Bueno, ya saben que, dentro de
esta autoficción en la que me transmuto de autor del blog a personaje central
de muchos de mis posts, he terminado por crear un personaje de mí mismo, que no
es exactamente lo que yo soy, sino la forma en que me proyecto, o lo que aspiro
a ser, o lo que me gustaría ser y no he sido, vaya por Dios. Esa
tergiversación fundacional está en el origen de mi perfil
de blogger, que escribí antes de mi Post #1, y que no he vuelto a tocar, aunque
he estado a un tris de hacerlo varias veces. Allí me defino como escritor
novel, corredor veterano, viajero recalcitrante, vividor irredento y
funcionario menguante.
Tal vez por una mezcla de pudor y
coquetería, no menciono nada de mi formación profesional, como arquitecto, ni
de mi especialización como urbanista. Sin embargo, en este blog se han escrito
muchos textos sobre urbanismo, una materia que me apasiona y sobre la que creo
tener opiniones bien fundamentadas. Por eso la etiqueta Urbanismo que ven aquí a la derecha es de cierto tamaño, aunque
está claro que hablo más de rock, de mí mismo (About me) y de la actualidad cotidiana del mundo, temática que
agrupé bajo la denominación La Situación,
por entender que los temas tratados, al poco tiempo dejan de estar de
actualidad. Pero, ¿qué pasa con la arquitectura? Pues que ni me interesa demasiado
ni creo tener una opinión docta que merezca su inclusión en el blog.
Sin embargo, hoy voy a hablarles
de arquitectura y he rastreado mis textos anteriores en busca de posts que
justificaran crear una nueva etiqueta. He encontrado cuatro. En uno se habla de
la figura de Charles Rennie McKintosh y de una de sus obras más emblemáticas: The House of an Art Lover, la casa de un
amante del arte. Un segundo cuenta mi excursión por los nuevos desarrollos de
Ámsterdam, con multitud de fotos de edificios. El tercero habla de
la Casa Rietveld, de Utrecht, construida según los principios del movimiento De
Stijl. Por último, hay un post dedicado al edificio Market Place, de Rotterdam,
obra del grupo MVRDV. Hoy, en vísperas del día de los enamorados, les voy a
hablar de un edificio singular: la Casa del Amor. Para ambientarles, les propongo una música ad hoc, la monumental A Love Supreme, con la que John Coltrane revolucionó el mundo del jazz. Pueden dejársela de fondo y seguir leyendo.
La Casa del Amor es uno de los referentes
de la innovación arquitectónica en Madrid, cuyos planos y fotografías han
aparecido en todas las revistas de arquitectura. Está situada en una parcela de
una hectárea en la lujosa urbanización La Moraleja. Su autor es el arquitecto
madrileño Carlos Arroyo, al que el cliente le encargó una casa sólo para dos
personas muy enamoradas, un auténtico nido de amor, que dicho cliente
concibió como regalo de bodas para su adorada novia. La casa se terminó en 2004
y se da la paradoja de que no fue nunca usada, porque su dueño, vivía ya por
entonces fuera de Madrid con su flamante esposa. Pero ya les he dicho que no
soy un articulista experto en este tema, por lo que lo mejor es que dejemos
paso a los especialistas. Les ruego que lean la reseña y vean las imágenes de
esta obra singular, que pueden consultar AQUÍ.
Realmente una maravilla. Hay que
destacar la figura del arquitecto, un profesional de mucho prestigio en el
gremio, y cómo consiguió plasmar en unas formas el programa y las
características que quería el cliente. Pero aquí el que es un verdadero
monstruo es el cliente en cuestión. No abundan en el mundo actual este tipo de clientes de la
arquitectura, un verdadero chollo para los de la profesión. Hace falta ser un
tipo muy exquisito, un auténtico dandy, para imaginar semejante regalo de
bodas. ¿Saben ustedes de quién estamos hablando? Se lo revelaré. El tipo se
llama Clarence Clyde Seedorf y es el actual entrenador del Deportivo de la
Coruña, ex jugador del Real Madrid y otros equipos de primer rango. Ya sé que
no se lo creen, pero en este blog las cosas más increíbles son ciertas. Seedorf
encargó esa casa en 2002 y la recibió en 2004, más de cuatro años después de
abandonar el Real Madrid en el mercado de invierno de la temporada 1999/2000,
con dirección a Milán. Aquí una foto actual de Clarence, flamante entrenador del Dépor.
Ya que estamos con el personaje,
AQUÍ
pueden consultar lo que decía El País sobre las razones por las que el
futbolista decidió abandonar el Real Madrid, con sólo 23 años. En el artículo se
cuenta su origen, descendiente de esclavos, nacido en Paramaribo, Guyana
holandesa, un lugar donde es práctica común el vudú. También se revelan algunos
detalles sobre su personalidad, carácter dominante y humor variable, que hacía
que sus compañeros dijeran: hay que pasársela al negro, que, si no, se cabrea
(por cierto un comentario que hoy, con la tontuna imperante, ningún periodista recogería en su reportaje). En Madrid, Seedorf era un hombre muy joven. Pero he de contarles que en Milán se matriculó en una prestigiosa Escuela de Negocios, donde consiguió graduarse. En el Milan, los compañeros le llamaban el profesor. Hoy Clarence es un tipo elegante, culto, sereno y con una fortuna considerable que, atención: habla con fluidez seis idiomas: holandés, inglés, español, portugués e italiano, además del idioma de Surinam. En su país natal es todo un símbolo; está muy vinculado a su tierra, la visita con frecuencia, está al frente de numerosas iniciativas solidarias y hasta ha financiado el Estadio Clarence Seedorf de Paramaribo.
