Sirva este texto de DUO, Declaración
Unilateral de Optimismo (que no de oligofrenia). Declaro solemnemente que no voy a ceder a la tentación
de entristecerme y deprimirme, por que una panda de cabrones, seguida de una multitud de abducidos, a los que se
lleva denunciando desde este foro más de cinco años, hayan decidido prolongar
su delirio proclamando la República Bananera de Cataluña. Así que tengan por
seguro que en este blog vamos a seguir decojonándonos de risa y felices. Sí
señor, ahora mismo soy una persona feliz. ¿Por qué? Pues, entre otras cosas,
porque tengo la suerte de no vivir en Cataluña y puedo salir a la calle a darme
un paseo sin que me ensordezca la turba identitaria. Porque puedo ir a un bar a
tomarme un vermú seco en vaso de chupito, por cierto, a ser posible, de la
marca Iris, la que se fabrica en Reus (no esperarán que me tome la
molestia de averiguar si lo que consumo se fabrica en Cataluña o no y mucho menos
vetarlo).
Mucha gente está por aquí
desolada, entre ellos algunos de mis lectores habituales. Yo también. ¿Cómo
habría de estar, después de que el Deportivo de La Coruña estrenara ayer
entrenador y debutara perdiendo en casa 1-4 con el Las Palmas? ¡Virgen
Santísima, qué disgusto! Ser del Depor, a día de hoy es para sufrir. A pesar de
eso, ayer fue un día gozoso para mí. Rememorando los tiempos en que me sentía importante,
me levanté, me puse una chaqueta y estrené una corbata azul de rayas inclinadas
y pequeños escudos heráldicos bordados, bastante discreta, que me regaló alguna
delegación extranjera que ya no recuerdo. Daba gloria verme. De punta en
blanco, caminé hasta Cibeles, me acredité y subí a la sala que había reservado,
para probar mi presentación y comprobar que todo funcionaba correctamente.
Luego bajé a la puerta a esperar a mis invitados.
Se trataba de un grupo francés,
de la organización Union des Architects-92, con sede en Paris. Eran unos
veinte, todos arquitectos y llegaron expectantes. Pasaron el control de
seguridad, y llegaron al mostrador, en donde les esperaban con una lista que yo les había
facilitado, con los nombres y DNI de cada uno (ahora tengo que ocuparme de todos
los aspectos logísticos). La funcionaria al cargo del control (para quien soy
como alguien de la familia) puso cuidadosamente un asterisco a la izquierda de
cada nombre, a medida que iban entrando. Tomaron asiento y comencé mi
presentación. La cosa salió perfecta, les hablé 45 minutos en francés y luego
tuvimos otros 15 de preguntas. Me sentí bien entre ellos, noté que les interesaba mi relato y que no perdían ripio. La mayoría eran algo
más jóvenes que yo, pero no demasiado. Rieron incluso algunos chistes que
intercalé de forma improvisada, especialmente uno sobre lo que está pasando en
Cataluña.
A la salida, me despedí de ellos
y me hicieron entrega de una botella de Château de Seguin 2015, un burdeos de
primera. Y me subí en un coche oficial que me llevó a la carrera a las
instalaciones del IFEMA, al lado de mi oficina. Allí ha estado abierta durante
cuatro días la feria TRAFIC, que hoy se ha clausurado y con cuya organización
he colaborado como representante del Ayuntamiento. Esa tarea ha incluido ocuparme de
que les suministraran unos bancos y farolas municipales para adornar el stand del Ayuntamiento,
buscar fotos de operaciones urbanas con la suficiente definición como para
producir unos foams con los que
decorar el pabellón, hacer una selección de vídeos de los que el Ayuntamiento
publica en Facebook para montar con ellos un bucle que se proyectara en una
pantalla led de forma continua, recopilar folletos municipales de diversas
unidades y conseguir a dos personas dispuestas a estar en el stand atendiendo a
los visitantes. Desde aquí mi agradecimiento a África y Maribel, que se
ocuparon de esta última tarea con una profesionalidad intachable.
Pero además de todo eso, había
que organizar una jornada que tendría lugar ayer. La confección del cartel de
esta jornada, no puedo atribuírmela, porque se ocuparon de ello mis jefes, pero
sí el fichaje de mi amigo Mauricio Faciolince, que fue el ponente estrella y
que dejó a todo el mundo patidifuso con su presentación sobre Medellín, que
abrió la jornada. A continuación intervinieron dos personas de las empresas OHL
(que participó en la construcción de la red de tranvías de Medellín) e INDRA,
que se ocupa de la gestión integrada de la movilidad en dicha ciudad
colombiana. Tras el break-coffee, hubo un par de intervenciones más para
explicar el Plan A de Calidad del Aire de Madrid y la gestión de la EMT, la
empresa que controla el transporte público de la ciudad: autobuses, bicicletas
y aparcamientos. Por último, hubo una mesa redonda entre todos los
participantes.
La jornada salió también redonda
y, tras comer algo apresuradamente, me fui a mi oficina y me incorporé al grupo
que estaba terminando de cumplimentar los cuestionarios de las cuatro parcelas
que vamos a presentar al programa Reinventing
Cities. Estuve allí hasta cerca de las 5. Hoy hemos rematado el trabajo y,
en torno a las 16.30 he escrito a la directora del proyecto para remitirle la última versión de estos cuestionarios, que formalizan la participación de Madrid en dicho
programa. Ya les contaré otro día en que consiste este interesante asunto.
