo hizo con su banda, sin adornos, sin saxo, tocando ella misma el bajo y acompañada por dos guitarras, teclado y batería. Y sin embargo, en mi opinión, esta versión es mejor que la de estudio. Porque esta mujer es un animal de escenario. Al final le dedica la canción a su pareja de entonces, el actor Owen Wilson. Pónganse esta vez la pantalla grande y disfrútenla. Y que pasen un buen fin de semana y de verano, a la altura de sus merecimientos.
Me encantan tus explicaciones y me parece genial eso de Sunshine Sally y Peter Ustinov, realmente no imaginaba que Sheryl fuera tan buena, para mí no era algo diferente a Madonna o Britney Spears. Ahora lo voy captando y no, no pienso comprarme ningún disco de Sheryl, ni averiguar más cosas sobre ella, porque lo que quiero es que me lo cuentes tú. Bueno, ya he pillado cosas suyas en Spotify y estoy contigo: es mucho mejor verla en directo y con imagen. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, amigo. En efecto, estoy preparando un texto más amplio sobre el personaje Sheryl (aunque no me olvido de Bruce Springsteen). Spotify es algo que tengo pendiente de probar y nunca encuentro el momento. Un abrazo.
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