Por cerrar el tema de la casa, Seedorf
no la llegó a estrenar y, años después la puso en venta. La firma que se
encargó de venderla tuvo muchas dificultades, no es fácil encontrar un
comprador para un inmueble tan singular. Pero finalmente, la pudo colocar por tres
millones. Sucedió en 2015 y la prensa económica dio cuenta de la buena nueva,
como pueden verificar AQUÍ,
y de paso comprueban que lo que les estoy contando es verdad. No sé si han reparado en ello, pero el autor de este artículo se llama significativamente Jorge Salido.
Seedorf es un hombre apuesto (las
chicas de La Coruña están revolucionadas por su llegada) y siempre se le ha
tenido por un tipo con gancho para el sexo contrario, al que se le han atribuido
toda clase de romances y aventuras. Pero lo cierto es que su vida privada no
tiene nada de escabroso. Como cualquier tipo fuerte y guapo de veintypocos,
seguramente tuvo muchas historias amorosas. Hasta que conoció a su mujer,
Luviana, una guapísima brasileña que ejercía como bailarina de samba y era tan
buena en su desempeño que hacía giras internacionales. Seedorf la conoció en Italia, en una de sus giras. El flechazo fue instantáneo y
hasta ahora. Tienen cuatro hijos, tres chicas: Jaysyley, Darjaene y Jusy, y el
pequeño Denzel. A pesar de que he buceado en las páginas de cotilleos, parece
que a Clarence no se le ha podido probar
una sola infidelidad. Aquí la feliz pareja y la familia al completo.
¿Qué hace este hombre en el
Deportivo? Bueno, ha sido una sorpresa para todos. Pero, bien pensado, hay una
razón. El Dépor es, como les dije, el peor equipo de Primera División y el
primer candidato al descenso, opinión de la que no he variado un milímetro
desde que la escribí hace unos cuantos posts. Al presidente ya no le quedan
muchos recursos que emplear. Los jugadores siguen siendo los mismos. Pero esto
no es una cosa racional, sino de orden mágico. Dado que las rogativas a San
Benitiño de Lérez no parecen suficientes, se recurre a traer a un tipo que algo
ha de conservar del vudú que vivió de niño. En paralelo, un dandy como él conecta con la raíz profunda de la esencia del coruñés, que ya les he dicho que
somos unos tipos bastante exquisitos.
Clarence no se ha traído a su
familia, que tiene su vida hecha en Brasil, una medida prudente, porque en Coruña
puede durar un par de telediarios, vista la inestabilidad del club. Imagino que
está viviendo en un hotel. Pero no duden que va a ser feliz allí, que se va a
poner bien de marisco y de caldo gallego, que va a ser un personaje muy querido
por la gente y que dentro de dos días está diciendo arre carallo, con su voz
profunda de resonancias caribeñas.
En cuanto a ustedes, no me sean
pánfilos y no se crean nada de lo que les cuento: prometí no hablar más del
Dépor y ya han visto cómo cumplo mis promesas. Les he engañado también con eso
de que me interesaba la arquitectura y he acabado hablándoles de fútbol y de
cotilleos. Les llevo a donde yo quiero, como el flautista de Hamelín. Y hoy, víspera de San Valentín, quiero que se centren en el amor: el concepto clave. Sean felices y déjense
querer. Lo demás es ruido.
Por Coruña circula una tercera explicación. Dado que el problema estriba en la falta de huevos de la plantilla, se pensó en traer a alguien bien dotado, como los bomberos coruñeses. El tamaño sí importa en estas cosas. Se intentó traer primero a Makelele, que parece ser el campeón en ese terreno, pero falló y entonces recurrieron a Seedorf.
ResponderEliminarUn abrazo, querido paisano.
Qué bien, cuántos comentarios. Es usted un poco bruto, pero tiene gracia. Makelele no creo que tenga el título de entrenador. En otros terrenos sus títulos eran legendarios.
EliminarTío, escribiste una cosa buenísima sobre Brunelleschi. Yo visité Florencia hace un mes y llevaba impreso tu texto ¿Eso no es arquitectura?
ResponderEliminarYa está añadido a la etiqueta. Gracias por avisarme.
EliminarEl pequeño Denzel es una monada.
ResponderEliminarCon semejantes progenitores no podía ser de otra manera.
Eliminar¿Tres millones? Por una parcela de 1 Ha. en La Moraleja, con chalé exquisito a estrenar, una ganga. Regalado. Yo creo que lo ha malvendido.
ResponderEliminarUn chollo. Pero, si espera más para venderlo, el precio habría bajado todavía más.
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