Únicamente les recordaré que la implicación de Madrid en Reinventing Cities
parte de mi encuentro en Portland con Hélène Chartier, directora e impulsora
del proyecto. Hélène vino a Madrid el lunes por la noche y nos pasamos el
martes entero visitando las cuatro localizaciones, en compañía del equipo
técnico que las ha seleccionado. En cada lugar nos esperaban los técnicos de
las Juntas respectivas, muy interesados en esta iniciativa. Al final, llevé a
Hélène al aeropuerto.
No se extrañaran de que escriba
tan poco en el blog. No tengo tiempo. Ayer, a las 5, cuando salí del curre no
me fui a casa, sino que me desplacé hasta la librería Rafael Alberti para
asistir a la presentación del último libro de Mircea Cartarescu, el mejor
escritor rumano vivo, que se llama Solenoide.
También dejo para otro día el análisis de mi encuentro con este escritor que,
por cierto, dijo que en España se encontraba como en familia; que siempre era
bien recibido cuando presentaba sus libros en Madrid y en Barcelona, pero que
esta vez sólo venía a Madrid por los motivos que todos conocíamos. A la salida,
eran en torno a las nueve de la noche. Necesitaba relajarme después de un día
tan intenso. Así que eché a andar por las calles de mi querido Madrid. Hacía
una noche preciosa. Caminé por Princesa y Gran Vía, en medio de la multitud
pacífica que se dirigía a sus casas tras un largo día de trabajo.
Hice una parada en el FNAC de
Callao, para comprarme un libro y otra en Casa Labra, junto al Corte Inglés,
para tomarme una caña y una tajada de bacalao rebozado, de las que llaman en
otros lugares soldaditos de Pavía. En fin, no tengo tiempo ni margen mental
para escribir en el blog, como para preocuparme por los catalonios. Como ya he
dicho, me tranquiliza el hecho de que estemos en la Unión Europea. En caso
contrario ya habrían empezado las hostias. No tengo mucho más que añadir a lo
que llevo cinco años proclamando. Cataluña es hoy el reino de la posverdad, en
donde lo blanco es negro. El ya expresident Puigdemont y sus secuaces son los
demócratas atropellados; los que no están por la labor son los botiflers, los
españoles somos los que les oprimen, yo, sin ir más lejos, soy un nacionalista
español (hay que joderse). Y, en el colmo del delirio, sus pancartas dicen help Catalonia/save Europe. El mundo al
revés. Europa no puede tolerar esta historia, porque va contra sus principios
fundacionales, porque la Unión se creó precisamente para evitar este virus y
porque autorizar la secesión sería el final de esta Europa que tanto queremos.
Veremos si el señor Rajoy no es
tan torpe como lo ha sido otras veces. Ese es nuestro problema principal, la
mala calidad de nuestros políticos. Pedro Sánchez está missing (hasta tuvo que salir Borrell a dar la cara por él). Y el
amigo Pablo cada día demuestra ser más humano (por aquello de errare humanum est). No para de
equivocarse. Fue suficiente con que Roures le invitara a cenar a su casa con
Oriol Junqueras para que se despistara y perdiera el norte. Y qué decir de Alberto Garzón, el increíble
hombre menguante, que el otro día recuperó repentinamente el habla para
proclamar su convencimiento de no se llegaría a declarar la independencia.
Desde mi ignorancia, creo que lo que hay que hacer no es tan difícil. Basta mantener
indefinidamente en el trullo a los Jordis (la justicia es lo lenta que todos
sabemos). Y echarle el guante cuanto antes a Forcadell. Ya se cansarán de la
revuelta callejera continua.
El mundo real sigue su marcha
fuera de Cataluña y el suflé ya bajará cuando vean que sólo les reconoce
Maduro. El lío va a seguir hasta que haya unas elecciones legales. Rajoy las ha fijado para diciembre. Comprendo que esta es una situación de excepcionalidad que no debe estirarse más de lo necesario. Pero, si por mí fuera, cuanto más tarde, mejor. Cuanto más duren las revueltas y el ruido, antes se empezará a hartar el honrado pueblo. Y por favor: si van a
detener a alguno de estos facinerosos, deténganlo. No se pongan a dar porrazos
a los de alrededor, bajo las cámaras de todos los móviles del mundo, para después dejarle
irse de rositas. Eso es, palo arriba, palo abajo, lo que se hizo en el infausto
1-O. Mientras tanto, yo aquí tranquilo, viviendo en una ciudad maravillosa. Ayer
vino mi hijo el que está en Lille y hoy me voy a cenar con los dos. Sean
felices.
Paz para los hombres de buena voluntad
ResponderEliminarVeremos a ver si hay paz. Ojalá.
EliminarMuy agudo el "post" de hoy. De Catatonia mejor no hablar, el catetismo acaba por cagarla siempre. En otro orden de cosas se rumorea que el Barça va a cambiar su sede a Madrid, no sea que...
ResponderEliminarY de fútbol peor. Imagínese usted como estará un servidor, que es accionista del Dépor y socio del Atleti.
Salud amigo Emilio, siga con sus chupitos de vermú. Un abrazo.
Y la crema catalana ha cambiado la domiciliación de su patente a Aragón. Ahora se llamará flanico bien cuajao con azúcar tostao en lo alto.
EliminarBueno, el Dépor ya nos dio ayer una alegría. Sólo necesitábamos echar a Pepemel, el peor entrenador de toda nuestra historia, el Evaldo del banquillo.
Un abrazo, amigo.